Tertio Millennio Adveniente
DPE
 

SUMARIO: Introducción. 1. Contenido de los primeros capítulos. 2. Contenido del capítulo cuarto. 3. Contenido del quinto capítulo.


Introducción

Cuando se aproximaron los años de su pontificado hacia el año 2000, el Papa tuvo un gran cuidado de preparar a la Iglesia para el acontecimiento del Año Jubilar y para la entrada en el Tercer Milenio del Cristianismo. Su primera iniciativa fue proponer a los Pastores la celebración de una Novena de años, que fueran preparando la sensibilidad de los cristianos para el gran acontecimiento.

Pero la propuesta programática más concreta llegó con la Carta apostólica Tertio Millennio Adveniente ("Mientras se aproxima el tercer milenio"). Juan Pablo II era muy consciente de que el año 2000 conmemorábamos el II Milenio del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, de su Nacimiento entre nosotros, del misterio de la Redención y, después, la inauguración del Tercer Milenio de la era cristiana.

Cada Iglesia Particular tiene sus "signos de los tiempos", en los que escucha la voz del Espíritu a la luz de la Palabra de Dios, que resuena en la Iglesia y desde donde organiza su programa pastoral para llevar a cabo su misión evangelizadora concreta.

Sin embargo, además de los "signos de los tiempos" cercanos a nuestras realidades diocesanas, tan importantes para actuar con un serio realismo evangelizador, el Papa recordó en la Carta apostólica mencionada ese singular "signo de los tiempos" del 2000 Aniversario de Jesús, el Señor, Unico Salvador de la Humanidad. El se preguntó: Ante este magno acontecimiento ¿qué dice el Espíritu a la Iglesia y a las iglesias (cf Ap 2,7 ss) y a los cristianos y cristianas para el servicio evangelizador de las comunidades y del mundo?

"Ante todo -se respondió- prepararse para vivir el Acontecimiento desde una fe madura". En esto puede cifrarse el contenido de la Carta apostólica del Papa. A continuación especificamos un poco este contenido programático. Por el mismo se observa que Juan Pablo II, desde los albores de su pontificado, tuvo siempre muy presente el horizonte del Gran Jubileo, pues, desde el primer documento Redemptor Hominis, 4-111-1979, habla de él invitando a vivir el período de espera como un nuevo adviento (cf TMA 23).

1. Contenido de los primeros capítulos

• Después de presentar, en la Introducción, el misterio de la Encarnación como plenitud de los tiempos, la Carta se abre con un Primer capítulo sobre la perennidad y la soberanía de Cristo: "Jesucristo es el mismo Ayer, Hoy y Siempre" (Hb 13,8): el nacimiento de Jesús de María de Nazaret, Hijo del Padre y "Primogénito de toda la creación", único Mediador entre Dios y los hombres y "Unido en cierto modo con todo hombre"; en Cristo, Dios busca al hombre movido por su corazón de Padre y el hombre, movido por el "Espíritu del Hijo", clama: ¡Abbá, Padre! (n° 1-8).

• El capítulo segundo se adentra ya en el tema de El Jubileo del Año 2000: Con la Encarnación, Dios entra en la historia. El Papa desea que los cristianos y cristianas penetren en las actitudes hondas del Año Jubilar, para lo cual les remite a la celebración del Jubileo del A. T con sus actitudes religiosas del descanso de las personas, de la tierra y de los animales, del perdón de las deudas, de la devolución de las tierras y de la liberación de los esclavos. Les remite, sobre todo, al Jubileo tal como lo vivió Jesús, como "Año de gracia del Señor": toda la vida de Jesús fue un "jubileo", es decir, estuvo ungida de las actitudes "jubilares".

Los Jubileos continúan en la Iglesia como "Años de gracia del Señor": de perdón de los pecados y de sus penas, de reconciliación, de conversión sincera del corazón, de penitencia sacramental. Todos los jubileos suelen dejar huellas en las personas. En este sentido, los 2000 años del nacimiento del Jesús, el Señor, representan un Jubileo extraordinario para los cristianos y para toda la humanidad: tiempo de alegría, de acción de gracias y de petición de perdón, presentando súplicas al Señor de la historia y de las conciencias humanas, tiempo de plegaria por la unidad de los cristianos (n° 9-16).

• El capítulo tercero se dedica a la preparación inmediata del gran Jubileo. El Jubileo del Año 2000 viene preparándose ya desde el Concilio Vaticano II, centrado en Cristo y en la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto al mundo; también a través de los Sínodos generales, regionales, nacionales y diocesanos; de los documentos papales, sobre todo, los que exponen la doctrina social; con las peregrinaciones del Papa, los Jubileos de las Iglesias Particulares en los cinco continentes y otros acontecimientos relevantes en toda la Iglesia (n° 17-28).

2. Contenido del capítulo cuarto

Y llega, por fin, el capítulo cuarto, en que se despliega el amplio y detallado programa para la preparación inmediata del Jubileo, dividida en dos fases: la primera, de carácter antepreparatorio, abarca los años 1994-1996 y la segunda, de preparación inmediata, comprende los años 1997-1999.

En la primera fase se proponen aspectos como: el tono de gozo por la alegría de la conversión, de alabanza y de acción de gracias por la Encarnación y la Redención de Cristo y de petición pública de perdón. La Iglesia asume ante el mundo los pecados de sus hijos: la ruptura de la unión de los cristianos, la intolerancia y la violencia en el servicio a la verdad, la responsabilidad ante los males de nuestro tiempo, etc. Pero una preparación seria está pidiendo la celebración de unos Sínodos en todos los continentes, en que se aborden los retos específicos para la evangelización de cada uno de ellos y, en todos, la búsqueda de la unidad ecuménica (n° 31-39).

Supuesta esta amplia sensibilización, se expone la segunda fase, la preparación inmediata del Jubileo en el último trienio: "La estructura ideal para el mismo, centrado en Cristo Hijo de Dios hecho hombre, debe ser trinitaria" -dice el Papa, (n° 39)-. Por eso:

El Papa ha querido que cada año del trienio englobe las dimensiones: trinitaria, espiritual, sacramental, mariana, ecuménica y pastoral, de tal manera que se traten todas ellas de forma unitaria. Y después de la celebración del trienio, la Carta apostólica ofrece un sucinto apartado con vistas a la celebración del Año Jubilar 2000 en sus dimensiones: espiritual, sacramental, ecuménica y local (Jubileo en Tierra Santa, Roma y Diócesis. También, Encuentro Pancristiano con otras Religiones en Jerusalén).

3. Contenido del quinto capítulo

El documento papal termina con el capítulo quinto, en el que Juan Pablo II recuerda a la Iglesia como el grano de mostaza que crece y se va extendiendo a la humanidad entera y a Cristo como la levadura divina del mundo, que difunde su acción salvadora realizada en el Misterio pascual. Recuerda los grandes momentos de la historia de la evangelización y manifiesta su gran esperanza en el futuro cristiano de los jóvenes actuales, que serán adultos en el siglo XXI.

La Carta apostólica está fechada el 10 de noviembre de 1994, año décimo séptimo del pontificado de Juan Pablo II.

BIBL. — JUAN PABLO II, En el umbral del tercer milenio, Carta apostólica: Tertio Millennio Adveniente, BAC, Madrid 1994; JUAN PABLO II, Mi Decálogo para el Tercer Milenio, PPC, Madrid 1994.; JUAN PABLO II, Tertio Millennio Adveniente, Carta apostólica como preparación al jubileo del año 2000. Edición preparada por los Secretariados de Catequesis del Sur, 1995.

Domingo de Guzmán Pedrosa Arés