Kiko Argüello: «Cristo nos ayuda en los miedos, en la enfermedad, en la vejez; Él nos defiende»
La Razón
Iniciador del Camino Neocatecumenal
El iniciador del Camino Neocatecumenal reivindica una nueva estética para las parroquias del siglo XXI que recupere el espacio celeste y una mayor participación de los fieles
Tras la inauguración el domingo pasado de la
parroquia Santa María de Labouré en el barrio de Carabanchel en Madrid, el
iniciador del Camino Neocatecumenal dialogó con LA RAZÓN y llamó a descubrir el
tesoro de ser cristiano para afrontar la vida diaria.
¬ ¿Qué diferencia hay entre un cristiano y un no creyente en afrontar los
problemas de la vida?
¬ Un cristiano no huye, afronta sus problemas porque tiene dentro la vida
eterna. Si un cristiano se casa y encuentra un problema con la mujer, o con un
sufrimiento, o un cáncer, ese problema no le destruye, porque tiene en su
interior vida eterna. Por eso el matrimonio es indisoluble en los cristianos. Y,
¿cómo es posible si se separa todo el mundo? Es que ésos ya no son cristianos.
¬ ¿Ser cristiano es una carga, una especie de represión?
¬ Al contrario, ser cristiano es una liberación. Si yo tengo vida eterna,
todo es distinto para mí, no tengo miedo a la muerte, no tengo miedo a la
enfermedad ni a la vejez. Cristo me ayuda. ¿Cómo hace la gente con la vejez,
cómo hace la gente con un problema de matrimonio, cómo hace la gente con un
problema con los hijos, con el trabajo, si están solos? Nosotros tenemos un
consolador, el Espíritu Santo, el abogado, él nos defiende, él nos ayuda. Es
algo fantástico. Si la gente lo conociera, no cabría en las iglesias. Pero no
saben nada; están llenos de prejuicios.
Hay gente muerta por dentro
¬ ¿Por qué cree que hay tanta gente que se
suicida?
¬ Lo que sucede es que hay mucha gente que está muerta por dentro. Cada 60
segundos se mata un hombre en el mundo. Se suicidan porque están muertos. Dice
la epístola a los Hebreos que Cristo ha venido a tomar nuestra carne para
salvarnos de la muerte y liberar a aquellos que por el temor que tienen a la
muerte están toda la vida sometidos a esclavitud.
¬ Si el sufrimiento es inherente a todo mortal, ¿por qué tanta gente no lo
acepta?
¬ La gente está aterrorizada por el sufrimiento, escapan constantemente de él
porque no le ven sentido. Pero Jesucristo nos da el sentido, porque nos da el
Espíritu Santo que nos da testimonio no sólo de que Cristo nos ama, sino de que
somos hijos de Dios. Nos recrea interiormente, nos hace participar de su
victoria sobre la muerte.
¬ La misa que celebraron en la inauguración de la parroquia fue muy gozosa...
¬ Hace falta una nueva evangelización, una iniciación cristiana como antes
cuando el catecumenado duraba cuatro años para descubrir el gozo de la presencia
de Dios. Jesús es enorme, es impresionante. Jesucristo ha venido a nosotros para
destruir en nosotros la muerte profunda
¬ ¿Qué lugar ocupa el arte en esta nueva evangelización?
¬ La belleza es muy importante, por eso la Iglesia debe plantearse con qué
estética está dispuesta a evangelizar en el tercer milenio. La síntesis entre fe
y cultura es muy importante en este momento de la Iglesia y los templos son
también medios de evangelización. En éste de Santa María de Labouré los bancos
están situados de manera circular y escalonada para favorecer la participación.
Además, con la corona mistérica que está sobre el altar, las pinturas inspiradas
en los iconos de la tradición oriental llevan a la conversión.
¬ Qué hacemos con los demás templos, ¿deberían cambiar entonces?
¬ Yo les diría a las parroquias que obedezcan al Espíritu Santo, que se abran
poco poco al Vaticano II para dar apertura a las nuevas realidades eclesiales
que el Espíritu Santo ha suscitado.
Asumir el Concilio
¬ ¿Qué consecuencias puede conllevar el no
obedecer al Concilio?
¬ Hay diócesis que siguen como antes del Concilio y ya no tienen a nadie, no
tienen vocaciones, no va gente a la iglesia, porque está cambiando toda la
sociedad. Pero eso el Espíritu Santo lo sabía y ha proclamado un Concilio que
invita a renovar verdaderamente la Iglesia. Cuando el Papa convocó el Sínodo de
los Obispos Europeos en 1985, hizo un análisis sobre la descristianización de
Europa; hizo una reflexión terrible de cómo se está destruyendo la familia, la
situación de paganismo que se vive.
¬ ¿Es el Camino Neocatecumenal un itinerario para renovar la Iglesia?
¬ Nosotros somos uno de los dones o carismas que Dios ha suscitado para poder
llevar adelante la renovación de la Iglesia, que es necesaria para la misión que
tiene de evangelizar el mundo.