Feminismo
DPE
 

Se ha escrito, con acierto, que los nuevos movimientos sociales de hoy tienen tres troncos o matrices: la lucha contra el militarismo, la destrucción ecológica y el patriarcalismo. Precisamente en esta tercera matriz se centra el feminismo.

El feminismo ha tenido tres grandes olas o momentos en nuestro siglo en su reivindicación de igualdad de trato y emancipación social del varón: la primera, nada más concluir la segunda guerra mundial. Recordamos la importancia de Simone de Beauvoir y su obra El segundo sexo (1949). Una segunda ola o movimiento reivindicativo lo aporta Betty Friedan y su obra La mística femenina (1964). Y una tercera ola es la actual.

En pastoral y en teología ha entrado con gran fuerza. Sobre todo en los países de habla anglófona. Abarca una nueva forma de hacer teología en tres campos al menos: Biblia, historia y tradición cristianas y praxis.

En cuanto al aspecto bíblico, destacan teólogas como E. Cady Stanton, quien aboga "porque las mujeres lean la Biblia por sí mismas". De hecho realizó una traducción titulada: "La Biblia de las mujeres". Se reivindica una nueva exégesis y hermenéutica en la que la mujer es protagonista. Con palabras de E. Schüssler Fiorenza, "la teología y la interpretación bíblica feminista ponen de manifiesto que el Evangelio cristiano no puede ser proclamado si no se recuerda el discipulado de las mujeres y todo lo que ellas hicieron".

En cuanto a la tradición cristiana, se pone de relieve que figuras como Pablo de Tarso, S. Agustín, Sto. Tomás o el propio Lutero, por diversos motivos teológicos e histórico-culturales, contribuyeron a la subordinación, sujeción e incluso menosprecio y subordinación de las mujeres con relación a los hombres.

En relación al tercer campo, el práxico, se subraya que es necesario revisar las ideas, lenguajes, atributos e imágenes de Dios en campos tan concretos como la liturgia, eclesiología y ética. Hay que reflexionar, en clave feminista, sobre la bioética, las relaciones y puesto de la mujer en la comunidad cristiana, la espiritualidad, el propio quehacer teológico, o la praxis ecumenista.

Todo lo dicho hasta aquí nos habla de un método teológico y pastoral que tiene mucho en común con el método práxico, crítico y liberador. La teología feminista viene a ser una especie de contestación a una teología que se creía "universal" y "androcéntrica". Las feministas están convencidas de que su forma de hacer teología y pastoral, lejos de ser una amenaza para la Iglesia, es un movimiento para su renovación y un signo claro de por dónde discurrirá la cultura en el tercer milenio.

BIBL. — A. LOADES, Teología feminista, Desclée de Brouwer, Bilbao 1997; J. M. MARDONES, 10 palabras clave sobre movimientos sociales, Verbo Divno, Estella 1996.

Raúl Berzosa Martínez