Integrismo
 

1. Teología. Introducción. Con la palabra integrismo, se trata de expresar una actitud de aceptación total (íntegra) de la doctrina de la Iglesia. En este sentido se .opone a todo lo que pueda significar una «selección» dentro de la doctrina (herejía) o una separación (cisma), y expresa, por tanto, una actitud propia de todo católico que debe sentir la responsabilidad de trasmitir íntegro el depósito de la fe que la iglesia ha recibido desde los Apóstoles (cfr. 1 Tim 6,20; v. TRADICIóN).

Sin embargo, el término se aplica otras veces para designar aquellos movimientos en los que esa actitud de defensa de la integridad de la fe se une con una rigidez intelectual que acaba desembocando en una manera de entender la vida cristiana que, por paradoja, no es verdaderamente «íntegra», pues no respeta la legítima diversi dad que puede darse entre los católicos -en el terreno teológico, cultural, social, político, cte.- dentro de la más perfecta unidad de la Iglesia.

Historia. Cuando en 1907 fue condenada la herejía modernista (v. MODERNISMO TEOLÓGICO), entre los muchos movimientos e iniciativas que procuraban llevar a la práctica los criterios e indicaciones dados por Pío X en la enc. Pascendi y los documentos relacionados con ella, hubo algunos que propendieron hacia posiciones o interpretaciones maximalistas. Es con respecto a ello que, históricamente, se habla por primera vez de i. en el orden teológico. Se habla de actitudes de ese tipo con respecto a diversos países, pero sobre todo a Francia, donde tomó un carácter doctrinal acentuado, contando con la colaboración de religiosos de diversas órdenes, teólogos, miembros de Congregaciones romanas, etc.

Algunos autores (p. ej., Poulat) han dado mucha importancia a una agrupación existente en Roma y de la que se dice que constituía como un núcleo animador de grupos análogos en otros países; otros, en cambio, sostienen que se ha exagerado su papel. Se trata del Sodalitium Pianum -llamado irónicamente en Francia la Sapiniére- fundado en 1909 por mons. Benigni, colaborador entre 1906 y 1911 del cardenal Merry del Val. Se ha hablado mucho acerca del carácter delator del Sodalitium Pianum; en cualquier casó su mal entendida vigilancia y actitud de sospecha sobre la actividad teológica de investigadores ortodoxos, fue la causa, ya en los primeros momentos de su funcionamiento, de serias quejas a la Santa Sede por parte de personas y organismos en los distintos países afectados. Un argumento común a todas las protestas era el temor de que un celo desenfocado estuviese desprestigiando la verdadera campaña emprendida contra los errores de la época.

La enc. Ad beatissimi (1 dic. 1914) de Benedicto XV, puede ser considerada como una verdadera respuesta a estas manifestaciones de inquietud: «Que ningún particular, por la publicación de libros o por discursos públicos, se erija en maestro dentro de la Iglesia. Todos saben a quién ha sido confiado por Dios el magisterio de la Iglesia: a aquél debe ser dejada plena y entera libertad de hablar cuando y como lo juzgue a propósito... Con respecto a cuestiones en que, sin detrimento de la fe ni de la disciplina, se pueden discutir pros y contras, porque la Santa Sede no ha decidido nada todavía, no está prohibido a nadie emitir su opinión y defenderla... Que cada uno mantenga libremente su parecer, pero que lo haga con moderación, y no crea poder adjudicar a los que mantienen una opinión contraria, nada más que por ese motivo, el reproche de fe sospechosa o de falta a la disciplina» (AAS V1,576). El Sodalitium Pianum fue disminuyendo actividad durante el pontificado de Benedicto XV y fue suprimido definitivamente en 1921.

Doctrina. Estrictamente i. puede ser opuesto a «minimismo» en lo que este último término significa de «reducir», «minimizar» las exigencias del dogma, de la moral y de la disciplina de la Iglesia. Si bien, como agudamente ha observado Ledré, una actitud cerrada a todo progreso del pensamiento y de la acción católica se encontrará, andando el tiempo, en una actitud minimizante frente al desarrollo de la vida cristiana.

Entre los ensayos de definición que se han hecho, la mayor parte de los autores coinciden en describir el i. Inás como una actitud que como una doctrina; como un modo de sentir y de afirmar el catolicismo. Más explícitamente el cardenal Suhard en su carta pastoral Essor ou déclin de I'Église (1947) presenta el i. como un error de perspectiva que reviste tres formas: una «doctrinal», que volviéndose hacia el pasado confunde la integridad de la doctrina con la rigidez intelectual; otra «táctica» que tiende a combatir el mundo como reino del pecado y del error; y una forma «moral» que proclama el divorcio del Inundo y del cristianismo. M. Lefebvre, arzobispo de Bourges, dirigiéndose en 1957 a la Asamblea plenaria del episcopado francés, recoge también algunos rasgos del i.: «Incapaz de distinguir, con la ayuda de diversas notas teológicas, lo que, en la doctrina, está definitivamente fijado, susceptibles de, progreso, o dejado aún a la libre discusión de los teólogos, llega a querer detener todo progreso y parece complacerse en condenas sumarias».

En el plano social, el i. se caracteriza por la tendencia a negar un valor propio al mundo profano, o, más exactamente, la legítima autonomía a la sociedad civil en relación con la sociedad religiosa. Tiende a hacer de la doctrina social de la Iglesia un programa cerrado, poniendo sus acentos en ciertos aspectos que acaban por darle una coloración política.

Pero, como ya se ha dicho antes, es más una actitud que una doctrina. Nace no de planteamientos teóricos, sino de hechos. De otra parte no se puede dejar de decir que, sean las que fueren las exageraciones que el i. histórico pueda haber cometido, el término se ha cargado de tintes polémicos y algunos lo aplican, injustamente, para desprestigiar y desautorizar ante la pública opinión, a personas que no son tales, pues -diremos con Montreuilsu «única calificación es, sin añadidos y sin compromisos, la de católicos romanos: cum Petra, in Christo».

V. t.: PROGRESISMO.


CRISTINA DIZ-LOIS.
 

BIBL.: LEDRÉ, Intégrisme, en Catholicisme, hier, aujourd'hui, demain, V, París 1962; J. SEMPERE CASTILLEJO, Pío X y el integrismo, «Nuestro tiempo» 2 (1954) 62 ss.; BIGo, La doctrine sociale de 1'Église, París 1966; E. POULAT, Intégrisme et catholicisme intégral, Un réseau secret international antimoderniste: la «Sapiniére» (1900-1921), París 1969.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991