FULGENCIO DE RUSPE, SAN


Padre de la Iglesia y defensor de la doctrina del Conc. de Nicea (v.) y del sistema agustiniano de la gracia (v.); uno de los teólogos de más renombre de su época. Su fiesta se celebra el 1 de enero. La principal fuente para el estudio de su vida es la Vita sancti Fulgentü (PL 65, 117-150), escrita por el diácono Ferrando, discípulo de F., el a. 533-534.
      N. en Telepte de Bizacena, al norte de África, ca. el 467 y m. siendo obispo de Ruspe el a. 527. Hijo de familia rica, F. perdió tempranamente a su padre, Claudio, y su madre le proporcionó una excelente educación mediante prestigiosos maestros. La lectura de la exposición de S. Agustín sobre el salmo 36 suscitó en F. el deseo de consagrarse a Dios en el monacato (ca. 499). Llegó a ser abad y poco más tarde fue ordenado sacerdote, siendo elegido obispo de Ruspe ca. el 502. Poco después de su elección y en compañía de más de 60 obispos católicos de la provincia de Bizacena, F. fue desterrado a Cerdeña, dos veces, por Trasimundo, rey de los vándalos, permaneciendo en Cartago el tiempo intermedio entre ambos destierros. Muerto el rey, pudo volver a su sede, donde permaneció cuatro años más.
      De su estancia en Cartago, después de su primer destierro, datan las obras siguientes: 1) Dicta regis Trasamundi et contra ea responsionum libar unus (PL 65,205224); 2) Ad Trasamundum libri tres (PL 65,223-304); 3) la obra perdida Adversus Pintam; 4) Commonitorium de Spiritu Sancto ad Abragilam presbyterum, de la que sólo restan dos fragmentos (cfr. Corpus Christianorum, vol. 91 A, 869); 5) Psalmus abecedarios (en C. Lambot «Rev. Benedictina» 48, 1936, 221-234); 6) De Trinitate ad Felicem notarium (PL 65,497-508).
      Durante su segundo destierro en Cerdeña escribió: 1) la Epistula Carthaginiensibus (F. G. Lapeyre, Ferrand, diacre de Carthage: Vie de saint Fulgence de Ruspe, París 1929, 129); 2) Ad Euthymium de remissione peccatorum libri duo; 3) Ad monimum libri tres (1. Fraipont, Corpus Christianorum, vol. 91, 1-64); 4) Epistulae familiares; 5) Ad Probam de jejunio et oratione libelli duo; 6) Contra Faustum Gallum libri septem (obra perdida); 7) Rescriptum episcoporum ad Petrum diaconum et alios qui in causa fidei Romam direpti fuerunt; 8) Ad Stephaniam epistulae duae.
      Finalmente, durante su última estancia en Ruspe, escribió: 1) Contra Fabianum libra decem; 2) Ad Johannem et Venerium de veritate praedestinationis et gratiae (PL 65,603-672); 3) Epistula episcoporum ad Johannem et Venerium; 4) Contra sermonem Fastidios Ariani ad Victorem liben unus (PL 65,507-528); 5) Ad Ferrandum diaconum de salute Aetriopis moribunda; 6) Ad Ferrandum diaconum de quinque quaestionibus; 7) Ad Reginum, carta que quedó sin terminar debido a la muerte de F.; 8) De Fide ad Petrum (PL 65,671-706); 9) De fide ad Donatum; 10) De incarnatione Filii Dei et vilium anima1ium auctore ad Scarilam liben unus (PL 65,573-602) y 11) Epistula ad Johannem Thapsensem.
      F. sostiene claramente en sus obras la unidad de naturaleza divina al mismo tiempo que subraya la distinción trinitaria de las personas. El Padre no es engendrado por ninguno, el Hijo, en cambio, lo es por el Padre; y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Estos tres nombres, que dicen relación, constituyen la Trinidad (v.) sin quedar, por ello, multiplicado en Dios todo lo que es esencial a la divinidad misma. Y de este modo, una Trinidad inseparable, inmudable e infinita no recibe tres dioses como no recibe tres esencias o sustancias o naturalezas. Y, por consiguiente, de ninguna manera puede ser llamado Hijo en aquello en lo que es igual al Padre, o creado de algo, o deducido de la nada; porque aquello que es el Hijo, esto engendró el Padre: Dios a Dios, Luz a Luz, el inmutable al inmutable, el infinito al infinito y el eterno al coeterno. Eterno es el Padre, pero si el Hijo no es coeterno, se deduce que el Padre empezó a serlo en el tiempo y, por tanto, ya no fueron hechas todas las cosas por el Verbo porque se da un tiempo anterior al Verbo en que el Padre existía sin el Hijo.
      Existe, pues, una doble naturaleza en Cristo: la una engendrada, la otra creada; la una atemporal, la otra temporal; la una sin principio, la otra finita. Y siendo toda la Trinidad una única sustancia, el homo Cristus no pertenece a la Trinidad entera, sino únicamente al Hijo. Y aunque, debido a la unidad de persona, Dios es hombre y el hombre es Dios, sin embargo, se afirma que según el hombre, Dios fue crucificado, padeció, murió. Pero en cuanto aquello que es Dios, se cree que es impasible e inmortal.
      En lo que respecta a gracia y predestinación sigue la línea de S. Agustín (v.).
     
      V. t.: SEMIPELAGIANISMO; DIOS IV, 9; CRISTOLOGÍA, 3; GRACIA.
     
     

BIBL.: J. FRAIPONT, Sancti Fulgentii Ruspensis opera, «Corpus Christianorum», vol. 91-91A, Tournai 1968; A. D'ALÈS, Saint Fulgence de Ruspe: Commonitorium de Spirito sancto, «Recherches de Science Religieuse» 22 (1932) 304-316; C. LAMBOT, Un psaume abécédaire inédit de saint Fulgence de Ruspe contre les Vandales ariens, «Revue Bénédictine» 48 (1936) 221-234; J. B. BAUER, De Sancti Fulgentii Mariologia, «Marianum» 17 (1955) 531535; J. J. GAVIGAN, De vita monastica in Atraca Septentrional¡ inde a temporibus S. Augustini usque ad invasiones Arabum, Roma 1962; H. J. DIESNER, Fulgentius von Ruspe als Theologe und Kirchenpolitiker, Berlín 1966; G. B. PROJA, Fulgenzio, en Bibl. Sanct. 5,1304-1316.

 

J. IBÁÑEZ IBÁÑEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991