Mujer marginada
DPE
 

SUMARIO: 1. ¿Una pastoral de marginados? 1.1. ¿Dónde nos situamos?: a) Desde la Iglesia; b) Desde la propia experiencia; c) Desde el marginado como lugar sagrado, sacramento, presencia de Dios. - 2. La pastoral en la mujer desde contextos de marginación: a) "... He escuchado su clamor"; b) Situación Socioeconómica. c) Situación familiar; d) Base humana y cultural; e) Situación Religiosa. — 3. Objetivo General: a) Objetivos Específicos; b) Ambito de actuación. — 4. Mediaciones. — 5. Agentes.


1. ¿Una pastoral de marginados?, ¿para marginados?, o ¿una pastoral en el cuarto mundo?, ¿desde dónde y cómo nos situamos?, ¿cómo adentrarnos en los contextos de marginación?

Desde la experiencia vivida con la mujer marginada, tenemos que decir que no queremos hacer una pastoral de marginados, como si pudiéramos hablar de distintas "pastorales". Entendemos que pastoral es llevar y vivir la Buena Noticia del Reino proclamada por Jesús y ésta es clara y es única. No queremos hacer una pastoral para marginados, como si a las personas pudiéramos dividirlas en clases y ser marginado fuese una forma de ser; y dependiendo de su forma de ser y estar hacemos la pastoral de una u otra manera. Preferimos hablar de una pastoral en contextos de marginación, una Pastoral en el Cuarto Mundo y utilizamos la preposición "en", porque no queremos hacerla desde fuera, sino desde dentro.

1.1. ¿Dónde nos situamos?

A la luz de la Palabra de Dios. No se ama lo que no se conoce, por eso lo primero que hay que hacer si queremos de verdad ser auténticos seguidores, portadores de Buena Noticia, es conocer la realidad que envuelve al Cuarto Mundo y escuchar sus gritos:

"Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa... el clamor ha llegado hasta mi y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen... Ahora, ve pues, yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo de Egipto" (Ex. 3, 7-12).

Conscientes de que nos queda mucho para decir en verdad que vivimos como seguidores de Jesús, intentamos, como enviados con la fuerza del Espíritu, proclamar la Buena Noticia, aliviar, por medio de Jesús, el sufrimiento del excluido, del marginado:

"El Espíritu del Señor sobre mi, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor... Esta escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy" (Lc. 4, 18,19. 21).

Y como Pablo, vivirlo como misión. "Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa. Mas si lo hago forzado, es una misión que se me ha confiado" (ICor. 9,16-17).

a) Desde la Iglesia

Si la Iglesia y los que la formamos queremos ser fieles a Jesús "enviado a llevar la Buena Noticia a los pobres", debemos vivir, anunciar y trasmitir el Mensaje, debemos situarnos al lado de los últimos, compartir sus problemas, sufrimientos, vivir en su defensa, encarnando el lenguaje evangélico en su lenguaje, y promoviendo una vida más digna, más humana como signo de la salvación total y definitiva que ofrece Jesús. Cuando intentamos reconstruir lo que está roto, estamos haciendo que aflore la dignidad.

Estamos todavía lejos de ser una Iglesia pobre y de los pobres. La comunidad de Jesús debe tomar parte de la vida de esos hermanos nuestros incapaces de entrar y participar en la dinámica social.

La Iglesia es el lugar de la oración y la Eucaristía. Los seguidores de Jesús, cuando entramos en contextos de marginación, debemos fortalecer e intensificar nuestros encuentros y dejar que sea el Espíritu de Jesús el que nos descubra la realidad del hermano. El encuentro orante desde los contextos de marginación con el Dios encarnado, con el Dios Amor que sana, acoge y perdona, nos fortalece para "no caer en la tentación" de abandonar ante las dificultades, ante las limitaciones. Debemos hacer una oración contemplativa que nos permita ver en el hermano el rostro sufriente de Jesús.

Salir a las calles y sentar en la Mesa del Banquete a todos los que nos encontramos caídos, hambrientos... por los caminos. Porque los seguidores de Jesús descubrimos en la fracción del Pan el lugar de encuentro, "la realización del Reino, la fiesta en la que los excluidos se sientan a la mesa para compartir el Pan, la Palabra, la compañía" y siguiendo con lo que dice Catalá, T. "no se podrá celebrar la Fracción del Pan si antes no se han compartido muchos panes y palabras... la Fracción del Pan hará presente el Cuerpo entregado y la Sangre derramada, que nos devuelven a los cuerpos rotos y a la sangre derramada por los crucificados. Y por eso hemos de estar siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza y de la Bondad del Padre al que nos la pida".

b) Desde la propia experiencia

Queremos situarnos desde nosotros, desde nuestra experiencia de Jesús, el Hijo del Padre; desde la experiencia de Dios como Padre que siente ternura por sus hijos y que se acuerda de que somos barro, criaturas limitadas, queremos abrir nuestras vidas al perdón y a la misericordia, que nos lleva a hacer Justicia porque nuestra vida no se centra en nosotros mismos, sino en Él, en su Mensaje.

Sólo desde nuestra experiencia personal de seres agraciados y perdonados, podemos entrar en los contextos de marginación; sólo después de haber experimentado la misericordia de Dios podemos ser portadores y reflejo de su amor misericordioso y creer en el poder transformador de Jesús, pasar por el mundo como El "haciendo el bien", conscientes de que, como escribía Mons. Helder Cámara: "No olvides que tu vida de cristiano es el único evangelio que mucha gente leerá".

c) Desde el marginado como lugar sagrado,
sacramento,
presencia de Dios

El hermano es imagen de Dios, presencia viva y real. El encuentro con el excluido, marginado es encuentro con Dios: "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis..., porque tuve hambre y me disteis de comer, en la cárcel y me visitasteis..."; por el amor, la sinceridad, la justicia, la amistad, la persona es la máxima manifestación de Jesús encarnado.

Sólo si sabemos descalzarnos para entrar en la "tierra sagrada" del hermano y sabemos guardar silencio y contemplar en él el rostro sufriente de Jesús, el dolor, la violencia, el sufrimiento, el miedo, la soledad, estaremos capacitados para liberar, levantar, devolver la dignidad perdida...

2. La pastoral en la mujer desde contextos de marginación

a) "... He escuchado su clamor"

"Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo, y he escuchado su clamor... ya conozco sus sufrimientos. He bajado para subirles..." (Conf. Ex. 3,7-8).

Haciendo un intento de estructurar la pastoral en el Cuarto Mundo, en nuestro caso concreto, en la mujer marginada, cabría entrar a hablar de causas que les han llevado a esa realidad para reedescubrir que son imagen de Dios, el Padre creador, el Dios salvador y liberador, y poder así "sentirlas" como lugar teológico, sacramentos.

En un intento de "ver su aflicción, escuchar su clamor, conocer sus sufrimientos", encontramos:

b) Situación socioeconómica

En el Cuarto Mundo, la mujer marginada es el resultado y síntoma de una sociedad enferma por el consumismo o la excesiva pobreza; por el eficientismo o paro; por la competitividad o apatía; por el materialismo, hedonismo o vida infrahumana.

Estas situaciones sociales inciden de manera especial en las personas que viven bajo formas diversas de opresión y/o esclavitud. Destacamos, por ser las que más les afectan y por consiguiente contra las que tenemos que luchar: el desempleo por falta de capacitación, salarios bajos incapaces de satisfacer las necesidades básicas: vivienda, salud, comida, educación..., explotación en el trabajo, el machismo que usa y explota a la mujer, las dificultades para seguir unos estudios...

Sí, la persona tiene que llegar a vivir integrada, sus necesidades tienen que estar cubiertas. Llevar el Evangelio, la Buena Noticia, es acompañar a que sean más personas, más humanas porque Jesús es el hombre totalmente integrado. Ser imagen nos lleva a ser cada vez más humanos y por consiguiente más divinos.

¿Las condiciones de opresión en las que se encuentran las mujeres y los contextos que evangelizamos, nos impulsan a la denuncia profética de las estructuras que no respetan los derechos humanos?, ¿cómo nos comprometemos para que el amor de Dios se haga real y concreto?

c) Situación familiar

Un hecho constatado es que la mujer marginada carece, en la mayoría de los casos de un núcleo familiar, concebido como base de la sociedad: padre, madre, hermanos, comprobando que al hablar de familia sólo podemos calificarlas de destrozadas, desunidas, desintegradas, habiendo casos en los que ni siquiera existen.

En general podemos advertir que las excluidas carecen de modelos de identificación: la figura paterna, ausente en la mayoría de los casos, se les ha presentado como autoritaria, exigente y manipuladora, motivo este que hace que les cueste aceptar y respetar normas y no tienen conciencia de que existen "los otros", convirtiéndose así en personas egoístas, centradas únicamente en sus necesidades.

En un contexto así ¿cómo hablar de un Dios Padre, preocupado por sus hijos, de un Dios comunidad de amor?, ¿cómo construir el Reino?

En la mujer marginada por culturas machistas, la figura materna, les ha significado poco como mujer, aunque sí como madre sintiéndose vinculadas a ellas afectivamente.

La desvalorización social de la mujer, junto con la ausencia de una figura materna que sirve de identificación con el propio sexo femenino, facilita en muchos casos el ejercicio de la prostitución.

¿Cómo presentar la figura de María como Madre, como Mujer plenamente realizada?

d) Base humana y cultural

La mujer marginada, por lo general, presenta una carencia de cultura y de base humana que la lleva a tener una baja estima de sí misma y una gran inestabilidad e inseguridad frente a la vida.

En la mayoría de los casos demuestran incapacidad para tomar decisiones, asumir responsabilidades y una falta de voluntad para realizar acciones que requieran esfuerzo. Se detecta un miedo a encontrarse a solas consigo misma, una desvalorización de la propia vida, donde el Yo es casi inexistente.

¿Cómo descubrirles al Dios que vive dentro de ellas? ¿Cómo hacer que sientan su presencia, su amor?

En el campo de los valores tienen bastante confusión, con una mezcla de valores y antivalores. Muestran gran aprecio por el amor, la sinceridad, la justicia, la amistad, aunque en su actuar son poco consecuentes con ellos. Poseen una gran capacidad de amar, que debido a su baja autoestima y valoración, no la saben encauzar. La ausencia de modelos de identificación dificulta la maduración como persona.

Destacamos que se muestran muy receptivas para escuchar y acoger los mensajes que se les dirigen. Son conscientes de lo negativo que hay en sus vidas aunque pretenden cambiar sin esfuerzo y sin procesos.

¿Cómo "utilizar" el aprecio que tienen por el amor, la sinceridad, la justicia, la amistad, su capacidad de escucha y de acoger los mensajes? ¿cómo presentarles el Mensaje?

e) Situación Religiosa

En nuestros contextos de Cuarto Mundo, la marginación y la exclusión es tan fuerte que se ha roto todo referente de sentido, incluido el cristiano. Carecen de formación religiosa, la escasa vivencia que tienen se ha desarrollado en una mezcla de religiosidad popular, sentimentalismo, superstición y sectarismo. La ausencia de patrones y modelos les lleva a concebir la fe como algo teórico, que no tiene nada que ver con la vida.

Desconocen a un Dios misericordioso que libera. Debido a las experiencias negativas que desde la infancia han vivido en el seno de su familia, les resulta difícil considerar a Dios como Padre que las ama, lo viven más bien como juez que castiga. En el Cuarto Mundo prevalece la idea de Dios como alguien lejano, inalcanzable y por lo tanto ausente en sus vidas.

La figura de Jesús les resulta más cercana. Lo admiran como "líder" que exigía justicia y amaba a los pobres y pecadores. No es difícil identificarse con Jesús en la Cruz, como símbolo de sufrimiento y dolor. Les gusta llevar una cruz al cuello, aunque luego el mensaje de Jesús no les diga nada y sus vidas no tengan nada que ver con Él. En lo que se refiere a la Iglesia la identifican con el clero o como lugar de culto. La figura de María la veneran y no es raro ver que tienen medallas o estampas en alguna de sus advocaciones.

¿Cómo despertar en ellas su capacidad de contemplación para que descubran las huellas de Dios Padre-Madre de sus vidas, y a Jesús que ama y perdona?

3 Objetivo General

Desde la persona y el mensaje de Jesús, elevar la calidad de vida de las mujeres excluidas, preferentemente las que lo son por el ejercicio de la prostitución, para que vivan unas condiciones de vida digna, sean capaces de insertarse en la sociedad de manera libre, participativa y crítica integrando todas las dimensiones de la persona y responsabilizando a la mujer de sus propias decisiones, de sus capacidades y de sus propios recursos.

a) Objetivos Específicos

Crear ambientes en los que la acogida, el respeto, el amor, la misericordia, la comprensión, la gratuidad y el perdón hagan posible experimentar el "ser hijas, hermanas" desde la solidaridad para hacer creíble el Mensaje de Jesús.

Promover y capacitar a la mujer marginada desde sus valores y capacidades mediante procesos educativos que abarquen todas las áreas de la persona para que vivan desde el respeto a su libertad y a la dignidad de ser personas encontrando así sentido a su vida.

Mostrar la persona de Jesús como el único capaz de liberarlas y ayudarlas a aceptarse tal como son y proponerles los valores del Reino.

Proclamar y testimoniar la Buena Nueva de Jesús como mensaje salvador que ilumina las situaciones de oscuridad y de muerte en la que vive y es fuerza transformadora y dignificadora de sus vidas.

Proporcionar modelos de identificación en la fe y en la vida para que puedan valorar y asumir sus aspectos positivos.

b) Ambito de actuación

Desde la "marginación de género" que sufren muchas mujeres, el sector más desfavorecido es el de la mujer que ejerce la prostitución en la calle por encontrarse en la más estricta marginalidad, en muchas ocasiones con el agravante de la droga y/o alcohol, viviendo así una situación dramática de exclusión. Conocedores también del problema que están viviendo las que, intentando mejorar la situación económica, salen de su país y en España engrosan las filas de la prostitución abierta o encubierta, nos hacemos sensibles para, con ellas, buscar posibles cauces de salida.

4. Mediaciones

Para nuestra reflexión en este punto nos ayudamos de las aportaciones de J. Ignacio Calleja en su escrito "Entender nuestro mundo, principio de evangelización".

Partimos de la mediación como elemento esencial de Dios para comunicarse al hombre. Dios sale al encuentro y habla por medio de personas, libros, hechos, signos... Elementos principales de la mediación son: Dios, que se comunica al hombre y el hombre, capacitado para acoger a Dios y responderle.

En nuestros contextos de marginación creemos que las mediaciones deben tener unas características que ayuden y nos ayuden a vivir y transmitir de manera coherente el mensaje: Confianza en Dios salvador de la historia humana. Valoración de la persona, imagen de Dios. Ordenación de las prioridades de la acción desde los intereses de las marginadas y excluidas. Equilibrio entre la protesta y la propuesta. Coherencia entre las prioridades solidarias de la acción y el modo de vida de los seguidores de Jesús. Espacios sociales donde aliviar el sufrimiento y recuperar la dignidad humana.

5. Agentes. "... ahora ve, yo te envío para que saques a mi pueblo". Ex. 3,10

Ya Dios Padre pensó en el ser humano como agente de la liberación en los contextos de marginación.

Jesús, creó la Iglesia como sacramento de Salvación, envió a los apóstoles al mundo entero, como también El había sido enviado por el Padre, para llevar la Buena Noticia a los desheredados. Los seguidores de Jesús "consagrados" por el bautismo somos enviados a una misión: ser instrumentos de la salvación de nuestros hermanos. Toda misión exige, para ser auténtica, ser enviado. Y el que es enviado tiene que hacerse consciente de esa llamada por parte de Dios y dar una respuesta a la llamada. Ser llamado no es un privilegio; es un don gratuito.

Agente en contextos de marginación es el seguidor de Jesús que en el encuentro personal con El y en la Eucaristía vivida como experiencia de amor, se compromete de forma coherente en la transformación del mundo y en la dignificación de los hermanos respetando su libertad.

Agente evangelizador en contexto de mujer marginada: Es el que en su vida adopta las actitudes de Jesús frente a la pecadora: acogida, perdón, respeto... Es el que interioriza y vive el Evangelio encarnando el Mensaje en su vida y se compromete con las situaciones de injusticia al estilo de Jesús. Es el que trabaja por hacer concretos y reales los valores del Reino: libertad, igualdad, dignidad, paz, justicia... Es el que tiene sensibilidad para afectarse con el dolor y el sufrimiento de la mujer. Es el que sabe crear espacios de vida allí donde se vive la muerte. Es el que confía en la capacidad de cambio de las mujeres en contextos de marginación. Es el que vive desde la alegría y la ternura, desde la bondad y la misericordia. Es un contemplativo en continua acción de gracias.

BIBL.—TOFFOLI MOYANO, M., La Eucaristía, Vida de Servicio. Publicaciones claretianas 2000; R. R. ADORATRICES, Plan Sectorial de la Acción Pastoral en Marginación, 1996; JUAN PABLO II. Rico en Misericordia. Ed. Paulinas 1980; El sufrimiento humano. Ed. Paulinas 1984; Preocupación por los problemas sociales Ed. Paulinas 1988; GUTIÉRREZ, G., Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. E. Sigueme 3° ed. 1995; CATALÁ, T., "Salgamos a buscarlo". Notas para una teología y una espiritualidad desde el Cuarto Mundo. Ed. Sal Terrae 1992; DURAND, A., Porque tuve hambre... Una teología a la luz de los pobres. Ed. Mensajero 1997; PAGOLA, J. A., Acción Pastoral para una nueva evangelización. Ed. Sal Terrae 1991; La Eucaristía, experiencia de amor y justicia. Ed. Sal Terrae 1991; GONZÁLEZ-CARVAIAL, L., Los signos de los tiempos. El Reino de Dios está entre nosotros. Ed. Sal Terrae 1987; BOFF, L., jesucristo el Libertador, Ensayo de cristología crítica para nuestro tiempo. Ed. Sal Terrae 1994; MALDONADO, L., Eucaristía en devenir. Ed. Sal Terrae 1997; SOBRINO, J., jesucristo Liberador, Lectura histórico-teológica de jesús de Nazaret. Ed. Trotta 3° Ed. 1997; GONZÁLEZ FAUS, J. 1., "Nuestros Señores los pobres". El Espíritu de Dios, maestro de la opción por los pobres. Ed. ESET 1992; GARCÍA ROCA, J., El Dios de la fraternidad, Ed. Sal Terrae 1990; Contra la exclusión. Responsabilidad política e iniciativa social. Ed. Sal Terrae 1995; CONFER REGIONAL, En busca de la justicia. Conocer la realidad como principio de evangelización.

Ana P. Almarza Cuadrado