JUDAS TADEO APÓSTOL, SAN


1. El apóstol. Uno de los doce Apóstoles (v.) de Jesús y autor de la llamada Epístola de Judas (Ids). En las ediciones de la Biblia suele ocupar el puesto séptimo de las epístolas católicas, según el orden del canon del N. T. (v. BIBLIA ii), es decir, inmediatamente antes del Apocalipsis.
      Entre los s. XiII-XIV Nicéforo Calixto (Hist. Ecl. XL: PG CXLV,864 ss.) habla de «Judas (a quien considera apóstol) no el Iscariote, sino el que tiene dos nombres: pues se le llamaba Tadeo y también Lebeo; su padre era José, y Santiago, el que fue arrojado del alero del Templo, era su hermano». Predicó «primero en Judea, Galilea, Samaria e Idumea, y luego en las ciudades de Arabia y, además, en todo el territorio de Siria y Mesopotamia. Por último, se presentó en Edesa, la ciudad de Abgar, donde antes también el otro Tadeo, que era uno de los setenta y dos discípulos (cfr. Le 10,1), había proclamado lo referente a Cristo»; y allí murió.
      Con anterioridad, Eusebio de Cesarea (Hist. Ecl. 1,13; 11: PG XX,124) había hecho una distinción al decir que: «Judas, que se llama también Tomás, envió a Tadeo apóstol, uno de los Setenta, donde Abgar» (ib. 1,12.3; 13.1 ss.: PG XX,117 ss.). Por lo que pueda interesar más tarde, diremos que en otro lugar (ib. 111,19-20: PG XX,252 ss.), Eusebio -citando a Hegesipo- informa que ante Domiciano fueron llevados, por ser descendientes de David, algunos parientes de Jesús con lazos de sangre, que eran «nietos de Judas el que se decía hermano del Señor cuanto a la sangre». Parece que poseían un terreno de 39 yugadas, valorado en nueve mil denarios, «con los que pagaban los impuestos y vivían ellos», según demostraban sus manos callosas. Los escritores sirios distinguen entre J. y (T)Adday el que predicó en Edesa de Abgar, y que suponen murió en Arad, cerca de Beirut. En Reims y Tolosa se veneran unas reliquias pertenecientes, según parece, a S. Judas. En tiempos pasados su culto adquirió cierta popularidad en Austria y Polonia. La Iglesia griega celebra su fiesta el 19 junio; la latina, el 28 octubre.
      En el N. T. nunca aparece el nombre «Judas Tadeo». Le 6,16 y Act 1,13 llaman a un apóstol «Judas de Santiago». Las listas de Mt (10,2 ss.) y Me (3,16 ss.) coinciden con la de Le y Act en todos los nombres excepto en éste, que Mi suple por Lebeo (valeroso) y Me por Tadeo (magnánimo). No hay, pues, dificultad en admitir que Lebeo, Tadeo y J. de Santiago sea la misma persona, uno de los Doce. También lo 14,22 conoce, al parecer entre los apóstoles, un J. distinto del Iscariote. Se advierten, sin embargo, fluctuaciones y dificultades (que seguirán en la tradición eclesiástica) en la trasmisión textual, donde una lección bastante documentada lee en Mi 10,3 «Lebeo el de sobrenombre Tadeo». Para todo esto, V. TADEO APÓSTOL, SAN.
      2. La Epístola. El problema de la identificación de J. tiene mayor importancia cuando se trata de individuar al autor de este breve escrito del N. T. que sólo contiene 25 versículos. El autor de la epístola se define «Judas servidor de Jesucristo» (lo cual ni afirma ni niega que sea apóstol), y «hermano de Santiago». ¿Quién es este J. hermano de Santiago? El nombre de Judas es muy común en las páginas y en los tiempos del N. T. También es frecuente el nombre de Santiago (cfr. Mi 10,2 ss. y par.; Act 1,13: Me 15,40 y par; Le 6,16; Iac 1,1).
      Es evidente que para su identificación, el autor de 1ds cita un Santiago célebre. Además de Santiago el Mayor, el más célebre fue el llamado «hermano del Señor» (Me 6,3; Gal 1,19; cfr. Act 12,17; 21,18) que parece ser también el autor de la Epístola de Santiago (Iac 1,1). En Me 6,3 figura un J. como «hermano de Santiago» (Ids 1,1), ambos además aparecen como «hermanos» del Señor, y viven en Nazaret.
      La fórmula «Judas de Santiago» en Le 6,16 y Act 1,13 se ha explicado como «Judas hermano de Santiago»; este último sería precisamente el «Santiago de Alfeo» de las listas apostólicas. De este modo J. (Tadeo o Lebeo) sería hermano de Santiago el Menor (v.), ambos serían hijos de Alfeo y María «la madre de Santiago el Menor» (Me 15,40; v.), ambos de Nazaret, ambos Apóstoles y autores de sendas epístolas. La dificultad de tal serie de identificaciones está en explicar la fórmula «Judas de Santiago» (Le 6,16; Act 1,13) en el sentido de que J. es hermano de Santiago, cuando su sentido normal sería que J. es hijo de Santiago (se conoce sólo una excepción). Algunos autores llaman la atención de que cuando Ids 17 exhorta a «recordar las cosas predichas por los apóstoles del Señor», el autor parece excluirse de entre éstos (vers. 3). La observación no prueba nada; sin embargo, para esos autores habría menos dificultad en admitir que J. el autor de Ids es hermano de Santiago el Menor, autor de la epístola de su nombre y obispo de Jerusalén, y que ambos son «hermanos», es decir (según el lenguaje semítico), parientes del Señor en un grado que no es dado determinar; serían hijos de la María citada en Me 15,40.47; 16,1, pero no de Alfeo. A este J. convendrían las citadas informaciones de Eusebio (Hist. Ecl. 111,19-20). Como se ve, la identificación del Apóstol S. Judas Tadeo con judas autor de la epístola presenta ambigüedades en los datos conservados, que no afectan para nada a la canonicidad de la epístola ni a la fe. La mayoría de los exegetas católicos proponen como autor de la epístola al Apóstol S. Judas, «hermano de Santiago» (el Menor) y pariente del Señor.
      Contenido. Es un escrito en que el autor denuncia, entre sus destinatarios, errores doctrinales y vicios morales. El vers. 3 produce la impresión de que el autor fue sorprendido por un estado de cosas que intenta remediar con profundo sentido de su responsabilidad pastoral.
      Entre las doctrinas falsas señala: «la blasfemia de la gloria» (v. 8.10), que denota una idea sobre los seres celestes que el autor denuncia como perniciosa y falsa; la «negación de Jesucristo como único Dueño y Señor nuestro» (v. 4), aquellos que «menospreciando el señorío» divino (v. 8) se declaran independientes de toda ley y autoridad; y la transmutación de la gracia de Dios en disolución, «en lascivia» (v. 4). Los que así procedían presumían acaso de iluminación superior (v. 8), pero no son sino «animales, gente sin espíritu» (v. 19), que no pueden percibir más que lo sensible como los irracionales (v. 10); y con grandilocuencia exponen sus doctrinas para pasmar a la gente y sacar provecho (v. 16). El autor denuncia disolución (v. 4), lujuria (v. 7), corrupción sensual (v. 10), carnalidad (v. 23). Estos peligros doctrinales y morales coinciden con los que se aluden en la Ep. a los colosenses, en las Ep. pastorales y en Apc 2-3. Se trata, según la mayor parte de los autores, de los preludios del gnosticismo (v.), que luego florece en el s. ii. Contra esta conducta anuncia Ids castigos que se expresan con concepciones e imágenes del A. T. (v. 5-7.11) y de los apócrifos (v. 14). Coincide con las pastorales en que la doctrina cristiana se considera formando un «corpus», que Ids llama «fe» (v. 3.20) en un sentido del todo objetivo: «las cosas dichas precedentemente por los apóstoles» (v. 17).
      No obstante la brevedad de esta carta, contiene los más importantes artículos de la fe: Dios es Uno (v. 25) y Trino (v. 20-21); es Padre (v. 1), poderoso (v. 25), puente de gracia (v. 4), de justicia (v. 5), de caridad (v. 21), es salvador (v. 5). Jesucristo es el Maestro y Señor (v. 4), enviado del Padre para salvarnos (v. 25), habla por sus Apóstoles (v. 17), guarda a los fieles (v. 1), tendrá misericordia de ellos (v. 21). El Espíritu Santo habita en el alma del fiel (v. 20). Los Ángeles existeny unos son buenos (v. 9) y otros malos y han sido castigados (v. 6.9). El cristiana ha sido llamado por Dios y vive de la fe (v. 20), ha de luchar por mantenerla (v. 3) junto con la caridad (v. 21); debe luchar contra el libertinaje (v. 4,8.10) y contra el apego a las riquezas (v. 12.16), de lo contrario perdería la fe (v. 4.8) y será condenado (v. 7,11.14 ss.).
      Fecha de composición. Los datos arriba indicados y el hecho de que 2 Pet parece depender de Ids, inclinan a suponer que fue escrita entre los a. 60 al 70, sin que la tradición y la crítica puedan precisar más. Es inadmisible la hipótesis racionalística que supone ser la epístola un documento gnóstico del s. ii; tampoco puede ser una diatriba contra S. Pablo. La razón más fuerte para datarla antes del a. 70 es que se hace difícil pensar que un castigo tan notorio y terrible como la destrucción de Jerusalén por Tito en ese año no haya sido mencionado en la epístola, argumento que le hubiera sido muy útil al autor como broche de los que recuerda en los vers. 5-7.
      Estilo. El autor de Ids conoce ciertamente los resortes semíticos (v. 6.8.10), a veces el giro es típicamente semítico (v. 3.7.9.10.13.15); el uso que hace del A. T. y de los apócrifos muestra que está familiarizado con la haggádáh o exposición doctrinal rabínica de la S. E. Todo esto dice de la formación semítica del autor. Al mismo tiempo, se advierte que J. se maneja perfectamente en griego, usando expresiones castizas (p. ej., v. 3.7.9), construcciones idiomáticas (v. 3-8.10.20 ss.), vocabulario selecto y variado (v. 4.6.11-13.19.24), etc.
      Destinatarios. No es posible determinar quiénes son. Se ha pensado en alguna o algunas comunidades cristianas de Palestina, Siria o Egipto. Parece tratarse, en todo caso, de una comunidad en que Santiago el llamado «hermano» del Señor era conocido y estimado y en la que también el autor era personalmente conocido y tenía responsabilidades pastorales. Esta iglesia, que hablaba griego y conocía el A. T., era probablemente de cristianos de la gentilidad, si bien de orientación judío-cristiana.
      Aquí es donde la crítica moderna se ha planteado problemas sutiles acerca de la identificación del autor de Ids, de su fecha de composición y de las características de los destinatarios inmediatos de la epístola. Los estudios en este sentido no han llegado a establecer conclusiones claras, que hayan obtenido un consensus general.
      Canonicidad. Pasó por notables oscilaciones y dificultades. Su autoridad, sin embargo, tiene su primer testimonio en 2 Pet que, según hoy es opinión generalizada, tiene influjos literarios de Ids (2 Pet 1,1-5.12; 3.2 ss. 14.18; cfr. Ids 1.3.5.17.24.25; 2 Pet 2,1-18; Ids 4-16). Los doctores de Antioquía ni la comentan ni la citan. La razón pudiera ser, en parte, la brevedad de este escrito. Pero la razón principal parece ha de buscarse en que Ids hace amplio uso de los apócrifos. Esto es evidente en v. 14-15 donde cita el Libro de Henoc, 1,9, y parece que la Asunción de Moisés en v. 16 (y quizá 9); y en v. 6-7 coincide con el Testamento de Neltalí III (V. APÓCRIFOS BÍBLICOS I) con el orden de las ideas. No obstante, la iglesia de Alejandría y del norte de África, la de Italia (V. MURATORI, FRAGMENTO DE), España y Galia aceptaron la canonicidad de Ids, que fue sancionada en el Conc. de Cartago (397), y más tarde en el de Trento (1546).
     
     

BIBL.: 1. ALONSO DIAZ, Carta de San judas, en La Sagrada Escritura. N. Testamento, vol. III, Madrid 1962, 547-558; 1. SALGUERó, Epístola de San judas, en Biblia comentada, vol. VII, Madrid 1965, 277-292; A. STÓGER, Carta de San judas, Barcelona 1967; K. H. SCHELKLE, Die Petrusbriete, Der ludasbriet, en Herders Theologischer Komentar sum N. T., 13,2, Friburgo 1961, 137-175; L. M. PERETTO, Giuda Taddeo, en Bibl. Sanct. VI,1152-1157; D. BROADRIBB, La Apostolo (T) Addaj, «Biblia Revuo» 2 (1965) 62-74; R. LECONTE, lude (Épitre de Saint), DB (Suppl.) IV, 1285-98.

 

M. MIGUÉNS ANGUEIRA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991