LALLEMANT, LOUIS


Escritor ascético. N. en Chálons sur Marne (Francia) el 30 oct. 1587(?) y murió el 5 abr. 1635. A los 18 años entra en la Compañía de Jesús. En 1621 hace la profesión solemne, terminada su formación. Le quedan 14 años para el apostolado directo: primero, como profesor en los colegios de La Fléche y Bourges; luego (1628-31), en Rouen como Maestro de novicios, y sobre todo como Instructor de los jóvenes sacerdotes en la tercera probación; finalmente, como Prefecto de estudios en Rouen, adonde vuelve para restablecer su salud quebrantada, y donde muere en 1635 siendo Rector del colegio.
      Exquisita pureza de conciencia, gran dominio de sí y de sus sentimientos, extraordinaria vida interior, dones del Espíritu Santo sin manifestaciones externas llamativas y celo por las almas que quiso satisfacer en misiones, hicieron de este maestro de espíritu un gran formador de jesuitas misioneros (Jogues, Maunoir) o autores espirituales (Rigouleuc, Surin, Nouet).
      Su obra no se conoció fuera de la Compañía hasta 59 años después de su muerte, fecha en que el P. Champion publicó su Doctrine spirituelle, seguida de una Addition con otras notas recién encontradas. Esta obra no procede directamente del P. L., sino que presenta los apuntes tomados. por sus discípulos de tercera probación: Rigouleuc, para la Doctrine; Surin, para la Addition.
      Conocemos, pues, la doctrina del P. L. mediatamente, fiándonos de la exactitud de sus alumnos, tanto en recogerla fielmente, como en presentar escueto su pensamiento, sin interferencias personales. Parece que Champion, el editor, intervino en sintetizar el material de Rigouleuc a los siete principios en que lo propone; y que Rigouleuc se permitió modificaciones que, «lejos de quitarle nada de su fuerza ni de su unción, más bien se la añadieron», según el editor. Incluso cabe preguntarse si Rigouleuc no aprovecharía parte de la doctrina de su maestro en los Tratados de devoción que publicó él mismo dándonos incompletos los apuntes de la Doctrine spirituelle. Así se explicaría que queden difuminados en el tratado de L. aspectos tan importantes como el de la oración de los principiantes y el del amor de Nuestro Señor; a no ser que L. los omitiera porque a sus oyentes les interesaba más la segunda conversión, o entrega plena a la vida interior, de la que habló en cambio con gran insistencia.
      Doctrina. Algunos la consideran, con Brémond, como una crítica de la acción para replegarse a la contemplación; como exponente de la vida mística en la espiritualidad de la Compañía de Jesús; en definitiva, como menos conforme con el ideal apostólico de su Orden. Otros, en cambio, han subrayado el celo por las almas e impulso apostólico que quiere imprimir a la vida de sus discípulos, contagiándoles su espíritu misionero. Unos y otros pueden invocar textos de evidente valor a su favor. La verdad debe de estar en que L. proponía una espiritualidad de unión íntima con Dios y de proyección generosa al apostolado, fundándose en aquélla para éste, y tomando de éste ocasión para aquélla.
      En la línea mística coincide del todo con S. Juan de la Cruz (v.); concretamente en la exigencia de total renuncia, de absoluto vacío y desnudamiento de sí para que lo llene Dios por completo. Pero la orientación que imprime a la vida interior y a la unión con Dios se dirige al servicio y gloria de Dios y al bien de las almas, dando a su espiritualidad mística un sentido propio, muy en consonancia con el de S. Ignacio. Razón última de esto debe de ser la señalada por Champion y recogida por Courel: L. bebió su espíritu en los Ejercicios, y de ellos sacó su orientación: purificación absoluta del corazón para el seguimiento de Cristo en sus trabajos, progresando en el conocimiento, amor y participación de la cruz, en fiel atención a la gracia, bajo la acción del Espíritu Santo, en un servicio apostólico que, sin impedir la vida interior y la unión divina, las estimule y aumente.
      Así la característica de su Doctrine spirituelle sería el haber plasmado una pedagogía de la acción apostólica derivada de la contemplación de Dios; el haber dosificado el doble componente de la vida mixta; el haber propuesto, más que explicado, la armonía entre acción y contemplación, apuntando al ideal de ser contemplativo en la acción: la cumbre de la unión mística, decía a sus discípulos, es, para los que tienen «una vocación apostólica como la nuestra, el grado en que se encontraban ordinariamente los apóstoles, incluso en medio del mundo y entre las mayores ocupaciones».
     
     

BIBL.: P. CHAMPION, La vie et la doctrine spirituelle du P. L. Lallemant de la C. de J., París 1694; A. POTTIER, La vie et la doctrine du P. L. Lallemant, París 1924; íD, Le P. L. Lallemant et les grands spirituels de son temps, 3 vol., París 1927-29; H. BREMOND, Histoire littéraire du sentiment religieux en France, V, París 1923, 3-65, 395-397; L. LALLEMANT, Doctrina espiritual (trad. esp. de T. Arellano), Bilbao 1960; el texto original -en francésha sido publicado en 1959 por Desclée de Brouwer (París).

 

M. ZALBA ERRO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991