Datos biográficos. Fundador y primer Presidente General del Opus Dei (v.);
n. en Barbastro (España) el 9 enero 1902. Sus padres, José Escrivá y
Corzán y Dolores Albás y Blanc, procedían de antiguas e ilustres familias
de Aragón y Cataluña. Hasta 1915 reside en su ciudad natal; trasladada su
familia a Logroño, continúa allí los estudios de enseñanza media. El
ambiente familiar, de acendrada vida cristiana, marcó algunas de las
cualidades básicas de su carácter: amor a la libertad, sencillez en el
trato, comprensión humana, laboriosidad.
Cursa la carrera de Derecho en la Univ. de Zaragoza; realiza los
estudios eclesiásticos en el Seminario de S. Francisco de Paula de esta
ciudad; ordenado sacerdote el 28 mar. 1925, comienza su labor pastoral en
parroquias rurales. Trasladado a Madrid, realiza una intensa labor
sacerdotal en barrios obreros y hospitales de la capital, entre
estudiantes universitarios y personas de todas las condiciones sociales.
Fue también intensa su dedicación a tareas docentes: Superior del
Seminario de Zaragoza, profesor de Derecho Romano en Zaragoza y en Madrid,
y de Deontología en la Escuela Oficial de Periodismo.
El 2 oct. 1928, en Madrid, fundó el Opus Dei, que ha abierto a los
fieles un camino de santificación en medio del mundo, a través del
ejercicio del trabajo profesional ordinario y en el cumplimiento de los
propios deberes personales, familiares y sociales, siendo así fermento de
intensa vida cristiana en todos los ambientes. El 14 feb. 930 fundó la
Sección de mujeres del Opus Dei; y el 14 feb. 1943, dentro del Opus Dei,
la Sociedad Sacerdotal (le la Santa Cruz. Desde entonces, su biografía se
identifica con el desarrollo del Opus Dei, al que dedica incansablemente
el resto de su vida.
La fundación del Opus Dei venía a recordar la doctrina evangélica de
que todos los cristianos inmersos en las ocupaciones seculares podían
vivir una dedicación plena y completa a Dios en el mundo, sin que cambiase
su modo normal de vida, ni su trabajo, ni sus ilusiones y afanes.
Anticipaba así -desde 1928- lo que después, con el Vaticano II, se ha
convertido en patrimonio común de la Iglesia. En 21 ag. 1979, el papa Juan
Pablo II decía a un grupo de socios del Opus Dei: «Realmente es un gran
ideal el vuestro, que desde los comienzos se ha anticipado a la teología
del laicado, que caracterizó después a la Iglesia del Concilio y del
postconcilio.»El Opus Dei tiene fines exclusivamente espirituales y
desarrolla sólo labores de atención espiritual y de formación cristiana;
sus socios tienen, en las actividades sociales y profesionales, la misma
libertad y autonomía que cualquier ciudadano.
Desde el primer momento contó con la aprobación y el estímulo de la
jerarquía eclesiástica. Al adelantarse decenas de años al planteamiento
teológico y jurídico del papel de los laicos en la Iglesia, no faltaron
contradicciones, que nunca disminuyeron su alegría y su constancia,
sabiendo que era voluntad expresa de Dios que el Opus Dei se realizara. Su
sencillez, cordialidad y optimismo, y su sentido sobrenatural, amable y
estimulante para todos, contribuyeron a que el mensaje del Opus Dei
encontrase eco en muchas almas. Una parte sustancial de su actividad se
dirigió a sacerdotes seculares, a quienes el espíritu del Opus Dei ofrece
también un camino para alcanzar la plenitud de vida cristiana, mediante el
fiel cumplimiento de sus obligaciones pastorales y una íntima unión a sus
obispos.
Durante la II República española, promovió labores docentes de
carácter privado -como la Residencia de estudiantes de la calle Ferraz
(Madrid), desde donde llevó a cabo una fecunda labor apostólica entre
jóvenes universitarios- que se vieron interrumpidas por la Guerra de
España. De 1936 a 1939 continúa su intensa actividad pastoral: cursos de
retiro, dirección espiritual, viajes, etc., en las dos zonas en las que
estuvo dividido el país.
En una época en la que florecían los nacionalismos, E. de B. tenía
presente el carácter universal del Opus Dei. La Guerra Española y la II
Guerra mundial obligaron a retrasar el comienzo en otros países. Pero ya
en 1940 inicia el trabajo apostólico en Portugal; casi coincidiendo con el
final de la guerra mundial impulsa la labor del Opus Dei en Europa y
América, y luego en Oceanía y países de Asia y África. En 1946 fijó su
residencia en Roma. Desde allí estimuló y guió la difusión del Opus Dei en
todo el mundo, prodigando todas sus energías para dar a todos los miembros
una sólida formación doctrinal, ascética y apostólica. Su presencia cerca
de la Santa Sede es decisiva para iniciar el proceso de reconocimiento
pleno de la espiritualidad laical y de la peculiar misión de los seglares
en la vida de la Iglesia. Viajó repetidas veces por Europa para iniciar o
consolidar los apostolados del Opus Dei. Entre 1970 y 1975 recorrió casi
todos los países de América, en una amplísima labor de predicación y
catequesis. La fuente de su inmenso afán apostólico se encontraba en el
hondo sentido de su filiación divina, que le llevaba a mantener una
continua e intensa presencia de Dios y a esforzarse por practicar
heroicamente todas las virtudes. Fue constante su filial y confiada
devoción a la Virgen, su amor al Papa y a la jerarquía de la Iglesia.
Mons. Escrivá falleció santamente, en Roma, el 26 jun. 1975 (73 años
de edad), mientras desarrollaba sus ocupaciones habituales. La fama de las
virtudes heroicas del Fundador del Opus Dei se ha extendido por todo el
mundo y son innumerables los favores -espirituales y materiales-
atribuidos a su intercesión. El 12 mayo 1981 se inició en Roma su Causa de
Beatificación y Canonización, solicitada al Papa por numerosas personas
del mundo entero, entre ellas 69 Cardenales y 1.300 Obispos.
Era Doctor en Derecho por la Univ. de Madrid y en Teología por la
Univ. Lateranense de Roma. Académico de la Pontificia Academia Romana de
Teología; Consultor de la Sagrada Congregación de Seminarios y
Universidades y de la Comisión Pontificia para la interpretación auténtica
del Código de Derecho Canónico; Prelado de Honor de Su Santidad; Doctor
honoris causa por la Univ. de Zaragoza; hijo predilecto de Barbastro; hijo
adoptivo de Pamplona y de Barcelona; Gran Canciller de las Univ. de
Navarra (España) y Piura (Perú); etc.
El 15 sep. 1975 fue elegido por unanimidad para dirigir el Opus Dei
mons. Álvaro del Portillo (v.), durante largos años el más próximo
colaborador de E. de B. El 28 nov. 1982 el camino jurídico del Opus Dei
llegó al término deseado por su Fundador, cuando Juan Pablo II lo erigió
en Prelatura personal, mediante la Const. Apostólica Ut sit, y nombró
Prelado del Opus Dei a mons. del Portillo.
Escritos. En 1939 publica Camino, cuya primera versión había
aparecido en 1934 con el título de Consideraciones Espirituales. Este
libro, que pretende llevar al lector por «caminos de oración y de amor»,
se ha convertido en un best-seller mundial de la literatura espiritual
(más de tres millones de ejemplares en 170 ediciones y 34 idiomas hasta
1981). También en 1934 escribió Santo Rosario, que ha alcanzado ya 48
ediciones en 11 idiomas.
Posteriormente publicaría La Abadesa de las Huelgas (1944), estudio
histórico-jurídico y teológico, fruto de una atenta investigación en los
archivos del famoso monasterio burgalés. En 1968 fueron recogidas en un
volumen algunas de las entrevistas concedidas a la prensa de varios
países, con el título Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, en el
que analiza cuestiones de la vida cristiana, del mundo y de la Iglesia. En
sus Homilías sobre temas ascéticos, litúrgicos y teológicos consigue,
junto a gran calidad literaria, una conexión inmediata del Evangelio con
la vida del cristiano corriente. Algunas han sido publicadas en Es Cristo
que pasa (1973) y Amigos de Dios (1977). En 1981, se ha publicado el libro
Vía Crucis, consideraciones sobre la Pasión del Señor, escritas por el
Fundador del Opus Dei. Escritor ágil y profundamente humano, ha volcado en
sus obras su experiencia espiritual y sacerdotal, sabiendo llegar al
lector cualquiera que sea su nivel intelectual o sus características
culturales o sociales.
Actividades apostólicas. Son muy abundantes en todo el mundo las
iniciativas apostólicas promovidas bajo el impulso de mons. Escrivá de
Balaguer. Se trata de labores de naturaleza laical y secular, abiertas a
todos, que constituyen de modo inmediato un servicio cristiano, un
apostolado. Los socios del Opus Dei, junto a otras personas -a veces no
católicas, e incluso no cristianas-, con su libertad y responsabilidad de
ciudadanos corrientes, y con espíritu de servicio a la sociedad, han
promovido esas labores apostólicas cuya actividad formativa -doctrinal y
espiritual- está confiada al Opus Dei, que garantiza el espíritu cristiano
en el que se desarrollan esas actividades, quedando los aspectos técnicos,
administrativos, etc., bajo la responsabilidad de las personas que
realizan ahí su trabajo.
Son iniciativas variadísimas: centros de enseñanza casas para
retiros espirituales y cursos de formación; residencias de estudiantes;
escuelas de formación profesional para la mujer; clínicas y dispensarios
médicos; centros de formación cultural para obreros y campesinos,
etcétera. Muchas de esas labores han adquirido en pocos años un prestigio
internacional. Abiertas a todos, reciben ayuda de toda clase de personas
por su interés social, educativo, asistencial, o de promoción humana y
cristiana.
Algunos aspectos de su enseñanza. Mons. Escrivá de Balaguer ha
insistido siempre en la importancia de la respuesta de cada persona a la
llamada de Dios. Por eso, si significativas son las labores apostólicas en
todo el mundo, en las que el Opus Dei se hace responsable de la formación
espiritual y cristiana, más importante aún es la aportación de su Fundador
para que todos los cristianos adquieran conciencia de su vocación a la
santidad y al apostolado (V. SANTIDAD, 3; APOSTOLADO).
El cardenal Albino Luciani, en un artículo publicado en el Gazzetino
de Venecia pocas semanas antes de su elección al Pontificado con el nombre
de Juan Pablo I, decía: «Escrivá de Balaguer, con el Evangelio, ha dicho
constantemente: Cristo no quiere de nosotros un poco de bondad, sino mucha
bondad (...). En mitad de la calle, en la oficina, en la fábrica, nos
hacemos santos, pero con la condición de cumplir el propio deber con
competencia, por amor a Dios y alegremente, de modo que el trabajo diario
no sea la "tragedia diaria", sino la "sonrisa diaria". Cosas semejantes
había enseñado S. Francisco de Sales hacía más de trescientos años (...).
Sin embargo, en algunos aspectos, Escrivá supera a Francisco de Sales.
También éste proponía la santidad para todos, pero parece que enseña
solamente la "espiritualidad para los laicos", mientras que Escrivá ofrece
una "espiritualidad laical" (...). Para él, lo que debe transformarse en
oración y santidad es el trabajo material mismo».
Limitándonos a algunos aspectos de sus enseñanzas, debe señalarse
ante todo la continua referencia del Fundador del Opus Dei a la radical
igualdad de todos los bautizados; por el Bautismo y los demás Sacramentos
somos configurados con Cristo, y llamados a la santidad y a participar de
su afán redentor (p. ej. V. LAICOS; PRESBÍTERO). La Santa Misa es
presentada como centro y raíz de la vida cristiana que se desarrolla en
medio de las ocupaciones habituales (v. VOCACIÓN II; CONTEMPLACIÓN V).
La vida entera es penetrada por una unidad en la que se asumen e
insertan todos los quehaceres humanos ennoblecidos por la gracia y las
virtudes cristianas. El trabajo es no sólo un medio de vida o un
instrumento al servicio de la sociedad, sino un camino de santidad por el
que el bautizado debe sentirse colaborador del plan creador de Dios y de
la Redención (V. TRABAJO HUMANO VII). Consecuentemente, todas las
realidades seculares, especialmente la familia y la profesión, se
convierten para , el cristiano en lugar de encuentro con Cristo.
Mons. Escrivá de Balaguer ha contribuido notablemente a ampliar las
relaciones ecuménicas: desde 1950 la autoridad de la Iglesia ha reconocido
la posibilidad de que los no católicos y no cristianos sean Cooperadores
del Opus Dei.
No es posible agotar la exposición de las virtualidades de un
espíritu y de unas enseñanzas cada día más difundidas entre personas de
todas las razas y condiciones sociales. El Opus Dei es una realidad viva
muy presente en nuestro tiempo. Este florecimiento de vida cristiana en
tantos ambientes de la sociedad llevó al papa Paulo V I a decir que el
Opus Dei representa «una viva expresión de la perenne juventud de la
Iglesia».
V. t.: OPUS DEI
BIBL.: Á. DEL PORTILLO, F. PONZ,
G. HERRÁNZ, En memoria de Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, Pamplona
1976; S. BERNAL, Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer: Apuntes sobre la
vida del Fundador del Opus Dei, 6 ed., Madrid 1980; L. I. SECO, La
herencia de Mons. Escrivá de Balaguer, Madrid 1976; J. J. THIERRY, Opus
Dei. A Close-up, Nueva York 1975 (trad. del francés puesta al día); 1. L.
ILLANES, La santificación del trabajo, tema de nuestro tiempo, 6 ed.
(revisada y aumentada), Madrid 1980; W. BLANK, R. GóMEZ PÉREz, Doctrina y
vida (reflexiones sobre la espiritualidad del Opus Dei), 6 ed., Madrid
1974; J. L. ILLANES, J. B. TORELLÓ, P. RODRÍGUEZ, R. GARCÍA DE HARO, A.
BYRNE, La vocación cristiana (reflexiones sobre la catequesis de Mons.
Escrivá de Balaguer), 4 ed., Madrid 1975; R. GóMEz PÉREZ, La fe y los
días, 3 ed., Madrid 1973; VARIOS, Testimonios sobre Mons. Escrivá de
Balaguer, (Foll. Mundo Cristiano 224-227), 2 ed., Madrid 1976; VARIOS,
Cristianos corrientes (textos sobre el Opus Dei), 5 ed., Madrid 1974; P.
RODRíGUEz, Algunos aspectos de la aportación de Mons. Escrivá de Balaguer
a la teología y a la espiritualidad, «Scripta Theologica» IX (1977),
9-128; Á. DEL PORTILLO, J. ECHEVARRÍA, F. KÓNIG, A. LUCIANI, Opus Del
19281978, «Studi Cattolici», oct. 1978, p. 596-615.
C. ESCARTÍN NÚÑEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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