IV Domingo de Cuaresma- CICLO B

             

HOMILIA ENTREVISTA DE JESÚS CON NICODEMO

 

I.- INTRODUCCIÓN

 

Este pasaje evangélico constituye la segunda parte de la entrevista que tuvo Jesús con Nicodemo, maestro de la Ley, del grupo de los fariseos, y miembro del Sanedrín.

Como todo fariseo creía que la ley era no solo norma de conducta sino también fuente de vida y salvación. Cautivado por la enseñanza de Cristo y por el misterioso poder con que hacía milagros, creyó que Jesús era un maestro enviado de parte Dios (Jn 3, 1-2).

Por eso acudió a él para hablar sobre la ley y de las condiciones para entrar en el Reino de Dios que Cristo anunciaba.

 

II.- LO QUE DIJO JESÚS A NICODEMO SE PUEDE RESUMIR EN DOS FRASES:

 

     1ª) El que no nace de nuevo no puede entrar en el Reino de los cielos”.

     2ª) Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”.

 

    Para sacar más provecho de este pasaje evangélico cada uno de nosotros debe imaginarse que como Nicodemo vamos a tener ahora una entrevista con Jesús y a dialogar con él preguntándoles sobre los temas esenciales que habló con Nicodemo: El Reino de Dios, El nacimiento del hombre nuevo, La posesión de la vida eterna ya presente en nosotros.

    Pongámonos en postura recogida, con fervor y devoción para una meditación profunda sobre lo esencial de la doctrina de Cristo.

    El Señor nos contestará añadiendo cosas que no pudo decir a Nicodemo porque todavía no había instituido la Eucaristía, ni había resucitado

 

III.- SEÑOR JESÚS ¿QUE ES EL REINO DE LOS CIELOS QUE TU ANUNCIABAS?

 

    Dios Padre en el infinito amor que en su hijo tiene quiso hacer a los hombres partícipes de su misma vida trinitaria de amor, haciéndolos hijos en su Hijo Unigénito poniendo en ellos el mismo amor que en su Hijo tiene.

    Para ello el Verbo divino se encarnó, se hizo hombre para redimir al hombre y llevando una vida humana en obediencia filial al Padre hasta su consumación en su muerte con el acto de entrega total de sí mismo (en cuerpo y alma) en el Espíritu de amor al Padre, el Padre lo acogió en ese mismo Espíritu y esta acogida fue su glorificación por el poder del Espíritu y fue comunicada a su humanidad la plenitud del poder y la gloria que es propia del Hijo Unigénito del Padre.

    Durante su vida su Gloria estuvo eclipsada por la carne y su Poder estuvo sometido a las limitaciones espacio-temporales.

    En su Resurrección por esta plenitud Cristo fue transformado en Espíritu vivificante, esto es, Espíritu que da vida de Cristo a cuantos creen en él, con fe viva.

    Todo ello en orden a establecer el Reinado del amor de Dios en los hombres para que participen de la vida trinitaria de amor que es la vida eterna.

 

IV.- ¿EN QUE CONSISTE EL NACIMIENTO DEL HOMBRE NUEVO?

 

    Esto comienza por la fe viva que es una adhesión amorosa a Cristo y por el sacramento de la fe que es el Bautismo y su plenitud la Eucaristía.

    Del Bautismo surge el nuevo nacimiento a una nueva existencia. En la fe y el bautismo de la fe nace el hombre nuevo.

    En el Bautismo somos sepultados con Cristo y su muerte se realiza espiritualmente en nosotros muriendo al hombre viejo del pecado con el perdón de todos los pecados pero a la vez, también resucitamos con él espiritualmente a una nueva vida, una nueva existencia en Cristo por su Espíritu, es una vida en el Espíritu de Cristo, es el hombre nuevo de la gracia.

   

V.- ¿CÓMO SE REALIZA EL NACIMIENTO DEL HOMBRE NUEVO?

 

    El nacimiento del hombre nuevo se realiza en el fondo del alma.

   

    El hombre nuevo de la gracia surge de la siguiente manera:

 

-          El hombre tiene un fondo, una intimidad, una interioridad donde residen las dimensiones fundamentales y de la existencia humana que son creer, esperar y amar y de donde surgen todas las decisiones y acciones de las que el hombre es su autor y protagonista.  

En ese fondo sólo puede actuar el Espíritu de Dios que es su amor y que es la intimidad de Dios. Ante la predicación del misterio pascual de Cristo, de su muerte glorificadora y salvadora, el hombre responde con la fe que es una adhesión amorosa a Cristo, es una respuesta de amor al amor de Cristo.

         El sacramento de esta fe es el Bautismo y su plenitud la Eucaristía y Cristo ha dicho si alguno me ama, mi Padre le amará.

         Que Dios nos ama significa que Dios pone en nosotros el mismo Amor que en su Hijo tiene, el Espíritu Santo que es la intimidad del Padre y el Hijo penetra en nuestra intimidad, en el fondo de nuestra alma, y eleva nuestras dimensiones fundamentales y las convierte de una simple inclinación u orientación en una tendencia activa y las convierte en fe en Cristo, esperanza en Cristo y amor a Cristo.

-          Así se crea una nueva interioridad, la interioridad cristiana 

Surge en nosotros un nuevo centro colmado de vida divina. Y Dios Padre en Cristo por su Espíritu “Se hace más íntimo que lo íntimo mío” dice San Agustín

 

VI.- ¿CÓMO LA SANTÍSIMA TRINIDAD HABITA EN LO MÁS ÍNTIMO DE NUESTRO     SER?

      

      Lo cual hay que entenderlo no en el sentido de un movimiento local por parte de las personas divinas trasladándose desde el cielo, sino como dice San Juan de la Cruz:
Esto ha de ser, haciéndole al hombre vivir y morar en el Padre, el Hijo y Espíritu Santo en vida de Dios”.

       Dice “haciéndole vivir”, por tanto se tiene aquí ya la vida eterna, pero todavía como un enigma; no se trata pues de una mera presencia estática, sino mucho más, se trata de una presencia dinámica, vivificante, haciéndole vivir vida de Dios por su Espíritu, en vida trinitaria de amor. Es la vida eterna acá presente.

       Se trata de que el Padre pone en nosotros el Amor que en su Hijo tiene; el Espíritu Santo y él nos hace llevar una vida en el amor a Dios y al prójimo.

       El crea una nueva existencia en el Espíritu en la que el hombre vive de lo divino y Dios hace suyo lo humano. Es una “asunción” de lo humano en la vida de Dios,

 

VII.- ¿COMO SE VA REALIZANDO EL NACER DEL HOMBRE NUEVO A LO LARGO DE LA VIDA?

 

      Nacer de Dios es un comienzo que ha de irse realizando a lo largo de toda la vida.

      Del seno del bautismo salimos como niños de Dios; pero el crecimiento de esta nueva vida, que es el amor de Dios derramado en nuestros corazones se va realizando en la Eucaristía donde Cristo se nos da como alimento de la nueva vida por su Espíritu que:

       1º) Nos va uniendo más profundamente e íntimamente a Cristo y a los hermanos, intensificando así la comunión de los santos en la unidad del Espíritu con el vínculo del amor.

       2º) Va fortaleciendo nuestra mente y nuestro corazón.

       3º) Aportando el remedio saludable de alma y cuerpo

       4º) Nos va purificando de las secuelas que el pecado ha dejado en nuestro ser por su Espíritu vivificante de amor que va realizando en nosotros el nacer del hombre nuevo de su gracia y el morir del hombre viejo del pecado.

      5º) Por el aumento de su amor nos va purificando:

a)     De los apegos egoístas de los sentidos

b)     De la imperfección de nuestras facultades del alma: memoria, entendimiento y voluntad.

El entendimiento por la fe, la voluntad por el amor y la memoria por la esperanza.

 

VIII.- ¿TERMINEMOS LA ENTREVISTA MEDITANDO SOBRE QUE TODO ES PURA GRACIA DE DIOS?

     

      El hombre puede prepararse para que Dios le santifique llenándoles de su amor pero nunca tiene derecho en sentido estricto jurídico de que Dios le llene de su amor.

      La iniciativa siempre viene de Dios, se da el primado del amor de Dios, Dios nos ha amado primero y todo es don y todo es gracia.

      Querer construirse por sí mismo una vida mística es una perversión de Dios y una idolatría por adoración de la propia persona.

      La vida mística cristiana es la extensión de la gracia bautismal acrecentada por la Eucaristía. No es una conquista del hombre y derivada de una ejercitación ascética, de búsqueda, lucha, reflexión y creación propia.

      El Espíritu Santo, el amor de Dios ha de abarcar nuestro pensar, luchar, crear y renovarlo todo, por eso debemos orar constantemente a Cristo por quien y en quien se nos da el Espíritu diciendo todos los días la comunión espiritual que he citado, añadiendo:

      Por tu Espíritu, lleva, Señor, a su término el nacer del hombre nuevo de tu gracia que el Padre ha comenzado en mí, hasta su consumación en mi muerte y su plenitud en su gloriosa venida.

      Gracias Padre porque mi corazón exulta de gozo al saberme amado por ti con un amor que me hace hijo tuyo, y conocer que la Santísima Trinidad habita en lo más que lo íntimo mío haciéndome vivir en vida de amor a Dios y al prójimo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMPLEMENTO

 

 

Juan vio la necesidad de este nacimiento

Juan siguiendo la enseñanza de Cristo, vio la necesidad que tenemos de este nacimiento, pues del:

 Hombre carnal, del hombre pecador e irredento

 Surgen las obras de la carne a saber: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, envidias, borracheras, orgías y cosas por el estilo.

 Hombre renacido de Dios Padre

 Por el Espíritu de amor que en su Hijo tiene y que Él pone en nosotros nacen las obras del Espíritu que son: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de si mismo.

 Si vivimos por el Espíritu actuemos según el Espíritu (Gal 5, 19), los que se dejan guiar por el Espíritu son los verdaderos hijos de Dios (Rom 8, 13) y coherederos con Cristo de la vida eterna