CHAMINADE, GUILLAUME-JOSEPH


Es uno de los insignes apóstoles de la reconstrucción de la Iglesia de Francia, después de la gran tormenta revolucionaria de finales del s. xvlli. Es, en cierto sentido, un profeta, que reconoció los signos de su tiempo y actuó como precursor.
     
      Formación y preparación. N. en Périgueux (8 abr. 1761) capital del Périgord (SO de Francia). Fue el decimotercer hijo de una familia de recias virtudes humanas y de profunda piedad. Tres de sus hermanos fueron sacerdotes o religiosos. Se educó en Mussidan, Burdeos y París. Desde su adolescencia se sintió llamado a una vida interior intensa. A los 14 años hizo votos privados de pobreza, castidad y obediencia. Su hermano J. Bautista, jesuita secularizado por la expulsión, le inició en la meditación y espiritualidad ignacianas. En Burdeos siguió los cursos de la Universidad como alumno preferido del abate Langoiran, futuro mártir de la Revolución. En París se alojó y estudió en el Colegio de Lisieux dirigido por los sacerdotes de S. Sulpicio de Mr. Olier (v. SULPICIARLOS). Sus estudios se coronaron con el sacerdocio y el doctorado en 1784.
     
      La Revolución francesa marca un hito en su vida. Se niega a prestar juramento a la constitución civil del clero. Disfrazado de calderero y baratijero ejerce con fortaleza cristiana el santo ministerio. Caído Robespierre y terminado el Terror, por sus dotes de prudencia y de firmeza es encargado de rehabilitar a los sacerdotes juramentados. Por entonces conoció y dirigió a Mlle. De Lamourous, que más tarde fue fundadora de La Misericordia, de Burdeos, para las jóvenes arrepentidas. Recrudecidas las leyes persecutorias se vio en la necesidad de dejar Burdeos y salir para España. Los tres años de destierro en Zaragoza pueden calificarse como el Manresa de Ch. Su ocupación principal fue el estudio, la oración y la meditación. Pero sobre todo la Virgen de la Santa Capilla ejerce sobre él una misteriosa atracción. Fue éste el momento decisivo, una de las cumbres de su vida. La tradición marianista se ha remontado siempre al Pilar de Zaragoza como a la cuna de la Compañía de María. El P. Caillet, sucesor del fundador, al comunicar la noticia de su muerte, escribía: «Allí (en Zaragoza) fue donde por inspiración divina formó el proyecto, que más tarde había de realizar con tan magnífico resultado, de establecer en Francia Congregaciones para honrar a la Virgen y una Orden religiosa que le estuviera especialmente consagrada». Y en cierta ocasión el mismo fundador decía: «Hijos míos, os he visto tal cual ahora os veo, y esto sucedió en un abrir y cerrar de ojos hace mucho tiempo». Vuelto a su patria en el otoño de 1800, es nombrado administrador de la diócesis de Bazas. Suprimida ésta poco después, recibió el título de misionero apostólico y el de canónigo honorario. -Estos cargos no hacen olvidar a Ch. el mensaje recibido a los pies del Pilar. El 2 febr. 1801 creaba la Congregación de María Inmaculada. Abarcaba ésta cuatro ramas. También los sacerdotes constituían una sección especial. Según Goyau, en Précurseurs, Ch. actuó como un adelantado de la Acción Católica, por la colaboración que estableció entre sacerdotes y seglares. Consciente de las aspiraciones igualitarias de la Revolución, quiso para la Congregación la fusión de las clases sociales sin distinciones ni preeminencias, realizando así el ideal de la Iglesia primitiva. La acción de estos congregantes fue intensísima. Sus múltiples actividades abarcaban también la promoción social y las obras apostólicas.
     
      Fundación de los marianistas. Desde sus comienzos se dieron en la Congregación intentos de vida religiosa. Había congregantes que hacían votos privados y algunos llevaban vida religiosa en el mundo. Sólo faltaba un paso para la fundación de las órdenes religiosas entrevistas en Zaragoza. Este paso fue dado por las jóvenes el 25 mayo 1816, día en que nació el Inst. de Hijas de María Inmaculada, bajo la dirección de Adela de TrenqueIléon, cofundadora con Ch. Este Instituto se dedica sobre todo a la educación y a las misiones. Está extendido por Francia, España, Italia, América del Norte, Japón y África. En cuanto a los jóvenes, un grupo de ellos, reclutados por J. B. Lalanne, discípulo predilecto de Ch., declararon a éste, el 2 oct. 1817, su voluntad de consagrarse a Dios y a María por los votos de religión. El 5 de septiembre del siguiente año emitieron sus primeros votos públicos. Esta Congregación nacía en la Iglesia con características muy marcadas. Aspiraba a ser una Orden religiosa en sentido estricto, pero con formas adecuadas a las nuevas necesidades. Su composición era mixta: clérigos y laicos en pie de igualdad. Destacaba como virtud característica la piedad filial mariana sellada por el voto de estabilidad (v. MARIANISTAS). La fecha del 12 abr. 1839 señala el cenit de la vida de Ch., pues fue ese día cuando recibió el Decreto laudatorio, por el que Gregorio XVI reconocía que tanto la Compañía de María como el Inst. de Hijas de María Inmaculada eran enteramente recomendables y los alababa con todo encarecimiento. Poco después se inicia para Ch. un calvario de sufrimientos morales que iban a acrisolar su alma. Lo más doloroso de estos sufrimientos es que provienen de dificultades y desacuerdos con sus más inmediatos colaboradores. En enero de 1850 un atáque de apoplejía le privaba del habla. Por signos se hicieron las paces entre el fundador y el P. Caillet, su sucesor. El 22 de enero, con el crucifijo entre sus manos, entregaba su alma a Dios. En 1918 se iniciaba su causa de beatificación.
     
      Oersonalidades. Ch. de uno de los más prestigiosos y originales protagonistas de la restauración religiosa en Francia. Original no precisamente por la singularidad de su persona, sino por la de su obra. Ch. no deslumbra por sus cualidades brillantes. Modelo de ponderación y equilibrio, porte noble, trato social exquisito, corazón bondadoso y comunicativo, no sólo atrae, sino que fascina, especialmente a los jóvenes. Es, sobre todo, original en su acción apostólica. Su consigna es: menos formalismos y más autenticidad. Sacrifica las formas exteriores en aras de la eficacia y de una mejor aceptación por parte de una sociedad laicizada. Como contrapartida exige para sus religiosos una intensa vida interior, un profundo espíritu de fe. Todo este conjunto de medios apostólicos está empapado de un vivo y entrañable amor a María.
     
      V. t.: MARIANISTAS.
     
     

BIBL.: Obras de Ch.: Del conocimiento y amor de María, Ma. drid 1965; Lettres, 5 t. Nivelles (Bélgica); Circulares del B. Padre Chaminade, Madrid 1962; 1`crits Marials (recopilación), 2 vol., Friburgo (Suiza) 1966.

 

F. FERNÁNDEZ SAINZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991