Vita Consecrata
DPE
 

Exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II, publicada el 25 de marzo de 1996 como resultado del largo trabajo preparatorio de la asamblea ordinaria del sínodo de los obispos sobre la vida religiosa. Los trabajos preparatorios pasaron como es sabido por la consulta episcopal, la redacción de los líneamenta, envío a las iglesias locales y respuestas que condujeron al instrumentum laboris. La participación en las respuestas fue excepcionalmente alta en este caso. Las intervenciones y conclusiones de la asamblea sinodal dio como resultado la publicación quince meses después de su clausura de los frutos de todo aquel trabajo.

La introducción (nn. 1-13) comprende una mirada a las diversas formas de vida religiosa que la creatividad del Espíritu ha suscitado en la iglesia en este tiempo y señala las finalidades de la exhortación: sobre todo alentar y orientar a los consagrados ante los desafíos propios de nuestro tiempo postconciliar. Las tres partes centrales del documento papal están determinadas por las tres perspectivas desde las cuales se contempla la vida consagrada: la consagración, la comunión y la misión. Los títulos de cada una de ellas son ya reveladores: I. Confessio trinitatis - II. Signum fraternitatis - III. Servitium charitatis. La primera parte (nn. 14-40) considera la vida consagrada a la luz del misterio trinitario. La segunda (nn. 48-71) se detiene a analizarla como signo de comunión en la Iglesia. La tercera (nn. 72-112), mira la vida consagrada como una epifanía del amor de Dios en el mundo. Las tres partes tienen una extensión bastante proporcionada dentro del conjunto. La primera parte a su vez (nn. 14-40), se divide en cuatro puntos básicos de teología sapiencia) con abundancia de datos bíblicos y patríticos: a) para alabanza de la Trinidad (nn. 17-22); b) entre la pascua y la culminación (nn. 23-28); c) en la iglesia y para la iglesia (nn. 29-34); d) guiados por el Espíritu de santidad (nn. 35-40).

La parte llamada Signum fraternitatis (nn. 41-71), reflexiona sobre la vida consagrada como profecía y signo de la comunión en la Iglesia; está dividida en tres puntos de aire más parenético en los que se busca la definición del marco eclesial de la comunión con sus expresiones y ayudas: superiores, organismos, mutuas relaciones con otros carismas eclesiales: a) valores permanentes de la comunión teologal (nn. 41-58); b) continuidad en la obra del Espíritu Santo; fidelidad creativa y coherente en la novedad (nn. 59-62); c) mirando hacia el futuro, donde se aborda el problema de las vocaciones, de la disminución y envejecimiento; y la obligada respuesta de fidelidad que exige formación permanente (nn. 63-71).

Después de algunas consideraciones introductivas, la carta se centra en la misión de la vida religiosa como manifestación del amor de Dios al mundo en la tercera parte (servitium charitatis) y orienta a los consagrados al servicio profético de la misión desde cuatro ángulos: a) el amor hasta el extremo (nn. 75-83,) toca tópicos comunes a toda la pastoral de este tiempo aplicándolos a la VC: nueva evangelización, universalidad, misión ad gentes, inculturación y opción preferencial por los pobres; b) el testimonio profético exigido frente a los grandes retos (nn. 84-95): nombrados como martirio, dimensión alternativa y terapéutica de los votos, nueva espiritualidad, etc.; c) algunos areópagos de la misión (nn. 96-99): señala estos: mundo de la educación, cultura y ciencia, medios de comunicación social; d) el compromiso del diálogo con todos (nn. 100-112) exige una nueva espiritualidad de respuesta a la nueva búsqueda de lo sagrado.

La exhortación, que concluye con una penetrante meditación sobre la escena de Betania (Jn 12 1-10), ha centrado los elementos fundamentales de teología de la vida religiosa posconciliar, ha estimulado la reflexión y profundización en algunos puntos particularmente relevantes de su triple dimensión: consagración, comunión y misión; y ha servido, ciertamente, para esforzar apostólicamente a los consagrados ante las nuevas situaciones que al mismo tiempo les agobian y potencian. Pudo y quiso abrir el horizonte con palabras y recuerdos esperanzadores.

Gabriel Castro