Cardenal español, obispo de Cartagena ( 1705-23). Por móviles religiosos
apoyó a Felipe V en la guerra de Sucesión; firme defensor de la Iglesia
frente a la política regalista; celoso fomentador de la disciplina
eclesiástica y piadoso fundador de instituciones benéficas y educativas.
Cardenal en 1719, renunció a su sede en 1723 para servir en la Curia
romana hasta su muerte el 23 feb. 1743.
N. en Motril (Granada) el 30 nov. 1662, de familia noble. Pronto
huérfano, estudió en los Colegios Mayores de Santiago, de Granada, y de
Santa María de Jesús, de Sevilla. En 1686 era doctor en Teología, y en
1687, lectoral de Zamora, donde impresionó por su virtud y doctrina. Por
obediencia a su prelado opositó a lectoral de Córdoba y la fue por voto
unánime en 1689, a los 27 años. Allí enseñó y predicó la Sagrada Escritura
durante 16 años, fundó una casa de filipenses, en la que ingresó, y
compuso el libro Psalle et sile que "que causa de que muchos canónigos
cambiasen de costumbres y se observase silencio en el Coro durante los
Divinos Oficios" (J. Zelada, f. 244). A petición de su obispo, card.
Salazar, Felipe V la presentó para la sede de Cartagena, que ocupó en mayo
de 1705. En la diócesis se difundía entonces, incluso desde los
confesonarios, la invalidez del juramento a Felipe V y el deber de apoyar
al archiduque. B. razonó en una pastoral, octubre de 1705, la obediencia
debida a Felipe V. La guerra llegó a Murcia en 1706, y al saber B. las
profanaciones cometidas en Alicante por los partidarios del archiduque
formó milicias y, forzando su «natural genio», «se puso a caballo llevando
en una mano el Crucifijo, exhortando a sus súbditos a defenderse de los
enemigos de nuestra Santa Fe y a defender sus iglesias y no verlas
ultrajar, declarando que era guerra de Religión» (J. Zelada, f. 245).
Felipe V le nombró virrey de Valencia, cargo que aceptó con resistencia
hasta lograr dejarlo.
En 1709 Clemente XI reconoció al archiduque como rey del territorio
ocupado en España. Felipe V rompió entonces con Roma y limitó la libertad
eclesiástica. B., sin mengua de su afecto y lealtad a Felipe V, defendió
ejemplarmente los derechos de la Iglesia en su Memorial de 26 nov. 1709,
actitud siempre mantenida.
Fue siempre incansable en la visita pastoral a su extensa diócesis,
en la atención a los pobres, fomento de la piedad e instrucción, decoro
moral y disciplina eclesiástica. Esto pretendían sus disposiciones de 1711
sobre «la profanidad de los trajes» y la vida clerical y, sobre todo, su
Casa de Huérfanos, Casa de Recogidas, Hospital de Convalecientes,
Seminario de Teólogos, Colegio de Infantillos, Casa de Filipenses y
Montepíos frumentarios. Para sostenerlos mandó desecar 40.000 tahullas
cedidas por Orihuela y Guardamar, donde fundó las villas de Nuestra Señora
de los Dolores, San Felipe y San Fulgencio. Por amor a su sede rehusó las
de Córdoba y Zaragoza, y por mandato de Clemente XI aceptó ser cardenal.
Presentó a Felipe V los males del reino en memoriales plenos de libertad y
respeto, escritos, como sus pastorales - unas 30 obras- con extraordinaria
documentación teológica, jurídica e histórica.
En la Santa Sede se consagró a las Misiones de Oriente y a la
disciplina eclesiástica. La bula Apostolici ministerii ( 1723) sobre la
reforma tridentina en España se llamó bellugana, por su intervención en
ella. Benedicto XIV comunicó al obispo de Murcia la muerte de B.
diciéndole: «ha muerto como ha vivido... pobre y santo. Tenía sus
defectos, como los tienen todos los hombres; pero eran pequeños lunares en
un bellísimo cuerpo. La intención... siempre santa, la fatiga continuada
hasta los últimos momentos, la mano siempre abierta para los pobres: era
el honor del Sacro Colegio».
BIBL. : J. BAGUENA, El Cardenal
Belluga, Su vida y su obra, Murcia 1935; I. MARTÍN, Figura y pensamiento
del Cardenal Belluga a través de su memorial antirregalista a Felipe V,
Murcia 1960 (incluye el documento de J. ZELADA, Ristretto della vita del
C. Belluga, Archivo Vaticano Fondo Albani, 96); El Cardenal Belluga,
Pastorales y documentos de su época publicados en el tercer centenario de
su nacimiento, Introducción de A. PÉREZ y GÓMEZ, Murcia 1962; J. TORRES
FONTES-R. BOSQUE CANCELLER, Epistolario del Cardenal Belluga, Murcia 1962;
A. SOBEJANO, El Cardenal Belluga, Murcia 1962; R. SERRA RUIZ, El
pensamiento social-político del Cardenal Belluga (1662-1743), Murcia 1963.
I. MARTÍN MARTÍNEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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