l padre Paolo Manna, que fue elevado a los altares el 4 de noviembre de 2001, fundó en 1916, la Pontificia Unión Misional del Clero con el fin de que la responsabilidad misionera estuviera en la vida de fe de los cristianos, y de que los sacerdotes fueran vigorosamente formados y educados en dimensión misionera de la Iglesia.

     Paolo Manna nació en Avellino (Italia) el 16 de enero de 1872. Pronto comprende que su auténtica vocación era ser misionero. En 1891 ingresa en el Seminario de Misiones Extranjeras, y es ordenado sacerdote, con sólo 22 años, el 19 de mayo de 1894.
     Su sueño misionero se realiza en 1895 cuando es destinado a la misión de Birmania, pero sus problemas de salud le hacen regresar a Italia. De vuelta a la misión, en 1906, el padre Manna se lanza a trabajar sin descanso con la tribu de los Padaung, en Birmania, pero vuelve a caer enfermo y con gran pena en el corazón, tiene que volver a Italia.
     La experiencia de su trabajo en Birmania fue breve pero importantísima. A raíz de ella, descubrió las urgencias del mundo misionero: millones de almas privadas de la luz de Cristo; el escasísimo número de misioneros; y las gigantescas necesidades materiales y espirituales de los misioneros.
     Así descubrió su auténtica vocación misionera: recordar a todos los responsables de la pastoral de la Iglesia su deber de colaborar en la difusión del Evangelio.
   

Fundación de la Unión Misional del Clero

     A partir de entonces su actividad se dilata. Descubre la necesidad de la animación misionera entre los fieles y constata que éste depende en buena medida del celo apostólico y misionero del clero. Los sacerdotes debían ser vigorosamente formados y educados en la responsabilidad misionera.
     Éste fue el rico ideal del que surgió su idea genial de la Unión Misional.
     El 10 de enero de 1917 el Papa Benedicto XV aprobó la fundación de la Unión Misional del Clero. El padre Manna recorrió toda Italia y varios países europeos presentando la nueva Asociación a todas las diócesis.

     En 1920 se celebró en Roma el I Congreso Nacional de los delegados diocesanos de la Unión. Los Obispos miembros eran 124, siendo 8500 los sacerdotes inscritos, pertenecientes a 236 diócesis en Italia.
      En 1940, la Pontificia Unión Misional se había extendido a 52 naciones, 960 diócesis, y 177.606 sacerdotes, más de la mitad del clero mundial de entonces, eran miembros asociados.
     En 1956
Pío XII le concede a la Obra el título y dignidad de «pontificia».

La Pontificia Unión Misional del Clero en España

 

     El cardenal Juan Benlloch y Vivó, arzobispo de Burgos, fundó, el 3 de diciembre de 1921, la Pontificia Unión Misional del Clero, durante la Asamblea Misional celebrada en Burgos.

     A  principios del año siguiente, se aprobaba por la Sagrada Congregación de Propaganda Fide el Reglamento de la Unión Misional del Clero de España. En septiembre de ese mismo año, tenía lugar en Pamplona el I Congreso Nacional de la Unión, que eligió al cardenal Juan Benlloch y Vivó como Primer Presidente Nacional de la Pontificia Unión Misional.