Se ha denominado hermetismo a la doctrina contenida en un conjunto de
escritos aparecidos en los s. iI-III d. C. Se llamó así porque los citados
escritos se atribuyeron a Hermes Trismegistos (Hermes el tres veces muy
grande), dios heleno considerado como padre de la palabra y, en general,
del lógos (v. Ii). En la época helenística (v.), Hermes fue asimilado al
dios egipcio Thot, también muy ligado a la palabra y al pensamiento; dado
que los egipcios invocaban a sus dioses mediante la expresión «grande,
grande», a Hermes, para marcar su excelencia sobre los demás dioses, se le
llamó Trismegistos.
Los escritos herméticos están integrados por a) el Corpus hermeticum,
con 17 tratados, que fueron traducidos al latín por Marsilio Ficino con el
título común de Pimander o Poimandres (Mercurii Trismegisti Librr de
Potestate el Sapientia Dei cui titulus Pimander, Libro de Hermes
Trimegistos sobre el poder y la sabiduría de Dios, cuyo título es Pimander),
título que únicamente corresponde al primero de los tratados (Poimandres
significa «pastor de hombres»). b) El diálogo Asclepius, versión latina
del escrito griego Lógos téleios (Discurso perfecto) y que durante algún
tiempo se atribuyó a Apuleyo. c) Algunos textos conservados en Stobeo,
especialmente los referentes a un escrito titulado Córe cósmou (La
doncella del universo). Sin pertenecer a los escritos herméticos, tienen
una íntima conexión con ellos los Oráculos caldeos, que aparecieron por la
misma época y responden a una concepción del mundo muy semejante.
Reitzenstein (Poimandres, Leipzig 1904) ha supuesto que los escritos
herméticos eran de carácter esotérico, reservados a los componentes de las
cofradías consagradas a Hermes. En parte por esto, y en parte por la
índole abstrusa de su contenido, el término h. y hermético han pasado a
significar toda doctrina de difícil captación y accesible únicamente a
unos pocos iniciados.
El h. tiene mucho en común con el neopitagorismo (v. PITAGÓRICOS),
especialmente la naturaleza sincretista de sus doctrinas. En él se
combinan, sin mucha fortuna, la astrología caldea, el simbolismo numérico
de los pitagóricos, la física aristotélica, la psicología platónica, la
cosmología de los estoicos y numerosos elementos tomados de las religiones
orientales, de la mitología egipcia y del gnosticismo (v.). Por otra
parte, el h. se presenta como un claro precedente del neoplatonismo (v.
NEOPLATÓNICOS).
El h. es una doctrina «soteriológica», que aspira a salvar al
hombre. Para ello se basa en una concepción jerárquica de la realidad.
Ésta se halla dividida en diversos escalones de distinto nivel axiológico.
En la cima está el primer dios, que crea el universo, concebido como un
segundo dios; el tercer escalón lo ocupa el hombre, síntesis de lo divino
y de lo material; por último está la materia, origen y fundamento de todo
mal (v. DUALISMO). La misión del hombre, conseguida la cual le otorgará la
felicidad, es evadirse de la materia para alcanzar la unión con la
divinidad. Y el camino para lograrla es el conocimiento perfecto, la
gnosis, que estaría contenido en los escritos herméticos. Junto a esta
teoría, de cierta envergadura filosófica, se encuentran en el h. una serie
de doctrinas astrológicas (de inspiración caldeo-persa), de tesis mágicas
(basadas especialmente en el ritual mágico egipcio), y de cuestiones
derivadas de una incipiente alquimia (corrupción de la física y de la
medicina griegas) que disminuyen su categoría.
El h. fue un intento, como también lo fueron el neopitagorismo y el
neoplatonismo, de remozar las concepciones religiosas del mundo pagano. En
parte, para oponerse al cristianismo cada vez más imperante; en parte,
porque las antiguas ideas sobre los dioses y las relaciones de los hombres
con ellos no podían satisfacer a los paganos de aquella época. Sin
embargo, no fue un intento afortunado. En este sentido, es indudable que
el neoplatonismo de un Plotino (v.) supuso una depuración en la
religiosidad del paganismo mucho más profunda y acertada. Pese a ello, el
h. influyó durante todo el final del mundo antiguo, decayó en la Edad
Media y renació pujante a comienzos de la Edad Moderna.
V. t.: GNOSTICISMO 11; DUALISMO 1.
BIBL.: A. D. Nocx y A. J.
FESTUGIÉRE, Hermés Trismégiste, 4 vol., París 1945-54 (ed. crítica); J.
EVOLA, La tradizione ermetica, Bar¡ 1913; P. BOYLON, Thoth, the Hermes ol
Egypt, Oxford 1922; A. J. FESTUGIÉRE, La révélation d'Hermés Trismégiste,
4 vol., París 1949-54; y la de II.
J. BARRIO GUTIÉRREZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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