Lenguaje Pastoral
DPE
 

Lenguaje pastoral y otros lenguajes

Cuando hablamos de lenguaje pastoral, debemos diferenciarlo de otros tipos de lenguajes. Por ejemplo, del lenguaje teológico que trata de explicar de forma "razonable e inteligible" los hechos y dichos de la Revelación cristiana, que remiten a la vida y misterio de Jesucristo, el Señor.

Tampoco nos referimos al lenguaje litúrgico. En efecto, éste es el lenguaje particular de los sacramentos y celebraciones y tiene como fin "contemplar" y "hacer partícipe" al creyente de aquello que celebra.

El lenguaje pastoral tampoco es el lenguaje religioso. Este lenguaje pertenece todavía a un ámbito que limita con un lenguaje místico o filosófico.

El lenguaje pastoral no es el lenguaje catequético. Este busca una formación sistemática de nuestro credo y una iniciación en la comunidad creyente.

Identidad del lenguaje pastoral

El lenguaje pastoral es, sobre todo, un lenguaje evangelizador, un lenguaje narrativo, con la misión "de descubrir con fuerza el poder narrativo y salvífico de la revelación y de la historia de Salvación.

Pero todo lenguaje narrativo, para serlo de verdad, es lenguaje testimonial. El agente de pastoral avala con su vida y testimonio lo que anuncia y narra.

El lenguaje pastoral es un lenguaje que adopta, en sus diversas etapas de la pastoral, gestos y formas diversas. Un lenguaje que no es sólo intelectual, sino que invita a la acción, al cambio. Un lenguaje que no sólo expresa palabras, sino que está avalado por hechos. Un lenguaje que no utiliza imágenes, sentimientos, símbolos.

Es un lenguaje creativo y a la vez fiel. El lenguaje, en pastoral, tiene la doble misión de hacer comprensibles los misterios de nuestra fe para movernos a la acción, a la operatividad. En cierta manera el lenguaje pastoral es la respuesta hecha vida y traducida en vida a las llamadas de Dios.

Si el lenguaje es en cierta manera "un milagro y una maravilla", mucho más lo es en pastoral: gracias al lenguaje salimos de nuestros individualismos y somos capaces de formar comunidades vivas.

El lenguaje pastoral, dicho lo anterior, debe ser a la vez riguroso en sus propuestas y conducente a lo celebrativo. Sin olvidar que el lenguaje pastoral se nutre del hontanar del silencio y siempre debe contrastarse, para su verificación, con los lenguajes magisteriales y teológicos.

BIBL. — R. FISICHELLA, Lenguaje teológico, en "Diccionario de Teología Fundamental", San Pablo, Madrid 1992, 825-830; C. MOLARI, Lenguaje, en "Nuevo Diccionario de Teología", Vol 1, Cristiandad, Madrid 1982, 853-893.

Raúl Berzosa Martínez