Vocacional, Pastoral
DPE
 

SUMARIO: Punto de partida. -1. Notas teológicas de la vocación: 1.1. La vocación en la Biblia. a) En el Antiguo Testamento; b) En el Nuevo Testamento. 1.2. La Vida Consagrada. - 2. Claves básicas para la pastoral vocacional. Agentes. 2.1. La persona de Cristo, el centro del animador vocacional. 2.2. Lo urgente es la misión de Jesús. - 3. Necesidad de mediaciones. 3.1. La Comunidad como mediación. -4. A tener en cuenta en la pastoral vocacional .Los destinatarios. 4.1. Programar. - 5. Campo de la pastoral vocacional. - 6. ¿Qué actividades vocacionales se deben programar? - Z Revisar nuestra pastoral vocacional.


Punto de partida de la pastoral vocacional. Luces y sombras en la actualidad y perspectivas que se abren en el futuro

El punto de partida debe ser la unidad con la pastoral juvenil en cuanto que una verdadera pastoral juvenil debe implicar, partir y culminar en una pastoral vocacional donde se lleve a los jóvenes a discernir el plan de Dios sobre ellos y su puesto en la Iglesia. Tiene también la pastoral vocacional unas características propias. Estas características específicas son urgentes y claves para la vida de la Iglesia.

Una pastoral juvenil solo tiene sentido si lleva a los hombres y mujeres a vivir la vocación a la santidad y a ser fieles a la voluntad de Dios.

Partimos también de la pastoral vocacional que debe existir con el convencimiento de que "la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su nacimiento el hombre es invitado al diálogo con Dios" (GS 19; DV 2; AG 24).

Desde la realidad que recoge el documento final del Congreso Europeo sobre las vocaciones sabemos que: "Produce una inmensa pena encontrar jóvenes, incluso inteligentes y dotados, en los que parece haberse extinguido la voluntad de vivir, de creer en algo, de tender hacia objetivos grandes, de esperar en un mundo que puede llegar a ser mejor también gracias a su esfuerzo. Los jóvenes que parecen sentirse superfluos en el juego o en el drama de la vida, como dimisionarios en relación a ella, extraviados a lo largo de senderos truncados y aplanados en niveles mínimos de la tensión vital. Sin vocación, pero también sin futuro que, todo lo más será una fotocopia del presente".

En las Proposiciones de las Nuevas Vocaciones para la Nueva Europa se hace una descripción muy precisa de los jóvenes europeos que viven "una cultura pluralista y compleja que tiende a producir jóvenes con una identidad imperfecta y frágil con la consiguiente indecisión crónica frente a la opción vocacional. Muchos jóvenes ni siquiera conocen la "gramática elemental" de la existencia, son nómadas: circulan sin pararse a nivel geográfico, afectivo, cultural, religioso; "van tanteando". En medio de la gran cantidad de información, pero falta de formación, aparecen distraídos, con pocas referencias y pocos modelos. Por eso tienen miedo de su porvenir, experimentan desasosiegos ante compromisos definitivos y se preguntan acerca de su existencia. Si por una parte buscan, a toda costa autonomía e independencia, por otra, como refugio, tienden a ser dependientes del ambiente socio-cultural y a conseguir la gratificación inmediata de los sentidos; de aquello que "me va", de lo que "me hace sentirme bien" en un mundo afectivo hecho a medida".

Sabiendo que debemos partir desde los jóvenes para proponerles la llamada al seguimiento de Cristo, tenemos que vivir esta pastoral vocacional con gran esperanza. Los análisis más recientes presentan a los jóvenes con luces y sombras: "como desorientados, pero no desesperados; impregnados de relativismo ético, pero también deseosos de vivir una "vida nueva"; conscientes de su necesidad de salvación, aunque sin saber donde buscarla".

Ante la crisis de las vocaciones sacerdotales, religiosas y a la vida laical comprometida en la militancia cristiana y en la vida matrimonial: "la primera respuesta que la Iglesia da consiste en un acto de confianza total en el Espíritu Santo. Estamos profundamente convencidos de que esta entrega confiada no será defraudada si, por nuestra parte, nos mantenemos fieles a la gracia recibida".

Juan Pablo II, en la introducción a la Vita Consecrata, sigue alentando la esperanza en la pastoral vocacional que a pesar de las dificultades está llamada a dar fruto abundante: "A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la vocación del Espíritu Santo, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a El con corazón "indiviso" (cf. 1 Co 7, 34). También ellos como los Apóstoles, han dejado todo para estar con El y ponerse como El, al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribuido a manifestar el misterio y la misión de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica que le distribuía el Espíritu Santo, y por ello han cooperado a renovar la sociedad".

Aunque vemos las dificultades en la pastoral vocacional, estamos con Manaranche que "no se sale de una crisis denunciándola sino edificando sobre algo firme aunque sea a contracorriente. Se responde al malestar con hechos, unos hechos cargados de futuro".

1. Notas teológicas de la vocación

Partimos de que toda vocación se encuentra radicalmente enraizada en la primera llamada de Dios al hombre, en este diálogo que aparece en el Génesis (1,26). Para el cristiano la llamada, su vocación, arranca del bautismo (PC 5).

1.1. La vocación en la biblia

a) En el Antiguo Testamento.

Se puede definir la vocación como una llamada donde la iniciativa parte totalmente de Dios y a la que el hombre debe responder.

Esta vocación como llamada de Dios está expresada en su Palabra a través de la creación, como Palabra que estimula, que invita indicando un camino a seguir: como palabra dirigida a un tú.

Todos los relatos vocacionales del Antiguo Testamento siguen prácticamente los mismos pasos que se podrían sintetizar en estas claves:

Siguiendo los personajes del Antiguo Testamento veamos como se realiza esto que hemos afirmado: Abraham, Gn 12-25. Moisés, Ex 2,23-4,18; 6,2-12; 7,1-8. Josué, Jos 1,1-18. Gedeón, Jue 6,11-24. Elías, 1 Re 17,1-19,18; 21; 2 Re 1,1-2, 18. Isaías, Is 6. Jeremías, Jer 1. También Yahvé llama a su pueblo (Dt 7,6) a los reyes; Saúl (1 Sam 10,1) o a David (1Sam 16, 3).

b) En el Nuevo Testamento.

En Cristo la llamada es a vivir en el amor de Dios, como recuerda Pablo a los Efesios; "Os exhorto a caminar como corresponde a la vocación a que habéis sido llamados" (Ef 4,1).

La vocación fundamental es ser llamados a vivir en Cristo (Ef 4, 17-24).

Además de esta vocación "a todos" a ser y vivir en Cristo existen otras llamadas, como por ejemplo la elección de los doce (Mt 10,2), que también tienen su propio esquema:

En los evangelios encontramos otras llamadas como la del "joven rico" (Mc 10,17-22); otros se ofrecen a Jesús (Mt 8, 18-22). En María se descubre una vocación singular (Lc 1, 26-38) que sigue el es-quema de los relatos vocacionales del Antiguo Testamento. También se descubre en S. Pablo una vocación especial (Act 9, 1-30).

1.2. La Vida Consagrada

La llamada implica toda la vida. Es un ideal por el cual vivir y "dar la vida". Es una realidad de fe y que es desde esta vida teologal, de fe, esperanza y caridad, donde se deben vivir los medios fundamentales para descubrirla, madurarla y realizarla.

Todo cristiano desde y por el Bautismo está llamado a seguir al Señor, cuando nos dice: "ven y sígueme" (Mc 2, 14) y a vivir y ser en Cristo (Ef 5, 1).

Este seguimiento de Cristo se denomina vida consagrada, también se puede llamar de especial consagración. Este estado de vida lo conforman varios elementos:

La llamada a la vida consagrada, a la vocación religiosa no pertenece a "la estructura jerárquica de la Iglesia" (LG 44) pero sí a la dimensión profética y carismática. Cuando visitó el Papa Juan Pablo II Santiago de Compostela, en el Monte del Gozo, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en 1989 señaló las diversas características necesarias en toda vocación. Al tratar el tema de Jesús como "Camino" (Jn 14, 16), expresó que la vocación implica un profundo espíritu de conversión, como actitud constante del creyente y también algo que el caminar hace relación a Dios; El es el que nos busca, nos sale al encuentro y éste se realiza en Dios con Cristo.

2. Claves básicas para la pastoral vocacional. Agentes

2.1. La persona de Cristo, el centro del animador vocacional

a) El agente de la pastoral vocacional tiene que tener muy claro lo que dijo Juan Pablo II en su primera visita a España en Valencia dirigiéndose a los seminaristas en 1982: "ser llamado significa ser amado".

b) Jesús tiene una conciencia muy clara de ser el enviado del Padre. Desde este mandato, a su vez Jesús envía a sus discípulos y en este envío debe fundamentarse la pastoral vocacional.

Normativas en la actuación de Jesús. Jesús quiere unos agentes de pastoral vocacional que se identifiquen con su vida. Una vida que:

2.2. Lo urgente es la misión de Jesús

La pastoral vocacional, los trabajos de los delegados no tienen como meta la supervivencia de las instituciones. La clave es la continuidad la obra de Jesús. Lo urgente es el Reino de Dios, que debe hacer presente el agente de pastoral vocacional.

Sin vocaciones peligra la misión de Cristo. Es el amor de Cristo el que nos debe urgir para buscar hombres y mujeres que anuncien la Buena Nueva de Jesús

3. Necesidad de mediaciones

La vocación es una llamada a la misión de Jesús de sembrar nuestra tierra del gozo del Evangelio.

Para llegar a la llamada existen muchas llamadas intermedias, que los delegados de pastoral juvenil y vocacional deben fomentar como altavoces de Dios que son lugares de captar y entender a los hombres. Estos lugares que debe el agente cuidar son:

Es misión del agente animador de pastoral vocacional que se escuche a través de estas mediaciones que Dios sigue hablando "a gritos" a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

3.1. La Comunidad como Mediación

La vocación se fragua y se consolida en la comunidad. Es en el seno de la comunidad donde Dios llama. La pastoral vocacional no puede olvidar estas mediaciones comunitarias, ni las comunidades dejar la responsabilidad de ser terreno abonado donde surjan vocaciones de seguimiento radical de Cristo.

Tanto Pablo como Bernabé son enviados cuando las comunidades están reunidas en oración y ayuno (Act 13,1-4).

3.2. La relación personal, clave de mediación

La relación personal, el acompañamiento de los procesos en la madurez cristiana es fundamental para alentar las vocaciones.

La realidad indica que no surgen vocaciones si falta esta relación personal, de acompañar los procesos en la madurez cristiana de los jóvenes.

Es clave que acompañe a los jóvenes alguien que interroga con su vida, que alienta, que invita más con su vida de entrega que con sus palabras.

Es clave en el Evangelio que Jesús acompañe e invite (Jn 1, 29-51; Lc 24, 13-35).

Esta es la recomendación que hacen muchos grupos de jóvenes a los animadores vocacionales, el que les ayuden y los acompañen en el camino del discernimiento vocacional.

Este testimonio de acompañar, alentar, no puede ser sustituido por ninguna técnica, sin acompañantes, la pastoral vocacional no dará frutos de abundancia.

4. A tener en cuenta en la pastoral vocacional. Los destinatarios

La Iglesia como una hermosa orquesta armónica.

Tenemos que tener en cuenta la armonía que está llamada a vivir la Iglesia en sus distintos carismas y vocaciones, siendo todos necesarios para presentar el rostro siempre hermoso de Jesús.

"Multiforme es la Iglesia en sus ministerios y carismas que el Espíritu distribuye en ella. Me gusta imaginarme la Iglesia como una gran orquesta, y yo uno de los instrumentos. Me llena de gozo cuando se unen nuevos instrumentos, afinados, atentos a la partitura, más atentos aún al conjunto y al director de orquesta. Me agradan los solos, pero mucho más las maravillas de la armonía que forman todos los instrumentos, cada uno con sus características propias. Me duele que haya grupos de instrumentos que pretendan dar por separado su concierto. Hay instrumentos desafinados, no me extraña: sólo se requiere ponerlos a tono".

Existe el peligro de dos extremos: el resaltar tanto las diferencias vocacionales como el igualarlas todas. La armonía se realiza desde la clave de que son distintas las llamadas, las vocaciones. Hay que tener en cuenta en los destinatarios de esta pastoral vocacional que: "toda vocación reclama al mismo tiempo una respuesta a la gracia de Dios, que se transforma en inserción y servicio dentro de la comunidad eclesial (Col 3,13-14; 1Cor 12,4-13). En esta comunión de Iglesia aparece mejor la peculiaridad de cada vocación según carismas concretos, ministerios específicos, estados de vida, etc.".

Es verdad que toda pastoral debe ser vocacional. La pastoral vocacional no es el final del proceso, ni se tiene una buena pastoral vocacional porque se añada a la catequesis una catequesis vocacional. Es fundamental el convencimiento de que sin la clave vocacional la pastoral no alcanza su fin, pues: "toda la Iglesia queda constituida en estado de vocación y misión, y por tanto, todo miembro de la Iglesia, cada uno por su parte, está constituido en estado de vocación y misión".

4.1. Programar

Las vocaciones llegan cuando se cultiva la vida interior en los jóvenes. La vocación no llega espontáneamente, se requiere cuidar el camino, el proceso de los jóvenes en su vida cristiana. Siendo verdad lo imprevisible de la gracia de Dios, es necesario planificar las mediaciones y las actividades de la pastoral vocacional.

a) ¿Hacia donde caminar?

No quedarse solamente en los números; las vocaciones no se miden solamente por la cantidad, pero sí es necesario al caminar el ir sembrando para que se haga realidad el que los jóvenes experimenten la llamada del Señor. Como dice San Vicente de Paul "Dios nos llama a sembrar, no ha recoger".

Se debería tratar de ir creando un clima donde se escuche la Palabra de Dios, y fomentar una actitud de disponibilidad para preparar el terreno donde, tarde o temprano, se manifiesten los frutos. Sin embargo no debemos ser esclavos de los números, sino que nosotros debemos de ir creando una civilización nueva donde la gente se sensibilice con la vacación.

b) ¿Qué tenemos que cuidar en la Pastoral Vocacional?

Es importante que los animadores y delegados, es decir los agentes se sientan cuidados, ayudados, potenciados en tan delicada y hermosa misión. Aunque es verdad que los responsables de las vocaciones somos todos, sin embargo, no todos pueden ni deben ser delegados o animadores vocacionales.

Estos animadores deben ser acogidos, enviados y valorados por la comunidad.

Sería deseable que las diócesis e instituciones religiosas dedicasen al campo de la pastoral vocacional gente preparada, con cualidades y ganas de trabajar en él.

Los animadores o delegados formarán equipos que cuenten siempre con la ayuda de seminaristas, novicios/as para tan clave trabajo pastoral; así mismo es importante la colaboración, en estos equipos, de padres de familia y laicos que valoren la vocación como una llamada a vivir en radicalidad el seguimiento de Cristo.

5. Campo de la pastoral vocacional

Desde la práctica distinguimos distintas parcelas en el campo de la pastoral vocacional encaminadas a la santidad como llamada universal (LG 39). Todos en la Iglesia vivimos en estado de vocación o misión, por tanto, somos campo de una pastoral vocacional que debe proporcionarnos los medios y situaciones adecuados para sentir la llamada de Dios.

Dentro del campo de la pastoral una parcela destacable es la realidad vital de los jóvenes, a los que es necesario acompañar en el descubrimiento del valor y sentido de sus vidas. Desde la pobreza de la situación de muchos jóvenes la pastoral debe ofertarles la Buena Noticia que dé sentido pleno a sus vidas.

También, la pastoral vocacional tiene que tener en cuenta lo que es común a todas la vocaciones en sus llamadas y respuestas; pero, hay llamadas distintas que exigen también responder de un modo específico para realizar una misión propia. La pastoral vocacional debe ayudar a la escucha de la llamada particular bien como laico, religioso o sacerdote, y es a esto a lo que debe dedicar su esfuerzo y su tiempo.

a) Ir al encuentro de los jóvenes allí donde están

Jesús sale al encuentro de los hombres y mujeres, y se compadece de ellos cuando ve que muchos viven como ovejas sin pastor.

Juan Pablo II insiste en que debemos vivir buscando el encuentro con los jóvenes: "Bajad hasta nuestros jóvenes. Id personalmente a su encuentro y llamadlos".

Se impone pues una pastoral vocacional que no tenga miedo a proponer a los jóvenes el seguimiento de Cristo con toda su fuerza y radicalidad.

Para ir a ese encuentro tenemos que tener en cuenta los diversos ámbitos en los cuales se mueven, como son: la familia, la parroquia, los centros juveniles, colegios y movimientos, etc.

b) La familia

Aunque se piense que muchas familias están alejadas de la práctica cristiana, es muy importante que los padres, a través de una sensibilización, descubran el valor que posee toda vocación. Sabemos bien que la familia es el primer seminario, el primer noviciado; así pues, es necesario fomentar en ellas un espíritu de oración y una actitud de disponibilidad, si el Señor llama a uno de sus miembros al seguimiento de Cristo.

c) La parroquia

La parroquia debe ser el ámbito donde florezca la vocación de muchos hombres y mujeres, que en medio de una comunidad de fe viva, esperanza y caridad, experimenten la apertura de la llamada del Señor a seguirle con todas las consecuencias.

Es importante que se valore y se viva una catequesis desde pequeño, bien cuidada, donde sea posible que Cristo siga invitando a "dar la vida" al servicio del Evangelio.

Al ser la parroquia el lugar donde se vive y se celebra la fe, como marco ordinario, como comunidad de comunidades, se convierte en el lugar más privilegiado desde donde acompañar a muchos jóvenes que se plantean seriamente el camino del seguimiento de Cristo bien como sacerdote, religioso/a, desde la militancia cristiana o la vida matrimonial.

Si en la parroquia el párroco, los sacerdotes y religiosos/as, los laicos que trabajan en ella, valoran y aprecian las vocaciones, éstas irán surgiendo, y se convertirá en el ámbito donde muchos jóvenes descubran el sentido de sus vidas, para ofrecerlas al servicio total del Reino.

d) Los colegios de religiosos

Son el lugar donde los jóvenes pasan la mayoría del tiempo y sobre todo prestando gran importancia a las actividades pastorales después de las clases. Es clave que la pastoral juvenil y vocacional vayan unidas para que el colegio se conviertan en un lugar donde se hagan opciones para toda la vida.

Las congregaciones religiosas, las diócesis deberían dedicar personas, tiempo y todo lo que sea necesario para entrar en contacto con los jóvenes en el colegio y ofertarles, desde un proceso serio de vida cristiana, la vocación como una llamada que llena plenamente sus anhelos más profundos.

e) Centros juveniles y escuelas de tiempo libre de carácter diocesano

Los centros juveniles y escuelas de tiempo libre, son ámbitos donde se puede hacer una oferta, con orientaciones en clave vocacional.

Allí donde los jóvenes buscan y se encuentran se les puede ayudar y orientar para que abran su mirada a horizontes llenos de una vida a tope.

Estos centros juveniles y escuelas de tiempo libre de carácter diocesano son un lugar privilegiado de evangelización y desde ahí ofertar a los jóvenes una manera nueva de vivir como seguimiento radical a Cristo y a los hermanos.

f) Los movimientos

Los movimientos que brotan en la Iglesia son también un lugar privilegiado donde ofertar la vocación. Estos movimientos son importantes en la vida eclesial, siempre que sean universales y se abran con una actitud de humildad y reconocimiento de la riqueza de carismas que existen en la Iglesia.

Son muchas las congregaciones religiosas que actualmente están iniciando movimientos desde donde potenciar la pastoral vocacional.

Los movimientos deben ser muy eclesiales y abiertos. El Señor bendice abundantemente con vocaciones cuando se trabaja siempre con una actitud de apertura y de entrega desinteresada.

6. ¿Qué actividades vocacionales se deben programar?

Se tienen que poner en práctica diversos tipos de acciones, pero siempre según un contexto y planificadas desde una pastoral de conjunto; es decir, la pastoral vocacional debe vivir unida a la pastoral juvenil, y todo lo que en ella se oferte debe ayudar a crecer y madurar en el seguimiento de Cristo, para "tener sus mismos sentimientos" (Flp 2,5).

Las actividades de la pastoral vocacional deben de resumirse en: la escucha de la Palabra de Dios y el silencio meditativo.

Se podrían sintetizar así:

  1. Escuchar. Se deben de organizar actividades donde se escuche la Palabra de Dios como: ejercicios espirituales, retiros, grupos de oración; donde la Palabra tenga la prioridad.


  2.  
  3. Silencio: Sin silencio es imposible escuchar al Señor. El silencio es el lenguaje de la experiencia de Dios. Sin silencio no hay posibilidad de experimentar la llamada a seguir a Cristo.


  4.  
  5. Oración: Necesitamos un "ejercito" de contemplativos. La pastoral vocacional debe hacer una opción clara por lo contemplativo, para fijar los ojos en el Señor que todo "vestido lo dejó de hermosura" (S. Juan de la Cruz).


  6.  
  7. Gratuidad: Ir despertando en el corazón que el Señor nos llama y nos ama gratuitamente, que no pasa nunca factura, y que nosotros le debemos amar desde esa misma gratuidad, que nos lleva a servirle en todos los hombres, especialmente en los más pobres.

  1. Celebración y Fiesta: La pastoral vocacional debe potenciar encuentros de celebración y de fiesta, donde poder experimentar el "Amor del Señor". El seguimiento de Cristo exige celebrar y vivir en la fiesta de quien ha encontrado a Jesús como "Camino, Verdad y Vida".


  2.  
  3. Servicio y Compromiso: Es necesario que en la pastoral se abran campos donde fomentar las vocaciones de servicio y compromiso; como decía el Abbe Pierre: "cuando llamo a Dios Padre, él siempre me responde ¿dónde están tus hermanos?

    Una seria pastoral vocacional, debería de ir transmitiendo el deseo concreto de servir y comprometerse en el servicio a los pobres.


  4.  
  5. Vida comunitaria: Se debe hacer experiencia de la vida comunitaria en la Pastoral vocacional. El seguimiento de Cristo exige vivir en una vida nueva, donde se forme una comunidad que anhela vivir la vida trinitaria y el espíritu de las Bienaventuranzas.

En la diócesis de Valladolid, el equipo diocesano de pastoral vocacional está haciendo una experiencia llamada "Abba". Esta experiencia sabemos que existen en otras diócesis, por ejemplo El Cardenal Martini la ha ofrecido a los jóvenes en su diócesis de Milán. Consiste en programar durante un curso ofreciendo a chicos y chicas un camino de discernimiento vocacional. Va dirigido a aquellos jóvenes que tienen alguna inquietud vocacional. La experiencia ha sido rica por la respuesta y porque es una manera programada de acompañar a los jóvenes que se plantean el seguimiento de Cristo. Es muy importante que el equipo que aliente esta experiencia sea plural y unido.

Estas actividades no se presentarán como fragmentadas o puntuales sino que deben formar un todo, algo programado y dentro de un proceso que forme a los jóvenes y les ofrezca el seguimiento de Jesús de Nazaret.

La pastoral vocacional debe promover una espiritualidad evangélica que de unidad a todo lo que se hace en servicio a la Iglesia.

Dicha espiritualidad debe llevarnos a vivir constantemente en una actitud de disponibilidad, como vivió Jesús en comunión con el Padre; imitar la incondicional y humilde respuesta de María, modelo de toda vocación, y hacer de la vida un servicio.

7. Revisar nuestra pastoral vocacional

Al programar debemos además de revisar y evaluar; no quedarnos solo en una mera revisión de actividades, sino también fijarnos en aquellos objetivos que vamos creando.

Siempre preguntamos ¿hasta qué punto estamos entregando la vida para que la pastoral vocacional dé fruto?

Desde una actitud humilde, que nos lleve a pedir al dueño de la mies que envíe operarios a su mies, debemos siempre sembrar todo lo que podamos, con el convencimiento de que es el Señor quien dará el incremento necesario. De nosotros depende pues creer que una verdadera pastoral vocacional lleva a los jóvenes a plantearse seriamente la llamada universal a la santidad y que esta llamada se viva desde la fidelidad a la vocación que el Señor nos ha regalado.

Sin una exigencia seria del Evangelio de verdadera vida comprometida no se puede llevar a los jóvenes a un planteamiento vocacional. Una pastoral de "entretenimiento" no es una pastoral vocacional porque no lleva al encuentro personal con Cristo.

BIBL. — La vocación en la Biblia: AUNEAU, J., El sacerdocio en la Biblia, Verbo Divino, Estella 1990, 696 págs.; BEAUCHAMP, E., Los profetas de Israel, Verbo Divino, Estella 1988, 243 págs.; GOURGUES, M., Misión y comunidad, Verbo Divino, Estella 1990, 551 págs.; ID., El Evangelio a los paganos, Verbo Divino, Estella 1990, 642 págs.; MARTINI, C.M., - VAN-HOYE, A., La llamada en la Biblia, Atenas, Madrid 1983, 237 págs;. MONLOUBOU, L., Los profetas del Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 1990, 355 págs.; POUSSEUR, R., - TEISSIER, J., Dios, compañero de camino, Verbo Divino, Estella 1989, 356 págs.; SENIOR, D., - STUHLMUELLER, Biblia y misión, Verbo Divino, Estella 1985, 480 págs. Visión global de la vocación: AA.W., Vocación común y vocaciones específicas. Aspectos bíblicos, teológicos y psicopedagógicos, Atenas, 3 vols., Madrid 1984, 261, 271 y 160 págs.; APARICIO, A. - CANALS, J., Voz "Vocación" en Diccionario Teológico de la vida consagrada, Publicaciones Claretianas, Madrid 1989, 1824-1887; GRo-ESCHEL, B. J., Crecimiento espiritual y madurez psicológica, Atenas, Madrid 1987, 270 págs.

Francisco Cerro Chaves