NO CONFORMISTAS


Es el nombre que se dio a los protestantes que no aceptaban algunas fórmulas y ritos del anglicanismo (v.) y abogaban por una reforma religiosa más radical. Estas divergencias entre las distintas facciones del protestantismo en Inglaterra aparecen ya en 1559, cuando, al ascender Isabel I al trono, regresan los luteranos y calvinistas que habían huido a Francfort o a Ginebra en el reinado de María Tudor. Los calvinistas constituían el grupo más numeroso e influyente y por su celo reformador vinieron a ser conocidos con el apodo de Puritanos (v.). Algunos manifestaban su disconformidad con los ritos anglicanos, que consideraban demasiado papistas, tales como el uso del sobrepelliz, o de la pila bautismal, el hacer la señal de la cruz para bautizar, la veneración de crucifijos o el arrodillarse al recibir la comunión. Otros querían instaurar un sistema de gobierno eclesial presbiteriano como el que John Knox (v.) establecería en Escocia en 1560.
      Isabel I, aun siendo personalmente muy poco religiosa, al nombrar a Parker como Arzobispo de Canterbury, mostró a las claras su preferencia por un sistema episcopal y un ritual más solemne que el de los puritanos. A la ley de Supremacía se agregó la tercera Ley de Uniformidad, por la que se establecía el gobierno episcopal y la obligatoriedad de que todos los ministros de la iglesia nacional siguieron el Common Prayer Book (v.). Por motivos políticos, estas leyes no fueron siempre aplicadas con el mismo rigor, aunque ya desde 1563 existía una Comisión encabezada por el arzobispo de Canterbury para velar por la uniformidad de la fe y del culto entre el clero. En 1566, para asegurar un mínimo de decoro en la celebración de los sacramentos, se publicaron una serie de Avisos (Advertisements). Pero la abierta rebelión de un grupo de presbiterianos, encabezados por el profesor de Teología de Cambridge, Thomas CartwTight, obligaron a que Isabel y los obispos anglicanos tomaran medidas aún más rigurosas. En 1583, la Comisión Eclesiástica se convirtió en un cuerpo permanente con poderes judiciales y legislativos absolutos para asegurar un exacto cumplimiento de las leyes de Supremacía y de Uniformidad. En 1593 se promulgó otra ley por la que se condenaba a la cárcel -o al exilio en caso de reincidencia- a todos los que no asistían a la parroquia o se congregaran en grupos separados. El rigor de estas leyes hizo que se unieran en la oposición elementos del clero con tendencias puritanas, que querían abolir costumbres que consideraban idólatras y papistas, con un movimiento fundamentalmente laical calvinista, para quien la existencia misma de una iglesia nacional era algo contrario a la ley de Dios. Algunos -llamados Brownists- formaron congregaciones independientes, que fueron perseguidas igualmente por los obispos anglicanos y por los presbiterianos, y buscaron refugio en los Países Bajos, y más tarde en América. Entre ellos es famoso el grupo de los Pilgrim Fathers que zarparon desde Plymouth el 6 dic. 1620 en el Mayf1ower y se establecieron en Nueva Inglaterra. Muchos de los que abogaban por un sistema presbiteriano siguieron presionando desde dentro por el establecimiento de sus principios, pero conformándose externamente.
      Al ascender Jacobo I al trono en 1603, recibió una petición llamada Milenaria de unos 800 ministros anglicanos que querían la abolición de las «usanzas papistas» del Book of Common Prayer, pero sin pedir una reforma del sistema episcopal. La mayoría de los puritanos, sin embargo, se oponían no sólo al poder de los obispos sino también al Derecho Divino del Monarca, al que apelaban los Estuardo. Es precisamente en esta época, en tiempos del Arzobispo Laud, cuando el anglicanismo implanta costumbres más católicas y se separa totalmente de las iglesias reformadas del continente europeo. Durante el reinado de Carlos I (1625-49), se establecen dos polos político-religiosos claramente definidos: por un lado el de la monarquía y del sistema episcopal de la High Church; por otro el parlamento republicano y de orientación puritana con sus varias tendencias presbiterianas y congregacionalistas. Durante el periodo del Commonwealth (1649-60), los parlamentarios erigen un sistema eclesial presbiteriano, en el que cunde la anarquía; pero con la restauración de Carlos II, los puritanos pierden el poder y con la vuelta de los obispos a sus sedes se establece de nuevo el orden religioso. Después de un fallido intento de conciliación entre los episcopalianos y los presbiterianos, se promulga de nuevo la ley de Uniformidad y se señala la fiesta de S. Bartolomé de 1662 como fecha límite para la aceptación del Prayer Book. Es a partir de esa fecha cuando el No Conformismo se extiende entre muchos grupos religiosos, que por motivos distintos no aceptan las normas establecidas por el anglicanismo y dejan, por tanto, de pertenecer a ella. Hasta entonces sólo los puritanos congregacionalistas (v.) y algunas otras sectas como los baptistas (v.) y los cuáqueros (v.) pedían la libertad de culto, mientras que los demás puritanos querían imponer una uniformidad de religión, aunque distinta a la anglicana. Al ser perseguidos por la iglesia oficial, la gran variedad de N. C. se unen y bajo su influencia sellega políticamente a reconocer legalmente la libertad de culto con la Ley de Tolerancia. En la práctica, sin embargo, no se llegó a vivir dicha tolerancia por temor a que se extendiese a la Iglesia Romana; de ahí que se pusieran trabas a su concreción. En 1672, Carlos II intentó proclamar una Ley de Indulgencia por la que se abrogaban las leyes contra los N. C., pero fue rechazada por el Parlamento. Jacobo II, en 1687, logró dicha indulgencia tanto para los católicos como para los N. C., pero éstos prefirieron apoyar la revolución que trajo a Guillermo de Orange al trono en 1689. Poco después, al rechazarse la propuesta de los Latitudinarios (v.) de modificar el Prayer Book para satisfacer a los N. C., se proclamó una Ley de Tolerancia que permitió la existencia de éstos paralelamente a la iglesia oficial, y ésta viene a ser la situación actual.
      En el s. xvin el metodismo (v.) de los seguidores de Wesley (v.) también se separaría de la iglesia anglicana, y formaría parte de los grupos no conformistas, sirviendo de hecho para reavivar el fervor religioso de muchas de estas sectas.
     
     

BIBL.: GREEN, A Short History o1 the English People, Londres 1876; NEAL, History o1 the Protestant Non-conformists, Londres 1822.

 

RICHARD A. P. STORK.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991