CARNAP, RUDOLF


Filósofo neopositivista del Círculo de Viena; n. el 18 mayo 1891, en Rondsdorf, hoy Wuppertal, en Alemania noroccidental. Sus padres eran Johannes Carnap y Anna Dórfeld. Según C., éstos eran profundamente religiosos, pero esa religión la entendían en sentido puramente moral, pues cuenta que su madre le recalcó que lo más importante no es el contenido del credo (The Development of my Thinking, 3). Tal vez esa enseñanza materna influyó en la tesis de que la ética y la religión carecen de valor cognoscitivo. M. el 14 sept. 1970, en Santa Mónica (California).
      Círculo de Viena. Desde 1926 a 1935 C. participó en las actividades del Wienerkreis (Círculo de Viena), bajo la dirección de Moritz Schlick y en compañía de Otto Neurath, Hans Hahn y otros (V. NEOPOSITIVISTAS LÓGIcos). Los miembros del Círculo tenían en común la formación universitaria en alguna ciencia particular además de la filosofía (en el caso de C., la física), el conocimiento de lógica moderna o simbólica y una gran aversión a cualquier tipo de metafísica. El Círculo recibió - la influencia de L. Wingenstein (v.) quien, sin embargo, no compartía del todo sus puntos de vista anti-metafísicos ni, menos todavía, su actitud antirreligiosa. Tampoco estuvo el Círculo de Viena conforme con todas las ideas del conocido lógico austriaco Karl Popper. Más tarde, C. descubrió que nada menos que Alberto Einstein abrigaba preocupaciones cosmológicas y religiosas, cuestiones, según Einstein, no solubles científicamente. Sin embargo, C. sigue afirmando que, las cuestiones, o se contestan científicamente o no se contestan de ningún modo.
      Los miembros del Círculo de Viena son casi únicos por su admirable sentido de colaboración. Además, formaban una verdadera escuela, que evolucionaba más o menos en conjunto. Por tanto, se puede hablar de una filosofía común a los miembros del Círculo con mucha más razón, p. ej., que al hablar del existencialismo. Existen diferencias entre los distintos miembros, pero hay que entenderlas desde un punto de partida común. Además de la posición general antimetafísica y su preparación en ciencias naturales y en lógica simbólica, los miembros del Círculo de Viena compartían algunas tesis más concretas. Sostenían que las proposiciones metafísicas son pseudoproposiciones o, en cualquier caso, un intento de dar forma intelectual a sentimientos. La lógica simbólica, sin embargo, es filosóficamente neutral, según C., y no depende de la posición filosófica que se sostenga. Los miembros del Círculo de Viena se dedicaban exclusivamente a problemas lógico-lingüísticos dentro de la filosofía, tratando de resolverlos, bien por consideraciones puramente internas o formales (de consistencia), bien por razones pragmáticas de aplicabilidad. Pero según el principio de tolerancia enunciado por C., no hay ninguna bondad ni maldad en escoger los axioma s o reglas lógicos iniciales; para ello hay completa libertad. En este sentido, como herencia del debate entre el realismo y el idealismo subjetivo, los neopositivistas lógicos discutían si conviene más un lenguaje fenomenalista (que habla de todo en términos de mis percepciones) o un lenguaje fisicalista (que habla de las cosas sin referencia al que percibe). El Círculo optó por el lenguaje fisicalista, pero no porque hubiera fallado a favor del realismo y en contra del subjetivismo, sino porque parecía simplemente más congruente verificar afirmaciones acerca de cosas, que no acerca de percepciones. Pretendían, además, someter todas las ciencias a un mismo lenguaje, unificándolas según el modelo de la física.
      Desde 1931, C. ocupó una cátedra en Praga, aunque se mantuvo en contacto con el Círculo de Viena. En diciembre de 1935, ante la amenaza de intervención alemana, se trasladó a los EE.UU.. Al cabo de una temporada quedó prácticamente reconstruido el Círculo de Viena en Chicago, donde de nuevo empezó a elaborar una enciclopedia para conseguir la unificación de las ciencias.
      En USA C. entró en relación con el lógico polaco Alfred Tarski (n. 1901) y el norteamericano Willard van Orman Quine (n. 1908). Tanto Tarski como Quine diferían de C. por rechazar una distinción enfática hecha por éste entre verdad lógica y verdad fáctica o empírica.
      Tras la muerte de su amigo Hans Reichenbach (18911953), C. se trasladó a la Univ. de California en Los Ángeles, para ocupar la antigua cátedra de aquél.
      Obras. C. es un autor extraordinariamente laborioso y prolífico y sólo cabe señalar las obras más indicativas de las posiciones que ha ido tomando a lo largo de su carrera.
      En 1928 expresa su fisicalismo en Der Logische Auf bau der We1t (La estructura lógica del mundo), intento de interpretar todo en términos de cosas materiales. Sigue en 1929 con Abriss der Logistik (Breve tratado de logística), una obra hecha sobre la lógica de Principia Mathematica. Cuenta C. que durante la inflación de la República de Weimar no podía comprar obras extranjeras caras, como los Principia Mathematica de Whitehead y Russell. Solicitó entonces la ayuda de Bertrand Russell, quien le envió 35 folios de su propio puño y letra con todas las defifliciones importantes de Principia Mathematica.
      En 1934 aparece la gran obra sistemática Logische Syntax der Sprache (Sintaxis lógica del lenguaje), donde intenta resolver todo problema filosófico por lógica y todo problema lógico por lógica formal o sintaxis. Es aquí donde propone su principio de tolerancia citado arriba, de que no hay ningún absoluto en lógica. Lleva el principio a la práctica formulando dos lenguajes lógicos alternativos. Su actitud es constructivista por cuanto el único requisito ineludible en lógica es que siga consecuentemente las reglas que se hayan escogido de manera arbitraria. Es también formalista, en cuanto no atribuye ningún sentido intrínseco a las expresiones que aparecen en sus sistemas lógicos, sino más bien prefiere dar reglas sobre la manipulación de los signos identificados sólo topográficamente, es decir, por su situación y forma externa. Se trata de que la sintaxis abstrae no ya de todo contenido material, sino también de las mismas identidades ideales de las que hablaría un Frege o un Husserl.
      Con Introduction to Semantics (Introducción a la semántica) se nota en 1942 un movimiento hacia la posición de Tarski, quien insiste en la necesidad de incluir en la lógica no sólo el estudio de la sintaxis o relaciones formales de signos entre sí, sino también la semántica: estudio de las relaciones entre el signo y lo que significa. De todas formas, C. procura formalizar el lenguaje hasta el fondo y se muestra preocupado en el prefacio de Introducción a la semántica, en caso de que sus estudios de entidades abstractas, como verdad y significado, puedan parecer una capitulación ante la metafísica y un reconocimiento de ideas platónicas.
      Su interés por la semántica, sin embargo, continuó, y le llevó a trabajar en dos direcciones distintas. La semántica estudia el significado, pero el significado del concepto puede entenderse como comprehensión o como extensión en términos más modernos, como sentido o como designación. C., pues, ha desarrollado, por una parte, la lógica moral e intensional y, por otra, la problemática que surge en filosofía de la ciencia en torno a la verificación o comprobación de cuál es el significado de las proposiciones. En la primera de esas líneas publica Meaning and Necessity: A Study in Semantics and Modal Logic (Sentido y necesidad) en 1947. En la segunda, escribe una serie de artículos sobre comprobación, confirmación, métodos inductivos y probabilidad, hasta llegar a la obra de más envergadura, Logical Foundations of Probability, de 1950, que tenía que haber sido el primer volumen de dos sobre probabilidad e inducción.
      Valoración. El espíritu fanáticamente antimetafísico de C. le ha llevado a tomar algunas posturas verdaderamente indefendibles incluso en lógica. Sin embargo, su incansable preocupación por elaborar todos los detalles de cualquier planteamiento le ha empujado a prestar el gran servicio de mostrar claramente las implicaciones de sus principios, y, lo que es más importante todavía, a que modificara sus posiciones con absoluta honradez a la luz de los resultados alcanzados por él y por los demás positivistas lógicos.
     

BIBL.: Obras: Filosofía y sintaxis lógica, México 1963; La sintaxis lógica del lenguaje, México 1967; La eliminación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje; la antigua y la nueva lógica; Psicología y lenguaje físico, en «Positivismo lógico», México 1965; Introducción a la semántica, México 1968; pról. a Moderna filosofía de la ciencia, de H. REICHENBACH, Madrid 1965.

 

JAMES G. COLBERT, IR.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991