Es el fenómeno que, por la unión de dos gametos, conduce a la formación de
un huevo o zigoto. Se cumple así el paso de fase haploide a diploide (v.
CROMOSOMA), inherente a toda reproducción sexual (v.). Cuando los gametos
que se unen son iguales morfológicamente, la f. es isogámica; si difieren
en su tamaño y movilidad, se habla de f. anisogámica. La oogamia es un
tipo de anisogamia en que el gameto femenino es grande e inmóvil, mientras
el masculino es pequeño, móvil y se dirige hacia el femenino. Hay casos en
que en la f. no intervienen gametos individualizados masculinos o
femeninos, sino células de distinto sexo (células + o células -) sin que
puedan diferenciarse en cuanto a su sexo. Tal es el caso de las algas (v.)
clorofíceas y del moho blanco, Mucor mucedo, que crece sobre el pan. Los
gametos se producen en unos órganos especiales llamados gónadas o
gametangios y en algunos hongos existe fusión de gametangios en vez de
gametos. El gametangio femenino recibe el nombre de oogonio y tiene una
deformación en forma de gancho llamada tricógino. El gametangio masculino
o anteridio es más alargado y se acopla sobre el femenino pasando a éste
su contenido celular a través del tricógino. Se forman así muchos zigotos,
que producirán nuevas hifas del hongo.
Mecanismo. La f. puede, como hemos visto, revestir en detalles
aspectos diferentes, pero en esencia podemos reducirla a dos fases o
etapas fundamentales: la penetración del espermatozoide en el óvulo y la
fusión de los núcleos de ambos gametos, masculino y femenino, fenómeno
conocido con el nombre de cariogamia.
En muchos seres, gran número de algas, hongos y la mayoría de los
animales acuáticos, la f. es externa y se realiza en el agua, cuando los
gametos ya formados se han desprendido de sus gónadas. En este caso los
gametos se atraen quimiotácticamente y ambos son móviles mediante órganos
locomotores, generalmente flagelos, que les permiten desplazarse en un
medio líquido. En los demás seres vivos la f. es interna y se realiza en
la cavidad genital de la hembra. El gameto femenino es inmóvil y el
masculino móvil, siendo éste introducido en dicha cavidad mediante órganos
copuladores.
El primer paso de la f., es decir, la penetración del espermatozoide
en el óvulo, ha sido estudiada con detalle en el erizo de mar. Los
espermatozoides, atraídos quimiotácticamente por el óvulo, se colocan
alrededor de éste hundiendo su gruesa membrana ovular. La cabeza de los
espermatozoides lleva una serie de enzimas capaces de disolver la cubierta
del óvulo. El primero que lo consigue penetra en el óvulo y, al ponerse en
contacto con el citoplasma ovular, éste emite un abultamiento cónico
llamado cono de recepción. Inmediatamente se forma la membrana vitelina o
de f., que impide la entrada de los demás espermatozoides dentro del óvulo
e incluso la cola del primero que lo consigue queda fuera. En algunos
casos se ha visto que, excepcionalmente, más de un espermatozoide puede
penetrar en el óvulo, pero que una vez en el citoplasma, sólo uno de ellos
consigue unir su núcleo al del óvulo, realizando la verdadera f. o
cariogamia. Los otros espermatozoides degeneran y mueren dentro del
citoplasma ovular. A continuación se realiza la cariogamia o fusión de los
núcleos de ambos gametos, masculino y femenino. En esto reside el proceso
fundamental de la f. Hay en él una perfecta igualdad entre los dos
gametos, aun en el caso de que su morfología y tamaño sean diferentes, ya
que ambos contribuyen a la formación del zigoto con exacta cantidad de
material nuclear, distribuido en un número idéntico de cromosomas (v.).
Fertilicinas o gamonas. El hecho de que los espermatozoides sean
atraídos por el óvulo quimiotácticamente hizo suponer que éste debía
producir y emitir al medio ambiente sustancias químicas capaces de atraer
a los espermatozoides. A dichas sustancias, Hartmann y Schartan (1938) las
llamó fertilicinas o gamonas. En el erizo de mar se sabe que hay cuatro
gamonas: dos ginogamonas, elaboradas por el óvulo, y otras dos
androgamonas, excretadas por los espermatozoides.
La sustancia activa y quimiotáctica de las ginogamonas es un
pigmento rojo, llamado equinocromo A. Pertenece al grupo de las
naftoquinonas y fue aislado de los óvulos de erizos de mar; se inactiva
con la luz. Dicho compuesto no se encuentra libre, ni en el agua del mar,
ni en los óvulos, sino que forma parte de un fermento complejo que reúne
en sí las tres acciones sobre los espermatozoides: activante,
quimiotáctica y aglutinante. De las androgamonas no se sabe apenas nada y
sólo se demuestra su existencia por efectos biológicos. Centrifugando un
líquido que contenga espermatozoides vivos, se pueden separar dos
sustancias: la androgamona I, soluble en metano], y la androgamona II,
insoluble en dicho compuesto. La importancia de las gamonas en la f. es
primordial, ya que facilitan el encuentro de los gametos y su fusión.
Inseminación artificial. Conocido en detalle el mecanismo de la f.,
el hombre intenta reproducir en un laboratorio lo que sucede en la
Naturaleza. Nace así un nuevo concepto: la f. o inseminación artificial.
Esta modalidad de la reproducción se emplea especialmente en Zootecnia
(v.), para la mejora de razas en algunas especies de indudable interés
ganadero o agrícola. En España se comenzó a practicar en 1915 y
actualmente existen muchos centros especializados y dedicados a esta
labor. La inseminación artificial se utiliza con diversas especies de
animales, como el ganado equino, vacuno, ovino, en el de cerda e incluso
modernamente se ha practicado, con éxito, en los perros.
Las ventajas obtenidas con este procedimiento son evidentes, ya que
pueden mejorarse las razas seleccionando los individuos reproductores que
deben cruzarse para conseguir una mejor descendencia respecto a
determinados caracteres: producción de carne, leche, grasa, bravura,
etcétera, según las razas de que se trate.
El fundamento de la f. artificial es simple. Consiste en extraer el
semen o líquido espermático de los machos e inyectarlo en la cavidad
genital de la hembra. No obstante, los problemas que presenta la
inseminación artificial son múltiples. Primero es necesario disponer de
aparatos adecuados para extraer el semen de los machos. Para esta recogida
se emplean en el toro la vagina artificial, la electroeyaculación y, en
ciertos casos, un colector de semen construido a base de material
plástico. Una vez extraído el semen, su conservación presenta también
problemas. Hay que preparar medios idóneos para ello. Normalmente, una vez
recolectado, el esperma se introduce en unas sustancias o diluyentes
conservadores donde permanecen hasta el momento de ser inyectados a las
hembras. Entre los diluyentes más usados están el citratoyema y la leche
descremada con un pH adecuado. A esta mezcla suelen agregarse
conservadores especiales como sulfamidas y penicilina. El transporte del
semen a los puntos de aplicación es de gran interés, teniendo en cuenta
que una aplicación tardía perjudica a la vitalidad de los espermatozoides,
así como los cambios de temperatura a que pueda estar sometido. El
transporte del semen se hace en termos de polietileno, que hacen éste más
fácil y la conservación del esperma más duradera.
Actualmente se presta especial atención a la inseminación artificial
ganadera a base de semen congelado por medio de nitrógeno líquido, que
conserva el semen durante tiempo indefinido, pudiendo establecer de esta
forma «bancos de semen» en los que se almacena la semilla de sementales de
alta calidad, tanto nacionales como extranjeros. La utilización del semen
congelado con distribución de dosis a partir de los «bancos de semen» se
está introduciendo ya en amplias zonas, y en un futuro próximo sustituirá
totalmente a los actuales centros de inseminación artificial, que utilizan
simplemente la dilución del semen y su conservación por refrigeración.
Esto supondrá un gigantesco avance para la mejora de razas en las más
diversas especies animales.
V. t.: REPRODUCCIÓN; ZOOTECNIA;SEXUALIDAD.
BIBL.: S. ALVARADD, Biología,
Madrid 1967; A. OBRÉ, F. CAMPAN y R. CHANTON, Biologie Cellulaire, París
1960; La inseminación artificial ganadera en España, ed. MINISTERIO DE
AGRICULTURA, Madrid 1965; H. D'ANCONA, Tratado de Zoología, I, Barcelona
1960; T. I. STORER y R. L. USINGER, Zoología general, Barcelona 1961.
D. FERNÁNDEZ-GALIANO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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