APREHENSIÓN
En la filosofía
tradicional (J. Gredt, Elementa Philosophiae Aristotelico-thomisticae)
la simple a. se define como el acto por el cual el intelecto
conoce alguna esencia sin que afirme ni niegue nada de ella. Por
ese conocimiento se produce el concepto (v.). Por la simple a.
conocemos la cosa intelectualmente.
En esa definición la parte negativa «sin que afirme ni
niegue nada de ella», indica la diferencia entre la simple a.
-primera operación del intelecto- y el juicio (v.), que es la
segunda operación del intelecto. Ya que en el juicio afirmamos que
algo ocurre o no ocurre, el juicio tiene que ser verdadero o falso
según se corresponda o no nuestra afirmación con la realidad. En
cambio, el concepto, al limitarse a captar alguna esencia, no es
ni verdadero ni falso. Sería erróneo decir que el concepto es
siempre verdadero. El concepto está en otro orden que no es el de
la verdad o falsedad. El concepto puede ser claro u oscuro,
confuso o distinto, porque aun prescindiendo de su objeto (que
puede ser, p. ej., algo definido o algo indefinido: jabalí o
no-jabalí), el mismo acto de aprehender puede dejar de ceñirse
bien a su objeto o puede no separarlo de otros objetos.
En la definición precedente, esencia no debe tomarse en
sentido estricto como opuesto a accidente. Esencia significa tan
sólo algún contenido intelectual, nota o aspecto de la cosa.
Tampoco simple ha de entenderse con respecto a lo aprehendido,
puesto que podemos aprehender algo que admite análisis (v.)
ulterior. El concepto hombre, p. ej., se resuelve en animal y
racional.
La simple a. es simple en sí. Es decir, no consiste en
composición o división intelectual de juicios -asociando, p. ej.,
«caballo» y «bestia de carga»-, que realizamos posteriormente en
el juicio.
El resultado de la operación de aprehender, de fijarse o
apoderarse de algún aspecto de la realidad, es el concepto.
Conceptus, etimológicamente, equivale a concebido, de modo que se
puede distinguir entre el término mental mediante el que
entendemos, es decir, el concepto formal o propiamente dicho o
concepto subjetivo, y el concepto objetivo o análogamente dicho,
es decir, aquello que entendemos (v. OBJETO). La simple a. es un
acto de la mente considerado lógicamente, es decir, desde el punto
de vista de las segundas intenciones (v. LÓGICA). Se puede
considerar el acto intelectual real o psíquicamente (v.
PSICOLOGÍA), en cuyo caso se habla de abstracción (v.).
La terminología escolástica es exacta y a la vez difícil por
su matización. El concepto formal es una imagen intencional. En
cambio, el objeto formal es aquello que aprehendemos, algo real,
lo concebido. El objeto material es aquella totalidad que
conocemos al conocer algún aspecto suyo. En el ejemplo
tradicional, vemos (materialmente) el cuerpo, viendo (formalmente)
su color.
Término. Desde el punto de vista de la lógica formal, el
concepto es signo de la cosa o esencia aprehendida y el término es
signo del concepto. El término es un signo artificial o
arbitrario, mientras que el concepto es un signo natural y,
además, tiene la peculiaridad de no requerir conocimiento previo
para que nos demos cuenta de lo que significa. En cambio, la
huella de una pezuña tiene una conexión causal. y natural con el
paso de un ciervo, pero necesitamos ser duchos en descifrar
huellas.
La lógica formal estudia el término, porque es más fácil
abstraer de los contenidos concretos cuando se tiene un signo
tangible. El término, entonces, se denomina según su contexto,
enunciativo o proposicional y silogístico, pues podemos considerar
su situación meramente en el seno de la proposición o en el seno
del silogismo. Los términos enunciativos tradicionalmente se
dividen en categoremáticos y sincategoremáticos. Los términos
categoremáticos son o nombres o verbos, es decir, lo que significa
algo por sí. En cambio, los sincategoremáticos son los términos
que significan la determinación de un nombre o verbo, es decir, un
adjetivo o adverbio o incluso oración subordinada de preposición.
En la época nominalista sincategoremático pasa a significar un
término que tiene función lógica, es decir, un término como la
cópula, las expresiones de cantidad todo, ningún, algún; las
conjunciones si, y, o, etc.
Desde el punto de vista del silogismo (v.) el término es
sujeto o predicado de la conclusión o término medio. Whitehead. El
filósofo inglés Alfred North Whitehead (v.) distingue entre ap-prehensión
y simple prehen' sion. Whitehead, como Leibniz, ve a los seres
como una escala continua, donde no existe rotura nítida entre los
que tienen sensación y los que no la tienen, aunque, por supuesto,
es diferente tenerla que no tenerla. Por consiguiente, llamaba
prehensión a cualquier contacto, cualquier intercambio entre dos
entidades actuales. La prehensión pasa a ser aprehensión con la
aparición de la conciencia. La explicación de prehensión en
Whitehead parece tener su inspiración en la transferencia de
quanta de energía descrita por la física contemporánea. Prehensión
o percepción no-consciente es una característica trascendental o,
como diría Whitehead, genérica, común a toda entidad. En la
prehensión, una entidad ejerce influencia causal sobre otra.
Prehensión significa etímológicamente asir, coger. Whitehead
reconoce en Process and Reality que Leibniz ya distinguió entre
percepción y apercepción, es decir, entre la manera inferior y
superior en la que una mónada puede tener en cuenta a otra. Sin
embargo, Leibniz aún asocia estos términos con la conciencia,
asociación que Whitehead no acepta. La prehensión, para Whitehead,
es la forma en que una entidad puede físicamente incluirse o estar
presente en otra. La constitución formal (en términos de Whitehead)
depende de que una entidad actual prehenda a otras. Su ser
objetivo sucede a su constitución cuando ya puede ser prehendida
por otra (Whitehead, Adventures of Ideas, 226-27).
La prehensión puede ser física o conceptual. Es física
cuando prehendemos entidades actuales. Es conceptual cuando
prehendemos un «objeto eterno». Los objetos eternos de Whitehead
se parecen a las ideas de Platón, y, como ellas, vienen a ser algo
así como la causa ejemplar de lo físico, que a su vez los revela a
otras entidades actuales. En concreto, siempre se encuentran en
una entidad actual (sea Dios u otro) y, por tanto, pueden ser
prehendidas eficazmente por entidades inferiores que no
conceptualizan. Sólo se distinguen de sus encarnaciones concretas
al llegar al nivel de conceptualización.
Crítica del empirismo y del racionalismo. La distinción
entre prehensión y aprehensión permite a Whitehead criticar la
epistemología del empirismo inglés de los s. xvii y xviu.
Whitehead no está de acuerdo con Locke (v.) en afirmar que
lógicamente es necesario afirmar que las prehensiones complejas
deben resolverse en prehensiones simples. Locke más bien afirmaba
que las ideas complejas se resuelven en ideas simples y que son
éstas las que aprehendemos. En cambio, Whitehead, igual que la
Escolástica, mantiene que la prehensión de una entidad actual
concreta proporciona un contenido complejo que proviene de
prehensiones de diversos objetos eternos y de otras entidades
actuales. Whitehead observa que Hume (v.) y Descartes (v.), de
quien en cierta manera depende Hume, no se dan cuenta de que hay
más de un tipo de prehensión o percepción. Admiten sólo la
presencia inmediata, la idea clara y distinta. De allí sigue que,
faltando idea clara y distinta, o, en el caso de Hume, faltando
inmediatez de presentación -lo que sucede en la idea de
causalidad-, Hume no la puede admitir como concepto válido.
Según Whitehead hay otro tipo de percepción más vaga, menos
clara, que no depende de la claridad de la percepción sensible. Es
incluso visceral a veces. Es la percepción de la causalidad (v.
CAUSA) o eficacia causal. Lejos de requerir complejas
construcciones mentales o de depender de repetición de
experiencias y asociación de ideas, los mismos animales cuentan
con la eficacia causal y la sustancialidad. Dos ejemplos de
Whitehead son ilustrativos. Un cachorro percibe que una silla es
una cosa que es eficaz en orden a sostenerlo y no duda en lanzarse
a la silla. También un pulpo que no tiene más que el sentido de
tacto poco desarrollado, sabe retirarse a causa de un objeto
extraño que le puede hacer daño. Por tanto, se puede decir, que
cuanto menos organizada y discriminada sea la experiencia
perceptual, más predomina la percepción de la eficacia causal.
Problemas relacionados con la aprehensión. Dos grupos de
cuestiones surgen en torno a la simple aprehensión. La psicología
debe explicar cómo se produce un concepto a partir de datos de
varios sentidos. El esquema de S. Tomás en que el sentido común y
la fantasía hacen la unificación, no es muy distinto del esquema
de Kant (v.), en el que las formas de espacio y tiempo y los
esquemas la realizan. Sin embargo, epistemológicamente, S. Tomás y
Kant valoran de muy diversa manera la confianza que se puede tener
en la objetividad de nuestros conceptos, problema que ha surgido a
menudo en la historia de la filosofía. Ninguna de estas dos
cuestiones afecta a la distinción lógica entre simple a., juicio y
raciocinio.
BIBL.: 1. GREDT, Elementa Philosophiae Aristotelico-Thomisticae, 1, Barcelona 1953; A. N. WHITEHEAD, Proceso y Realidad, Buenos Aires 1956; I. LEcLERc, Whitehead's Metaphysics, Londres 1958; J. MARITAIN, El Orden de los conceptos, Buenos Aires 1965; J. DE SANTO Tomxs, Artis Logicae, Prima pars, Liber I; ID, Q. disputatae, 1, 11, 111; íD, Appendix, q. I, 11, III, Casale 1948.
JAMES G. COLBERT, JR.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991