Alienación
Biblia


En el lenguaje filosófico especializado, alienación significa la enajenación, el vaciamiento de la idea en la naturaleza y del hombre en el trabajo (Hegel). El concepto fue desarrollado por Feuerbach en el sentido de autoalienación y significa la enajenación de los valores genuinamente antropológicos en un -> más allá, la fuga del hombre a un cielo más allá de la tierra. Este concepto criticorreligioso es aplicado por Karl Marx al proceso económico humano. Alienación, en este caso, es la enajenación o despojo de los valores humanos, de lo humano, en la explotación del hombre por el hombre. En todo caso, el hombre se hace extraño a sí mismo, a su origen y a sus posibilidades. Sólo cuando el hombre adquiere conciencia de ello y lo conoce puede iniciarse el movimiento de retorno, puede acometer la tarea de identificarse consigo mismo.

En el lenguaje de la Biblia, el hombre se ha alienado a sí mismo porque se ha cerrado a su Creador, porque ha roto el diálogo con Dios, porque quiere constituirse a sí mismo como sentido de su propia existencia (-> Pecado). Tal como el hombre procede de Adán, es decir, tal como vive de hecho, está alienado de sí mismo y de sus auténticas posibilidades humanas, pasa de largo ante sus oportunidades como criatura. Si se cierra ante su -> hermano, no quiere ser su compañero de diálogo; no sabe ya que vive orientado hacia el -> prójimo, que sólo puede ganarse a sí mismo desde la -> convivencia humana. Alienación significa en la Biblia renuncia a las posibilidades objetivas que ofrecen lo creado y las relaciones interhumanas, sacrificadas a una egocéntrica cerrazón en sí mismo. Justamente en la Biblia se ve con absoluta claridad que el hombre puede alienarse en el culto y en las fórmulas religiosas. Los profetas combaten sin descanso los -> ayunos concebidos mágicamente, o el -> sacrificio cultual, allí donde quiere pasarse por alto el hecho de que el hermano vive oprimido y sin libertad (cf. Is 58,1-9).

También -> Jesús rechaza radicalmente tales alienaciones (precepto del sábado, cf. Mc 2,27), porque se sacrifica a ellas la libertad del hombre. En la predicación del apóstol Pablo, la forma religiosa de la alienación humana se llama -> «ley». Donde el hombre quiere crear salvación, debe renunciar a sus propias prescripciones. La ley, que fue originariamente buena y querida por Dios, se ha convertido en ocasión de alienación. Ejerce un poder maléfico sobre el hombre, esclaviza lo humano (cf. Rom 7,7-24). El hombre no puede liberarse de semejante alienación. El Nuevo Testamento reconoce, como principio general, que Cristo, con su muerte y resurrección, ha quebrantado la alienación humana; el hombre vive ahora en la posibilidad radical de hallarse a sí mismo y de alcanzar sus posibilidades reales. Jesús es el hombre que llama a cada uno a salir de la alienación a su -> libertad y al -> amor. En la existencia de Jesús se hizo palpable qué es la identificación del hombre consigo mismo, pues Jesús es el hombre perfectamente identificado con su ser. Cuando un hombre, en -> seguimiento de Jesús, existe para los otros (-> Por los otros), se halla encaminado hacia sí mismo; cuando alguien ama, se gana a sí mismo. La -> encarnación de Dios ha introducido la encarnación del hombre y la ha hecho posible. La resurrección de Jesús significa para los hombres comienzo y posibilidad de autoidentificación.