MALAQUIAS, PROFECIA DE SAN
En 1595 un benedictino de Douai, Arnaldo Wion, publicaba su Lignum vitae. En él,
y atribuyéndola a S. Malaquías (v.), arzobispo de Armagh (Irlanda), incluía una
letanía de 112 divisas latinas que habrían de caracterizar a los papas, desde
Celestino I I (1143-44) hasta un llamado Pedro Romano, que sería el último de
los Pontífices de Roma. Seis años más tarde, aparecía en Venecia la traducción
italiana de G. Gianini, que conocería sucesivas reediciones (1650 y 1680). Este
relativo éxito editorial de la profecía, estaba garantizado por el ambiente
apocalíptico propio de la época. Hacía ya mucho tiempo que se atribuía un
oráculo similar al famoso Gioacchino da Fiore (m. 1202; v. FIORE, JOAQUÍN DE). Y
durante los s. XIII-XV proliferaron las profecías sobre el fin del mundo y sobre
el último papa, que tendría por divisa Pastor angelicus (106 del pseudo-Malaquías).
Parece que el s. XVI acentuó este ambiente de expectación. Además de las
profecías del abad Fiore, habían aparecido otras no menos sugestivas. En 1600 el
mismo Gianini reedita media docena de ellas, todas relativas a los papas.
En este ambiente viciado lanzó A. Wion el nuevo oráculo. No obstante su
inmediata aceptación, la supuesta profecía halló también escépticos. El primero
que discretamente sugirió alguna duda sobre su autenticidad_ fue el cisterciense
Manríquez y luego Cornel¡o a Lapide (1623). La primera refutación sistemática
aparece en 1663 debida a F. Carriére. Desde entonces los críticos se dividen:
entre los partidarios de la autenticidad están Holzhauser, Graff, Tenzelius,
Moller, Krüger, P. Petit, Cucherat y Maitre. Los impugnadores no son menos
numerosos: Carriére, Papebroeck, Ménestrier, De Bute, Pastor, Harnack, Thurston
y Vacandard.
Las divisas papales que se dan en la profecía son las siguientes (se pone
a continuación de cada una el Papa a que corresponde): «l. Ex castro Tiberis
(Celestino II). 2. Inimicus expulsus (Lucio II). 3. Ex magnitudine montis
(Eugenio III). 4. Abbas suburranus (Anastasio IV). 5. De rure albo (Adriano IV).
6. Ex tetro carcere (Víctor IV, antipapa). 7. Via transtiberina (Pascual III,
antipapa). 8. De Pannonia tuscia (Calisto III, antipapa). 9. Ex ansere custode
(Alejandro III). 10. Lux in ostio (Luciio III). Il. Sus in cribro (Urbano III).
12. Ensis Laurerrtii (Gregorio VIII). 13. De schola exiet (Clemente Il.;. 14. De
rure bovensi (Celestino III). 15. Comes signaius (Inocencio III). 16. Canonicus
ex Latere (Honorio III). 17. Avis ostiensis (Gregorio IX). 18. Leo sabinus
(Celestino IV). 19. Comes Laurentius (Inocencio IV). 20. Signum ostiense
(Alejandro IV). 2l. ferusalem Campaniae (Urbano IV). 22. Draco depresus
(Clemente IV). 23. Anguineus vir (Gregorio X). 24. Concionator gallus (Inocencio
V). 25. Bonus Comes (Adriano V). 26. Piscator tuscus (Juan XXI). 27. Rosa
composita (Nicolás III). 28. Ex telonio liliacaei Martini (Martín IV). 29. Ex
rosa leonina (Honorio IV). 30. Picus inter escas (Nicolás IV). 3l. Ex eremo
celsus (Celestino V). 32. Exundarum benedictione (Bonifacio VIII). 33.
Concionator patareus (Benedicto XI). 34. De. fascüs aquitanicis (Clemente V).
35. De sutore Osseo (Juan XXII). 36. Corbus schismaticus (Nicolás V, antipapa).
37. Frigidus abbas (Benedicto XII). 38. De rosa atrebatensi (Clemente VI). 39.
De montibus Pammachii (Inocencio VI). 40. Gallus vicecomes (Urbano V). 4l. Novus
de virgine forti (Gregorio XI). 42. De cruce apostolica (Clemente VII,
antipapa). 43. Luna cosmedina (Benedicto XIII, antipapa). 44. Schisma Barcinonum
(Clemente VIII, antipapa). 45. De inferno Praegnante (Urbano VI). 46. Cubus de
mixtione (Bonifacio IX). 47. De meliore sidere (Inocencio VII). 48. Nauta de
Ponte Nigro (Gregorio XII). 49. Flagellum solis (Alejandro V, antipapa). 50.
Cervus Sirenae (Juan XXIII, antipapa). 5l. Corona veli aurei (Martín V). 52.
Lupa caelestina (Eugenio IV). 53. Amator crucis (Félix V, antipapa). 54. De
modicitate lunae (Nicolás V). 55. Bos pascens (Calixto III). 56. De capra et
albergo (Pío II). 57. De cervo et leone (Paulo II). 58. Piscator minorita (Sixto
IV). 59. Praecursor Siciliae (Inocencio VIII). 60. Bos albanus in portu
(Alejandro VI). 6l. De parvo homine (Pío III). 62. Fructus Iovis iuvabit (Julio
II). 63. De craticula politiana (León X). 64. Leo florentinus (Adriano VI). 65.
Flos pilae aegri (Clemente VII). 66. Hyacinthus medicorum (Paulo III). 67. De
corona montana (Julio III). 68. Frumentum flaccidum (Marcelo II). 69. De fide
Petri (Paulo IV). 70. Esculapii pharmacum (Pío IV). 7l. Angelus nemorosus (S.
Pío V). 72. Medium corpus pilarum (Gregorio III). 73. Axis in medietate signi
(Sixto V). 74. De rore caeli (Urbano VII). 75. De antiquitate urbis (Gregorio
XIV). 76. Pia civitas in bello (Inocencio IX). 77. Crux Romulea (Clemente VIII).
78. Undosus vir (León XI). 79. Gens perversa (Paulo V). 80. In tribulatione
pacis (Gregorio XV). 8l. Lilium et rosa (Urbano VIII). 82. Iucunditas crucis
(Inocencio X). 83. Montium custos (Alejandro VII). 84. Sidus olorum (Clemente IX).
85. De flumine magno (Clemente X). 86. Bellua insatiabilis (Inocencio XI). 87.
Poenitentia gloriosa (Alejandro VIII). 88. Rastrum in porta (Inocencio XII). 89.
Flores circumdati (Clemente XI). 90. De bona religione (Inocencio XIII). 9l.
Miles in bello (Benedicto XIII). 92. Columna excelsa (Clemente XII). 93. Animal
rurale (Benedicto XIV). 94. Rosa umbria (Clemente XIII). 95. Ursus velox
(Clemente XIV). 96. Peregrinus apostolicus (Pío VI). 97. Aquila rapax (Pío VII).
98. Canis et coluber (León XII). 99. Vir religiosus (Pío VIII). 100. De balneis
Etruriae (Gregorio XVI). 10l. Crux de cruce (Pío IX). 102. Lumen in caelo (León
XIII). 103. Ignis ardens (S. Pío X). 104. Religio depopulata (Benedicto XV).
105. Fides intrepida (Pío XI). 106. Pastor angelicus (Pío XII). 107. Pastor et
Nauta (Juan XXIII). 108. Flos florum (Paulo VI). 109. De medietate lunae. 110.
De labore solis. 111. De gloria olivae. In persecutione extrema sacrae romance
Ecclesiae, sedebit Petrus romanus, qui pascet oves in multis tribulatíonibus,
quibus transactis, civitas septicolis diruetur, et Iudex tremendus iudicabit
populum».
Objeciones. Sobre este texto -tal y como se supone salió de la pluma de
Malaquías-, surge la pregunta: ¿es auténtico? Una cosa puede afirmarse: las 112
divisas papales son de un mismo autor. Las objeciones contra la paternidad
malaquiana de las mismas pueden reducirse a cuatro: 1) El silencio de S.
Bernardo, que escribe, en 1151, la Vita Malachiae, habiendo muerto entre sus
brazos S. Malaquías tres años antes. De S. Malaquías refiere S. Bernardo varios
hechos proféticos (Vita 39,64-65), pero ni una palabra de las profecías papales.
¿No es esto sospechoso? Máxime si se tiene en cuenta que al redactar la Vita se
habrían verificado ya las tres primeras divisas, precioso argumento para
demostrar la tesis del don profético del biografiado. 2) La profecía se conoce
por vez primera en 1595, o sea, 450 años después de su supuesta composición, en
un ambiente de misterio y en circunstancias bien concretas. Nadie, en los cuatro
siglos y medio que precedieron a su publicación, sospechó de su existencia. Ni
antes ni después de 1595 ha encontrado nadie un manuscrito que la atestigüe.
Wion, su editor, no se preocupa de indicar la fuente de procedencia: ¿a qué este
silencio? 3) Un atento examen lexicográfico nos induce a sospechar un autor
italiano, no irlandés, de la profecía. Si las notas de Ciacconius (el español
Alonso Chacón) -derivadas de Onofrio Panvinio (Epitome a la Historia de los
Papas de Platina) y que, desde su primera edición, Wion incorporó a la profecía,
esta vez indicando correctamente la fuente de origen- son válidas, a Lucio II
(1144-45) le correspondería la divisa Inimicus expulsus, divisa que es la
traducción latina del apellido italiano del Papa: Caccianemici, juego de
palabras que sugiere un autor italiano; a Alejandro III (1159-81) le
correspondería Ex ansere custode, siendo él de la familia de los Paparo (en
italiano papero=ganso); a Urbano III (1185-87) se le asigna Sus in cribro por
pertenecer a la familia Cribella (=criba); a Nicolás III (1277-80), que, según
Panvinio, era llamado por su gravedad «il composto», se le adjudica Rosa
composita; finalmente, la divisa de Pío III (1503): De parvo homine, es la
traducción del apellido papal Piccolomini (=hombre pequeño). 4) La ideología.
Varias divisas reflejan una ideología impropia de la época y de la persona de S.
Malaquías y están de lleno dentro del espíritu del Renacimiento italiano. El
hyacinthus medicorum de Paulo III (1534-49), el fructus Iovis iuvabit de julio
11 (1503-13) y el Esculapii pharmacum de Pío I V (1559-65), ¿no llevan el sello
del Renacimiento? Imposible imaginar al santo arzobispo de Armagh recurriendo a
Júpiter o a Esculapio para designar el «roble» de un Julián della Rovere o a la
familia de Ángel de Medici.
Lo dicho hasta aquí demuestra dos cosas: que la autenticidad de la
profecía papal atribuida a S. Malaquías es contestable, y que su autor verdadero
debió vivir en Italia y en pleno Renacimiento italiano. Se ha pensado que Wion,
monje de Montecasino y oriundo de Douai, era no sólo el editor sino también el
autor de la profecía. Mientras Vacandard se inclina por la paternidad de Wion,
Premoli sugiere que el autor de la falsificación y el de los comentarios que
hasta Urbano VII (1590) acompañan a la profecía son uno mismo: Alfonso
Ceccarelli, historiador italiano, poco escrupuloso, del s. XVI. Nosotros más
bien creemos que la profecía es de Wion en complicidad con el dominico Alfonso
Ciacconius -de origen hispano-, que inspirándose en Panvinio y repitiendo sus
mismos errores, redactó los comentarios que Wion incorporó a su profecía.
¿Cuáles fueron las razones que motivaron una tal falsificación? Ménestrier y
Hernack creen poder relacionar el origen de la profecía con el largo cónclave
que siguió a la muerte de Urbano VII (14 sept.4 dic. 1590). Los partidarios del
cardenal Simoncelli de Orvieto trabajarían su candidatura con esta profecía
papal amañada ad hoc, y proponiendo como divisa del nuevo papa de antiquitate
urbis (de Orvieto=Urbs vetus). Pero la maniobra fracasó y la divisa pasó a ser
letra muerta. Así se señalaría la fecha de origen de la pretendida profecía.
Aun aceptando en lo esencial esta postura, Thurston disiente en puntos
concretos. Según la abundante documentación sobre el cónclave de 1590,
Simoncelli no figura entre los papables. Es más comprensible que su nombre haya
sido barajado antes, p. ej., en 1585, en vista a la futura vacante pontificia.
Sería entonces cuando Ciacconius -si no el mismo Wion- forjó, con leyendas
explicativas, la lista de los papas, lanzando al azar algunos pronósticos en
favor de las próximas posibles candidaturas. Personajes como los cardenales
Castagna, Simoncelli, Santacroce o incluso Belarmino y Baronio -que aún no eran
cardenales- eran bien conocidos en la corte pontificia. El pseudo-Malaquías se
habría preocupado de señalarlos a la atención pública con una divisa sugerente:
Castagna (=De rore caeli), luego Urbano VIII, fue arzobispo de Rossano, «ubi
manna colligitur»; Simoncelli: ex antiquitate urbis=Orvieto; Santacroce: Crux
Romulea; Bellarminus: Pia civitas in bello; Baronio: Undosus vir (barón=vir).
Fuera de Castagna (Urbano VIII), ninguno de estos purpurados ceñirá la tiara y
sus divisas serán adaptadas mal que bien a otros papas.
En conclusión: creemos que hay que descartar definitivamente la
autenticidad malaquiana de la célebre profecía de los papas, sobre la que sólo
cabe una consideración curiosa dada la expectación que ha sabido despertar en el
pasado. Sea Arnaldo Wion, sea A. Ciacconius o A. Ceccarelli el autor de la
misma, lo cierto es que parece que conviene situarla en Italia, en pleno
Renacimiento italiano y en una coyuntura histórica muy próxima al cónclave de
1590. Con lo cual, y como profecía, no le atribuimos ningún valor.
BIBL.: F. CUCHERAT, La prophétie de la succession des papes depuis le XII, siécle jusqu'á la fin du monde: son auteur, son authenticité et son explication, Grenoble 1873; DE BUTE, The Prophecies of Malachy, «Dublín Review», oct. 1885; DE LA TOUR DE NOE, El fin del mundo después de los diez futuros papas de «Ignis ardens» a «Petrus secundus», Toulouse 1895; A. HARNACK, Ueber Verfasser und Zweck der Prophetie Malachiae, «Zeitschrift für Kirchengeschichte», III,319; J. MAÍTRE, La prophétie des Papes attribuée á S. Malachie, París 1901; íD, Les Papes et la Papauté d'aprés la prophétie attribuée á S. Malachie, París 1902; R. PIJOAN, El siglo XX y el fin del mundo, según la profecía de S. Malaquías, Barcelona 1914; H. THURSTON, The socalled Prophecy of saint Malachy, en «The War and the Prophetso, Londres 1915, 120-161; J. FIRNSTEIN, Des hl. Malachias Werssagung über die róm. Pdpste v. 1143 bis z. Ende der Welt, Ratisbona 1920; ANÓNIMO, Profecía de S. Malaquías, «Espasa» 47, Madrid 1922, 788-796; E. VACANDARD, Études de critique et d'histoire religieuse, 4a serie, París 1923, 41-63; V. DOMINGO, Y dijo el Ángel: «No habrá más tiempo», Barcelona 197l.
J. GÓMEZ GÓMEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991