Teólogo, filósofo, canonista y filólogo español que, partiendo de una
formación escolástica, ha legado un pensamiento original independiente.
Constituye el principal valor literario de la Univ. pontificio de Santiago
de Compostela en el último periodo de su existencia (1897-1931).
A. R. n. en la parroquia de San Verísimo, municipio de Barro
(Pontevedra) el 1 1 mar. 1869 y m. en Santiago el 4 nov. 1930. Del
ambiente campesino familiar hereda el amor a lo gallego. Su formación
inicial en las letras, y luego escolástica, está adscrita a Santiago, en
cuya Universidad hace el doctorado en Teología y la licenciatura en
Derecho. Después del presbiterado (1894), viaja a Roma para ampliar
estudios durante el curso 1895-96. Lo hace especialmente en Filología.
Reorganizada la Univ, pontificio compostelana, como miembro del Colegio de
Doctores, ejercita su docencia en la cátedra de Propedéutica teológico y
en la de Lenguas orientales durante el curso 1897-98. Ya desde este
momento destaca su independencia y forma original de pensamiento en
Filosofía y Teología, lo cual motiva su traslado a la Facultad de Derecho
en la que enseña desde el curso 1898-99 hasta la muerte. En 1903 pasa, por
oposición, a ser miembro del cabildo compostelano en calidad de canónigo.
En la misma Iglesia- vicario general, provisor, gobernador eclesiástico y
vicario capitular. Fue académico correspondiente de la Real Academia de
Ciencias Morales y Políticas, académico de honor de la R. A. Gallega,
miembro de la Reale Societá degl'lntellettuali (Roma-Catania) y de la
Altorientalische Gesellschaft de Berlín.
«Obrero silencioso de la ciencia»; así califica a A. R., su biógrafo
Gómez Ledo. No confió la producción científica a artículos de revista ni a
conferencias brillantes - sólo comprometido por la amistad escribe algunas
veces en la prensa local-, sino a libros muy pensados de admirable y
profunda prosa científica, sin concesiones literarias, de un auténtico
rigor expositivo, que se lee con verdadero placer. Pero descuidó la
armonía y equilibrio en la abundante materia que expone. Atendiendo a la
obra impresa y su orden cronológico, A. R. debe ser estudiado como
filólogo, canonista, teólogo y filósofo.
El filólogo. Obra principal en este terreno: Los problemas
fundamentales de la filología comparada, 1, Santiago 1904; II, Santiago
1905. De ella se han hecho traducciones al italiano, holandés y húngaro.
En la bibliografía española todavía no ha sido superada esta obra,
verdadera enciclopedia de la ciencia del lenguaje. A un desarrollo
histórico de los problemas sigue el estudio de la fonética y morfología.
Concede gran importancia a la psicología del lenguaje («glotología
psíquica»), que explica las clasificaciones lingüísticas, y a la
investigación histórica de la lengua («glotología histórica»). Con este
doble fundamento psíquico e histórico establece, desde el punto de vista
lingüístico, el espiritualismo antropológico en contra de todos los
matices del empirismo y positivismo lingüísticos: «no hay un solo
descubrimiento filológico, verdaderamente científico - concluye A. R. que
no lleve las huellas de la investigación psicológica» (cfr. o. c., II, p.
735-736). Y desde este «espiritualismo científico» (ib., p. 736) hace
patente el camino hacia Dios.
El canonista. Inicia A. R. la labor canónica con la publicación de
Esponsales y matrimonio, Santiago 1908. Mas la obra que le consagra es
Derecho penal de la Iglesia católica, 3 vol., Santiago, s. a. (por las
críticas se deduce que aparecen de 1919 a 1924). A. R. se aleja de la
exposición casuística y tiene en cuenta el todo orgánico y la elaboración
sistemática según principios teóricos, coincidentes con los del orden
teológico y filosófico, aludidos y citados. Fundamenta así la disciplina
penal eclesiástica, encuadrada en un sistema jurídico coherente y
uniforme; sigue el modelo de los penalistas civiles, cuyas soluciones
discute y adopta, en cuanto pueden iluminar el Derecho penal eclesiástico.
A. R. canonista representa una valiosa aproximación y compenetración entre
el Derecho penal eclesiástico y civil.
El teólogo. La investigación teológica, dada a la imprenta, se
inicia con el siglo: Puntos fundamentales sobre la presciencia y
cooperación divina, Santiago 1901, y se corona el a. 1925 al ser nombrado
para integrar, con Gomá y Bover, la comisión pontificio española que debía
informar sobre la definibilidad de la mediación universal y la maternidad
espiritual de la Virgen. Mas la obra que le consagra como teólogo es Los
problemas fundamentales de la Filosofía y del Dogma. A. R. imprime los
seis primeros vol. en Santiago 1914-17. Los vol. VII - X, póstumos, fueron
impresos también en Santiago 1933-36. Rey Martínez en «Compostellanum» y
Casas Blanco en Cuatro manuscritos inéditos, Madrid 1964, continúan la
publicación de esta obra maestra, de la que aún resta material inédito. A.
R. hace teología a base de la crítica filosófica de los conceptos
ensamblados en la exposición teológica y de la investigación histórica en
torno a los mismos conceptos o a todo el problema. Llega con tal método a
una renovación teológico, independiente del movimiento neoescolástico
(v.), y que hay que juzgar desde la propia filosofía del autor. Entre las
cuestiones así analizadas están la de Dios, Trinidad, Eucaristía,
naturaleza y sobrenaturaleza, conocimiento dogmático y místico, etc. (Para
comprobación metodológica y ver la independencia expositiva, cfr. el
estudio sobre la Trinidad, o. c., V, p. 317-436). La aportación de A. R. a
la Teología ha sido calificada de «correlativismo teológico» o «teología
relacionar». Depende del sistema filosófico que establece, cuyas
consecuencias se dejan sentir inmediatamente en el orden teológico.
El filósofo. No tiene ninguna otra obra estrictamente filosófica. La
base de su filosofía se halla en el primer aspecto de Los problemas
fundamentales de la Filosofía... El estudio puramente filosófico de la
misma no solamente es posible, sino que de hecho se ha dado en bastantes
tesis doctorales y de licencia. Y aunque la temática buscada por A. R. sea
el confrontamiento de la idea filosófica con la idea teológico, la
amplitud y hondura en abordar aquélla ha reservado para A. R. un puesto
destacado entre los pensadores modernos, como creador de un «sistema
científico propio, original, vigoroso y sano», el del «correlativismo
filosófico, base del teológico» (cfr. l. M. Delgado Varela, La gracia
divina en el correlativismo, Madrid 1962, 22-23). La relación sube a un
primer tan o de valor. Es siem re recí roca. Por esto la aportación
filosófica de A. R. se ha estimado como «una revisión de la filosofía a la
luz de la correlatividad» (Baliñas). De aquí depende la comprensión de la
Teología, del Derecho y de la Lingüística.
A. R. significa para la cultura moderna el hallazgo de un nuevo
campo de investigación, con base en factores o elementos esencialmente
relativos (o relacionases), sintetizados en un todo. Pero este todo no
constituye una unidad cerrada, sino abierta a nuevos elementos, con cuya
complementación el saber se acrecienta y purifica; y la problemática se
rejuvenece y pone al día. Siempre el todo es punto de partida en los
órdenes del ser, del obrar y del conocer, para llegar a las partes. Tal me
parece la fisonomía básica del «correlativismo» o «correlacionismo»
filosófico-teológico ruibalista.
BIBL.: C. A. BALIÑAS, El
pensamiento de Amor Ruibal, Madrid 1968; l. BARREIRO, Sistematización del
conocer-ser-tiempo según Amor Ruibal, Madrid-Lugo 1965; J. M. DELGADO
VARELA, Renovación teológico, Madrid 1965 (estas tres obras contienen
elencos bibliográficos); A. GÓMEZ LEDO, Amor Ruibal o la sabiduría con
sencillez, Madrid 1949; S. CASAS, Don Ángel Amor Ruibal, su vida y su
obra, «Crisis» 1 (Madrid 1954) 13-32; C. A. BALIÑAS, Amor Ruibal en su
tiempo y en el nuestro, «Grial» 2 (Vigo 1964) 267-374; L. MÉNDEZ PALLEIRO,
Estructura filosófico-teológica de la mística cristiana en el pensamiento
de Ángel Amor Ruibal, «Compostellanum» 2, Santiago 1957, 59-86; E. LUÑO
PEÑA, La filosofía jurídica del profesor Amor Ruibal, «Las Ciencias» 2
(1935) 48; M. FERRO COUSELO, La <2nalogía y la relatividad en el ser
natural y sobrenatural, «Compostellanum» 5 (1960) 309-332; S. CUESTA, Don
Ángel Amor Ruibal. Su personalidad científica y su obra
filosófico-teológica, «Rev. Española de Teología» 4 (1944) 581-610; J. M.
ALONSO, Fuentes alemanas en la mariología de Amor Ruibal, «Compostellanum»
7 (1962) 5-77; l. M. DELGADO VARELA, El sistema teológico de Ángel Amor
Ruibal, en XlV Semana Española de Teología, Madrid 1955, 485-505; fD, La
doctrina trinitaria en Amor Ruibal, «Rev. Española de Teología», 16 (1956)
437-474; G. FERNÁNDEZ DE LA MORA, El correlacionismo de Amor Ruibal,
«Atlántida» 6 (1968) 450-481; l. L. Rojo, Estudio de las fuentes de Amor R
ibal, «Atlántida» 7 (1969) 632-644; VAPios, Estudios sobre Aumor Ruibal,
«Estudios» 84-85, Madrid 1969.
l. M. DELGADO VARELA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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