HOMILIA DEL VI DOMINGO DE PASCUA. CICLO B

 

EL MANDAMIENTO NUEVO DEL AMOR

 

I.- INTRODUCCIÓN

 

La tarde en la que Él iba a ser entregado Jesús expresó su amor con palabras, con un gesto y con un signo.

   I.1 CON PALABRAS

        Con gran deseo he deseado celebrar esta pascua con vosotros, ya no os llamaré siervos sino amigos (Jn 15,15).

  II.2 CON EL GESTO SORPRENDENTE DEL LAVATORIO DE LOS PIES

         Ejemplo de humildad y de amor servicial, para que nosotros hagamos lo mismo, prestando nuestro amor servicial a los hermanos.

 III.3  FINALMENTE EXPRESÓ SU AMOR CON EL SIGNO SUPREMO DE SU AMOR

         Les amó hasta el extremo, hasta el no va más instituyendo el sacramento de la Eucaristía por el que anticipó su Pascua, esto es, su paso de este mundo al Padre por su muerte y Resurrección, actualizando en ella este misterio pascual.

         Con lo cual reveló que había entregado su vida por todos los hombres.

         Todo esto hizo Jesús para expresarles su amor.

II.- A CONTINUACIÓN PROMULGÓ EL MANDAMIENTO NUEVO

 

    En la Eucaristía él asume el sacrificio de nuestras vidas a su sacrificio y lo ofrece al Padre y así funda la Comunidad de la Nueva Alianza, por eso a continuación pasa a promulgar la ley de esta Nueva Alianza, el mandamiento nuevo.

    A continuación les dice que su amor es como el del Padre

 

III.- COMO EL PADRE ME HA AMADO

 

Su amor tiene su origen en la Trinidad

Las relaciones entre el Padre y el Hijo no son meras manifestaciones de amor como sucede entre dos amantes humanos, el amor en ellos es una recíproca entrega total de sí mismo. Dios es puro amor que ama dándose totalmente él mismo.

Es el amor por el que el Padre se da enteramente en el Hijo, es por el mismo amor por el que el Hijo acoge y devuelve al Padre su donación y así permanece en él.

 

 

IV.- ASÍ OS HE AMADO YO

 

Cristo los ha amado igual que el Padre le ha amado a él, con la entrega total de sí mismo en el mismo Amor, el Espíritu Santo en toda su vida entregada en obediencia filial al Padre por nosotros y en la última cena como acabamos de considerar, les amó hasta el extremo (13,1) instituyendo la Eucaristía.

 

V.- PERMANECED EN MÍ AMOR

 

Permaneceréis en mi amor si guardáis mis mandamientos; lo mismo que yo he  guardado los mandamientos. “El que acepta mis mandamientos y los cumple ese me ama y el que me ama será amado por mi Padre (Jn 14,21) y yo también lo amaré” (con el mismo amor de mi Padre).

El amor del Padre  consiste en que pone en nosotros el mismo amor que en su hijo tiene, el Espíritu Santo, que es la intimidad del Padre y del Hijo.

 

El Padre derrama su Espíritu en nuestro corazón, esto es, en lo íntimo de nuestro ser, siendo por tanto más íntimo que lo íntimo nuestro.

Este amor, llamado ágape (que es el amor que procede del Padre) no es una virtu de una facultad (la voluntad) sino una dimensión fundamental de la existencia cristiana que afecta al ser sustantivo del hombre por sí mismo y por tanto anteriormente a toda especificación de facultades.

 

VI.- ¿EN QUÉ CONSISTE AMOR AL PRÓJIMO?

 

Por lo cual nuestro amor al prójimo es esencialmente participación y reflejo del amor con que Dios nos ama.

    El Padre nos ama en el Espíritu con el mismo amor con que ama a su propio Hijo

    (Rom 5,5) con este mismo amor nos ama Cristo a nosotros y con este mismo amor, que es la vida de Cristo, amamos en el Espíritu no solamente al Padre y a Cristo sino también a todos los que ellos aman, a todos los hombres.

    Nada nos une más inmediatamente a Dios.

    La fe y la esperanza también nos unen inmediatamente a Dios, pero el amor nos une a lo que es más Dios en Dios, porque Dios es Amor.

Amar al prójimo es amar a Cristo

     Porque todos los hombres unidos a él – y todos están llamados a ello – forman con Cristo resucitado un único viviente (Gal 3, 28), o como dice San Pablo forman su cuerpo y son miembros de su cuerpo.

     Por eso dijo Cristo”Cuanto hicisteis con uno de mis más humildes hermanos conmigo lo hicisteis” (Mat 25,40).

    Todos los santos cumplieron esta doctrina:
Recordemos el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta, dedicando su vida a acoger y ayudar a los más pobres entre los pobres.

    El testimonio del gran pensador Pascal, contado por un hermano suyo Gilbert Perier

    Gravemente enfermo, deseaba ardientemente recibir la comunión: ante la oposición de los médicos, dijo:

    “Ya que no se me quiere conceder este favor, quiero suplirlo con alguna obra buena; como no puedo comulgar en la Cabeza, quiero hacerlo en alguno de sus miembros, por esto he pensado que traigan aquí a un enfermo pobre a quien le hagan los mismos servicios que a mí” y así se hizo.

 

 

VII.- ESTE ES MI MANDAMIENTO “QUE OS AMEIS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO”

 

El mandamiento del amor antes era: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y ahora es:

Os amaréis como yo os he amado”.

Lo cual implica dos cosas:

     V.1 Amaréis con una entrega servicial total y dispuesta a dar la vida si fuera preciso.

     V.2 Amaréis con el mismo amor que yo os he amado

           Esto es, con mi Espíritu Santo de amor que os ha sido dado, dejándoos guiar por    él. Este amor se llama agapé que es el amor que procede del Espíritu.

           Los discípulos deben seruno” en ese Amor como el Padre y el Hijo sonuno” en el mismo Amor. (Jn 17,11; 21,22).

Este es mi mandamiento:

QUE OS AMEIS UNOS A LOS OTROS

El contenido del precepto se encuentra en dos palabras:

1) Que tengáis agapé los unos a los otros, la fraternidad de los discípulos (la unión de los hermanos 1Pe 2,17) los constituye en grupo distinto gracias a su fe en Cristo y se caracterizará por su amor de hermanos, por el ágape.

    

    El ágape implica que el amor recíproco tiene valor en la medida en que se ama a los  otros cristianos por amor de Dios o de Cristo. (Como yo os he amado).

 

2) Cuando los discípulos se aman así como Cristo les amó no solamente evocan el amor que Cristo les profesaba y no solamente se muestran auténticos discípulos instruidos de su precepto sino que continúan y prolongan el amor del Salvador mismo, una fuerza que les impulsa a darse hasta el olvido de sí mismo.

    Es verdad que el amor no puede ser mandado y menos un amor como el de Cristo, pero si Cristo nos ha mandado este amor es porque antes nos ha sido dado en el Bautismo y en la Eucaristía.

 

VIII.- EN ESTO RECONOCERÁN QUE SON MIS DISCÍPULOS

 

En los albores del cristianismo, la comunidad primera de Jerusalén era un testimonio de amor y de unión ante los de fuera, los creyentes eran bien vistos por todo el pueblo y la gente se hacía lenguas de ellos porque en el grupo de los discípulos todos pensaban y sentían lo mismo, teniendo una sola alma y un solo corazón.

Nadie pasaba necesidad, ciento cincuenta años más tarde según el escritor Tertuliano, esa continuaba siendo la opinión de la calle. La gente reconocía pronto a los cristianos con solo verlos, y comentaban “MIRAD COMO SE AMAN”.

En cambio hoy día ¿se nos reconoce así a los cristianos?

El poeta hindú Rabindrananth Tagore y el líder religioso hindú Gandhi, admiraban la doctrina de Cristo pero cuando vinieron a Europa se fueron escandalizados de los cristianos.

 

IX.- EL AMOR DE CRISTO ES MOTIVO DE GRAN ALEGRÍA

Os he dicho estas cosas para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo llegue a plenitud.

¿A qué gozo se refiere?

Cristo quiso decir para que mi gozo, el gozo que siento de que mi amor esté en vosotros (amándome) como un Padre gozoso del amor de sus hijos, también sea vuestro gozo que mi amor esté en vosotros, no sólo en esta vida sino mereciendo cumplida alegría en la vida eterna, donde vuestro gozo llegue a plenitud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMPLEMENTO DE LA HOMILÍA PARA LA MEDITACIÓN

 

CARACTERISTICAS CONCRETAS DEL AMOR CRISTIANO

Para que nuestro amor al prójimo sea reflejo del amor de Cristo debe tener los mismos caracteres que el de Cristo, que San Pablo describe en su himno a la Caridad en su primera carta a los Corintios.

Los Corintios ponían su ideal de perfección en los dones espirituales visibles, llamados carismas, San Pablo les dijo:”Aspirad a los carismas mejores” y aún os voy a mostrar un camino más excelente el camino por excelencia, el único camino del Reino celeste, es el camino del amor cristiano (agapé) el amor que procede del Espíritu Santo, si tuviera cualquier carisma, por importante que sea, sino tengo amor nada soy. Aunque reparta todos mis bienes a lo necesitados sino, tengo amor nada me aprovecha.

Los carismas, la fe y la esperanza acaban con la muerte pero el amor no acaba nunca.

 

HIMNO AL AMOR CRISTIANO (1 Cor 13, 4-7)

El amor cristiano es paciente

El hombre caritativo está lleno de bondad, de una benignidad semejante a la de Dios que se apareció con el nacimiento del hijo de Dios hecho hombre.

 

La caridad es servicial

El cristiano no rehúsa los servicios que se le pueden pedir, al contrario se pone a disposición de los demás, adopta una postura que invita a que se pidan favores.

La gente lo define es un hombre de bien.

 

La caridad no es envidiosa

¿Como podría el que ama entristecerse del bien, que por definición debe querer al otro?

 

La caridad no es jactanciosa

Rechaza incluso el orgullo secreto que nos lleva a complacernos en nosotros mismos y a considerarnos por encima a los demás porque nos creemos caritativos. Debo pensar:

Aunque distribuyese todos los bienes a los pobres, sino tengo amor nada soy, nada valgo.

 

La caridad no hace nada inconveniente

No devuelve mal por mal sino, que corresponde el mal con el bien.

 

La caridad no busca su propio interés

Sabe renunciar a su propio derecho cuando esto no perjudica a los demás, ama a aquellos de los que no se puede esperar nada, ama a los enemigos porque no hay amor más gratuito, más desinteresado y más semejante al de Dios y al de Cristo.

 

La caridad no se irrita

No tiene en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia que puede ver en los demás, pone su alegría en la verdad donde quiera que la encuentre aunque sea en sus enemigos.

 

La caridad excusa todo

Acordándose del mandamiento de Cristo,”No juzguéis (a los demás) y no seréis juzgados”

Se guarda de juzgar las intenciones que solo Dios conoce.

 

La caridad espera todo

Persuadido de que el más miserable de los hombres posee posibilidades de hacer el bien.

 

La caridad soporta todo

Lejos de dejarse vencer por el mal vence el mal con el bien (Rom 12, 21)