HABACUC


Libro profético del A. T. (Hab), uno de los doce llamados «profetas menores». Etimológicamente H. significa hortaliza, del hebreo hábagqúq; el nombre aparece dos veces en el libro: al comienzo de los capítulos, primero y tercero (1,1 y 3,1).
     
      Autor y época de composición. De la vida del autor H. no hay datos ciertos; sólo opiniones no constatables con seguridad. En el libro de Daniel (14,32-38) se relata un hecho en el que se habla de un H. profeta, que fue transportado a Babilonia por el ángel del Señor «llevado por los cabellos» para proveer de comida a Daniel, que estaba en el foso de los leones; pasaje insuficiente para identificar al personaje H. con el autor del libro. El libro de H. ha figurado siempre como inspirado tanto en el canon judío (texto hebreo masorético y griego de los Setenta) como en el cristiano.
     
      También es difícil datarlo cronológicamente con exactitud. El libro no aporta datos históricos que ayuden a situarlo. Aunque en 1,6 dice: «Pues he aquí que yo suscito a los caldeos, pueblo acerbo y fogoso... », no hay acuerdo entre los autores para identificar este pueblo caldeo. A pesar de las dificultades que presenta el libro, autores y comentaristas lo sitúan al final del s. vti a. C., ya que parece referirse a los sucesos de ese tiempo.
     
      Texto y contenido. Su contenido doctrinal es neto y aparece con fuerza y claridad: aborda el problema del sufrimiento del justo y el triunfo de la injusticia del opresor, que ni el mismo profeta se explica: «muy limpio eres tú de ojos para mirar el mal, ver la opresión no puedes. ¿Por qué ves a los traidores y callas cuando el impío devora al que es más justo que él?» (1,13). Su tema central, crucial y de actualidad permanente, el triunfo del impío y opresión del justo, es desarrollado por el autor en forma de diálogo muy vivo. El profeta se dirige a Dios invocándole y recordándole la triste situación de su pueblo «¿Hasta cuándo, Yahwéh, pediré auxilio sin que me escuches?» (1,2). Hay una respuesta de parte de Dios que anuncia una próxima invasión de los caldeos, que castigarán a los injustos opresores; son como instrumento de la justicia divina (1,5-10). Pero antes de dar más explicaciones Dios exige fidelidad y confianza (2,2-4), que es, en resumen, la enseñanza fundamental del libro. S. Pablo arranca de esta temática para desarrollar en Rom 1,17 (Hab 2,2) y -Gal 3,11 (Hab 2,4) su doctrina de la justificación por la fe (v. JUSTICIA I; JUSTIFICACIÓN).
     
      El profeta ve en perspectiva el triunfo del bien sobre el mal, de la justicia sobre la injusticia. De modo que, ante el problema del mal (v.) hay que esperar en Dios, a pesar de las dificultades. Es necesario que el justo viva de esta confianza. Es la invitación por parte de Dios como respuesta: «Esperar en Dios y confiar en Él a pesar de todas las dificultades». A continuación Dios dice que el impío ha de ser también castigado. Y el autor enumera los castigos en cinco imprecaciones proféticas: la) Contra los caldeos porque se apoderan de los bienes de los demás (2,6-8); podría referirse históricamente a Nabucodonosor por los tributos impuestos a los pueblos conquistados. 2a) Contra los impíos, que cometen injusticias (2,9-11). 3a) Contra la política de la violencia (2,13-14). 4a) Contra los impíos que se alegran del mal de los demás (2,15-17). 5a) Contra los impíos, que son idólatras (2,18-20); alude quizá el profeta a los falsos cultos que existían en Babilonia.
     
      El cap. 3 es un salmo que canta la intervención de Dios en el tiempo oportuno. Es una oración de confianza y abandono en Dios salvador: «Mas yo en Yahwéh me regocijaré, exultaré en Dios mi salvador» (3,18). El tono de plegaria y salmo de este tercer capítulo ha llevado a algunos a pensar que sea una interpolación. Sin embargo, ni su tono ni la razón de no ser comentado por el Habacuc de Qumrán son motivos suficientes para eliminarle del libro. La versión griega de los Setenta, que data del s. II-III a. C., lo inserta en el texto; razón suficiente para considerarlo como originariamente perteneciente al libro. Además, en cuanto a la doctrina, es una continuación del contenido del cap. 2, que a su vez lo es del cap. 1. Muchos Padres de la Iglesia han considerado el cántico de H. como mesiánico, en sentido literal o típico (PG.22, 441-448; PL 4,715(744); 25, 1307-1338; 41, 588-591).
     
      En el conjunto del libro y desde una perspectiva global se descubre el alma del profeta, que inspirado por Dios enseña la inanidad y falta de poder de los ídolos, a la vez que recuerda la confianza en Dios justo y santo; 1-`_l es el único que da la seguridad y la alegría. El libro en su brevedad es un canto a la providencia de Yahwéh, que es Señor del universo, porque domina todos los pueblos y en sus manos están todos los poderes.
     
      El Habacuc de Qumrán. Entre los manuscritos de Qumrán (v.) hay un comentario de los dos primeros capítulos del libro canónico de H., comentario que actualmente se encuentra en la Univ. hebrea de Jerusalén. Su original está escrito en cuero en 13 columnas, de 18 líneas cada una. Su hallazgo ha sido motivo para centrar más la atención sobre este pequeño libro de la Biblia y ha prestado una ayuda valiosa para mejor conocer su contenido doctrinal. El autor hace una interpretación que aplica a personas conocidas por él, pero no hace mención de nombres. Prescinde del sentido literal.
     
      V. t.: PROFECÍA Y PROFETAS 1.
     
     

BIBL.: VARIOS, Manual bíblico, II, Madrid 1969; !D, Verbum Dei, II, Barcelona 1956; J. CANTERA, Biblia y A. O., «Sefarad», 19 (1959); íD, El comentario de Habacuc de Qumrán, Madrid 1960; M. GARCíA CORDERO, Biblia comentada (Profesores O. P.), III, Madrid 1961; A. ROBERT, A. FEUILLET, introducción a la Biblia, I, Barcelona 1967; L. BALLARINI y E. CROCE, Abacuc, en Bibl. Sanct. 1,2-11; PROFESORES S. J., La Sagrada Escritura (texto y comentario), A. T., t. V, Madrid 1967.

 

VIRGILIO VEGAZO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991