REDENTORISTAS (Congregación del Santísimo Redentor) 1


Esta Congregación (CSSR) fue fundada en 1732, por S. Alfonso María de Ligorio (v.), en Scala, pueblecito del Reino de Nápoles y en un momento histórico de crisis, en que el bisecular virreinato español estaba dejando el paso a la consolidación autónoma de los Borbones napolitanos. La CSSR cuenta en la actualidad con cerca de 7.000 miembros, distribuidos por todo el mundo.
      1. Evolución histórica. a. Periodo italiano (1732-84). La fundación de la CSSR se realiza en un primer periodo que podríamos llamar italiano. Intervienen en ella tres personajes decisivos, que se complementan entre sí: la Venerable Celeste Crostarosa, el obispo Tomás Falcoia y S. Alfonso María de Ligorio.
      La Madre Celeste Crostarosa, religiosa contemplativa de Scala, en un monasterio fundado por Falcoia, aporta a la CSSR el elemento que podríamos llamar místico. Vive profundamente el misterio de Cristo y siente, en el silencio de la vida contemplativa, un llamamiento irresistible a entregarse por completo a Cristo, imitando plenamente al Verbo Encarnado. Según una antigua tradición, la Venerable Crostarosa y otros muchos testigos, entre los que se encontraban Falcoia y S. Alfonso, habrían visto en diferentes ocasiones, en la custodia del monasterio de Scala, el escudo de la futura Congregación Redentorista. En el confesonario y en el locutorio del monasterio, la Madre Crostarosa tuvo largas conversaciones con S. Alfonso, a quien supo transmitir su mística cristocéntrica y la fe en la fundación.
      El Venerable Tomás Falcoia, obispo de Castellamare y antiguo Padre General de los Oratorianos, aporta, como Padre y Director de S. Alfonso y de su primer equipo misionero, lo que podríamos llamar experiencia comunitaria, que, después de un lento proceso de maduración canónica, haría que lo que en un primer momento fue simplemente un grupo de sacerdotes seculares se convirtiera en una verdadera comunidad religiosa. Falcoia confiesa que en Roma, junto al Tíber, había sentido una especie de iluminación, que le hizo vislumbrar la fundación de un nuevo Instituto Misionero al servicio de la Iglesia. En diversas ocasiones trató de ponerlo en marcha, sobre todo en Tarento el año 1720. Pero el proyecto no pudo realizarse sino el 1732, en Scala, con la colaboración de la Crostarosa y S. Alfonso.
      Finalmente S. Alfonso María de Ligorio, joven sacerdote napolitano, de noble familia hispano-napolitana, y brillante doctor en leyes antes de ordenarse sacerdote, aporta a la CSSR su dinámica vocación misionera. Conoce a Falcoia en la residencia sacerdotal de los «Chinos» de Nápoles y a través de él a la Crostarosa en Scala. Se entusiasma con la idea de pasar la vida como Cristo evangelizando a los pobres e integra en una realidad orgánica y coherente los tres elementos de la fundación: la mística, la experiencia comunitaria y la vocación misionera. Es él quien finalmente pone en marcha la CSSR.
      El Instituto Histórico de la CSSR ha publicado en 1968 (Spicilegium Historicum CSSR) los textos relativos a la elaboración de las Constituciones, desde los orígenes de la fundación hasta la aprobación pontificia en 1749.
      Durante este primer periodo italiano la CSSR se extiende en el Reino de Nápoles y en los Estados Pontificios. El más importante de los méritos de este periodo es su carácter fundacional y el aporte decisivo que S. Alfonso da a la CSSR. Pocos fundadores han tenido una personalidad tan rica y compleja como S. Alfonso: santo, obispo, misionero y doctor de la Iglesia. Sin embargo, la CSSR tropieza en este periodo italiano con grandes dificultades. En primer lugar, el absolutismo regalista del gobierno napolitano (v. REGALISMO), que no acepta las fundaciones en los Estados Pontificios y quiere intervenir en los asuntos internos de la CSSR mediante el Regolamento, lo que da lugar a una verdadera escisión entre r. napolitanos y pontificios. Por otra parte buen número de los primeros compañeros de S. Alfonso dan muestras de inconstancia vocacional, como se descubre en las cartas circulares de S. Alfonso, en las que el Santo no se presenta por cierto como el hombre afectuoso y cordial del resto de su epistolario. Hay que destacar entre los compañeros italianos de S. Alfonso, entre otros, al hermano coadjutor S. Gerardo Mayela, santo muy popular en algunas regiones del mundo.
      b. Periodo centroeuropeo (1784-1854). Este segundo periodo se caracteriza por la extensión de la CSSR en la Europa Central, al margen de los r. napolitanos, que quedan encerrados, por causa del absolutismo regalista, en un rincón del mundo y de la Iglesia. Al frente de los r. transalpinos aparece un Vicario General, con una autonomía casi absoluta en relación a los Generales napolitanos. Este periodo dura hasta el nombramiento en 1854 del primer General, no italiano, establecido en Roma, el P. Nicolás Mauron. El periodo centroeuropeo puede dividirse en dos subperiodos, uno de predominio lingüístico alemán y otro francés.
      Subperiodo alemán (1784-1820). El periodo centroeuropeo se abre con la entrada en la CSSR de S. Clemente María Hofbauer (v. 3). Desde el primer momento decidió consagrarse a la extensión del Instituto allende los Alpes. Un Instituto con destino universal no podía circunscribirse a un pequeño Reino, como ocurría entonces con la Congregación. «Si la Congregación no se extiende más allá del Reino de Nápoles, no llegará a ser nunca una Congregación propiamente dicha», decía S. Alfonso, a propósito de la entrada de S. Clemente en la CSSR.
      Probablemente en 1785 Hofbauer y su compañero Huebl tomaron el camino de Austria. En 1787 llegaron a Varsovia, y desde allí planearon abrirse a toda Europa Central y América. S. Clemente tropezó con no pequeñas dificultades. Contaba con un grupo de vocaciones extraordinarias, flor y nata de la juventud europea universitaria, a las que supo contagiar su entusiasmo y su generosidad. Pero el josefinismo austricao y la Revolución francesa le impidieron dar una estructura estable a la CSSR en Europa Central. Napoleón, en carta a su ministro de Asuntos Exteriores, decía que «los redentoristas son una resurrección de los jesuitas y tienen odio mortal a Francia». De todos modos Clemente dejó todo preparado para un floreciente porvenir de la CSSR. «Cuando yo haya muerto, decía, numerosas casas de la Congregación se establecerán en Austria y el Instituto se extenderá por muchos países». Fue profeta. Pocos meses después de su muerte, ocurrida el 15 mar. 1820, fue aprobada la Congregación en Austria y el 2 ese año comenzó oficialmente el Noviciado de Maria Stiegen en Viena. Aquel germen, depositado por Clemente, se desarrolló rápidamente por el mundo. De él provienen en línea recta todos los r. que hay en la Iglesia, excepto los napolitanos. S. Clemente ha sido en realidad el segundo fundador de la CSSR.
      Subperiodo francés (1820-54). A la muerte de S. Clemente, le sucedió como Vicario General transalpino el P. José Passerat. Tiene a su favor un clima político más favorable y un factor psicológico de indiscutible importancia, como es la beatificación de S. Alfonso en 1816 y la extraordinaria difusión de sus obras en Europa Central. Este periodo es de una extraordinaria actividad misionera y de consolidación en Europa, al tiempo que se echa un puente sobre América, que ofrecerá más tarde enormes posibilidades a la CSSR. Entre los grandes campeones de esta época hay que destacar al P. von Held.
      c. Periodo universal (1854...). Este periodo se caracteriza por la universalización de la CSSR. Se comienza para ello estableciendo la curia general en Roma. Por primera vez es elegido general un r. no italiano en la persona del P. Nicolás Mauron, suizo, de lengua francesa. Todos estos acontecimientos hacen posible una mayor apertura universal de la Congregación, aunque los r. napolitanos quedan separados de Roma, por motivos regalistas, hasta 1869. La Congregación se extiende rápidamente en el mundo anglosajón e iberoamericano. A principios del s. XX comienza la expansión en Asia, África, Oceanía y entre los católicos de rito oriental.
      En 1973 había en el mundo 7.540 r., de los que 5.432 eran sacerdotes. La CSSR está dividida en 36 provincias, 36 viceprovincias, 5 misiones, 791 residencias y 446 parroquias.
      2. Misión de los redentoristas en la Iglesia. Desde el primer momento la CSSR ha querido servir a la Iglesia y sobre todo a los hombres más abandonados religiosamente dentro de la Iglesia, como Institución Misionera. « «Dios me envió a evangelizar a los pobres»; este texto apareceen el cántico de entrada de la misa de S. Alfonso. La CSSR ha sido fiel hasta ahora en su exclusiva dedicación a las misiones. Y hoy esa fidelidad de la CSSR a la evangelización directa aparece como un don providencial de Dios.
      a. Misiones populares. El «evangelizar a los pobres» puede concretarse de modos distintos según las diversas circunstancias históricas. Desde un principio S. Alfonso comienza la Congregación predicando misiones populares. S. Alfonso tiene conciencia de una manera especial de misionar. En realidad hace una síntesis maravillosa de lo mejor de toda la tradición misionera. Por una parte se preocupa ante todo de los hombres más necesitados religiosamente, que en su tiempo se encontraban sobre todo en el campo. Y por otra parte se sirve de la vida devota, de la renovación y de los retiros internos en las casas de la CSSR, para hacer que las misiones no se conviertan en fuego de bengala, sino en algo decisivo, que tranquilice definitivamente las conciencias y asegure su perseverancia.
      Hasta ahora la CSSR ha sido fiel a esta tarea misionera. En la actualidad los r. ocupan generalmente la vanguardia de la renovación misional, tanto desde el punto de vista de la reflexión teológica, como de la apertura a nuevos métodos más adaptados de evangelización. En esta nueva perspectiva aparece el nuevo papel de las parroquias, que tratan de hacerse «misioneras». En un primer momento S. Alfonso prohibió a los r. aceptar parroquias, porque en su tiempo eran más bien un «beneficio» y una institución más administrativa que pastoral. S. Alfonso prefería hacer apostolado en Nápoles con las cappelle serotine del suburbio o, mejor todavía, predicar misiones en los riscos de las montañas de Scala, donde los campesinos vivían totalmente abandonados. Ya S. Clemente, en S. Benón de Varsovia, intuyó que la parroquia o cuasiparroquia podría convertirse en una misión continua. Fueron los r. norteamericanos los primeros en aceptar las parroquias como realidad misionera. A partir de ellas han hecho una extraordinaria labor apostólica. En la actualidad los r. tienen 466 parroquias en todo el mundo.
      b. Misiones entre infieles. Desde un primer momento S. Alfonso vive personalmente el problema de los infieles. Ordenado sacerdote en 1726, ya en 1729 deja la casa paterna y se va a vivir al Colegio de la Sagrada Familia, fundado poco antes en Nápoles por Mateo Ripa, para la formación de los sacerdotes destinados a China. Ripa asegura que hubo un momento en que S. Alfonso parecía decidido a irse a China. Esta vocación fue algo que quedó grabado profundamente en el corazón de Alfonso, hasta el punto de que en diversas ocasiones sus directores espirituales debieron tranquilizar su conciencia.
      La vocación misionera del fundador cuajó más tarde cuando la CSSR pudo traspasar las fronteras de Italia y hacerse realmente universal. S. Clemente no encontrará barreras a su dinamismo misionero. De hecho la CSSR ha llegado hasta la vanguardia de la Iglesia en los más remotos países de Asia, África y Oceanía,c. Los redentoristas y el ecumenismo. Ya en tiempo de S. Alfonso se habló de hacer una fundación en Armenia. Pero fue sobre todo S. Clemente quien abrió la CSSR al ecumenismo (v.). Mitad germánico y mitad eslavo, tuvo siempre un gran interés. por el Oriente cristiano. Discípulos de S. Clemente fueron enviados a Rusia, Rumania y Bulgaria. En Varsovia trabajó S. Clemente con ardor en la conversión de los judíos, que eran muy numerosos. Y desde Viena se dedicó intensamente a la conversión de los protestantes. Creía sinceramente que estaba llegando la hora de la anhelada unión entre protestantes y católicos. La minoría de convertidos, que se agrupaba a su alrededor, llegó a ser muy numerosa y sobre todo extraordinariamente selecta, contándose entre ellos destacadas personalidades del mundo de las letras y de la política.
      Un acontecimiento que ha contribuido decisivamente al carácter ecumenista de la CSSR ha sido la propagación del culto de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, icono oriental, pintado probablemente por un artista ortodoxo de la isla de Creta, que el Papa confió a los r. en 1866, y que éstos han dado a conocer un todo el mundo occidental.
      Nada tiene de extraño que la CSSR, con todos estos antecedentes orientalistas, sea el Instituto religioso de origen latino con más miembros orientales. Hoy hay r. de rito oriental en la URSS, en Checoslovaquia, entre los emigrantes ucranianos de Europa, USA y Canadá y en el Líbano y Siria, para la formación del clero caldeo. Entre estos r. orientales hay un metropolita y varios obispos.
      d. Teología Moral y Pastoral. La CSSR ha tenido siempre conciencia de su misión en la Iglesia por lo que se refiere a la reflexión teológico-moral y pastoral. Toda la producción teológica de S. Alfonso está impregnada de un profundo sentido apostólico. S. Clemente no fue un intelectual en el sentido estricto de la palabra, pero supo animar con su entusiasmo un fecundo equipo de escritores. Más tarde el P. Aquiles Desurmont tendrá una gran influencia entre muchos sacerdotes. A finales del siglo pasado un grupo de r. europeos divulgó la Moral de S. Alfonso por medio de una serie importante de manuales de Teología Moral. En la actualidad la CSSR está colaborando activamente en el campo de la reflexión teológica moral y pastoral. Hay que destacar los trabajos de la Academia Alfonsiana de Roma. En el primer Instituto Superior de Teología Moral que existe en el mundo y ha sido erigido bajo el patrocinio de S. Alfonso, para promover los estudios morales. Está incorporado a la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Lateranense, con derecho a conceder el doctorado en Teología Moral.
     
      V. t.: ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, SAN.
     
     

BIBL.: M. DE MEULEMEESTER, Bibliographie Générale des Écrivains Rédemptoristes, Lovaina 1933-39; R. TELLERíA, Un Instituto Misionero, Madrid 1933; M. DE MEULEMEESTER, Origines de la Congrégation du T. S. Rédempteur, Lovaina 1953; íD, Histoire Sommaire de la Congrégation du T. S. Rédempteur, Lovaina 1958; J. FAVRE, La Vénérable Marie Céleste Crostarosa, París 1931; O. GREGORIO, La Congregazione dei Sacerdoti eretta a Taranto dal P. T. Falcoia, Pagan¡ 1951; F. FERRERO, Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Proceso Histórico de una Devoción Mariana, Madrid 1966. Para una documentación de base cfr.: el Archivo General de la CSSR de Roma, el Archivo Provincial de la CSSR de Pagan¡ (Nápoles) y los Archivos Locales de la

 

A. HORTELANO ALCÁZAR.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991