JUAN DE CAPISTRANO, SAN


Predicador, reformador y escritor. N. probablemente el 24 jun. 1386 en Capistrano, provincia de L'Aquila (Italia) m. en Wilak (Croacia) el 23 oct. 1456.
      Hijo de padres nobles, estudió ambos Derechos, civil y eclesiástico, en la Universidad de Perusa con Pedro de Ubaldis, en los que se doctoró, llegando a ser reconocido jurista. El año 1412 fue nombrado gobernador de la ciudad de Perusa por Ladislao, rey de Nápoles, militando políticamente en el partido gibelino. Al estallar la guerra entre los Malatesta y Ladislao fue enviado por éste como embajador para negociar la paz; pero hecho prisionero por los Malatesta, se le encerró en dura prisión de la que, parece ser, intentó huir sin lograrlo. Sometido a más estrecha vigilancia, sufrió una crisis religiosa que cambió para siempre el rumbo de su vida. Estando en su celda de prisionero se le apareció S. Francisco de Asís que le mostró la voluntad de Dios de que tomara el hábito de los frailes menores. Ante tal exigencia divina opuso resistencia, dada su mentalidad y forma de vida, recibiendo contrariado la llamada a una entrega al servicio del Señor en el claustro. Sin embargo, reflexionando aceptó la voluntad de Dios sobre él. Comunicó su decisión de hacerse fraile a la joven noble de Perusa con quien estaba prometido en matrimonio, e intentó convencerla para que ella, a su vez, eligiera el camino de la virginidad. El 4 oct. 1416 vistió el hábito de los franciscanos.
      Actividad misionera y reformadora. Ya en el claustro, se preparó para recibir las órdenes Sagradas; su maestro de Teología fue S. Bernardino de Siena (v.) al que acompañó en sus predicaciones. De diácono predicó en muchas ciudades del centro y norte de Italia con gran eficacia, a veces al aire libre, pues la gente no cabía en las iglesias, y hasta le llevaban enfermos para que los curase. Ordenado sacerdote en 1425, predicó incansable en las grandes ciudades europeas dejando en ellas fama de santidad. Pero su misión también fue unificadora. Ante las discordancias entre los príncipes cristianos, la herejía, el cisma y el creciente poderío turco, intentó unir a los príncipes entre sí y con la Sede Apostólica, y luchar contra la herejía y el cisma. Trabajó mucho con S. Bernardino en promover la reforma de los franciscanos, y encontró oposición en algunos de ellos, sobre todo en el sajón Matías Dóring. Esta tarea reformadora, su profunda formación teológica y jurídica, sus dotes para la diplomacia y la abundancia de sus virtudes hicieron que en 1431 el papa Eugenio IV (v.) le nombrara comisario apostólico, confiriéndole el gobierno de los conventos reformados (en 1429 fue acusado y pronto absuelto de herejía por propagar la devoción al Nombre de Jesús). Dos veces fue Vicario General de su Orden, y contra los Fraticelli (v.) y los hebreos tuvo que obrar como inquisidor general. Realizó muchos viajes por asuntos de su Orden y de la Santa Sede: Venecia, 1437; Tierra Santa, 1439 (unión de los armenios); Milán y Borgoña, 1442 (antipapa Félix V); Austria, Baviera y Polonia, 1451 (hussitas); Dieta de Francfort, 1454, para asistir a las deliberaciones relativas a la Cruzada contra los turcos para liberar Hungría.
      Predicador de la Cruzada y batalla de Belgrado. Conquistada Constantinopla en 1453 por Mahomet 11, toda Europa se siente amenazada por el poderío turco. Cuatro meses después, Nicolás V, mediante una bula, insta a los príncipes cristianos para que se unan en una cruzada contra los turcos. J. de C. predicó esta cruzada en su camino hacia Hungría. Allí se unió al caudillo húngaro Juan de Hunyades (V. HUNGRíA ni) con el que traza un plan que comunica al Papa. Poco después se reúne en Budapest con el card. español Juan de Carvajal, legado del Papa para la cruzada en Alemania y Hungría, de quien recibe el breve pontificio que le autoriza a predicar la nueva e importante cruzada contra los turcos. Se entrega a la predicación con fervor intentando la unión de todos para salvar a Hungría del dominio turco. Su predicación en Nuremberg, Viena y en la corte del emperador levanta el entusiasmo y se le unen algunos cientos de hombres que, tomando la cruz, siguen al ferviente franciscano. Asistiendo a la Dieta húngara, que organizaba la resistencia, llega la noticia de que Mahomet 11 se dirige con un poderoso ejército hacia las fronteras húngaras. Hunyades corre a Belgrado, sitiada por los turcos. J. de C. va hacia el sur con los cruzados. Pero, ante la llamada apremiante de Juan de Hunyades, se apresura a socorrer Belgrado. J. de C. tomó parte en la famosa batalla de Belgrado capitaneando el ala izquierda de sus cruzados a los que arengaba levantando ante ellos la cruz y gritando sin cesar el nombre de Jesús y, tras encarnizada lucha, los cristianos, enardecidos, lograban una victoria increíble y casi milagrosa sobre el ejército turco, debida en parte al valor e intervención decisiva del santo franciscano. De aquel 21 jul. 1456 data la costumbre del rezo del Angelus al mediodía, pues el Papa había mandado tocar a esa hora las campanas en todas las iglesias de Europa para que los fieles alcanzaran del Señor la victoria contra los enemigos de la fe. Meses más tarde la vida del gran apóstol y unificador de Europa se extinguía, consu- mida por la peste.
      Escritos teológicos y morales. La misión de J. de C. en la Europa de su tiempo también abarcó la impugnación de los hussitas (v.) y de los judaizantes (v.), así como contener el cisma incubado en el Concilio de Basilea (v.). Y esto con la predicación a la que dedicó muchas horas, y también con escritos teológicos; algunos de los más importantes son: Tractatus de cupiditate, Speculum conscientiae, De papae et concilii auctoritate, de gran importancia, dadas las discusiones teológicas que se suscitaron tras el Cone. de Basilea, De iudicio universal¡, y otros muchos, además de sus cartas y sermones. En sus obras destaca como moralista y polemista. En 1690 es canonizado por Alejandro VIII, aunque la promulgación de la Bula se dio en junio 1724 por mandato de Benedicto XIII.
     
     

BIBL.: Acta Sanct., octubre X,439 ss.; A. CHIAPPINI, Giovanni da Capestrano, en Bibl. Sanct., 6,645-654; L. DE KERVAL, lean de Capistran, son siécle, son influence, París 1887; H. LIPPENS, S. Jean de Capistran en mission aux états bourguignons (1442-43), «Arch. Franc. Hist.» 35 (1942) 113-132, 254-295; J. HOFER, Johannes von C. Ein Leben im Kampf um die Erneuerung der Kirche, Innsbruck 1936; P. GUÉRARD, Saint lean de Capistran et son temps, Brujas 1865.

 

FIDEL G. CUÉLLAR.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991