I.- INTRODUCCIÓN
ESTE PRIMER DÍA DEL AÑO, es el inicio del año civil según la división del tiempo hecha por los romanos. Nosotros debemos darle un sentido religioso
A) Lo primero que surge en este día es un sentimiento de gratitud a Dios por todos los beneficios recibidos.
B) Pero prevalece el deseo de la renovación y de cambio (Año nuevo, vida nueva) y el deseo de una vida mejor.
C) Por eso nos felicitamos diciendo “Feliz Año nuevo” Paz y bien.
D) A este saludo debemos darle los cristianos un sentido religioso, debe significar para nosotros que “Dios en Cristo te conceda un año feliz, de paz y bien”, la paz de Cristo que supera todo deseo pues implica toda clase de bienes temporales y espirituales y que el mundo no puede dar.
E) Se produce también en nosotros una sensación de la transitoriedad de la vida, pasó un año más, comienza otro. ¡Cómo pasan los años se dice!; un año más en la virtud pasado, un año menos para llegar al cielo.
Debemos los cristianos pedir al Señor que esta sensación de la transitoriedad de la vida:
1) Suscite en nosotros el sentido de lo eterno, el anhelo de la eternidad, esto es, de estar en Dios con Cristo, en Cristo para siempre.
2) Y nos recuerde que en el tiempo podemos participar de la vida eterna si realizamos nuestra vida en el amor a Dios y al prójimo.
II.- SOLEMNIDAD LITURGICA DE “ SANTA MARIA MADRE DE DIOS”
En este primer día del año la Iglesia ha puesto la solemnidad litúrgica de Santa María Madre de Dios. La Virgen es Madre de Dios porque:
El Padre hizo que el Verbo asumiera su naturaleza humana en unidad personal en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu. Así la Virgen María fue constituida en verdadera MADRE DE DIOS y mediante su consentimiento activo de la Virgen se realizó la encarnación del Verbo.
El Verbo que era verdadero Dios se hizo verdadero hombre; lo cual quiere decir que llevó una vida humana en todo semejante a la nuestra excepto en el pecado.
III.- LA MATERNIDAD DIVINA DE MARIA NO SE REDUCE AL MOMENTO DE LA CONCEPCIÓN Y EL PARTO
Sino que hay que considerarla en el desarrollo íntegro de la maternidad.
La Virgen como toda madre judía tenía que ir forjando el corazón de su hijo en la ley de Dios, (enseñándole la Shemá, la oración que tenían que recitar los judíos todos los días y los gestos con que tenían que ser acompañada).
Sobre todo María fue fecundada por el Espíritu, llenándola en plenitud de amor y de hermosura, reflejada en su rostro y en sus ojos, para que con su sonrisa cariñosa transmitiera a su Hijo amor y alegría y así cooperase con el Espíritu a la constitución del Yo de Cristo, esto es, de su ser auténtico.
IV.- POR SER MADRE DEL REDENTOR ES MADRE DE CADA UNOS DE NOSOTROS EN EL ORDEN DE LA GRACIA (LG 61)
IV.1 Por que nos dio al autor de la Vida.
IV.2 Porque cooperó de un modo singular, único, a la restauración de la vida sobrenatural en las almas (LG 56) asociada maternalmente:
a) A la persona
b) A la obra de su Hijo en los misterios de su vida
c) Y de un modo especial padeciendo con él mientras moría en la cruz.
IV.3 Finalmente porque Dios por medio de Cristo, nos la quiso dar como Madre cuando ella estaba, al pie de la Cruz.
V.- ESTA MATERNIDAD DE MARIA PERDURA EN EL CIELO
V.1 María fue asunta al cielo como Reina y Madre (LG59)
Para que siguiese ejerciendo su maternidad espiritual asociada a Cristo como Principio universal de Salvación conforme al designio de Dios.
V.2 Cristo es el único Mediador y Salvador: (LG60)
Por su muerte glorificadora fue constituido en nuestra salvación, porque nuestra salvación no la podemos obtener sino es participando de la muerte y Resurrección de Cristo por su Espíritu que enviado por el Padre nos une a Cristo glorioso y nos hace morar en las tres divinas personas en vida de amor.
“Pero, así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras tanto por los ministros como por el pueblo fiel, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que suscita en sus creaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única”. (LG ) Todos somos mediadores o cooperadores con Cristo
Pero la cooperación de María en la obra de la salvación es singular, única pues se trata de una cooperación maternal.
“Por eso la Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, “Mediadora”…. Lo cual se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo único Mediador”. (LG )
VI.- ¿CÓMO EJERCE MARÍA SU MISIÓN MATERNAL CON CADA UNO DE NOSOTROS?
VI.1 POR EL INFLUJO DE SU AMOR MATERNO
VI.1.1 María fue asunta al Cielo por el Padre en el poder del Espíritu Santo que hizo, que “el amor de María a su Hijo” se extendiera real y eficazmente a todos los creyentes. Poder que es una participación del poder de Cristo, Señor del Universo concedido por pura gracia y elección.
Quien ama a la Virgen es amado por ella y está irradiado por ese amor.
Ese amor es más intenso que el de todos los santos porque es amor de madre potenciado por el Espíritu.
Es tan intenso ese amor que si amamos a la Virgen notaremos “su presencia” porque nos sentiremos amados en virtud del “influjo constante de su amor”.
VI.1.2 Pero por la gracia constituimos una comunidad de amor que llamamos la Comunión de los Santos en la que cada uno se enriquece con el amor de los otros.
La caridad incomparable de la Virgen la distingue situándola como el corazón de la comunión de los santos.
VI.1.3 Dos son los factores que contribuyen al nacimiento del Hijo de Dios en nosotros:
a) El Espíritu Santo enviado por el Padre que nos une a Cristo.
b) El seno donde se efectúa este nacimiento que es la Iglesia y la Virgen como síntesis (y tipo) de la Iglesia. El Concilio Vaticano II dice que la Virgen “coopera con materno amor a la generación de los fieles” (LG 63).
VI.2 CON SU MÚLTIPLE INTERCESIÓN
Ejerce también su mediación maternal. Todo cristiano que la invoque con amor puede obtener toda clase de virtudes y dones de la salvación, Ella es la omnipotencia suplicante.
VII.- MARIA ES MADRE DE LA IGLESIA
La Virgen no solo es Madre de Gracia de cada uno de los fieles, también es Madre de la Iglesia. Al ser Madre de la cabeza del cuerpo, es madre de su cuerpo místico.
Todos los periodos de la Historia de la Iglesia, se han beneficiado de la materna presencia de la Madre de Dios porque ella permanecerá siempre indisolublemente unida al misterio del cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo.
Su presencia se nota de un modo más intenso en las épocas de crisis.
Ella según San Ireneo, destruyó todas las herejías.
Y en este tiempo, en el que se da no una herejía sino una revolución sin precedentes, que es la subversión de todos los conceptos no solo católicos sino también religiosos en general, e incluso humanos propios de toda civilización, ella intervendrá:
VII. 1 Si los cristianos acudimos a ella como a nuestro auxilio.
VII. 2 Y además, si no reduciendo nuestra devoción a María al ámbito puramente cultual, la imitamos no solo en las virtudes religiosas sino como
mujer en cuanto persona, icono de libertad y responsabilidad en el desempeño de su misión y respondemos a las exigencias y desafíos de la Historia diciendo como ella:
“AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA HACER TU VOLUNTAD Y ME COMPROMETO A COLABORAR CON CRISTO EN SU OBRA DE SALVACIÓN”