Anselmo de Laon |
La escuela de A., junto con la escuela catedralicia de París de Guillermo de Champeaux, representan, antes que la escuela de San Víctor y que Pedro Abelardo, el inicio de la Escolástica propiamente dicha, Entre los numerosos escritos conservados de aquellas dos, en los que no siempre es fácil distinguir cuáles per. tenecen a una u otra (cfr. 0. Lottin, o. c. en bibl.), tienen especial importancia las Sentencias. Unas no son sistemáticas, tratan temas variados sin conexión y son precursoras del género literario llamado Quaestiones en la Escolástica; y otras son sistemáticas, iniciadoras del género Libros de las Sentencias, que culmina en el mismo S. XII con los de Pedro Lombardo y después con las Sumas del S; XIII, como las de Tomás de Aquino presenta una colección de las primeras, tomadas de la literatura patrística y de autores modernos, entre los que se mencionan especialmente A. de L., su hermano Rodolfo, Guillermo de Champeaux e Ivo de Chartres; 85 se atribuyen a A., editadas por G. Lefvre, Anselmi Landunensis et Radtílphi fratt-is eius Sententiae excerptae, Evreux 1895. Las sentencias sistemáticas han sido editadas por F. Blicmetzrieder, Anselmus von Laon systematische Sentenzen, Münster 1919,, de ellas las Sententiae divinae paginae es casi seguro se trata de recopilaciones hechas a base de las lecciones y escritos de A.; y las conocidas como Sententiae Anselmi (Principium et causa omnium) fueron compuestas, después de la muerte de A., seguramente por su hermano. Se atribuyó a A. la Glossa interlinealis, un comentario seguido y literal, sencillo, de la S. E.; mientras la Glossa ordinaria (marginal) se atribuía a Walafrido Strabon. En realidad las dos forman en la Edad Media una sola Glossa, que fue instrumento valiosísimo para la exégesis posterior; son de A. el comentario a S. Pablo, a los Salmos y quizá al evangelio de S. Juan; también se le atribuyen Enarrationes in Cantica Canticorum, Enarr. in Apocalysim, y otros comentarios a la S. E. (todos ellos en PL 162). Las Sentencias de A. de L. son un esfuerzo por sistematizar la Teología siguiendo un esquema, inspirado en Escoto Eriúgena (vuelta del universo a Dios): Dios creador y su obra, caída de los ángeles y del hombre (pecado original), necesidad de la Encarnación, Redención y Sacramentos. Los temas más difíciles de la Trinidad, unión hipostática, transustanciación, algunos sacramentos, no se tratan; las Sentencias y Sumas de la Escolástica posterior desarrollarán más el esquema de A. Éste profundiza en los temas relacionados con la creación y el pecado original, naturaleza del alma, libertad, jerarquía de las facultades humanas (sensibilidad, razón, intuición), virtudes teologales y visión de Dios. El método de A. se basa en la autoridad de la Iglesia y de los Padres, cuyos textos son los que trata de ordenar y sistematizar, más en la línea de lo que hoy se llamaría Teología positiva y de los antidialécticos del S. XI - como S. Pedro Damián y Lanfranco, el fundador de la abadía de Bec-, que en la de S. Anselmo de Canterbury. No es extraño que el dialéctico Pedro Abelardo, que también acudió a la escuela de Laón a estudiar Teología, la abandonase al poco tiempo (obligado por otros condiscípulos), declarando que allí perdía su tiempo v ridiculizando al maestro A. (cfr. PL 178, 123). Su hermano Rodolfo (m. 1134 ó 1136) le sucedió en la dirección de la escuela, que decayó. La hizo resurgir por un tiempo Gualterio de Mortagne (m. 1174), alumno de Alberico de Reims, otro discípulo de A., en Tournai; fue uno de los que denunció las doctrinas de Abelardo (ca.1136) y llegó a obispo de Laón (1153).
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991 |