Tema 0.6

“UN PAN PARTIDO EN CUATRO”
Proyecto de EVANGELIZACIÓN
desde la EUCARISTÍA.

“... Y CON EL MAZO DANDO? EL ARTE DE ABANDONARSE”
I N T R O D U C C I Ó N

En el tema anterior, tratamos de ver a QUÉ Dios estamos llamados a dirigirnos en la oración: a un Dios que me ha creado por amor, sigue mi trayectoria por amor, y, en expresión de San Juan de la Cruz, “me sirve por amor”.

El hecho de saber a QUÉ Dios rezo, ya me va indicando el tipo de oración que he de realizar.

Por otra parte, seguimos estando condicionados, desde bien pequeños, por el catecismo que aprendimos. En él se nos decía que orar es “levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes”. Y esto nos ha marcado durante toda la vida.

Por otro lado, en el momento actual, vemos que todo va evolucionando; también el ser humano. Y, como fruto de este hecho, vemos que están proliferando los grupos y libros de espiritualidad. Hoy hay una tendencia hacia la contemplación. Fenómeno que lo hemos de tener en cuenta.

Además, en nuestro intento de orar ante la Eucaristía, el saber cómo está Jesús en este sacramento, nos puede ayudar a descubrir qué tipo de oración estamos llamados a realizar.

O b j e t i v o: A la luz del “dinamismo” de la Eucaristía, ver que la oración contemplativa es la que, sobre todo, se ha de desarrollar.

E X P E R I E N C I A

CUESTIONARIO: - ¿Cuál es el contenido habitual de nuestra oración?

- ¿Cuáles son las actitudes que en ella desarrollamos? (Si se ve que esta pregunta es complicada para el grupo, se puede responder entre todos).

- Puesta en común. Diálogo.

C A T E Q U E S I S

La Eucaristía, en la Última Cena, fue expresada en PALABRAS y ACCIONES. Todas ellas son Eucaristía.
(Se lee un texto de la Última Cena, y se hacen dos columnas en el encerado. En una se apuntan las acciones que Jesús realizó. Es bueno no olvidarse del “lavatorio de los pies”. En la otra, las palabras sobre el pan y el vino).

De aquí podemos deducir cómo está Jesús en el sagrario, o cómo es su presencia en este sacramento.

(Se podría presentar el siguiente cuadro):

JESÚS EN LA EUCARISTÍA ESTÁ:

 - partiéndose

 - dándose

 - entregado

 - repartiéndose

 - pasando por todos

 - derramado

 - sirviendo

En una palabra, podemos decir que Jesús en la Eucaristía está DÁNDOSE.

En el siguiente cuadro vamos, por una parte, a señalar las actitudes de Jesús en este Sacramento, y nuestra postura orante ante tal presencia.

 JESÚS EN LA EUCARISTÍA

Fuente permanente de Vida.

Acogedor.

Espíritu activo – entregado.

Transformado – Resucitado.

SÍNTESIS de su vida – Muerte - Resurrección
 
NUESTRA ACTITUD ANTE TAL PRESENCIA

Presencia FRECUENTE.

Ante una fuente permanentemente abierta, lo
Normal es una presencia frecuente como res-
puesta.
Nuestra respuesta es un testimonio de nues-
tra fe en esa presencia. Y un mensaje para
los que nos puedan ver.

Postura de VACIAMIENTO.
Para que algo puede ser LLENADO, tiene que
estar vacío. Vacío de mi yo, de lo mío. En la
oración lo importante es lo de Dios.
Por eso, nos centramos en un “punto”: su Pa-
labra, una frase, una palabra, etc...

Aceptación de mí mismo.
Lo que Jesús acepta de mí, que no sea mo-
tivo de vergüenza para mí.
Tenemos una actitud “selectiva”: aceptamos,
sobre todo, aquello que nos sienta bien, que
nos enorgullece, nos da categoría... Y recha-
zamos lo que humilla, lo que refleja debilidad,
lo que nos sonroja..

Actitud pasiva. Dejarse “hacer”.
Caminamos hacia una oración contemplati-
va, de quietud.
No activamos las llamadas “potencias del
alma”: memoria, entendimiento, voluntad.
Total quietud en la oración.
Queremos vivir aquello de “si no dejas que
TE lave los pies, no tienes parte conmigo”.
Y lo de Pablo: “Es Cristo quien vive en mí”.

Hemos de experimentar la transformación.
No buscarla. Pero sí, sentirla.
Una oración que no nos cambia, falla por alguna parte. Un “ponerse al sol” que no ennegrezca, es que no “funciona”.
“Mi carne es verdadera COMIDA. Y mi sangre, es verdadera BEBIDA”. Estamos llamados a que esto SEA ASÍ en nosotros.
Una oración que no nos hace más humanos, no es tal.
La oración transforma a la persona entera: la inteligencia se hace acogedora y oyente, la voluntad se vuelve dispuesta y humilde, el sentimiento se torna gratitud y adhesión.

Hay que ser conscientes y aceptar las pequeñas o grandes “noches oscuras” por las que podemos “pasar”. Es como el leño “verde” que, cuando lo encendemos, se resiste, saca humo; pero, después, arde.

La vida, punto de “llegada” de nuestra oración.
Las actitudes que vivimos en la oración, las hemos de vivir, también en la vida ordinaria: atención, recogimiento...
Y esto lo hemos de intentar expresamente. No se produce de manera automática.
Una oración que no nos ayuda a vivir mejor, no es tal oración.
El “contacto” así con la Eucaristía tiene que hacer de nosotros “panes partidos y vinos entregados”.

E J E R C I C I O

(Se puede hacer un ejercicio de contemplación de unos quince minutos, más o menos.
Es bueno que haya alguien que lo dirija):

- se toma conciencia de uno mismo: ¿cómo me siento?
- se toma conciencia del cuerpo que uno es: ¿cómo está mi cuerpo? ¿qué me está diciendo?
- durante el tiempo restante, vamos a centrarnos, al expirar, en la frase: “AQUÍ ME TIENES SEÑOR”.

Finalizado el tiempo, se pueden preguntar y responder aspectos relacionados con el método.
El animador puede hacer hincapié en aspectos del método que, tal vez, no se han seguido bien: por ejemplo, la postura, la movilidad, etc...

Para finalizar, recitamos juntos el texto siguiente de Tauler ( de la orden de los Dominicos. Nació en Estrasburgo, en el siglo XIV):

“Cuando uno está en el ejercicio
del recogimiento interior,
el yo humano no tiene nada para sí.
Al yo le gustaría tener algo
y le gustaría saber algo
y le gustaría desear algo.
Hasta que no muera este triple “algo”,
le resulta duro a la persona.
No es cosa de un día,
ni de poco tiempo,
sino hay que adentrarse mediante un esfuerzo grande
y llegar a acostumbrarse, desplegando gran dedicación.
Hay que tener constancia,
entonces llegará el día en que será fácil y delicioso”.

por José Cruz Igartua sss
Fuente: Religiosos Sacramentinos