Ánimo, Estado de
 

Es un aspecto de la vida sentimental. In todas las lenguas existe una gran riqueza de palabras para nombrar a los sentimientos, pero se observ,1 que no es posible distinguirlas fácilmente, y cómo las correspondencias entre los diferentes idiomas no son completas, además a lo largo de la historia su significado puede ir variando. La riqueza de un sentimiento es tal, que es difícil abarcarlo en un vocablo (esto ocurre especialmente con determinados sentimientos).

Clasificación. Desde Scheler (v.) éstos se estratifican en varias capas. Hay unos que son reactivos frente al mundo exterior, en los que existe un principio de actividad del yo, son los sentimientos del yo (Scheler los llama también anímicos, aunque esta palabra tenga aquí un significado totalmente opuesto a ánimo). Otros, los sentimientos vitales, no son reactivos, sino una manifestación del modo de sentir nuestra corporalidad. De un modo análogo, Lersch distingue entre sentimientos dirigidos y no dirigidos. Los sentimientos vitales están en relación con la persona profunda (Kraus), la persona vital (Braun), la capa vital, vegetativa o emocional (Rothacker). timopsique (expresión a la que alude el concepto del círculo pícnico-timopático de Bumke; v.) o estructura vital (López Ibor; v.). Lersch (v.) habla del fondo endotímico en el que engloba el sentimiento vital, el sentimiento de sí mismo, los sentimientos dirigidos y las tendencias.

La vida afectiva se halla situada entre la instintiva y la espiritual propiamente dicha (vida del yo). La vida instintiva se caracteriza por la fusión entre el polo sujeto y el polo objeto, sin distancia psicológica entre ambos. La vida cognitivo-volitiva del yo es, por el contrario, pura distancia. Para conocer el mundo hay que tomar distancia frente a él y para actuar es necesario conocer y no fundirse con lo actuado. Pero el hombre no vive absolutamente aislado del mundo, ni sometido a la tiranía de sus instintos, sino que vive y participa en él. De ahí la gran importancia que tiene la vida afectiva como gran reguladora de la vida humana, con un pie apoyado en los instintos y en las percepciones y otro en los actos del yo. Este estrato de la vida psíquica es el á., el thymos de los griegos. Tiene algunos matices significativos importantes. Tener á. es tener valor y empuje para realizar cualquier empresa o soportar un sufrimiento.

Los e. de á. constituyen el núcleo esencial de la intimidad personal. Por una parte, se hallan en comunicación con el exterior (Lersch y Strasser hablan del carácter de «religación» del á.). Por otro lado, á. es a la vez un foco de energía interior, en íntima conexión con la vitalidad, pero en cambio, al referirse a e. de á., se pierde este polo de actividad y se señalan los modos como el ser se encuentra a sí mismo, no como se pone en relación con el mundo exterior.

Los e. de á. se expresan por movimientos y alteraciones vegetativas. Es muy probable que los centros mesodiencefálicos tengan que ver con su regulación. La neurofisiología y la clínica de las enfermedades mentales son un punto de apoyo para esta teoría que está aún sin confirmar plenamente. El lóbulo límbico juega un papel preponderante, pero en cambio hoy se quita importancia al circuito córtico-subcortical, que teóricamente postuló Pa pez y que más bien parece estar en relación con mecanismos mnésicos.

El plano del e. de á. es, pues, a la vez somático y psíquico. Novalis decía de la vitalidad, que era «la costura entre el alma y el cuerpo», pero esta costura no hay que concebirla como una línea divisoria entre dos vertientes, sino como un retículo ideal, que se difunde por todas las estructuras orgánicas. El e. de á. es una especie de totalidad psíquica. Se caracteriza porque sobre un fondo común aparecen crestas variables y cambiantes. A estos perfiles se les llama sentimientos vitales.


J. J. LÓPEZ IBOR.
 

BIBL.: J. J. LópEz IBOR, Las neurosis como enfermedades del ánimo, Madrid 1966; P. LERScH, Das Problem der Echtheit, en «Z. ang. Psych.n 48, (1935); íD, Der Aufbau des Charakters, Leipzig 1938; fD, Seele und Welt, Leipzig 1941.
 

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991