Mandamientos |
68.- EL SEXTO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: NO COMETERAS ACTOS
IMPUROS.
68,1. Hay dos actitudes erróneas hacia el sexo. Las dos bastante comunes. Una
es la del moderno hedonista, de aquel cuya máxima aspiración es la vida del
placer. El hedonista ve la capacidad sexual como una posesión personal, de la
que no hay que rendir cuentas nadie.
Para él (o ella), el propósito de los
órganos genitales es su personal satisfacción y su gratificación física, y nada
más.
Esta actitud es la del soltero calavera o de la soltera de fácil «ligue»
que tienen amoríos, pero jamás amor. Es también una actitud que se encuentra con
facilidad entre las parejas separadas o divorciadas, siempre en busca de nuevos
mundos de placer que conquistar.
La otra actitud errónea es la del pacato,
que piensa que todo lo sexual es bajo y feo, un mal necesario con que la raza
humana está manchada.
La postura intermedia es la acertada: el sexo no es
malo, pues lo ha hecho Dios; pero hay que usarlo según la ley de Dios.
En el
sexto mandamiento se nos pide que seamos puros y castos en palabras y obras; y
tratemos con respeto todo lo relacionado con la sexualidad. Usamos la palabra
sexualidad en su sentido corriente, aunque de suyo es más extensa que
«genitalidad».
68,2. Las conversaciones y chistes verdes (deshonestos, inmorales, obscenos)
pueden llegar a ser pecado, si se dicen con mala intención (impura, deshonesta),
si contienen una aprobación del mal o una inclinación a él, o encierran un
peligro de consentimiento impuro o de escándalo y daño para las almas de los
otros.
Las conversaciones obscenas y prolongadas -sobre todo entre los
jóvenes- fácilmente son pecado.
Cuando sea necesario hablar sobre asuntos
relacionados con la sexualidad, hay que hacerlo con respeto y seriedad.
En
las conversaciones deshonestas peca: a) el que empieza; b) el que no empieza,
pero que sigue la corriente con alguna intervención; c) el que no participa,
pero está escuchando con gusto y buena gana. Pero el que oye de mala gana, el
que quisiera que se hablara de otra cosa, el que procura desentenderse del
asunto, éste no peca.
Cuando en un grupo se empieza una conversación
indecente, si puedes buenamente, procura cambiar la conversación. Si no eres el
de más categoría, o no tienes cierto influjo en los demás, el pretender cortar
radicalmente puede ser contraproducente. Pero si es posible, retírate, de forma
que los demás comprendan que no te gustan esas conversaciones. Si te resulta muy
violento marcharte, y no es para ti ocasión próxima de pecado, puedes quedarte,
con tal de que no participes y, si puedes, des a entender de alguna manera que
no te gustan esas conversaciones. Pero, desde luego, que nadie pueda suponer que
las apruebas. En último caso, puedes desinteresarte de lo que se dice, dirigirte
a otra persona del grupo para hacerle una pregunta cualquiera, etc.
El
definir claramente tu postura en este punto te evitará muchos peligros, pues los
demás sabrán que para eso no se puede contar contigo.
Lo mismo te digo sobre
los grabados inmorales y novelas indecentes .
Leer revistas pornográficas
difícilmente dejará de ser pecado, pues no tiene justificación y puede ser un
peligro de aceptación de la lujuria.
Por supuesto que es pecado leer escritos
impuros y deshonestos con el fin de despertar la sexualidad. Pero aunque no
tengas esta mala intención al comenzar la lectura, interrumpe ésta, si no es
necesaria, al advertir que despierta la voluptuosidad y provoca tentaciones. Si
el libro es de estudio o formativo,entonces no es necesario dejarlo; pero
conviene levantar el corazón a Dios, purificar la intención y rechazar todo
consentimiento.
Leer novelas obscenas y pornográficas, por el peligro de
pecar que supone, casi nunca dejará de ser pecado. Hay también una nube de
novelas que, sin ser descaradamente inmorales, fomentan la morbosidad y halagan
la concupiscencia. Su lectura siempre hace daño.
Si te gusta leer, escoge
algunos libros que te interesen de la numerosa colección de libros formativos. Y
si no conoces, pregunta a alguna persona competente que pueda orientarte. Al
final del libro te pongo, en el Apéndice, una lista de libros recomendables por
su valor formativo.
Pon también mucho cuidado en no tararear las musiquillas
de ciertas canciones, que pudiera hacer creer a tus compañeros que apruebas la
letra escabrosa que tienen.
También debes tener cuidado con las miradas. A
veces los ojos se van sin querer. Cuando caigas en la cuenta de que estás
mirando lo que no debes, los retiras a otra cosa y en paz. No te
preocupes.
Para que una mirada sea pecado es necesario ponerse a mirar
detenida y voluntariamente cosas deshonestas; pues hay obligación de evitar todo
peligro de excitación carnal, a no ser que haya razón proporcionada que lo
justifique.
En general, te recomiendo que cuando veas cosas inmorales sepas
hacer la vista gorda, y cuando las oigas, muestra indiferencia.
68,3. Pero si es cierto que esas miradas involuntarias no deben preocuparte,
aunque te causen perturbaciones orgánicas (que debes despreciar), sin embargo,
otra cosa muy distinta son las excitaciones producidas por esos abrazos ..., por
esos besos ...
Pero, es pecado abrazarse? Es pecado besarse? Depende. El beso
puede ser expresión de un cariño sano y limpio. Pero también puede ser un
desahogo de pasión y lujuria. Los interesados son los que han de distinguir,
sabiendo que no se puede buscar ni admitir la satisfacción sexual fuera del
matrimonio(779).
No es lo mismo un ligero besín que un besazo lascivo que
desboca la lujuria y lleva fácilmente a cosas peores.
En qué consiste la
diferencia entre un beso que no es pecaminoso y un beso que se vuelve pecado u
ocasión de pecado? Sencillamente, en la pasión. Y la pasión es un elemento muy
fácil de conocer.
Uno la siente enseguida, y también se percibe claramente en
la otra persona. Un beso puede ser un peligro. Un beso puede ser una ocasión de
pecado. Y a veces, una ocasión inmediata.
La juventud es muy inflamable por
naturaleza. Sea tu temperamento el que sea, te recomiendo que no te entregues a
esos besos lascivos, pues con esto das entrada a la pasión. Y Jesucristo dice
que es pecado desear lo que está prohibido hacer. Y es pecado provocar
voluntariamente una excitación sexual. El beso en la boca prolongado y ardiente
es especialmente excitante, pues va unido al apetito sexual.
Los labios son
una zona erógena. La misma policía norteamericana informa de la facilidad con
que la práctica del beso pasional puede convertirse en unión genital(780).
Una
cosa muy distinta es un beso breve, suave y delicado, expresión de un cariño
sano y limpio. Pero ese otro beso voluptuoso y lascivo que enciende la
concupiscencia es inadmisible. Ese sensual modo de besar que ha difundido el
cine, no se puede permitir nada más que entre quienes han contraído matrimonio.
Esos modos de besar suponen cosas que son derecho exclusivo de casados.
Por
otra parte el beso en la boca, «mojado», es antihigiénico. Dice Ramón y Cajal:
«El beso es para el científico un simple intercambio de microbios»(781).
Por
lo visto en la boca de cada persona hay unas trescientas especies de
microorganismos, y con el «beso mojado» éstos pueden pasar de una persona a
otra. «A través de un beso se puede infectar a la pareja de mononucleosis
infecciosa, conocida como la enfermedad del beso, hepatitis A y salmonelosis»(782).
El
doctor San Martín, sexólogo, dijo por Tele-5, el 21 de Enero de 1997, que la
sífilis puede contagiarse a través de un beso.
68,4. Para vencer las tentaciones, ten en cuenta estos seis consejos: 1) No
perder la calma: estar seguros de que todas las tentaciones pueden vencerse con
la gracia de Dios.
2) Acuérdate de que sólo la voluntad puede pecar y, por lo
tanto, mantenla inflexible.
3) Encomiéndate a Dios y a la Virgen Inmaculada,
que jamás abandonan a los que acuden a ellos.
4) Desembarázate de la ocasión,
en cuanto puedas. Si hubo victoria, da gracias a Dios. Si caída, arrepiéntete y
aprovecha la lección para otra vez.
5) Después de cada caída, haz un acto de
contrición, confiésate enseguida y además ofrece en reparación una mortificación
que cueste.
6) No vuelvas a pensar más en la tentación; ocúpate de
algo.
Para tu tranquilidad has de saber que dice San Pablo que Dios jamás
permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas(783).
Y
que el Concilio de Trento afirma que Dios no pide a nadie cosas imposibles, sino
que hagas lo que puedas, y pidas lo que no puedas; que Él te ayudará para que
puedas.
Después de una tentación pueden ocurrir tres cosas: 1) Victoria
clara, porque la rechazaste totalmente en cuanto caíste en la cuenta de la
tentación: dale gracias a Dios que te ha ayudado a vencer.
2) Derrota clara,
porque te dejaste llevar conscientemente: arrepiéntete, humíllate ante Dios, y
pídele que te ayude a vencer en otra ocasión; haz un acto de contrición y propón
confesarte pronto.
3) Duda de si consentiste o no consentiste. No estás
seguro si resististe completamente a la tentación. En este caso expón al
confesor sencillamente tu duda, por ejemplo, diciéndole: «he tenido malos
pensamientos y malos deseos contra la pureza, y no sé si los he rechazado
suficientemente».
No te contentes con dejar la confesión para después de la
caída. La confesión también tiene un valor preventivo, porque aumenta la gracia
en virtud del sacramento y fortalece la voluntad.
Cuando presientas una
posible caída, confiésate aunque no tengas pecados graves. Y si, además, puedes
comulgar, todavía mucho mejor.
Para dominar el cuerpo es muy conveniente la
mortificación. Es una práctica común de todos los santos. Un cuerpo mortificado
es mucho más dócil.
Es necesario luchar mucho para permanecer puros. A las
malas inclinaciones de nuestra pasión, se une la inmoralidad que se ve en la
calle y en el cine.
68,5. El cine, en sí mismo, no es malo. Es un vehículo de cultura, un
transmisor de ideas. Es un arte que, si se utiliza rectamente, puede servir para
dar gloria a Dios.
Pero desgraciadamente, hasta ahora, se ha empleado más
para hacer el mal que para hacer el bien.
El Episcopado italiano publicó una
Declaración sobre la situación moral del cine en la que decía: «Salvo laudables
excepciones, que merecen nuestra consideración y aliento, la mayor parte de la
producción cinematográfica italiana ha ido constantemente hacia un progresivo y
desenfrenado deterioro moral».
Por eso te aconsejo que no te aficiones
demasiado al cine.
El cine tiene una tremenda fuerza persuasiva. Anula la
personalidad, arrastra, emboba, hipnotiza. Nos identifica con el protagonista y
nos proyecta su psicología, su modo de ser, su ejemplo. Es un arma psicológica
fenomenal. Y cuanto más potente es un arma tanto más peligroso es su mal
uso.
El cine tiene serios peligros. El primero, aunque menos grave que el
segundo, es su exhibicionismo sexual. El daño depende, naturalmente, de las
circunstancias. No es lo mismo en los fríos espectadores nórdicos que en los
ardientes meridionales. No es lo mismo el dominio de una persona culta que la
reacción gamberra del populacho. No es lo mismo la serenidad de la madurez que
la excitabilidad de la juventud.
Pero no seamos ingenuos cerrando los ojos
ante este peligro real.
Peligro que no sólo existe mientras dura la
proyección de la cinta. La imaginación seguirá después trabajando con las
imágenes que se le quedaron grabadas, y es muy fácil que se produzcan después
tentaciones desagradables. Pensemos, por ejemplo, lo frecuente que son las
películas que proyectan escenas de amor en la cama (y no precisamente entre
esposos).
Pero el peor daño del cine es por la fuerza con que transmite las
ideas. El lenguaje de la imagen tiene un gran valor emotivo que conquista de
modo casi invencible y cambia poco a poco el fondo del psiquismo, aun contra la
propia voluntad, que no advierte lo que sucede dentro de sí.
Por ejemplo: una
película me presenta un marido que no se entiende con su mujer, por
incompatibilidad de caracteres. En cambio se ha enamorado locamente de su
secretaria que es de enormes cualidades, y le corresponde en su amor. Pero no
pueden casarse porque son católicos.
Instintivamente nos apena que la Iglesia
se oponga a ese matrimonio.
En ese momento no se advierten los males que se
seguirían a la familia, en general, de permitir el divorcio. Instintivamente
aprobamos el adulterio de dos personas que nos han ganado el corazón. De esta
manera se nos va cambiando la mentalidad sin casi advertirlo.
El cine enfoca
y resuelve muchos problemas humanos al margen de Dios, como si no existiera una
Ley Divina y un destino sobrenatural del hombre. Son películas que están hechas
con un criterio que no tiene, generalmente, nada de cristiano, y a fuerza de
verlas, va uno cambiando, sin darse cuenta, su modo de pensar cristiano para
pensar como los del cine. Son una lima para un espíritu cristiano. Tú no lo
notas, pero siempre se llevan algo. Una conducta inmoral interpretada por una
artista agradable nos inclina a la justificación. Con esto empieza a evolucionar
nuestro criterio cristiano, y al fin, arrastrado por el ejemplo del cine, se
termina poniendo por obra lo que tantas veces se vio en la pantalla con fuerza
seductora.
Como estas ideas están expuestas de un modo agradable y simpático,
las admitimos con facilidad.
Tenemos que filtrar estas ideas y rechazar todo
lo que no esté de acuerdo con nuestras ideas cristianas.
Los pueblos no
mueren porque se les combata o conquiste, sino porque se les corrompe. Pues el
cine está teniendo la virtud trágica de corromper hasta la conciencia de nuestro
pueblo. Muchos españoles de hoy ya no piensan en español, ni en cristiano, sobre
problemas tan capitales como son la familia y el amor. A fuerza de ver en el
cine, cosas que están mal, aunque al principio nos repelen y las censuramos,
poco a poco nos vamos acostumbrando, y es posible que, si se nos presenta la
ocasión, hagamos también nosotros lo que antes nos hubiera
horrorizado.
Conozco a un matrimonio que a los cuatro años de casados vivían
inmensamente felices con un auténtico cariño mutuo y gozando de la alegría de
dos hijos como dos soles. Un día la mujer, influenciada por la ligereza y
frivolidad con que se ven en el cine escenas de adulterio, aprovechando un viaje
de su marido, no le importó correr una aventurilla ( qué tiene de particular!:
es la frase con la que queremos justificarlo todo), y se acostó con otro hombre.
Y como todo lo que se hace termina por saberse, un día su marido se enteró. Fue
tal la tragedia que se armó que nunca, en su vida, aquellas dos personas pasaron
días peores. El marido me decía: «Si es verdad que me quería, cómo ha podido
hacerme eso? Es que no me quería. Todo lo que me decía era mentira. No puedo
volver a hacer el amor con ella. Se me pone delante que me está engañando. No
puedo seguir con ella!» Y lloraba de desesperación, de rabia y de pena. Y ella
también lloraba de arrepentimiento, al ver que por un capricho frívolo había
hundido la felicidad de su hogar.
En materia de amor, el cine hace daño tanto
a las personas casadas como a las solteras.
El cine hace daño a los casados
porque con mucha frecuencia presenta como la cosa más natural, y casi
inevitable, las expansiones amorosas extramatrimoniales de casados. Y esto no
puede ser! Toda expansión amorosa extramatrimonial de un casado, es adúltera.
Con la gracia de Dios se pueden superar todos los conflictos amorosos que se
presenten al corazón.
El daño que el cine hace a las personas solteras es,
entre otras cosas, por enseñar una enorme facilidad para llegar al acto sexual:
derecho exclusivo de casados. Además, porque muchísimas veces presenta como
motivo suficiente para el matrimonio el atractivo corporal, y eso es
mentira!
Este atractivo es un factor, pero él sólo no basta. Muchísimos
fracasos matrimoniales se deben precisamente a que se basaron exclusivamente en
el atractivo corporal, y se descuidaron otros valores de mayor
importancia.
Aparte del daño que el cine hace, con sus escenas, en la
emotividad de la mujer, le hace otro daño también grave en su psicología: la
mujer se siente arrastrada a imitar los modales, las actitudes y conducta de las
artistas que se presentan como mujeres deslumbradoras, y hacen brotar en la
espectadora el natural deseo de resultar ellas mismas también atractivas. Al
principio, las cosas que chocan con la moral se rechazan, pero a fuerza de
verlas en la pantalla se les va quitando importancia y acaban por
asimilarse.
El cine ha hecho muchísimo daño a las chicas enseñándolas modales
insinuantes y provocativos, a mirar con descaro, un modo de ser frívolo y fácil,
y a ser condescendientes en aventuras amorosas. Cuántas chicas adoptan en
público y en privado, posturas y actitudes atrevidas, influenciadas por lo que
vieron en el cine, dándose cuenta o sin darse cuenta del todo! Cuántas chicas se
han hecho unas frescas por lo que vieron en el cine! Cuántas chicas cayeron más
hondo de lo que jamás sospecharon por seguir unos primeros pasos que aprendieron
en el cine!
Algunas chicas, influenciadas por el ambiente erotizado, son
fáciles en llegar a todo, sin pensar en las consecuencias, pues en las películas
lo ven continuamente y nunca pasa nada. Pero en la vida real, sí. La vida real
no es el cine. Cuántas solteras embarazadas, después se lamentan de lo que
hicieron! Pero ya es tarde! «Hay películas que, de hecho, son para muchos una
verdadera escuela de vicio. Al exhibir ante la juventud escenas de besos
prolongados y lascivos se les incita a hacer otro tanto, haciéndoles creer que
tales acciones son la señal necesaria del amor, y afianzándoles en la convicción
de que eso se puede hacer, pues tantos otros lo hacen. Así se mata poco a poco
en las almas el sentido del pudor y de la pureza»(784).
Muchas películas tratan de una chica que se lía con un
casado, una prostituta que seduce a un jovenzuelo, una mujer que engaña a su
marido, etc., etc. Siempre a base de pecados sexuales.
Cuándo veremos
películas que exalten las virtudes de un buen padre de familia, de una madre
honrada y de una chica decente? Hacer esto es mucho más difícil. Aquello es
mucho más fácil. Por eso abundan las películas a base de los bajos fondos de la
vida.
Hay que combatir las películas que inculcan ideas contrarias a la moral
católica.
El público es el que manda en el cine. Si una película deja la sala
vacía, no se repetirá . Pero si una película resulta «de taquilla» se
multiplicarán las películas de este tipo.
Si queremos moralizar el cine, hay
que hacer el vacío a las películas indeseables. Con este método «La Legión de la
Decencia» en Estados Unidos, logró imponerse a los directores de
Hollywood.
En cuestión de espectáculos inaceptables para la conciencia
cristiana, conviene adoptar con energía la consigna de no asistir a ninguno por
tres fines simultáneos: evitar el peligro propio, dar buen ejemplo y exigir que
no se den espectáculos indecentes por el medio humano más eficaz, tratándose de
empresarios poco delicados de conciencia, que consiste en negar la cooperación
económica.
Pío XII en su «Encíclica Miranda Prorsus», sobre el cine, la radio
y la televisión, dice: «Los juicios morales, al indicar claramente qué películas
se permiten a todos y cuáles son nocivas o positivamente malas, darán a cada uno
las posibilidades de escoger los espectáculos..., harán que eviten los que
podrían ser dañosos para su alma, daño que será más grave aún por hacerse
responsable de favorecer las producciones malas y por el escándalo que da con su
presencia». El Concilio Vaticano II nos exhorta a «seguir las indicaciones de la
censura moral y a evitar los espectáculos peligrosos, entre otras cosas, para no
contribuir económicamente a espectáculos que puedan hacer daño
espiritual».
El punto de vista estético no basta para justificar cualquier
espectáculo. La curiosidad no es motivo suficiente cuando se trata de
espectáculos degradantes Oigamos de nuevo a Pío XII P O XII: Encíclica «Miranda
Prorsus»: «Culpable sería, por tanto, toda suerte de indulgencia para con cintas
que, aunque ostenten méritos técnicos, ofenden, sin embargo, el orden moral; o
que, respetando aparentemente las buenas costumbres, contienen elementos
contrarios a la fe católica»(785).
Es
notable que muchos cristianos difíciles para dar su dinero a obras de caridad y
apostolado, lo den sin escrúpulos a espectáculos que descristianizan las
costumbres. Regatean su dinero para lo bueno, y lo dan alegremente para lo
malo.
Pero no te contentes con no ir tú a esas películas. Procura además
convencer a otras personas para que tampoco vayan. Si los católicos quisiéramos
colaborar a la acción moralizadora de la Iglesia, Cristo reinaría mucho más en
el mundo. Pero hay católicos que consideran a la Iglesia como una aguafiestas a
quien hay que dar de lado para poder pasar la vida más divertida; y así están
haciendo el juego a Satanás para que sea él quien domine en el mundo. Es
inconcebible, y da pena decirlo, pero la realidad es que, a veces, los primeros
en obstaculizar la obra moralizadora de la Iglesia, son los mismos
cristianos.
El cine es un estupefaciente, y si se adormece tu sensibilidad
espiritual, qué conciencia moral podrá protegerte? Cuando el timbre de alarma de
la conciencia y del remordimiento está estropeado, el alma corre peligro.
Cuántas veces la voz de la conciencia ha hecho dar un frenazo ante el abismo del
pecado! Y también, cuántas veces la voz de Dios resonando en el alma ha
levantado a una vida de perfección!
68,6. Hay almas a quienes Dios da el deseo de renunciar al matrimonio y
consagrarse totalmente a Él.
Si eres de éstas te felicito. Y te aseguro que
no hay en la vida mayor felicidad que la de estar consagrado a Dios y sentirse
colaborador con Él en su obra redentora, haciendo que fructifique en las almas
la sangre que por ellas derramó.
El hombre necesita vivir por algo que
merezca la pena. Necesita darle sentido a su vida. Necesita un ideal. El vivir
sin ideal es señal de inmadurez humana. Vivir consagrado a Dios es el supremo de
los ideales.
La vida consagrada a Dios, con vocación, es una felicidad. Se
vive con ilusión, con ideal. Pero sin vocación de Dios no hay quien la
aguante.
Y por supuesto hay que vivirla en comunidades donde haya buen
espíritu, que también puede haber conventos relajados.
El estado religioso es
el camino de la perfección. Hoy hay en la Iglesia Católica un millón quinientas
mil personas consagradas a Dios.
Las obligaciones se concretan principalmente
en los tres santos votos de pobreza voluntaria, castidad perfecta y obediencia
completa.
Renunciar, por lo tanto, a las bodas terrenas y obligarse a vivir
para Dios tendiendo a la perfección.
Hago mías estas palabras: «Soy
sacerdote. Nunca me he arrepentido de esta vocación que Dios me dio. Y mil veces
que naciera, mil veces la seguiría de nuevo. No creas que todo me ha ido bien.
No creas que todo me ha resultado fácil. Pero todo lo ha superado su llamada. Un
pensamiento tengo siempre clavado, y él decidió mi vocación: hacer algo aquí
abajo que valiera la pena de veras. Sé que se pueden hacer muchas cosas que
valgan la pena. Pero pensé que ésta valía más que ninguna. Y no me he
arrepentido»(786).
Los Santos Padres llamaron al estado religioso: la flor
más bella, la perla más preciosa, el más rico ornamento de la lglesia. Santa
María Magdalena de Pazzis dice que es la gracia más grande que Dios puede hacer
a un alma.
El estado de virginidad perpetua y voluntaria, hace que las
personas religiosas vivan en la Tierra como los ángeles del cielo. Ellas serán
las que llevarán escrito sobre la frente el nombre de Dios, cantarán un cántico
nuevo y seguirán al Cordero por donde quiera que vaya, como dice el
Apocalipsis.
Hay muchas Ordenes y Congregaciones entre las que puedes elegir
aquella que más se acomode a tus inclinaciones e ideales. El campo en el que
puedes desarrollar tu vocación puede abarcar: Misiones, Hospitales, Asilos,
Colegios, Obras sociales en favor de jóvenes, Casas de Ejercicios, reeducación
de juventud, apostolado entre oficinistas, obreros...Si te entusiasma la vida de
oración y penitencia, tienes, por ejemplo, las órdenes de Carmelitas,
Franciscanos, Capuchinos, Salesianos, Claretianos, etc., en las dos ramas
femenina y masculina.
También puedes consagrarte en alguno de los Institutos
Seculares con que hoy cuenta la Iglesia con sus múltiples formas de
apostolado.
Si estás indeciso y no sabes qué escoger, quizás pueda ayudarte
el libro «Orientación Vocacional» del P.Carrascal, S.I., donde se dan a conocer
los elementos de la vocación y las características de ciento setenta Institutos
Religiosos de hombres y mujeres(787).
Si
sientes la voz de Dios para consagrarle a Él tu vida, no lo comentes a la ligera
con cualquiera.
Consúltalo con un sacerdote piadoso y prudente que te
aconsejará lo que sea mejor para ti.
Cuestionario para estudiar la vocación:
1.- Se te ha ocurrido alguna vez consagrar tu vida por completo a Dios?
2.-
Este deseo, ha sido por motivos sobrenaturales, como el amor y el servicio de
Cristo, el bien de las almas y tu propia santificación? 3.- Aunque la
realización de este ideal suponga renuncias y sacrificios, crees que, con la
ayuda de Dios, serías capaz de ello? 4.- Te ilusiona consagrar tu vida al mayor
ideal que se puede vivir en este mundo?
5.- En la hora de la muerte, cómo te
gustaría haber vivido? Hablando de la vocación Juan Pablo II dice: «El deseo
loable de acercarse a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, creyentes y no
creyentes, pobres y ricos, puede llevar a la adopción de un estilo de vida
secularizado o a una promoción de los valores humanos en sentido puramente
horizontal.
Hoy hay quien habla de «vocación temporal» como si Dios retirara
la llamada que hizo anteriormente.
La pretendida vocación temporal no es más
que una coartada inventada para querer justificar lo injustificable. El que pone
la mano en el arado y luego la retira no es digno de Dios. Otra cosa es que no
hubiera habido llamada, que se hubiera padecido una equivocación.
La castidad
hay que vivirla con elegancia espiritual, sin concesiones rateras y siempre
peligrosas, sin compensaciones larvadas, sino con ilusión gozosa, con entrega,
con amor..., sin crearse tontamente problemas. Pero sin olvidar que somos de
barro y que el ambiente está cargado de erotismo y sensualidad, y nos puede
inconscientemente intoxicar.
Jesucristo ha hecho de su Evangelio el elogio a
la pobreza. Ésta debe ser afectiva y efectiva.
Afectiva: si hay ambición, no
hay espíritu de pobreza. Efectiva: ésta depende de las circunstancias concretas
en que Dios sitúe a cada cual.
El amor a la pobreza no está reñido con el
sentido común.
Sería ridículo, por pobreza, querer prescindir hoy de la
electricidad, porque Cristo no la usó.
El sentido de la obediencia es la
imitación de Jesucristo que «se hizo obediente hasta morir en la cruz»(788).
Pero
la obediencia debe ser responsable: Informando al superior y después aceptando
su decisión como manifestación de la voluntad de Dios.
68,7. Las cosas grandes no se hacen en un día . Necesitan tiempo,
preparación, etapas. La vida conyugal es una de esas cosas muy grandes. Hay que
llegar a ella por sus pasos.
Esta preparación comienza ya desde la
adolescencia. El adolescente ha hecho el descubrimiento, aunque todavía
elemental, del otro sexo. Se trata de todo un nuevo mundo, físico y espiritual,
que tiene que explorar, pero sin precipitarse. Los dos extremos serían funestos:
tanto el lanzarse demasiado aprisa, como el retirarse por miedo a posibles
peligros.
Antes del noviazgo, conviene que los adolescentes y los jóvenes
hayan tratado frecuentemente con jóvenes del otro sexo. Esto es imprescindible,
no sólo para conocer al otro sexo, sino para conocerse a sí mismo, para estudiar
sus propias reacciones y actitudes ante el otro sexo. Uno de los deseos más
arraigados en el corazón del hombre es encontrarse con los otros, formar grupo,
colaborar juntos. La amistad es un gran valor. La soledad es una triste
experiencia.
La amistad es un afecto puro, desinteresado y recíproco que nace
y se fortalece con el trato. Se basa en la sinceridad y en la generosidad.
La
simulación, el engaño, la traición, son la muerte de la amistad. La amistad es
dar más que recibir. En la amistad te aceptan como eres y te valoran por lo que
eres, comprendiendo y perdonando tus fallos y limitaciones. La amistad favorece
la amabilidad, la jovialidad, la alegría, la bondad, la sinceridad, la
generosidad, la cordialidad, el deseo de hacer el bien y la preocupación por los
demás. El amigo no es acaparador y posesivo. Respeta tu libertad y no tiene
celos de que compartas tu amistad con otras personas. En esto se diferencia la
amistad del amor. El amor tiene celos si una tercera persona se interpone entre
los dos. La amistad, como el amor, dura toda la vida.
La amistad que es
pasajera, no es verdadera amistad. Lo mismo que el amor: o es eterno, o no es
amor.
Quien tiene un verdadero amigo, tiene un tesoro.
Una evolución
normal humana exige, por tanto, este trato entre muchachos y muchachas desde los
diecisiete años más o menos.
Normalmente, y sobre todo al principio, este
contacto debe efectuarse en grupos o pandillas. Es mucho más efectivo cuando
estos contactos en lugar de estar meramente motivados por el encuentro y el
entendimiento mutuo, tiene algún otro fin intermedio, por ejemplo: cultural,
benéfico, deportivo. En estas circunstancias, los jóvenes muestran muchas
facetas de su personalidad y se dan mutuamente muchos más motivos para
conocerse. Si son contactos «para ser conocido» son más superficiales, pueden
estar tratando únicamente de «causar buena impresión», y, por lo mismo,
camuflando elementos muy importantes de su manera de ser.
En cambio en las
pandillas en las que los chicos y las chicas realizan algo juntos,
inevitablemente darán a conocer innumerables aspectos de su forma de ser. El
otro sexo no está meramente en un escaparate, en una postura estudiada y para
ser visto; está más en la vida real con sus pequeñas colaboraciones,
responsabilidades, circunstancias y conflictos; tiene que hacer algo más que ser
visto. Y es que no hay peor manera de conocer a una persona que cuando ésta se
ha puesto allí sólo para que la conozcan.
Más tarde un chico y una chica
comienzan a salir juntos. Salir juntos no es el noviazgo, pero puede ser el
preludio.
De todas maneras, los que empiezan a salir juntos deben estar
convencidos de que ya no se trata de una diversión o de un juego, sino de algo
más serio.
Decimos que esta etapa puede ser muy formativa, pues presenta una
magnífica ocasión para ejercitar mutuamente la nobleza, la sinceridad, la
generosidad y la delicadeza. Dadas sus especiales circunstancias y ocasiones
puede servir también de prueba de moralidad y de fuerza de voluntad.
Es
también una buena ocasión de conocimiento mutuo con vistas a una futura relación
más duradera. Es muy importante en este sentido que no se pase demasiado pronto
a un estado de noviazgo formal. Y así como habéis empezado a salir juntos con
nobleza, para conoceros, así también tenéis que tener sinceridad, lealtad y
valor, para separaros, si veis que la cosa no debe seguir adelante. No sólo el
seguir, sino también el romper, puede ser un verdadero acto de lealtad.
Por
lo mismo, debéis hacerlo antes de que la herida sea importante. Es algo que se
lo debéis a la otra parte. Y también a vosotros mismos.
Caso de no haber
seguido adelante en una de estas relaciones, no es preciso encarecer que la
delicadeza os obliga a una especial discreción y secreto sobre mutuas posibles
confidencias.
Los daños del enamoramiento prematuro suelen ser graves. El
chico tiene su hombría prendida con alfileres, y ella, lo mismo, su feminidad.
Si antes de fijarlas bien, se aficionan excesivamente al otro sexo, si tratan
excesivamente con el otro sexo, temo que se les peguen costumbres, maneras,
amaneramientos. Y ella debe ser semejante, no igual: ya lo dijo el Génesis. Y él
lo mismo. Pero censuro el exceso, no el trato. Es éste muy beneficioso con tal
que no perdamos la cabeza.
No todos los chicos que se acercan a las chicas
van con buenas intenciones. Algunos, por puro pasatiempo; otros, para
aprovecharse de la chica. También habrá quienes lleguen con la sana intención de
entablar relaciones formales. No es difícil ver el fin que pretende un chico
cuando quiere salir con una chica. Hay chicas que se hacen invitar por chicos al
cine, a merendar, etc., a cambio de ciertas concesiones, lo cual no deja de ser
un modo de prostitución.
La chica que anhela ser una buena esposa, debe huir
del flirteo .
Muchos inseguros en los estudios y en los deportes se refugian
en la parejita donde es tan fácil triunfar.
68,8. Flirtear es jugar al amor. Un ceder al atractivo sensible y
sentimental, cultivar un trato superficial, sin hondura, sin intención alguna de
casarse. Y la vida no puede quemarse en el juego de un amor por
pasatiempo.
El flirteo es uno de los nombres que se le da a la falsa maniobra
de jugar al amor sin comprometerse y sin aceptar sus consecuencias. Es el
comportamiento de una pareja que se entrega a maniobras sexuales de mayor o
menor alcance, con el agravante de que excluyen toda intención de comprometerse
definitivamente.
Los compromisos definitivos son propios de la
madurez.
Los que cambian continuamente de capricho son los niños.
Por su
misma naturaleza, el flirteo es una mentira. Amar para un rato no es amor. Nadie
dice: «Te voy a querer una semana, pero la semana que viene querré a otra
persona». Esto se llama capricho, y no amor.
El amor verdadero dice que es
para siempre: «te querré siempre , te querré hasta la muerte». El flirteo es la
negación misma del amor, y una de sus caricaturas más tristes. Y son profundos
los males que acarrea a sus protagonistas. Además del mal moral que lleva
consigo, el flirteo suele dejar una profunda huella psicológica de frustración,
desengaño, amargura. No produce experimentados sino, más bien, decrépitos. No
enseña, sino agosta. Es una mutilación del amor, y con el amor no se juega sin
quedar profundamente marcado. Por algo el amor es lo más íntimo y lo más
delicado del ser humano. El flirteo les destroza mucho más a ellas que a ellos.
Porque para ellas el amor es algo más profundo, más total, y más definitivo.
Cuando dos se quieren, no flirtean, se respetan y se cuidan mutuamente para
estar enteros para la empresa de toda su vida. Cuando dos flirtean, piensan que
van a pasarlo bien, pero, en realidad, se engañan mutuamente y se dañan en las
fibras más delicadas del espíritu. Antes de enamorarte piensa si esta persona te
conviene o no. Si te enamoras, no serás capaz de juzgar objetivamente. No
empieces a salir con la persona que no te conviene. Si empiezas a salir,
acabarás enamorándote; y si te enamoras, te casarás aunque esa boda sea un
disparate.
El flirteo puede llevar al matrimonio, pero esto es raro. A lo que
lleva es a desvalorizar el sentimiento y a embotar notablemente la potencia de
amar. De ahí el desengaño de muchos que, al poco tiempo de casados, se sienten
defraudados, fríos, insensibles con su joven pareja.Y es que abusaron de esa
potencia de amar durante su juventud; y ahora el matrimonio no les dice
nada.
.Además, quien se acostumbra al flirteo, después se cansa de sujetarse
a una sola persona Qué va a ser de ese matrimonio? Por eso el noviazgo no es una
diversión, ni un placer, sino una escuela preparatoria para el matrimonio, que
es una de las misiones más grandes y más serias que Dios ha confiado al hombre y
a la mujer.
Un compromiso personal, responsable, maduro y libre necesita
preparación. Por eso el flirteo es un juego peligroso que muchas veces termina
con resbalones deshonestos, y siempre estropea el corazón dejándolo triste,
desilusionado y decepcionado, quizás para siempre; o ligero, superficial y
frívolo, incapacitado para amar en serio a nadie.
Dios ha puesto en el
corazón humano el amor para que sea en el matrimonio el aliento de las penas,
trabajos y sufrimientos. Pero la juventud se ha lanzado a jugar al amor, ha
hecho del amor un placer, y como consecuencia tenemos esos matrimonios de
corazones cansados, incapaces de amar, precisamente cuando más necesitan el amor
para endulzar los sacrificios del hogar.
El corazón necesita un rodaje. Si un
motor lo fuerzas antes de tiempo, tendrás un «cacharro» para toda la vida. El
rodaje es la vida del motor, y también del corazón. A los aprendices de una
pastelería les dejan hartarse de pasteles todo lo que quieran al principio. Al
dueño le sale más barato, porque el mal recuerdo de la primera indigestión, los
inmuniza para después. Si te indigestas de amor prematuro, luego aborrecerás el
amor.
El amor entre adolescente es una imprudencia. Los adolescentes no están
todavía maduros, y los amores prematuros pueden ser funestos. Es como hacer
pasar camiones sobre un puente de cemento antes de que éste haya acabado de
fraguar. El resultado sería un montón de ruinas. Para muchos, el matrimonio es
como tirar una moneda al aire y esperar a ver si sale cara o cruz. Eso es una
barbaridad. El matrimonio es una cosa muy seria, y como todo lo serio debe
pensarse y debe prepararse para que todo salga bien. Los que lo contraen a la
ligera es lógico que después fracasen.
Hoy suele decirse que el matrimonio
está en crisis. Yo creo que lo que está en crisis es el noviazgo. Muchos jóvenes
toman el noviazgo como un juego, con ligereza y frivolidad, no se preocupan de
formarse, sólo buscan disfrutar el uno del otro. Así se hacen unos egoístas. No
tienen ni idea de lo que es el verdadero amor. Una vez casados, se encuentran
egoístas e incapaces de amar. Es lógico que estos matrimonios sean un
fracaso.
En una reunión de chicos dijeron que aunque a ellos les gusta
flirtear, cuando encuentran una chica enérgica que rehusa, aunque los fastidie
al momento, la aprecian mucho más. A su vez las chicas dijeron: los chicos se
aprovechan de las chicas que flirtean, pero no por eso las quieren más. A pesar
de lo que digan, las desprecian. Al contrario, rabian con la que no se deja
tocar, pero de hecho la admiran.
Muchas chicas, por vanidad, procuran
despertar el apetito de los chicos. En éstos brota el instinto y procuran sacar
de ellas lo que ellas no habían pensado dar. La chica cree que en el chico hay
amor; pero lo que hay es instinto pasajero. Cuando el chico, satisfecho, la
deja, ella queda con el corazón destrozado.
La mujer es muy impresionable, y
las huellas de un fracaso amoroso la atormentan después durante mucho tiempo. El
hombre cambia más fácilmente de amor; porque en su amor hay más pasión que
sentimiento, y la pasión es más voluble. Pero la mujer, cuando ama, pone todo su
corazón; y si fracasa en su amor, su corazón queda destrozado.
Generalmente,
el flirteo termina para la chica con muchos sufrimientos. Ella se adhiere más,
es más emotiva. Y después de haber tratado de ese modo a un chico, si éste la
deja o no hace caso de ella, la muchacha experimenta el abatimiento, el
desengaño, el amor defraudado y no correspondido...Se creyó interesante, se
creyó amada, soñó ilusiones..., y todo vino a parar en juego.
Por eso el
flirteo hace tanto daño a la mujer: por su sensibilidad. Lo que empieza siendo
un juego, llega a interesar su corazón. Cuando termina el juego, el hombre se va
tan fresco, pero ella, fácilmente, queda destrozada. A veces incluso
incapacitada para otros amores muy superiores a lo que sólo había sido una
aventura. Esto es lo que se deduce de la experiencia de la vida.
Y si una
chica ha tenido en la vida varias desilusiones de éstas, no correspondidas, ve
agriarse su carácter, su humor se modifica y se hace triste y recelosa.
Las
chicas deben saber que hay cosas que tienen en ellas una resonancia mucho más
profunda, psicológica y espiritualmente, que en ellos. Lo que para un chico
puede ser un episodio sin importancia, un pasatiempo o una broma, para una chica
es algo que le puede afectar profundamente.
El flirteo no es aconsejable por
esos motivos, pero sobre todo porque también puede manchar la pureza. Es muy
difícil que una chica que admite el flirteo logre mantener su pureza
intachable.
No te dejes llevar enseguida de los impulsos de tu corazón. Lo
que caracteriza a la joven es la viveza de su sensibilidad y de su
sentimentalismo, es la riqueza de su corazón. Las chicas experimentan en su
corazón una gran necesidad de amar, de extender a otros el afecto, y por otra
parte sienten lo frágiles que son ante la vida; ávidas de ser amadas y
correspondidas con cariño. Y arrastradas por ese sentimiento no se atreven a
negar, a veces, lo que su conciencia no les permite conceder. Es muy raro que
una joven llegue a la entrega total de su cuerpo por deseo pasional. Es mucho
más frecuente que lo haga invadida por una ternura que le impulse a dar lo que
se le pide, aunque su conciencia se lo reproche.
Si Dios dio ese corazón a
las mujeres, es porque las destinaba a una misión espléndida en el hogar y fuera
de él. Se trata de conservar lozano e intacto el corazón.
Tu corazón es un
gran tesoro; pero puede ser también, si no se le vigila, la gran ruina. Se
acercarán tentadores que querrán gustar de su lozanía, que harán, tal vez, el
ofrecimiento de una ternura aparente, y que pueden arrastrarte poco a poco a un
amor peligroso e ilegítimo, lejos del camino del deber...Debes guardar el
corazón , defender ese tesoro contra los ladrones.
Unas veces será el jefe de
oficina que se interesa por la joven mecanógrafa, o un industrial o abogado por
su secretaria, o uno de los compañeros de trabajo. No te creas, que porque ese
hombre que se interesa por ti, ya esté casado, ofrece una garantía. Al
contrario.
El trabajo actual de la joven en fábricas, establecimientos,
oficinas, secretarías, etc., la pone en constante contacto con hombres. La mutua
atracción puede surgir en cualquier momento; y también una palabra de aprecio,
más o menos significativa. A veces ellos saben hacerse compadecer de ellas,
haciéndoles confidentes de su desgraciada vida matrimonial, de su soledad...Las
palabras bonitas y la llamada a la compasión femenina son armas terribles que
pueden hacer vacilar el corazón ingenuo y generoso de una muchacha; si a esto se
une, además, la proximidad diaria, y cierta admiración que ella pueda sentir por
las cualidades y actividades que él desarrolla, la situación puede terminar en
un lío, y, después, en un desastre para la pobre muchacha ingenua que será la
más perjudicada.
Muchacha te doy un consejo para tu seguridad:
Nada de
conversaciones sentimentales, nada de intimidades y confidencias, nada de cariño
con un hombre con quien más tarde no puedas casarte. Cuando en una chica empieza
a brotar el cariño hacia un hombre con el cual no puede casarse, debe romper
cuanto antes con él, aun a costa de lo que sea: perder el empleo, aparecer como
una rara, etc. Cuanto más tarde, peor. Es un engaño decirse: Qué tiene de
particular? No llegaremos a nada malo. Por qué voy a renunciar a su amistad y al
gusto de su presencia? . Con este engaño empezaron muchas chicas que más tarde
no pudieron romper sus lazos amorosos y tuvieron que apartarse de la
Iglesia.
Muchas chicas, en su espontaneidad o ingenuidad se han dejado robar
el corazón, o algo más.
Un hombre la hace un cumplido..., y su vanidad siente
un cosquilleo;
multiplica él sus delicadezas y atenciones..., y,
naturalmente, siente ella despertarse el interés y la gratitud. Le confía que su
esposa no le entiende, que no es feliz en su hogar: «Me equivoqué al casarme con
ella. Si te hubiera conocido antes a ti...». Si ella cede a su natural deseo de
complacerle, está perdida. Siente vibrar su compasión al mismo tiempo que su
sentimentalismo y su vanidad. Él le hace un favor, un regalito, cualquier cosa.
La chica no se atreve a rechazarlo, pues en ello no ve mal ninguno. Después una
caricia furtiva para ver cómo reacciona ella. Quizás un aparente retroceso para
despertar el deseo de ella. Ya está atada. Atada por un sentimiento femenino,
respetable por otra parte, de la delicadeza y del agradecimiento. Ya está
atada..., y dócil. Y no se atreve a molestar y contrariar a quien se ha mostrado
tan delicado. Además, es tan amable y correcto!...
Y la historia continúa sin
la menor variante. Pronto vendrá el primer beso, desde luego discreto y
respetuoso, la caricia en el cabello, en las mejillas...Al principio la chica se
sorprende, no se atreve a oponerse, después acepta, y termina por simpatizar...,
y dejarse llevar por la ternura.
El amor desarrolla así su ley psicológica:
pasa de lo sentimental a lo sensible, de lo sensible a lo sensual, de lo sensual
a lo sexual.
La joven imprudente no suele ceder al primer golpe. Por lo
demás, ella no desea los elementos físicos del amor. Siempre había soñado
permanecer en el plan sentimental y sensible. Pero..., ante la insistencia, por
no contrariarle, termina con la entrega total. Si no rompe a tiempo, valiente y
dolorosamente, la actitud de un día se convertirá en un hábito y muy pronto en
esclavitud.
El 9 de febrero de 1979 oí en el programa radiofónico
«Protagonistas» una carta de una madre soltera de catorce años, que lanzaba un
grito de alerta a tantas chicas que juegan con una cosa tan seria como es el
sexo. Ella, arrepentida de lo hecho, se lamentaba de lo ocurrido por irreflexión
juvenil.
En Nueva York, uno de cada tres nacidos es hijo de madre
soltera.
Te lo repito: no te encariñes sino con aquel chico con el cual te
puedas casar.
A algunas chicas les gusta coquetear y jugar a despertar el
apetito sexual de los chicos. Pero ellos después no se contentan con pequeñeces.
Lo quieren todo. Y cuando llega el momento en que ellos se disponen a
conseguirlo, ellas se asustan y quieren frenar (con frecuencia sin resultado) lo
que ellas mismas desencadenaron tontamente. Una mujer puede sentirse atraída por
una aventura más o menos arriesgada. Puede ser vanidad, curiosidad o tontería.
Pero difícilmente en el momento de la tentación cae en la cuenta del peligro que
corre y de lo mucho que arriesga. Después, cuando sea tarde, derramará lágrimas
de arrepentimiento, pero la pérdida puede ser irreparable.
68,9. Sobre el noviazgo puede ser interesante mi vídeo: «El éxito en el
noviazgo».
La elección de tu pareja es cosa tuya. Pero debes hacerla con
mucha cautela. No te fíes de los flechazos, que son muy bonitos para novelas y
películas, pero en la vida real poco útiles para hacer ellos solos, felices a
los hogares. Tampoco te fíes sólo de tu vista, que ya sabemos que el amor ciega.
Tu madre podría hacerte en esto un excelente servicio. Ella te conoce mejor que
nadie; y ella, como nadie, desea tu felicidad; y su espíritu intuitivo verá si
la pareja que le presentas podrá hacerte feliz. Si dudas del acierto de tu
madre, consulta con una persona seria, competente y desinteresada.
Pero no
esperes para consultar al embrujo del amor, pues correrás el peligro de no hacer
caso a nadie. Cuando notes que tu corazón se interesa, examina con serenidad
antes de que pierdas la lucidez. Además de buscar consejo, debes pedirle mucho a
Dios en la oración que te dé acierto en la elección, pues es muy importante no
equivocarse en una cosa tan transcendental.
No olvides el proverbio ruso:
«Antes de viajar por tierra, ora; si es por mar, ora dos veces; y si te vas a
casar, ora tres». Porque en el matrimonio las tempestades y los naufragios son
muy frecuentes.
No se construye un hogar sobre la gracia de una sonrisa,
sobre el atractivo de un rostro, sobre la ternura de un instante. Se construye
un hogar sobre todo lo que es esencia misma del yo: los pensamientos, los
deseos, los sueños, las decepciones, las penas, las esperanzas, las alegrías,
las tristezas. El amor implica la puesta en común de todo eso; por ello las
relaciones enderezadas a consolidar el amor y a preparar la unión indefectible,
deben desarrollarse en ese plan, y exhibir ante el otro ese fondo secreto de sí
mismo, cada uno de cuyos elementos favorecerá o perjudicará la futura
unión.
Durante el estado de enamoramiento quedan notablemente alteradas las
facultades perceptivas y deductivas en todo lo que se refiere a la persona
amada. Los defectos que existan en dichas personas no se perciben, las
cualidades se subliman... La mente ya no está equilibrada sino profundamente
inclinada hacia el objeto del amor. El enamorado idealiza a la persona amada y
la convierte en el centro de sus aspiraciones. La fascinación que ejerce en ti
la persona idealizada puede ofuscarte y ocultarte la realidad. Podéis quedar
totalmente ciegos para ver datos y circunstancias que desaconsejan totalmente
seguir adelante.
La fascinación puede ser engañosa. El amor de un hombre y
una mujer es algo muy serio y tiene que construirse sobre cimientos muy
sólidos.
La fascinación es hermosa, pero pasará pronto. Lo que quedará es la
vida. Y esa vida, si la construís con el corazón y con la razón, puede ser
todavía mucho más hermosa.
Para casarse , es indispensable amarse; para
amarse, es preciso conocerse; para conocerse, tratarse; para tratarse, primero
hay que encontrarse.
Las reuniones familiares en las que intervienen amigas
de las hermanas y amigos de los hermanos, pueden ser una buena ocasión para
conocerse mutuamente.
Te aconsejo no dejarte seducir por el cumplimentador
hábil, que te fijes a ti misma las condiciones que debe poseer aquél que debe
hacerte su esposa. Condiciones sin las cuales tú no aceptarás el compromiso
matrimonial.
Por orientarte te pongo algunas:
Lo que debes valorar ante
todo es el valor personal del pretendiente.
Después vienen las demás
consideraciones: facha, rango, fortuna. Estos dones no son despreciables, pero
no son esenciales. Lo esencial reside en el valor humano y cristiano del chico,
es decir, su personalidad.
Primero que sea cristiano; cristiano convencido,
práctico. Y si es piadoso, mejor. El matrimonio con un incrédulo suscitará
conflictos de conciencia. Porque después planteará a los hijos el problema de la
fe y las prácticas de piedad. No basta, pues, que esté bautizado.
Bautizados,
no practicantes, llenan las cárceles, y atormentan a sus esposas.
Algunas
chicas se han engañado en este aspecto esencial de su prometido y más tarde su
esposo...Conscientes éstas de la irreligiosidad de su novio, han ido al
matrimonio, con la ingenua idea de convertirlo. En la mayoría de los casos, el
resultado ha sido nulo; cuando no, fuente de disgustos profundos para esa joven
esposa. Porque después, cuando esa chica pertenece como esposa al marido frío en
materia religiosa, éste quiere imponer su criterio a la mujer, y vienen los
impedimentos, las dificultades para que esa joven esposa cumpla sus deberes para
con Dios. En ese terreno, y durante las relaciones, se puede mostrar tolerante y
no agresivo; pero después se manifestará tal cual es, con sus intolerancias, sus
prohibiciones, sus repulsas...
Puede suceder que ese pretendiente que tú
sabes un tanto irreligioso, no sea violento en sus manifestaciones
anticristianas. Pero adoptará un tono insinuante, convincente y persuasivo. Y
éste, no es menos peligroso: te acabará por conquistar en ese terreno. La triste
experiencia nos lo está diciendo. Jóvenes piadosas y buenas, que se unieron en
matrimonio con hombres poco religiosos, o nada practicantes, han terminado por
ser ellas igual.
Después de esta faceta importante y esencial en el joven que
admitas como futuro marido, debes tener testimonio claro de la seriedad y
sobriedad del muchacho. Ten cuidado con los calaveras; lo seguirán siendo,
porque no te creo tan ingenua, que pienses, que así por las buenas, y por ti, va
a dejar ese hombre ciertos hábitos que ha adquirido tal vez con larga
experiencia: mujeriego, trasnochador, dado a la bebida, etc. El uso de las
bebidas alcohólicas es uno de los factores más influyentes en los hogares
desgraciados.
A la chica le halaga el verse deseada sexualmente. Esto puede
inclinarla a ser provocativa, pero debe dominarse. La chica provocativa hace
daño a los hombres, pero también a sí misma.
La belleza física es,
ciertamente, un factor importante y, por eso, debes cuidarla y realzarla con
esmero y naturalidad, aunque sin exageraciones, extravagancias y descaros. El
atractivo sexual atrae a una parte del hombre, pero vosotras queréis como esposo
al hombre entero. No olvidéis que los hombres podrán buscar cierto tipo de mujer
para divertirse; pero buscan otro muy distinto para casarse.
La belleza
femenina atrae a los chicos, pero no es indispensable para casarse. Los hombres
buscan, lo que da realce y valor a la mujer: sus encantos, su feminidad y sus
virtudes.
Las muchachas deben ser elegantes en su modo de vestir y
arreglarse, y ser distinguidas, alegres, discretas y dulces en todo su modo de
ser.
No descuides tu arreglo personal. Pero no quieras conquistar con sólo tu
belleza física. Haz que se enamoren más bien de tus virtudes espirituales. De
una mujer bella puede un marido cansarse; de una mujer virtuosa jamás se
cansará.
Para hacerte elegir no es necesario parecer pedante ni sabia. Al
hombre le gusta dominar, ser superior. Tiene miedo a una mujer que le aventaje.
Ser culta sí, pero discretamente.
Tampoco eligen los chicos a las de carácter
autoritario, a las dominantes, a las de tono dogmatizante, a las de gesto seco y
rígido.
Buscan el encanto, la dulzura, la amabilidad. Escúchale cuando él te
esté diciendo algo de sí mismo y de sus cosas.
Muéstrale atención e
interés.
A un chico recto no le gustan las caprichosas, las mimadas, las que
tienen su cabecita llena de fantasía, cuyo humor cambia a todo viento:
hoy
alegres, exuberantes; mañana, deprimidas, pesimistas, tristes...
Y no te
olvides nunca de tu preparación para el hogar. Tu atractivo personal sirve para
despertar la inclinación y el amor hacia ti. Pero para que este amor sea
perdurable hacen falta además otras cosas. El hombre se desespera con una mujer
despilfarradora, que no sabe administrarse. Quiere una mujer que saque partido a
lo que él gana con tanto esfuerzo. Le gusta la casa limpia, la ropa a punto, la
comida buena y a tiempo, etc., etc. Todo tu atractivo físico es incapaz de tener
a tu marido contento si en estas cosas le defraudas. Por eso todas las muchachas
deberían aprender a llevar una casa y tener los conocimientos propios de mujer:
corte y confección, costura, cocina, repostería, medicina, economía casera y
todo cuanto dice relación con el recto gobierno y administración del hogar. El
arte de ser madre es difícil y complicado. Necesita largo aprendizaje.
Todo
lo que contribuya a tener a tu marido contento fortalecerá vuestro amor.
El
pudor de la mujer es una de las cosas que más enamoran. Y el encanto del pudor
inmuniza de otros atractivos. El pudor es un sentimiento íntimo por el cual una
mujer dándose cuenta de la belleza de su cuerpo y del atractivo que ejerce,
procura reservarlo para el día que pueda hacer don completo y total de sí misma.
Por eso el pudor se refleja en el modo de vestir, en los modales y en todo. El
pudor sabe encontrar el equilibrio entre el ir agradablemente vestida y
elegante, y lo que resulta llamativo y provocativo.
Se suele decir que una
mujer inteligente enseña sin enseñar, porque si enseña demasiado, pierde interés
lo que enseña. En los modales sabe ser delicada y atractiva sin resultar
excitante ni insinuante. El pudor es la gran muralla que defiende la castidad.
Una chica sin pudor empieza con curiosidades malsanas, lecturas enervantes, se
permite tocarse de modo impuro, se entrega a caricias, besos y abrazos con los
chicos, y cuando en medio del vértigo pierde la noción de lo que hace, viene la
caída fatal que llorará amargamente, y la avergonzará para toda la
vida.
«Todavía se encuentran hoy bastantes muchachas que no se arrojan en
brazos del primer hombre que les gusta, ni creen que deben acceder en todo a las
solicitaciones de los jóvenes. Afirmémoslo sin ambages: las jóvenes deben
permanecer puras hasta el matrimonio. Las que no aceptan este punto de vista
tienen de la vida y del ser humano una visión parcial y limitada... Si un joven
tiene el sano ideal de casarse con una muchacha virgen, seguramente no
permanecerá indiferente cuando sepa que se le ha mentido. (...) También la mujer
tiene derecho a la pureza del hombre. Es cierto que la opinión corriente es
completamente diferente; pero la justicia de una opinión sobre las cuestiones de
la vida no debe medirse por el número de adeptos»(789).
Las
cosas no se convierten en buenas por ser frecuentes.
Mira lo que escribía una
muchacha que había guardado inmaculada su pureza: «Exigiré que mi futuro marido
se haya guardado como yo misma para nuestro hogar». El mejor regalo de bodas que
puede esperar una persona es la virginidad de la pareja con la que se va a
casar.
Frente a los abusos de tantas parejas, hay que volver a la
caballerosidad respetuosa con la mujer viendo en ella la futura madre de los
hijos, digna de todo cariño, veneración y respeto, y no tratándola como un trapo
viejo que se mancha y luego se tira.
Que el día que te cases no tengas que
avergonzarte de nada de tu vida pasada.
Quizás oigas alguna vez de un
amigote, que para excusar sus desvergüenzas te dice: «Hay que probarlo todo».
Absurda necedad! Lo hacemos así con las enfermedades y los venenos? Al que te
diga eso dale raticida para que se lo tome. A ver qué contesta. Pues tampoco se
puede probar lo que está prohibido. Además, te gustaría que quien te ha de
pertenecer para siempre, antes de conocerte, ya lo hubiera probado todo ? No,
verdad? Haces muy bien en pensar así: una mujer lujuriosa te atormentará de
celos.
Acuérdate de tu madre. Tu novia ha de ser la madre de tus
hijos.
Acuérdate de tus hermanas y de tus futuras hijas...Trata a tu novia
hoy como te gustaría que los demás las traten a ellas. No exijas de tu novia,
con instintos brutales, lo que su virtud, su pudor y su conciencia no te pueden
ahora conceder. Una mujer amante de su honra defiende fieramente su pureza hasta
en los más mínimos detalles. No quieras tratar a tu novia como a una de esas
desgraciadas que se venden en las casas lujuriosas. Elegirías entre éstas a la
madre de tus hijos? Un hombre, como Dios manda, se avergüenza de que su novia
sea una prostituta.
Y a una mujer decente la humilla y avergüenza el verse
tratada como una tal. Lo que a ella le ilusiona es un amor muy superior: el que
culmina en un hogar y en unos hijos. Lo que la mujer espera del hombre es
admiración, estima, respeto, veneración, protección. Pero estrujarla para saciar
los instintos zoológicos, no es de hombre, sino de bestia. Y lo lógico es que la
mujer se enamore de un hombre, no de un animal. Por eso algunas novias llegan a
desilusionarse de su novio y hasta sentir asco por aquel hombre que decía que la
quería tanto que tuvo que arrollar su pudor. En cambio sienten sincero amor para
con el hombre que tuvo para ella admiración y respeto.
Respeta a tu novia
como quieres que se respete a tu madre. Los sacrificios que por el bien de ella
te impongas, son prueba de que tu amor es verdadero. Si quieres a tu novia de
verdad, debes querer su bien antes que tu gusto. Eso es amarla. Subordinar su
honra y su conciencia a tu pasión, no es amor: es egoísmo.
Hay caricias que
conducen al acto sexual. Deben evitarse aquellas que ponen en marcha el aparato
genital. Evidentemente que no todos tenemos el mismo temperamento, ni
reaccionamos de la misma manera. Ni siquiera para nosotros mismos todos los
momentos son iguales. Lo que en otro momento, o a otra persona, puede dejar
indiferente, para mí, ahora, puede resultar peligroso.
Un chico que quiere a
una chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla, instrumentalizarla,
denigrarla, mancharla con los deseos de su instinto, procura por encima de sus
apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de que sea más
piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de carácter, voluntad, etc. Es
decir, busca siempre lo que a ella la engrandece, nunca lo que la
envilece.
Cuando tu novia se niegue a tus peticiones bestiales , no
atormentes su cariño con frases como ésta: «es que no me quieres». Todo lo
contrario. Porque te quiere, no quiere que manches tu alma con un pecado. Con su
resistencia firme y entera te dice: «te quiero tanto y tengo tantas ganas de
casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado, para que Dios nos bendiga
y podamos llegar un día a unirnos para siempre en el altar».
Mucho cuidado
con las mujeres que tratas. Si tu novia es de moralidad dudosa, aunque tú no
quieras, ella te hará caer.
Que tu novia no sea para ti fuente de pecados. Tu
novia debe ayudarte a ser mejor. Que su recuerdo te proteja de envilecerte
moralmente. Su pureza y su virtud deben ser un estímulo para mejorarte, para
hacerte digno de ella.
La desvergüenza de algunas mujeres ha llegado a tal
extremo que es posible que tu actitud irreprochable en toda esta materia
provoque en ellas risitas y bromas de mal gusto. Es lástima que las pobres hayan
descendido tanto. Peor para ellas. Pero a ti, qué más te da? Ésas no te sirven
para nada. En cambio la rectitud de tu conducta te conseguirá la estima de las
buenas, que son las únicas que te interesan para buscar entre ellas la madre de
tus hijos.
Si ves que tu novia no es mala, pero es una chica frívola y
ligera, que se ha dejado impresionar por el cine, y un día se pone
insinuante..., dile: «No esperaba eso de ti. Me has desilusionado. Yo te tenía
por una chica digna, y veo que eres como todas..., una chica de la calle». Estas
palabras han hecho derramar lágrimas a una chica y cambiar radicalmente su
conducta.
Respeta a tu novia, aunque ella no sepa hacerse respetar, ni
defender, con su pudor, el tesoro de su pureza.
Es muy fácil decir: «No me
importa lo que hayas sido en el pasado». Lo difícil es decirlo de verdad.
Me
dijo uno: «Yo muchas veces afirmé que no me hubiera importado casarme con una
cualquiera, prescindiendo de su vida pasada. Pero lo decía mintiéndome a mí
mismo. Por dentro yo tenía mi ideal de mujer.
Lo que pasa es que pensaba que
de ésas ya no había, que era un ideal inalcanzable.
Por eso, cuando he
encontrado a esta chica, que es un ángel, me he ilusionado de tal manera, que me
parece que he empezado otra vida».
La afirmación «no me importa lo que haya
sido tu vida anterior» debe incluir esta otra: «ni me importa lo que vayas a ser
en el futuro».
Pero eso es más difícil, pues a ningún hombre le hace gracia
que su mujer le engañe con otro. Es verdad que una mujer puede arrepentirse de
su pasado y cambiar.
Santa María Magdalena fue prostituta y después llegó a
santa. Pero esto es tan extraordinariamente excepcional, que confiar en una cosa
así es muy arriesgado.
Si alguien dice que no le importa la infidelidad de su
cónyuge, es porque ha dejado de amar.
Precisamente la diferencia entre amor y
amistad es que al amigo no le importa compartir con otros a su amigo; pero el
amante quiere en exclusiva la persona amada.
Pues bien, si para casarte
quieres una mujer decente, ayuda a las chicas a que sean decentes.
Por qué
una chica que quiere ser decente tiene que luchar tanto contra los chicos que la
acosan para que ella ceda? Me decía una chica:
«Padre, qué asco! Todos los
chicos vienen a lo mismo. Y si no te dejas, no les interesas». Qué triste es que
las chicas tengan ese concepto de los chicos!
Demuestra tú, con tu conducta,
que no eres de ésos. Que tú, porque estimas a la mujer decente, quieres ayudar a
todas a que sean decentes. Si los chicos, con vuestra conducta, mostraseis que
preferís las puras y decentes, ellas, sin duda, cambiarían. Pero como muchos
chicos han preferido las libres, para poder abusar de ellas, las chicas se han
creído que para casarse tienen que ser libres, y ahora buscáis una chica decente
y os cuesta trabajo encontrarla.
Sin embargo, mientras no la encuentres, no
te eches una novia. La felicidad futura de tu hogar no depende ni de la cara, ni
del tipo de tu novia; sino de su carácter, de su virtud y de su espíritu
cristiano. Del mismo modo que una belleza inexpresiva y sosa acaba por cansar,
una belleza sin virtud acaba siendo aborrecida.
Busca una novia que te guste.
Pero no te dejes encandilar por la fachada , que es pasajera; y si no está
sostenida por las virtudes del espíritu, pronto te cansará y perderá para ti
todo su atractivo.
Aprende a enamorarte del carácter y de las virtudes del
alma, que son estables y son realmente las que hacen digna de estima a una
persona.
Aprende a estimar más los dones del alma que los del cuerpo. Puedes
casarte con una estrella de la pantalla y ser un desgraciado, como tantos
divorciados del cine. En cambio, si te casas con una mujer amable, dócil,
servicial, sacrificada, generosa, limpia, discreta, honrada, virtuosa, dulce,
femenina, habilidosa, delicada, de buen corazón, que sepa llevar una casa y sea
capaz de criar y educar los hijos y, sobre todo, muy cristiana, te profetizo un
matrimonio feliz.
En cambio si es una mujer sin moral y sin conciencia, no
sabes hasta dónde puede llegar. Tras un exterior muy atractivo, cara preciosa y
tipo espléndido, muchas veces se encuentra un espíritu de frivolidad y
coquetería, que no es precisamente la mejor garantía para que tu matrimonio sea
feliz.
Por eso vale poco el enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en
cambio hay tantas garantías de éxito en el amor del alma, que es
espiritual.
Si tu novia es frívola y ligera, vivirás amargado de sospechas y
celos.
No te vaya a ocurrir lo de aquel desgraciado que a los dos meses de la
boda se vio abandonado por su bellísima mujer. Había encontrado un partido mejor
que su marido!
Cuando salgas con tu novia aprovecha todas las ocasiones para
estudiar su carácter y modo de ser.
Has examinado si le gustan los niños, si
los acaricia, si goza con ellos; o por el contrario le ponen de mal humor? Es
trabajadora y sacrificada, o sólo piensa en divertirse? Sabe cocinar y coser?
Sabe llevar una casa, o lo único que sabe es bailar mucho y coquetear con el
primero que se le acerca? Le gustan las labores de la casa, o sólo piensa en
presumir por esas calles? Si no atiendes ahora a todas estas cosas, es muy
posible que después de casado te lleves un gran desengaño.
Que a tu novia le
gusta la casa. Si ella no se ocupa de la casa, prepárate a vivir en una pocilga.
A no ser que tú te conviertas en ama de casa. Si quieres ayudar un poco a tu
mujer, harás muy bien. Pero qué duda cabe que la encargada de la casa debe ser
la mujer, que está especialmente dotada para ello. Los hombres, generalmente,
hacemos estas cosas muy mal.
Es muy importante que los novios se conozcan muy
bien antes de casarse. Puede una chica tener un gran atractivo corporal, ser muy
simpática y desenvolverse con soltura en la vida social, y sin embargo tener
defectos que van a hacer sufrir mucho a su marido. Por eso las relaciones deben
durar por lo menos de un año a dos. En menos tiempo es muy difícil llegar a
conocerse bien y es posible que después de casados aparezcan defectos
insospechados que pongan en peligro la felicidad matrimonial.
Ten en cuenta
que después de casado apreciarás de distinta manera muchas cosas que atraen
ahora tus ojos de soltero, y que entonces querrás en tu mujer virtudes que en el
noviazgo no echaste de menos. Si quieres a tu novia sólo por sensualidad, ese
amor será pasajero. A los pocos años de casados ya no os amaréis; a lo más, os
soportaréis.
En vida de tu mujer serás un viudo del corazón.
Cuando elijas
a tu novia, piensa que no la eliges sólo para la luna de miel, sino para diez,
veinte, treinta años..., para toda la vida! En tu novia, más que a la mujer,
busca el ángel que haga de tu futuro hogar un pedazo de cielo.
Conozco una
pareja muy feliz que se conocieron por coincidir todas las mañanas al ir a misa.
Si te enamoras de una chica sinceramente piadosa, tienes mucho adelantado. Y te
digo sinceramente piadosa, porque también las hay que unen algunas prácticas de
piedad a un proceder, modo de vestir, etc., impropios de la vida espiritual que
parecen tener. Esas chicas de piedad superficial tampoco ofrecen garantías
suficientes. Los principios cristianos y la rectitud moral deben ser algo muy
firme.
Muchas veces he oído quejas de que hoy día las chicas se han echado a
perder, que una chica para divertirse se encuentra fácilmente, pero que una
chica capaz de hacer feliz un hogar..., de ésas no se encuentran.
Y quién
tiene la culpa de esto? Ciertamente que muchas chicas, influenciadas por el
cine, han perdido el recato y el pudor, que es su mayor atractivo. Pero, no
tenemos los hombres nuestra culpa en este descenso del pudor femenino?
Las
chicas buenas también se quejan de que los chicos prefieren las ligeras, las
frívolas, las coquetas, las frescas... Como ellas quieren gustar, si ven que las
que tienen éxito fácil son las frescas, ellas se dejan ir por la cuesta abajo.Si
los chicos mostraseis claramente que preferís las buenas, las piadosas, las
trabajadoras y sacrificadas, las que rezuman pureza, las chicas
mejorarían.
Es enorme el bien que haríais a las chicas, si ellas vieran que
preferís las buenas; y es enorme el daño que las hacéis, si ellas ven que
preferís las frescas.
Sería éste un excelente apostolado: moralizar a las
chicas, mostrando más estima por las que son más virtuosas.
Por otra parte,
has de saber que las chicas tienen la misma queja de vosotros. Algunos chicos,
influenciados por las chicas frescas, creen que para resultar más varoniles e
interesantes tienen que mostrarse atrevidos, y esto hace que las chicas buenas
-las que necesitáis para el matrimonio- al veros así, no se fíen de vosotros y
no se decidan.
De modo que las chicas se hacen frescas para gustar más a los
chicos, y los chicos se muestran atrevidos para parecer más interesantes; y
después resulta que ni a los chicos os gustan las chicas frescas, ni a las
chicas buenas les gustan los chicos atrevidos. Vaya un papel que estáis
haciendo!
No sería mil veces mejor que todos reconocieseis que lo más digno
de estima es la virtud, y obraseis en consecuencia?
Cuando hayas encontrado
una chica virtuosa que pueda ser la madre de tus hijos, toma el noviazgo con
toda la seriedad que Dios manda. Dios quiere que el que no siente su voz para un
estado más alto y más grande, como es la vida consagrada a Dios, y va a casarse,
a su tiempo -pues la fruta que se toma antes de su tiempo se indigesta- se
busque una novia; pues los futuros esposos deben conocerse muy bien antes de ir
al matrimonio.
La psicología del chico es distinta de la de la chica. Al
hombre le cautiva la belleza, la delicadeza y la ternura de la mujer. A ella la
fuerza, el valor y la decisión del hombre. En él la atracción hacia el otro sexo
es más carnal; en ella es más sentimental. No es raro que un chico sienta
atracción sexual sin amor, y una chica amor sin tener deseos sexuales. Lo
contrario es menos frecuente. Las mujeres suelen preferir los hombres
interesantes más que los hombres guapos.
68,10. El cine ha hecho que la juventud, sin cabeza, sienta idolatría por la
belleza física, y así resulta que esa muchachita de tipo estupendo, después de
casada sale caprichosa, insoportable; y también aquel chico que enamoraba con
locura a las niñas tontas porque se parecía a cierto artista de cine, después de
casado sale con un genio insufrible. Los dos son maravillosos para verlos en la
pantalla. Pero el matrimonio no es una película de cine, sino una vida que dura
muchos años, y con muchos sufrimientos, malos ratos, penas y amarguras.
También con sus ratos de felicidad.
Pero desgraciadamente, no todo es
felicidad. Si la juventud se preparara para el matrimonio como Dios manda,
tendríamos muchos más matrimonios felices.
El tiempo del noviazgo es para
conocerse mutuamente, para amarse rectamente. El noviazgo es querido por Dios,
pues Dios ha hecho el matrimonio indisoluble, y esa persona a la que vas a
unirte para toda la vida, debes conocerla bien antes de casarte con ella. Por lo
tanto, es natural - y así lo quiere Dios- que durante cierto tiempo tengáis más
confianza entre vosotros y un trato más íntimo para conoceros mejor.
Pero
debéis ser muy discretos en las manifestaciones de amor, si no queréis manchar
vuestras relaciones. No podéis permitirle a vuestro cariño muchas de las cosas
que él os pide con fuerza. Es necesario que aprendáis a llevar vuestro noviazgo
con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que os propongáis
firmemente llevar vuestras relaciones prematrimoniales en gracia de Dios. Eso
será atesorar bendiciones de Dios para el matrimonio. En cambio, si sembráis de
pecados el camino del matrimonio, podréis esperar con confianza que Dios os
bendiga después? Cuántos matrimonios lloran los pecados que cometieron de
solteros!
Si el noviazgo es conocimiento mutuo, se impone también como
necesidad imperiosa la sinceridad.
No deben existir repliegues ni
restricciones mentales. Debe hablarse mucho sobre todas las cuestiones, y
confiarse mutuamente los problemas para buscar juntos una solución.
Es, por
desgracia, demasiado frecuente, que los novios mantengan el uno con respecto al
otro, una postura totalmente falsa. Y es triste que, a veces, esa falsedad dé al
traste con la íntima compenetración que debe regir el matrimonio. Los novios van
al altar, muchas veces, engañados.
No se conocen. El engañar siempre es malo.
Los novios deben ser francos, transparentes el uno para el otro.
El amor
necesita admiración. Para ver si sientes admiración podrías preguntarte, me
gustaría tener un hijo así? No se trata de con menos o más nariz, sino de ese
modo de ser, cualidades, etc.
Los novios deben ayudarse a conocerse
mutuamente, tanto en las virtudes como en los defectos. Cada uno debe esforzarse
en corregirse de sus defectos y en adquirir las virtudes que el otro desea ver
en él. Deben ver si armonizan en el carácter, gustos, puntos de vista, modo de
ser, educación y costumbres; si tienen las mismas ideas sobre religión, vida de
piedad, frecuencia de sacramentos, etc... Deben ponerse de acuerdo en todos los
problemas fundamentales. Si en el noviazgo hay discrepancias sobre esto, en el
matrimonio habrá disgustos muy graves. Ya dijo Sáint-Exupery : «Amar no es
mirarse uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección» ; es decir, tener
los dos los mismos ideales.
Y, desde luego, las faltas de armonía y defectos
de carácter, es necesario compensarlos con espíritu de mortificación y
tolerancia por una parte - siempre que no se trate de cosas ofensivas a Dios- y
deseo eficaz de corregirse por la otra. Nadie es perfecto en este mundo; pero
todos debemos tener deseos de superación. El esfuerzo mutuo de adaptación es una
de las mayores alegrías de la vida conyugal.
Evidentemente que en esta
armonía hay grados; pero cuanto mayor sea la armonía, más probabilidades hay
para un matrimonio feliz. El ideal sería que esta armonía llegara incluso a
detalles como gustos, aficiones, diversiones, hábitos de vida, educación, aseo,
orden, modales, lenguaje, etc., etc. El ideal es que los dos sean de ambientes
familiares y culturales similares. No por clasismo; sino por armonía. Un notable
desnivel de educación, higiene, costumbres, etc., con el tiempo, ocasiona roces
que enfrían el amor. Hay una porción de imponderables de educación, higiene,
etc., que pueden convertirse en espinas muy desagradables y, con el tiempo,
realmente insufribles. Hay personas a quienes se les hace durísimo disminuir de
categoría social.
«En general las diferencias de formación y de posición
social son obstáculos que impiden llegar en el matrimonio a una completa
unión.
La igualdad en las costumbres, resultado de haberse formado en un
ambiente parecido, constituye el sólido cimiento de una buena armonía en la vida
de cada día, mientras que la disconformidad de las costumbres y una gran
divergencia en el grado de cultura pueden actuar como fuerzas disgregadoras.
Cuando el estilo de vida difiere ampliamente por proceder los esposos de mundos
sociales distintos se va minando poco a poco la solidez del matrimonio. No
negamos que ambos esposos puedan ser felices si manda en ellos el corazón, pero
con el tiempo nada tiene de extraño que llegue a ser desagradable comer en la
misma mesa con una persona cuya educación es discordante con la propia.
Pequeñas, pero numerosas diferencias ponen a prueba los nervios de la persona
más equilibrada. Para que el hogar sea agradable es necesario cierto grado de
educación. Pero si uno de los dos no la tiene, es mejor que tampoco la tenga el
otro»(790).
«El amor vence a la muerte; pero un pequeño defecto
desagradable, a la larga, puede vencer al amor»(791).
De
qué sirve una belleza corporal si esa persona es egoísta, interesada, soberbia,
irascible, rencorosa, vengativa, agresiva, cruel, peleona, chismosa, intrigante,
maquinadora, displicente, despectiva, hipócrita, falsa, cínica, astuta,
posesiva, ambiciosa, dominante, absorbente, autoritaria, impositiva, mandona,
insolente, creída, caprichosa, testaruda, arisca, engreída, frívola,
superficial, comodona, lujuriosa, alcohólica, etc. etc.? Cualquiera de estos
defectos anula una belleza. Por otra parte, es fácil encontrar atractivo en una
persona virtuosa.
El carácter ideal es una personalidad comunicativa y
amable, un temperamento jovial, una alegría contagiosa, un modo de ser bondadoso
y sincero, generoso, amable, cordial, con deseos de hacer el bien a los demás.
Con una persona así la convivencia es deliciosa.
Hay otro dato que podrá no
ser decisivo ni principal, pero con el que no está mal que contéis desde los
primeros días del noviazgo: que no sólo os vais a casar vosotros dos, sino
también un poco con sus padres y familiares. Repetimos que éstos rara vez
deberán suponer un motivo fundamental en vuestra decisión, pero no está mal que
ya desde el noviazgo, sepáis que vais a tener que afrontar esta
circunstancia.
Cuantas menos sorpresas se lleve uno en la vida matrimonial
tanto mejor .
68,11. Sería de desear que el examen médico prenupcial pasase a ser costumbre
general . En muchos países ya es obligatorio, hasta el punto de que no se
concede la licencia matrimonial sin la presentación del certificado
médico.
Todos deberían llevar en su tarjeta de identidad su grupo sanguíneo y
su factor Rh . Todo matrimonio debe conocer el grupo sanguíneo al que pertenece,
e investigar el factor Rh correspondiente a cada uno de los contrayentes. Se
calcula que más del medio millón de subnormales que hay en España proceden de la
ignorancia de esta incompatibilidad por Rh, y la falta subsiguiente de
tratamiento adecuado cuando se presenta el embarazo . Sólo hay problema si el
padre es Rh+ y la madre Rh-.
Suele ser el uno por mil de los casos.
Es muy
importante que las chicas conozcan el factor Rh de su sangre, pues si lo tiene
negativo es peligroso mezclar su sangre con un Rh positivo: puede tener los
hijos subnormales o muertos. Si el hijo sale Rh positivo, durante el embarazo la
sangre de la madre destruye los glóbulos rojos de la sangre del hijo, lo cual
produce una intensa anemia que puede llevarle a la subnormalidad o a la muerte.
Esto ocurre a partir del segundo hijo. En 1960 se descubrió una globulina que ha
sido una buena solución. Se trata de una inyección intramuscular de 5cc. Hay que
abstenerse de otro embarazo durante seis meses. La inyección debe repetirse
después de cada nuevo hijo que salga con Rh positivo y de cada aborto .
68,12. Hoy hay una corriente feminista defensora de los derechos de la mujer.
La defensa de los derechos de la mujer comenzó cuando San Pablo mandó a los
maridos que amen a sus mujeres.
Esto era algo inaudito en un mundo en que la
mujer no era nada.
Incluso algunos filósofos de aquel tiempo dudaban de que
la mujer tuviera alma.
Una cosa es la igualdad de derechos ante la ley del
hombre y de la mujer, lo cual es justo; y otra que la mujer se ponga a imitar en
todo al hombre, perdiendo sus características femeninas que tanto la enriquecen.
Pretender hacer de la mujer otro hombre es una equivocación. La mujer tiene sus
cualidades específicas que no debe perder, y deben ser para ella de gran valor.
La familia es el fundamento de la sociedad, y sin verdaderas mujeres no es
posible la familia.
Las feministas quieren hacer una sociedad dominada por
las mujeres.
Pero esta sociedad tendría los mismos defectos, o más, que la
dominada por los hombres. Pues todo hombre bien nacido siente respeto por la
mujer, mientras que las feministas, frecuentemente, muestran desprecio por los
hombres.
El feminismo que reivindica los mismos derechos para la mujer que
para el hombre ante la ley, es normal y sano, pues hombre y mujer tienen la
misma dignidad como persona humana . Delante de Dios no hay distinción entre
hombre y mujer . Pero hay otro feminismo revanchista que resulta ridículo. Hay
mujeres feministas que quieren ocupar el sitio del hombre en todo. Y algunas
lesbianas hasta en el uso del sexo. Las lesbianas suelen ser feministas
revanchistas. La mujer debe ser mujer.
El querer ser como el hombre es una
equivocación, pues es considerarse inferior al hombre. Y la mujer no es inferior
al hombre, es diferente, que no es lo mismo. El hombre y la mujer son distintos
en su cuerpo y en su psicología.
Dice la Biblia que «Dios los creó hombre y
mujer»(792).
La feminidad es un gran valor para la mujer.
Como dice
Juan Pablo ll en su documento de agosto del 88, «Mulieris Dignitatem» , la mujer
no puede convertirse en objeto de placer y explotación, pero tampoco debe
invadir el terreno propio del hombre, masculinizándose y apropiándose de las
características masculinas, y haciéndose un marimacho. La igualdad de derechos
de la mujer y el hombre no debe consistir en su masculinización, en deterioro de
los auténticos valores femeninos . La identidad de la mujer no puede consistir
en ser una copia del hombre; puesto que ella está dotada de cualidades y
prerrogativas propias, que le confieren una personalidad autónoma, que siempre
se ha de promover y alentar . La mujer debe ser femenina, y el hombre masculino.
Cada uno tiene su tarea en la vida, en la reproducción humana y en el servicio
de la Iglesia, etc.
La igualdad de derechos de la mujer y el hombre tiene
aspectos muy razonables. No se ve por qué una mujer que realiza el mismo trabajo
que el hombre y con la misma perfección, no va a tener el mismo sueldo.
Afortunadamente esta discriminación se va acabando. Pero hay cosas en que el
hombre y la mujer son distintos. El mismo cuerpo humano demuestra la distinta
misión específica de cada uno. El hombre tiene los hombros más anchos que la
mujer, pues está hecho para la fuerza.
En cambio la mujer tiene las caderas
más anchas que el hombre, pues está hecha para la maternidad.
La igualdad de
derechos es lógica ante la ley.
En teoría, todos los seres humanos, hombres y
mujeres, pueden ser jueces, médicos o taxistas. Pero sólo las mujeres pueden dar
a luz un hijo. Y esto por biología y por naturaleza. Porque Dios lo ha hecho
así. Por eso la mujer es distinta del hombre en psicología y constitución. Negar
esto es un desconocimiento de la psicología humana.
Las feministas quieren
ser en todo como los hombres. Esto es una equivocación. Y además, con esto,
demuestran su complejo de inferioridad. Por eso quieren ser como los
hombres.
La mujer no es inferior al hombre. Es distinta.
«Se ha dicho que
la diferenciación sexual de los "caracteres" no serían naturales sino
culturales, etc.
La objeción no resiste un mínimo examen de los datos
obtenidos por la antropología cultural. Es cierto que una educación dirigida
expresamente a ese fin puede conseguir masculinizar a la mujer y feminizar al
hombre. Pero si se deja obrar a la naturaleza, la diferenciación sexual es
inmediata y clara. Por eso, en millares de culturas estudiadas, la mujer y el
hombre tienen la psicología que corresponde a los caracteres sexuales primarios
y secundarios.
Antropológica e históricamente esta conclusión está demostrada
por los hechos. Las "amazonas" son un mito; y es significativo que no exista un
mito equivalente para los hombres. El mito de las "amazonas"
equivale a las
utopías feministas de hoy.
Nunca mejor empleada la palabra utopía: algo que
no existe ni puede existir en ninguna parte. En efecto, el feminismo radical
desea una total igualdad entre el hombre y la mujer: igualdad biológica,
fisiológica, completa. Como esta igualdad no es posible pese a todos los
esfuerzos de las feministas, se busca una igualdad cultural: se tiende a vestir
como los hombres (o a que no haya diferencias entre la indumentaria femenina y
la masculina), y a hablar como los hombres: si era costumbre social que los
hombres utilizasen a veces un lenguaje malsonante -el taco- las feministas lo
imitarán servilmente.
El feminismo radical no depende sólo de la situación de
una cultura, ya que feminismo ha habido en otras épocas. Se trata de un
comportamiento psicológicamente patológico, que no acepta la diferente
constitución biológica del hombre. La desigualdad sexual hombre-mujer le parece
una injusticia de la naturaleza que es preciso corregir.
Pero, como esto no
es posible, los movimientos feministas radicales intentan compensarlo con
reivindicaciones exaltadas, típicamente femeninas para mayor ironía.
Hacen
falta mujeres-madres.
La política la pueden llevar los hombres solos.
La
técnica la pueden llevar los hombres solos.
La información, la pueden llevar
los hombres solos, etc., etc., etc.
Pero la humanidad no puede subsistir sin
mujeres-madres.
La diferenciación sexual masculina y femenina no es
obstáculo, en absoluto, para la defensa de la más completa igualdad de derechos
en el hombre y la mujer, ya que varón y mujer cumplen plenamente con el
contenido biológico y ético del ser humano. La misma diferenciación no es
inconveniente para que en determinadas épocas la mujer realice trabajos y
funciones hasta entonces sólo confiados a los hombres»(793).
Es
evidente que hay cosas más propias del hombre, y otras para las que la mujer
está más capacitada. Ignorar las diferencias entre el hombre y la mujer
demuestra un desconocimiento total de psicología.
Me parece una equivocación
el que algunas mujeres consideren el ocuparse de la casa como una esclavitud, de
la que quieren liberarse.
Lo que se hace por amor no se puede llamar
esclavitud.
Un mismo trabajo puede hacerse por un sueldo o por amor, y tendrá
un valor totalmente distinto.
Muchas mujeres ansían realizarse en una
profesión fuera del hogar, pero nada en el mundo las puede realizar más que la
maternidad. Las estadísticas dan que gran número de mujeres que evitan los hijos
de jóvenes después los desean ardientemente cuando son maduras. Hoy las edades
de la mujer en que hay más maternidad es entre los treinta y cuarenta años. Son
«madres añosas» , como se las califica en los manuales médicos .
En Estados
Unidos las mujeres vuelven al hogar. Según un informe del Departamento de
Trabajo, las mujeres estadounidenses no quieren trabajar fuera de casa.
Abandonan su empleo remunerado por el de «ama de casa».
Dios quiso que el
Redentor viniera al mundo por medio de una mujer:
María . María es, después
de Cristo , la primera persona de la humanidad. Pero a María no la hizo
sacerdote. Y esto no fue por estar condicionado por la mentalidad de su tiempo.
Pensar que Cristo se dejó influenciar por ello sería ofensivo para Él. Además
demostró su independencia del «qué dirán» en su trato con la «pecadora» y la
adúltera Jesucristo sólo hizo sacerdotes a varones. No lo hizo a su
madre.
Por eso la Iglesia no ordena sacerdotes a las
mujeres.
Recientemente ha surgido en el anglicanismo un movimiento a favor de
la ordenación sacerdotal de las mujeres . Pero, en su carta apostólica
«Ordinatio sacerdotalis» del 22 de Mayo de 1994, Juan Pablo II ha afirmado que
esto no se puede hacer, pues Jesucristo sólo ordenó sacerdotes a varones; y la
Iglesia no puede hacer cambios importantes en los sacramentos instituidos por
Jesucristo. La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha afirmado que
esta declaración del Papa sobre la ordenación sacerdotal de las mujeres es una
declaración definitiva y próxima al dogma .
Las mujeres tienen una gran
misión en la vida de la Iglesia, como muestra la historia; pero no la de ser
sacerdote. La Iglesia ha defendido siempre la dignidad de la mujer siguiendo el
ejemplo de Cristo que en su predicación y en el trato que daba a las mujeres,
fue una clara novedad respecto a las costumbres dominantes entonces, que
postergaban a la mujer.
En este trato de Cristo a las mujeres estaba ausente
la concupiscencia, de la que Cristo carecía.
Hoy está de moda hablar de la
sexualidad de Cristo . Sin embargo, dice la Biblia que Cristo «se hizo en todo
igual a los hombres menos en el pecado»(794).
68,13. El casarse con una mujer pura tiene para el hombre una ilusión
especial . El matrimonio después de unas relaciones puras tiene una ilusión y
una felicidad especiales. Y lo mismo le pasa a la mujer.
El mejor regalo de
bodas que espera una persona es la virginidad de su pareja.
Toma este
precioso lema: «Fieles hasta la muerte y puros hasta el altar» . Convéncete de
que mientras más pura y respetuosa sea tu conducta en el noviazgo, mayores serán
las garantías que llevaréis al altar, de un matrimonio indisoluble, tranquilo y
amoroso.
Dice la Biblia que Amón deseaba a Tamar , y en el mismo momento de
violarla la aborreció en su corazón(795).
Algunas veces las chicas ceden ante las exigencias
inmorales del hombre a quien aman; no se atreven a resistirle. Por miedo a
perderle, o por no contrariarle, llegan más allá de donde su conciencia
cristiana les permite. Y después resulta que todo sale mal: su conciencia
manchada, Dios ofendido, y su novio desilusionado.
Conozco varios casos
concretos en que unas relaciones se rompieron porque él perdió toda la ilusión
con una chica que había cedido a sus solicitaciones pecaminosas. La mujer
interesa al hombre mientras es encanto, ideal, ilusión; pero rebajada a ser una
cosa, desilusiona Recuerdo una ocasión en que yo quería defenderla a ella y le
echaba la culpa a él. Él me respondió: «Muy bien, Padre, me reconozco culpable,
pero he perdido en ella la confianza. Ya no puedo casarme con ella» .
Por eso
no es raro que un chico pierda la ilusión e incluso abandone a una chica que ha
perdido la pureza, aunque sea él el autor de la mancha. Así son las cosas. Puede
él sentirse quizás culpable.
Pero también desilusionado. Y esto es superior a
su voluntad.
El chico te quiere pura, fragante como una flor. Si te marchitas
pierdes tu atractivo. Mi experiencia sacerdotal me ha hecho conocer varios casos
que se decidieron a elegir a una chica antes que a otra, atraídos precisamente
por la intransigencia en la pureza que en ellas habían observado. Y es que los
chicos cuando buscan una «chica-plan» para divertirse y aprovecharse, la quieren
fresca; pero cuando lo que buscan es una novia en serio, la quieren de una
pureza intachable.
A nadie le gusta comerse las sobras que otro dejó en el
plato. Por eso la pureza es uno de los mayores tesoros de una muchacha. Un
hombre, como Dios manda, se avergüenza de que su mujer haya sido una
golfa.
La chica fácil y condescendiente en terreno moral resulta
vulgar.
Chicas así se encuentran en todas partes. Cuando el hombre que vale
se enamora, lo hace de una mujer excepcional, que se sale de lo corriente, de
auténticos valores, sobre todo, espirituales y no de una cualquiera. Lo vulgar,
no enamora a nadie que tenga buen gusto.
Un chico que quiere a una chica, en
lugar de hundirla, rebajarla, profanarla, degradarla, instrumentalizarla,
mancharla con los deseos de su instinto, procura por encima de sus apetencias
elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de que sea más piadosa, mejore
su formación tanto religiosa como de carácter, voluntad, etc. Es decir, busca
siempre lo que a ella la engrandece , nunca lo que la envilece .
Mira lo que
decía un chico en una carta: «Cómo me gustaría mi futura esposa? Más bonita de
alma que de cuerpo, aunque sin descuidar esto último. Más piadosa que rezadora.
Con más cultura religiosa que de cualquier otro tipo, aunque no desdeñe la
cultura general» . No he añadido ni una palabra. Así piensan los chicos formales
cuando hablan en serio.
Quieres en resumen unas cualidades femeninas que
cautivan a los chicos? La sencillez, el encanto, la sonrisa, la delicadeza, la
amabilidad, la servicialidad, la dulzura, el candor, unidas todas a una sólida
piedad y a una pureza intachable.
Es verdad que en el momento de la tentación
están fuera de sí, y piden cosas que serenos jamás pedirían. Pero cuando pasa el
torbellino, ellos mismos se avergüenzan de haber estado así. Si negándote le
defiendes de la fiera que lleva dentro, te lo agradecerá. Tu intransigencia
aumenta la ilusión que siente por ti. Tus condescendencias en este punto, no lo
dudes, te rebajan, te estropean, te ensucian, te manchan. Y si de tu parte no
sólo hubo condescendencia, sino que hubo culpa, quedaste a la altura de un
demonio. Qué horror! Piénsalo. El chico te quiere ángel. Así le ilusionas; su
cariño se eleva. Cuando dejas de ser ángel, él pierde la ilusión y lo que era
cariño se convierte en otra cosa peor. Creías que cediendo te iba a querer más?
Te equivocaste! Te quiere menos. Su verdadero cariño se ha transformado en
instinto de bestia. Y al ir perdiendo por ti la ilusión y el cariño, pierde
también el respeto.
Quien profanó tu cuerpo no tiene dificultad en profanar
tu fama: Lo que hizo contigo se lo contará a sus amigos! Puedes imaginarte los
comentarios que harán de ti?
Qué vergüenza! Esto ocurre con mucha frecuencia;
créeme.
El hombre que pide libertades impropias a una mujer antes de la boda,
puede hacerlo porque la desea con violencia, con pasión desenfrenada, pero ten
por cierto que no la ama bastante para protegerla contra el animal que hay en la
propia naturaleza masculina. Si tu novio pretende de ti cosas que no admite tu
conciencia, recházalo, y cuanto antes, mejor. No te hará feliz. Lo que tiene no
es amor a ti, sino a sí mismo, a su concupiscencia y a su egoísmo. Si te amara a
ti, buscaría tu bien por encima de sus apetencias. Y si prefiere sacrificar tu
pureza, tu conciencia y tu alma a su apetito desordenado, cómo vamos a creernos
que te ama a ti? Quien te ame únicamente podrá cegarse en un momento de pasión,
pero al chocar con tu rectitud intransigente, reconoce su falta, te pide perdón
y se siente orgulloso de tu virtud.
No lo olvides. Los pecados impuros con tu
novio, te hunden a ti y le hunden a él. Por eso es mentira cuando te dice para
que cedas: «es que no me quieres ; parece que no te intereso ; qué fría eres» .
Ataca tus sentimientos para rendirte. Pero esto es un truco muy viejo ; si caes
en la trampa, te arrepentirás. Y si él te quiere de verdad, también se
arrepentirá de haberte hecho caer, pues, te repito, los chicos no quieren
casarse con las frescas. Esto ocurre siempre entre los chicos que valen. Y si
algún chico prefiere casarse con una fresca, porque es mona o tiene buen tipo,
ese chico es tonto. Creer que la belleza de su mujer le va a hacer feliz en el
matrimonio por encima de otras cosas, es no tener cabeza. Y desgraciada la que
se casa con un tonto. Pero en fin, tonto él y tonta ella: Tal para
cual!
Conozco a una chica que al pararle los pies a su novio, éste le
dijo:
«si no me quieres, lo mejor es que lo dejemos» . Ella respondió: «si
para convencerte de que te quiero necesitas eso, será que Dios quiere que lo
dejemos» . A los pocos pasos él la llama: «Perdóname. No sabía lo que decía. Has
hecho muy bien en ser firme. Estoy orgulloso de ti.
Ahora te quiero más» . Al
poco tiempo se casaron.
En cambio conozco novios que después de lograr de sus
novias lo que no debieron conceder, de tal manera perdieron la ilusión que nunca
más volvieron a recuperarla. Aparte de que tú no sabes ahora si llegarás a
casarte con éste. Si le concedes lo que no debes, quién va a querer después una
mujer de segunda mano? No estoy inventando. Conozco chicos que al enterarse de
las intimidades de su novia en noviazgos anteriores, decidieron dejarla. No
querían una mujer de segunda mano.
Si Dios pide pureza a las chicas, no es
por capricho; sino porque es necesario para la felicidad de su matrimonio. Por
eso, que no se extrañen las chicas que pisoteando su pudor concedieron a otro lo
que no debían, si después esperan inútilmente que alguien las quiera. Lo que les
ocurre es consecuencia lógica de su conducta equivocada.
No me digas que
cedes por amor a él. Todo lo contrario. Si le amas, no puedes ceder ; pues
pecando le haces el peor de los daños: le condenas al infierno. Si le amas,
sálvale. Aunque esto exija sacrificios.
Dejarle pecar no es amarle, es
matarle.
Con tu resistencia firme y entera le dices: «Te quiero tanto y tengo
tantas ganas de casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado, para que
Dios nos bendiga y podamos llegar algún día a unirnos para siempre en el
altar».
Hay que saber mantener el instinto sexual frenado. El soltero tiene
que guardar pureza. El casado también tendrá ocasiones en las que será necesaria
la abstención. Y en todo caso el instinto debe servir al amor. No se doma al
potro salvaje dejándolo correr por las praderas.
Hay que embridarlo y
mantener bien firmes las riendas. Sólo así llegará a ser útil para el servicio.
Lo mismo pasa con el instinto sexual. El joven que durante las relaciones no ha
aprendido a dominar sus impulsos, no sabemos si lo logrará después de casado. Es
más, cuando ellos saben que de novios no han dominado su instinto sexual,
después de casados pueden tener dudas de que el otro falte a la fidelidad en los
momentos de necesaria abstención (enfermedades, viajes, etc.). En cambio, si uno
y otro han dado pruebas de saber dominarse en ese punto, les dará enorme
seguridad para tranquilizarse confiando en el dominio propio del otro forzado a
una abstinencia sexual.
La prueba sexual previa al amor es la negación del
amor, que esencialmente es entrega incondicional e irrevocable. Quien dice
«déjame que pruebe contigo para ver si me conviene amarte» , es porque no ama.
El lenguaje del amor es todo lo contrario: «porque te amo deseo vivir contigo
tal como eres».
Escucha las palabras de Pío XI:
«No puede negarse que
tanto el fundamento firme del matrimonio feliz como la ruina del desgraciado, se
preparan y se basan en los jóvenes de ambos sexos durante los días de su
infancia y de su juventud. Y así hay que temer que quienes antes del matrimonio
sólo se buscaron a sí mismos y a sus cosas, y quienes condescendieron con sus
deseos aun cuando fueran impuros, sean en el matrimonio como fueron antes de
contraerlo, es decir, que cosechen lo que sembraron: o sea, tristeza en el hogar
doméstico, llanto, mutuo desprecio, discordias, aversiones, tedio en la vida
común, y lo que es peor, encontrarse a sí mismos llenos de pasiones
desenfrenadas»(796).
La delicadeza y la ternura son dos de los más importantes
componentes del matrimonio. Si faltan antes del matrimonio, no es probable que
aparezcan después, y sin ellas el matrimonio puede acabar en desastre.
Cuando
lo que hay es sólo apetito sexual, la cosa es pasajera, como un capricho.
Mientras dura, parece que todo va bien. Pero con frecuencia al cabo de cierto
tiempo cambian las cosas y aquello termina mal.
Sobre todo, cuando se ha
pisoteado la conciencia es muy frecuente que esta situación se haga
insostenible.
Hoy se dice mucho «hacer el amor». Esto es degradar el amor,
cosificarlo. Las cosas se hacen; el amor, no. El amor se tiene. El amor brota
espontáneamente de la admiración y estima por una persona.
Cuando no hay
amor, «hacer el amor» es lujuria. Hoy se quiere identificar lujuria con amor,
pero son dos cosas distintas. La diferencia entre amor y lujuria es que en el
amor valoro a la persona por sus cualidades, y esto me lleva a sacrificarme por
el bien de ella; en cambio en la lujuria busco a la persona por las
gratificaciones que me proporciona. Es decir, la hago objeto de mis
satisfacciones egoístas. El erotismo arranca del egoísmo. El amor parte de la
generosidad .
68,14. El hombre sensual confunde el placer con la felicidad. Su ansia de
placer acaba con el verdadero amor, y al rebajar su concepto de la mujer, ha
matado la felicidad de su matrimonio .
Es verdad que el amor incluye el sexo
; pero puede haber sexo sin nada de amor: por ejemplo, el que va con una
prostituta. Ortega y Gasset en su ensayo «Estudios sobre el amor» analiza
la diferencia entre amor y apetito sexual. Dice que no es lo mismo desear
que amar: el drogadicto desea la droga, y al mismo tiempo la odia porque sabe
que es su ruina.
El deseo es egoísta. El amor es generoso. Cuando deseo,
busco algo que me satisface. Cuando amo, busco satisfacer a alguien(797) .
No
es lo mismo deseo que amor. Al desear busco para mí, al amar quiero el bien de
la persona amada. El sediento desea agua para saciar su sed, y un hombre puede
desear a una mujer para saciar su lujuria. Pero ni el sediento ama el agua, ni
ese hombre ama a esa mujer. Por eso cuando el sediento deja de tener sed, pierde
su interés por el agua, y cuando ese hombre encuentra otra mujer que le apetece
más, cambia con facilidad de persona. El amor es estable.
A veces las
películas exponen la tragedia, no rara en la vida real, de dos amores cruzados.
Una persona ama a otra que no le corresponde, y al mismo tiempo es amada por
otra que le deja indiferente. Si uno de estos amores es imposible por tratarse
de persona casada, es claro que la solución es centrarse en el único amor
posible, para ver si es también razonable. Pero si los dos amores son igualmente
posibles, a veces la solución no es fácil. Es difícil acertar. Además de la
inclinación del corazón, hay que examinar otras cosas para unir el corazón con
la cabeza.
Hay una canción que dice que a todo el mundo le gusta cambiar de
comida, de trabajo y de amor; pues toda la vida igual resulta insoportable. Pero
el amor no es ni una comida, ni un trabajo. El que necesita cambiar de amor es
porque tiene la desgracia de que nunca ha amado, y por lo tanto tiene una total
ignorancia de lo que es el amor.
El que ama de verdad es feliz viviendo con
la persona amada toda la vida. Por eso las frases de amor son: «te querré
siempre» , «te querré hasta la muerte» .
Pero quien dice: «te querré sólo una
semana, pero la semana que viene querré a otra» , ése no ama. Lo que tiene se
llama un ligue, un capricho pasajero, o lo que sea, pero no es amor. El amor, lo
es para siempre o no es amor. Un amor condicionado es un amor putrefacto. Un
amor «a ver cómo funciona» es un brutal engaño entre los dos. Un amor sin
condiciones puede fracasar, pero un amor con condiciones, no sólo es que nazca
fracasado, es que no llega a nacer .
Hay personas para quienes sólo vale el
momento presente del amor. No les preocupa qué pasará el día de mañana. Estas
personas no saben lo que es amar. El enamorado quiere que su amor dure toda la
vida.
Desearía que no se acabase nunca. El amor, o es para siempre o deja de
ser amor, para convertirse en aventura pasajera.
El vicioso necesita
continuamente cambiar a nuevas experiencias; pero el auténtico amor nunca
encuentra rutinario lo que es sincera expresión de cariño.
Y naturalmente los
que hacen vida sexual sólo por apetencia, para satisfacer un deseo, donde cada
uno busca el placer que el otro le proporciona a él, eso, evidentemente tiene
que terminar mal. Amor no es el placer que sienten dos estando juntos. Esto
puede ser coincidencia de egoísmos. Uno comienza a amar cuando llega a ser capaz
de sacrificarse para hacer feliz a la persona amada. El egoísmo es la muerte del
amor; mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor. Cuando los
novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será
una delicia . Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es
lógico que su matrimonio sea un fracaso.
El amor nunca es egoísta . Todo lo
que sea instrumentalizar en busca de la propia satisfacción, no es amor. Y esta
instrumentación puede ser simultánea por ambas partes. Incluso en las verdaderas
manifestaciones de cariño hay que tener cuidado de no penetrar en el campo de lo
que es derecho exclusivo de casados.
Sin virtud y sin amor no puede haber
matrimonio feliz. Muchos matrimonios fracasan porque su noviazgo fue una
calamidad. Estos matrimonio tenían que fracasar necesariamente. Lo normal es que
de un mal noviazgo salga un mal matrimonio, y que de un buen noviazgo salga un
buen matrimonio. Habrá excepciones, pero son las menos. El número de matrimonios
felices es proporcional al de las parejas que se casan por amor, y no por
lujuria. Cuando un chico y una chica se unen en matrimonio sólo porque se
apetecen sexualmente es lógico que ese matrimonio sea un fracaso. La convivencia
estable de dos personas es imposible que sea agradable si entre ellas no hay
verdadero amor.
Muchos creen que se aman y sólo se desean. En Estados Unidos
el 50% de los matrimonio de jóvenes menores de veinte años, se divorcian antes
de los dos años(798).
La experiencia de la vida demuestra que la unión sexual
pasajera es mucho menos satisfactoria que la que realiza una pareja estable que
se ama. La libertad sexual, la unión sexual episódica, al principio puede
parecer gratificante, pero a la larga deja el alma triste. Por eso quienes van
de cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de satisfacciones es lógico que terminen
hartos de todo, sin ilusión por nada, cansados de vivir, incapaces de amar y
resignados a no encontrar esa felicidad duradera con la que toda persona
sueña.
Las aventuras sexuales pueden durar más o menos, pero por carecer de
amor, suelen terminar mal. Sólo el verdadero amor puede proporcionar una
felicidad perdurable. Lo que hacen es animalizar a las personas e indisponerlas
para la verdadera felicidad que está en el amor espiritual.
La felicidad de
la persona humana no puede reducirse a satisfacciones corporales, que no superan
el nivel animal. «Es una experiencia humana que el nivel puramente sexual ni le
aporta al hombre una felicidad duradera ni es capaz de satisfacer los anhelos
más profundos del corazón»(799).
Muchas personas que han pasado por diversas aventuras
amorosas, después, reconocen que han perdido el tiempo, pues no han encontrado
el verdadero amor, y ahora sueñan con formar una familia estable, pero ya es
tarde.
El amor enriquece el sexo. Por eso los novios no deben tener ningún
temor a que su vida sexual no vaya a ir bien en el matrimonio. Si se aman de
verdad, la vida sexual irá bien. Por eso es un error decir que los novios deben
conocerse sexualmente antes del matrimonio. Dice Eduardo López Azpitarte,
Catedrático en Granada, que no conoce ningún matrimonio con amor que haya
fracasado en su vida sexual. Los fracasos en la vida sexual suelen ocurrir
cuando hay falta de armonía en el terreno psíquico pues esto repercute en el
terreno sexual.
Algunos dicen que si un chico y una chica se quieren para
vivir matrimonialmente no necesitan ningún papeleo burocrático . Eso es muy
cómodo, pero no es serio. En la vida todas las cosas serias se
formalizan con
un documento. Si tú le prestas a un amigo un millón de pesetas, no te basta su
palabra, por muy amigo tuyo que sea. Te quedas más tranquilo si te echa una
firmita en un papelito. Pues el matrimonio es una cosa muy seria, en la que se
pone en juego la educación de unos hijos que necesitan un hogar, y eso no puede
estar a merced de una pareja que no quiere comprometerse a vivir juntos, y por
lo tanto en cualquier momento difícil, por los que necesariamente pasan todas
las parejas, uno de los dos podría dejar al otro plantado y marcharse, a veces,
precisamente en una edad en la que será muy difícil encontrar nueva pareja, y la
soledad atormentará al otro todo el resto de su vida.
Aparte de que los hijos
tienen derecho a un hogar estable indispensable para su educación. Pero además,
los niños pueden traumatizarse al darse cuenta del rechazo de los demás por su
situación anómala. Y si se casan después de tener el hijo, el trauma puede ser
de alguno de la pareja hacia ese hijo que le ha obligado a casarse contra su
voluntad. Por eso la Iglesia no está de acuerdo con esas parejas que quieren
vivir matrimonialmente, pero sin formalizar el matrimonio .Un mismo acto
(coito), cambia de valoración moral si cambian las circunstancias (matrimonio)
que pueden conceder un derecho que antes no se tenía.
La base de la felicidad
matrimonial está en el amor espiritual entre ambos cónyuges. Éste es perdurable,
el que no hastía nunca. Y cuanto más pongas de carnal en tu cariño, menos sitio
dejas para lo espiritual. Unas relaciones en las que hay concesiones a la
concupiscencia, se rebajan, pierden elevación y espiritualidad, es decir,
pierden fortaleza en su vínculo fundamental. En cambio, cuando el instinto es
frenado por la virtud, una aureola de elevación ilumina ese cariño, y un
autodominio y mutuo respeto fortalece el vínculo que va a unirlos para toda la
vida. Cuando se da este amor espiritual, el noviazgo es un tiempo de mutua
educación: él se hace más puro, deja ciertos amigos, etc., por darle gusto a
ella; y ella viste con más decencia, vence más su genio y sus caprichos, etc.,
por darle gusto a él. Pero cuando el amor del noviazgo está basado sobre la
carne y el instinto, ese amor es egoísta, busca sólo su propia satisfacción. El
egoísmo adquirirá en el matrimonio proporciones insospechadas.
Alegría es la
satisfacción por haber alcanzado un deseo. Es saborear algo bueno que
esperábamos.
La alegría está sobre el placer. El placer está en los sentidos,
y la alegría en el alma. La alegría es el camino hacia la felicidad. La alegría
es causa de optimismo, satisfacción y regocijo. La alegría enriquece
interiormente y hace que la vida merezca la pena de ser vivida.
La felicidad
se lleva en el alma. Dijo Frankl en su obra «El hombre en busca de sentido»: «La
felicidad no se puede buscar nunca directamente. Sólo puede venir como
consecuencia de haber entregado lo mejor de nosotros mismos por una causa
noble».
Como dijo el Dr. Rodríguez Delgado, «no es lo mismo placer que
felicidad». El placer está en los sentidos. La felicidad en el alma.
El amor
tiene dos vertientes, el cariño, que es amor del alma, y el deseo que es amor
del cuerpo. El cariño está hecho de ternura, admiración, respeto, etc. El deseo
trata de poseer el cuerpo del otro, culminando en la unión sexual. La diferencia
entre amor y deseo está en que el amor se siente atraído por las virtudes de la
persona, y el deseo por la belleza corporal. El amor es más espiritual, va más
dirigido a la belleza del alma. Va surgiendo poco a poco con el trato de la
persona querida. El deseo brota más explosivamente. Va dirigido al atractivo
corporal. Es más violento, busca expresarse en abrazos y besos frenéticos, que
son maneras de tratar de poseer el cuerpo del otro. Son conatos de la unión
sexual. El deseo nace del cuerpo. Se siente en el cuerpo, se dirige al cuerpo
del otro. El amor es menos explosivo y violento. Es más profundo, más
satisfactorio. Más reconfortante. Está hecho de ternura, admiración, respeto e
identificación con la persona querida .
A veces se dan solteros, ya
mayorcetes, que han encontrado una pareja con quien hacer vida sexual, y no
quieren atarse con el matrimonio.
Son unos egoístas que buscan sólo su propia
satisfacción, incapaces de amar a nadie, y por lo tanto incapaces de hacer feliz
a nadie. Sólo se quieren a sí mismos, y a la larga es inaguantable convivir con
ellos.
Quienes de solteros quisieron siempre satisfacer sus caprichos y de
novios no tuvieron inconveniente en ceder a sus pasiones, llegan al matrimonio
con un alma ferozmente egoísta y un cuerpo ávido de placeres. Como es natural el
matrimonio no puede darles todo lo que ellos quieren, y su falta de sentido
cristiano les hace infelices incluso en esta vida.
El resultado de esto son
los fracasos matrimoniales que vemos por todas partes.
Muchos se quejan de su
matrimonio cuando ya no hay remedio, porque un vínculo indisoluble los ata para
toda la vida. Pero pocos caen en la cuenta de que su fracaso matrimonial se debe
a que tomaron el noviazgo como una diversión, y contrajeron el matrimonio a la
ligera, con frivolidad y sensualidad.
Muchos fracasos matrimoniales , muchos
matrimonios desgraciados se deben a haber tenido un falso concepto del amor. El
cine, las novelas, las canciones de la radio y los seriales están llenos de
ideas paganas sobre el amor. Quien bebe en esas fuentes, es natural que sienta
los efectos del veneno. El matrimonio es una cosa muy seria, y como todas las
cosas serias, requiere su preparación adecuada.
La frivolidad, la ligereza,
la pasión y el jugar al amor han matado el verdadero amor. Los chicos y las
chicas se gustan por el atractivo físico, por el instinto sexual, por la
satisfacción que el otro les produce a sí mismos. Y esto es egoísmo, no es amor.
Y el egoísmo es caprichoso, voluble, pasajero. Estos amores apasionados y
egoístas no pueden dar una felicidad estable. Pronto se cansan y ansían cambiar
de objeto.
Los objetos no se aman . Se utilizan para uno, y luego se tiran o
se arrumban. Una chica que no se hace respetar se rebaja a ser un juguete. Y los
juguetes duran más o menos, pero terminan arrumbados y olvidados. Me escribía
una chica: «Padre, es un asco. Todos los chicos vienen a lo mismo. Si no te
dejas, no les interesas». El dejarse instrumentalizar por temor al abandono es
un disparate, pues quien instrumentaliza no ama, y quien no ama terminará
abandonando. Para algunos chicos, las chicas son como esos objetos que llevan
una etiqueta que dice: «Tírese después de usarla».
El amor es otra cosa. El
amor es dar. Es enriquecer, dignificar, ennoblecer a la persona amada.
Nunca
gozarla para sí mismo. Eso es egoísmo .
Y el egoísmo es la muerte del amor,
mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor.
Cuando los novios
se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será una
delicia. Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es lógico
que su matrimonio sea un fracaso.
Ya dijo Aristóteles que ´«amar es buscar el
bien de la persona amada»(800). Santo
Tomás de Aquino dijo: «Amar es desear el bien de alguien»(801).
Y
Sócrates que «el amor es darse»(802).
Jean
Guitton aprendió de niño estos versos que expresan la misma idea:
«Por tu
felicidad, daría la mía.
Aunque nunca tuvieras que saberlo.
Con tal de oír
alguna vez en la distancia la risa de la dicha, nacida de mi sacrificio».
Y
el, muy conocido en Nueva York, Dr. Domínguez:
«El amor, al contrario que el
dinero, cuanto más se da, más se tiene; cuanto más generoso, es más grande y más
hermoso».
«Amor, no es buscar ser comprendido, sino comprender;
no es
buscar ser perdonado, sino perdonar;
no es buscar ser alegrado, sino
alegrar;
no es buscar ser amado, sino amar.
Amar, es saber sacrificarse,
hasta estrujarse el corazón por la felicidad de la persona amada.
Si no
quieres sufrir, no ames;
pero, si no amas, para qué quieres vivir?».
El
ser humano es persona, no es cosa. El amor integra el respeto a la persona, o no
es amor, aunque haya manifestaciones eróticas; pues el amor no consiste en la
excitación de los sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo al cuerpo, sino
a toda la persona.
«El amor es un don en sí mismo y no es posible entregarse
a medias. El amor es total, o ya no es amor»(803).
«El
amor conyugal es un amor de totalidad. Siendo un amor total, tiene que ser un
amor definitivo. Un amor total que tiene reservas en el tiempo, no puede ser un
amor total... La totalidad del amor es indivisible... Por su propia esencia es
fiel y exclusivo. Un amor total no puede ser compartido con varias personas»(804).
En
el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando
que amar es fundamentalmente dar, no recibir...
Dar es más satisfactorio, más
dichoso, que recibir; amar, es más importante que ser amado. Al amar, se siente
la potencia de producir amor -antes que la dependencia de recibir siendo amado-.
El amor infantil sigue el principio: «amo porque me aman». El amor maduro
obedece al principio: «me aman porque amo». El amor inmaduro dice: «te amo
porque te necesito». La concupiscencia dice: «Te amo porque eres un bien para
mí». El auténtico amor dice: «Te amo porque deseo lo que es un bien para ti». El
amor recíproco no es el hartazgo de la concupiscencia de cada uno, que es una
coincidencia de egoísmos.
La reciprocidad verdadera no puede nacer de dos
egoísmos sino que ha de suponer necesariamente el altruismo de cada uno. Amar es
darse y darse significa limitar su libertad en provecho de otro. La limitación
de la libertad podría ser en sí misma algo negativo y desagradable, pero el amor
hace que por el contrario, sea positiva, alegre y creadora. La libertad está
hecha para el amor... El hombre desea el amor más que la libertad: la libertad
es un medio, el amor es un fin .
El único amor perdurable, el que da una
felicidad creciente al paso del tiempo, el único amor que da la máxima felicidad
posible en este mundo, es el amor que por encima de la satisfacción propia busca
el bien de la persona amada, aunque para ello tenga que renunciar a sus propias
apetencias.
Amor que se busca a sí mismo, fracasa irremediablemente. El amor
eleva, la pasión envilece. El amor que busca el bien de la persona amada,
llegará a encontrar la verdadera dicha. La experiencia de la vida confirma la
verdad de todo esto. Por eso vale tan poco enamorarse del cuerpo, que es amor
sexual. Y en cambio, hay tantas garantías de éxito en el amor del alma, que es
espiritual. Si lo que buscas, en lo que llamas amor, es saciar tu sed, no amas,
desengáñate. Si lo que buscas es servir, ennoblecer, perfeccionar a la persona
amada, felicítate: has encontrado el camino del verdadero amor. Y cuanto más
haya de esto, más feliz te hará ese amor.
Considera despacio estas
ideas:
-Si te extasías ante su belleza..., es sólo no es amor: es
admiración.
-Si sientes palpitar tu corazón en su presencia..., eso sólo no
es amor: es sensibilidad.
- Si ansías una caricia, un beso, un abrazo, poseer
de alguna manera su cuerpo...,eso sólo no es amor: es sensualidad.
-Pero si
lo que deseas es su bien, aun a costa de tu sacrificio..., enhorabuena: has
encontrado el verdadero amor.
Con todo hay que tener en cuenta que uno puede
sacrificarse no sólo por amor, sino también por deseo. Se pueden hacer grandes
sacrificios para obtener cosas: un automóvil, una prenda de vestir, etc.; y las
cosas no se aman. Sólo se desean. Y cuando se consiguen se cambian por otra cosa
mejor, más buena o más moderna.
«Bajo el nombre de amor circula una mercancía
que es su negación y caricatura. Lo grave es que se está vilipendiando el amor
verdadero por parte de todos esos falsarios de la sexualidad humana. Lo grave es
que a fuerza de presentar una imagen deformada de la sexualidad, se compromete
su valor como ser humano»(805).
El
sexo normal ya no atrae; se está echando mano a extravagancias y perversiones.
Están en venta el sadismo y el masoquismo, y, junto a ellos, la homosexualidad
masculina y femenina, y todo lo demás. Se presentan nuevas formas de
cohabitación del hombre y de la mujer, como el sexo en grupo, el cambio de
parejas, etc. Pero también de estas novedades se irá cansando el consumidor . El
ambiente hedonista que nos invade se ríe del amor desinteresado. Sólo le
interesa buscar gratificaciones placenteras. No tiene más horizonte que saciar
los instintos. No admite otro valor que lo agradable. Éste es el círculo
angosto, asfixiante, del erotismo. Aunque, por fortuna, son muchos los ejemplos
de un amor generoso, libre de la tiranía del egoísmo y del reduccionismo
envilecedor(806).
Alfonso López Quintás en su libro «El amor humano» expone
estas ideas:
«Erotismo es la separación de la sexualidad del amor conyugal
con el fin de procurar gratificaciones placenteras. (...) La mera explicación de
cómo se obtienen sensaciones placenteras ya constituye, de hecho, una incitación
al mero erotismo. No forma para el amor, deforma. Lanza por una vía contraria al
verdadero amor.(...) La caricia erótica acaricia el cuerpo, la caricia amorosa
acaricia el alma.
El hombre, por ser sensible, siente atracción hacia los
estímulos gratificantes. Y esto es para él un valor. Pero como al mismo tiempo
es espiritual, no puede tener como meta el disfrutar de los estímulos sensibles
placenteros. Para él son superiores la verdad y el bien.
Orientar su vida
según una auténtica jerarquía de valores le hace madurar como persona humana y
le otorga paz y felicidad. (...) Un hombre no puede ser feliz cuando se realiza
a medias. Cuando se queda por el camino presa de atractivos efímeros. El ser
humano se realiza cabalmente cuando pone todas sus potencias al servicio de la
realización de las posibilidades más valiosas. (...) El hombre debe elegir en
cada momento no lo más apetecible, sino lo más conveniente para su desarrollo
personal. (...) Lo agradable es un valor. Pero colocar lo agradable en la cima
de la escala de valores es hedonismo, que toma como ideal de la vida acumular
gratificaciones fáciles y sensaciones placenteras. (...) Haber perdido el
sentido del sacrificio debe ser calificado como una de las mayores calamidades
del siglo XX.
Desde hace dos siglos se viene interpretando todo sacrificio
como una represión y una amputación del verdadero ser del hombre. Es éste un
error que puede destruir de raíz nuestra vida personal. (...).
Conceder la
primacía a los valores más elevados constituye el núcleo de la virtud humana de
la responsabilidad. (...). La voluntad al servicio de un ideal valioso adquiere
una energía indomable (...). El mayor empeño de nuestra existencia debe ser
realizarnos como persona humana(807)
68,15. Hay quien dice que son convenientes las experiencias sexuales antes
del matrimonio.
Dicen que conviene entrenarse antes de la boda. Esto es
falso. Las relaciones sexuales prematrimoniales están prohibidas por Dios, por
lo tanto ni son necesarias, ni convenientes, ni lícitas.
Dijo el Dr. López
Ibor : «Las relaciones sexuales prematrimoniales no son necesarias para la
futura armonía matrimonial»(808).
Si
estas experiencias fueran buenas, Dios no las prohibiría. Si las prohíbe es
porque no son necesarias. Lo normal es que los matrimonios aprendan el ejercicio
de la vida sexual después de la boda. Poco a poco. No es necesario precipitarse.
Ni conveniente. Nada tiene de particular que al principio no salga todo a la
perfección. Es más, quien desde el primer día demuestra mucha experiencia
sexual, no puede causar buena impresión al otro.
Algunos dicen:
- Nos
queremos y vamos a casarnos. Si no estamos ya casados, no es por culpa nuestra,
sino por las circunstancias. Por qué no vamos a poder hacer lo que nos pide
nuestro amor?
- Porque os falta el sacramento que os da ese derecho.
Yo
antes de ordenarme sacerdote también deseaba decir misa, pero no pude hacerlo
hasta recibir el sacramento que me daba facultades para hacerlo. Y si lo hubiera
hecho antes, hubiera sido ilícito e inválido.
Si no es lícito el coito entre
los solteros, tampoco lo son aquellos actos que lleven a él. Los solteros deben
evitar todos los actos que pongan en marcha el aparato genital. Es absurdo
pretender detener una traca. Es mucho más fácil no encenderla.
El ambiente
erotizado que nos ha tocado vivir, y la machacona repetición de que es necesaria
la liberación sexual, ha lanzado a muchos jóvenes al libertinaje sexual de
funestas consecuencias para ellos mismos.
Unos dicen que no hay que
reprimirse sexualmente, dando un sentido peyorativo al dominio propio. Sin
embargo, el poder dominar los instintos es lo específico del hombre. Cuanto más
nos dominamos, más hombres; cuantos menos, más animales. Y convertir al hombre
en animal es degradarle.
Hoy algunos quieren presentar como natural toda
clase de excesos sexuales. A veces se pone la etiqueta peyorativa de «represión
sexual» al dominio del sexo, diciendo que es antinatural y causa de males para
la salud. Sin embargo la verdad es todo lo contrario. La historia confirma que
«la degeneración sexual ha sido el preámbulo de una generalizada degeneración
social unida a graves atentados a la libertad y a la justicia»(809).
Otros dicen que el bien y el mal dependen de la
conciencia de cada uno. Eso es falso, pues todos tenemos obligación de ajustar
nuestra conciencia a la verdad objetiva. Lo mismo en moral que en todo lo demás:
valor del número Pí, fórmula del agua, distancia de la Tierra a la Luna, etc. No
es lo que a mí me parezca. Es lo que es objetivamente. No basta ser sincero para
estar en la verdad. Se puede estar sinceramente equivocado. El pensamiento
subjetivo debe estar de acuerdo con la verdad objetiva.
Eso de que la
libertad sexual hace a los jóvenes más maduros es una mentira. Los hace más
animales y más esclavos de la lujuria. Dice Tony Anatrella , psicoanalista y
Profesor de Psicología Clínica: «Las experiencias sexuales no facilitan la
madurez, al contrario, frecuentemente, la retrasan»(810).
Las
experiencias sexuales prematrimoniales causan frustraciones psicológicas. Un
joven puede estar maduro genitalmente pero no psicológicamente. Y el sexo
necesita el complemento psicológico para el ejercicio de forma natural, en
condiciones normales. La actividad sexual prematura retrasa su madurez afectiva
y esto lo marca para el futuro. Las experiencias sexuales precoces impiden la
verdadera virilidad y feminidad falseando la conciencia sexual y el
amor.
Reducir el sexo y el amor a la genitalidad es empobrecerlo .
El gran
sexólogo español Dr. Gregorio Marañón afirmaba que el mujeriego es un feminoide.
La maduración sexual masculina hace al hombre monógamo: hombre de una sola
mujer. El mujeriego es que no ha alcanzado la cumbre de la virilidad. Y si es un
«play-boy», es un niño juguete de las mujeres, dice el Dr. José Botella
.
Además, las relaciones sexuales prematrimoniales son inútiles. No
garantizan el éxito en el matrimonio. Porque el matrimonio es mucho más que
armonía sexual. La prueba es que la mayoría de los matrimonios fracasados que
acuden al psiquiatra han tenido relaciones sexuales antes de casarse. Así se lo
oí decir a un psiquiatra por Radio Nacional de España en el programa
«Protagonistas Nosotros». Y el 9 de marzo de 1978 a las diez y media de la
mañana le oí decir en el mismo programa a D. Carlos Soler, del Tribunal de
Causas Matrimoniales de Barcelona, que « la gran mayoría de los matrimonios
fracasados que acuden a los tribunales para deshacer su matrimonio (algunos
antes del año de casados) habían practicado relaciones sexuales antes de
casarse». Luego esto de nada les sirvió. Un estudio llevado a cabo por
sociólogos de la Universidad de Wisconsin (EE.UU) sobre una muestra de 13.000
individuos de ambos sexos, ha puesto de manifiesto que las parejas que tuvieron
relaciones sexuales antes del matrimonio fracasaron como cónyuges en un número
muy superior al de las parejas que no las tuvieron .
Aunque en las películas
vemos continuamente parejas que hacen el coito y no pasa nada, eso es propio de
las películas; pero en la vida real, claro que pasa. Si no quieres el embarazo
no hagas el coito. Creer que nunca va a pasar nada es una tontería. Al que le
divierte adelantar en los cambios de rasante pensando que no va a pasar nada,
terminará en el cementerio. En las películas nunca pasa nada, pero en la vida
real, sí.
Además, esas experiencias sexuales prematrimoniales son totalmente
inhibitorias. El miedo al embarazo y el remordimiento es lógico que produzcan
una inhibición que convierte ese acto en algo totalmente distinto de la máxima
entrega realizada por amor dentro del matrimonio, con todo derecho e incluso
como acto de virtud. La alegría de la tranquilidad de conciencia sublima la
felicidad de los actos humanos.
Dice el psico-pedagogo Bernabé Tierno :
«Piensan muchas parejas que por hacer el amor de una manera más o menos
satisfactoria ya están preparados para el matrimonio, lo cual es un error
manifiesto...; las condiciones internas y externas antes del matrimonio son muy
distintas de las que se verifican dentro de él».
La moral católica ha
reconocido tradicionalmente el estado de noviazgo como una condición especial en
la que se legitiman ciertos comportamientos que se considerarían desordenados
fuera de una perspectiva conyugal. En todo caso el uso genital del sexo será
considerado siempre como derecho exclusivo de los esposos: es un uso matrimonial
.El uso deliberado de la facultad generativa está prohibido a los solteros . «El
uso de la función sexual, tiene su rectitud moral sólo en el matrimonio
legítimo», dijo el Concilio Vaticano II. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica: «El acto sexual debe tener lugar exclusivamente en el matrimonio;
fuera de éste, constituye siempre un pecado grave, y excluye de la comunión
sacramental»(811).
El uso del aparato genital es derecho exclusivo de
casados, porque sólo ellos pueden responder a las responsabilidades que su uso
lleva consigo. Engendrar hijos es lo más grande que se puede hacer en la vida.
Por eso convertir la sexualidad en un juego, es un crimen. Es degradar la misión
más sublime del hombre.
Lo que llena el corazón del hombre es el amor. Qué
abismo tan grande entre lo que da una prostituta y lo que da la esposa amada! La
sexualidad sin amor no puede ser satisfactoria . La experiencia de la vida
demuestra que la unión sexual pasajera es mucho menos satisfactoria que la que
realiza una pareja estable que se ama. La libertad sexual, la unión sexual
episódica, al principio puede ser gratificante, pero a la larga deja el alma
triste. Por eso quienes van de cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de
satisfacciones es lógico que terminen hartos de todo, sin ilusión por nada,
cansados de vivir, incapaces de amar y resignados a no encontrar esa felicidad
duradera con la que toda persona sueña.
La continencia en el noviazgo es un
camino espléndido de maduración.
Es absolutamente necesario para la felicidad
del matrimonio que las personas se demuestren en la práctica que la necesidad de
poseerse mutuamente queda subordinada a la presencia del amor. Si porque se ama
a una persona resulta imposible prescindir de la entrega corporal, existen
motivos para preguntarse si el predominio pertenece al cariño o la sexo. El que
no es capaz de amar en la continencia, no hay por qué creer que podrá hacerlo en
el encuentro matrimonial. Decir, como a veces sucede, «si me amas tienes que
entregarme tu cuerpo» es una forma sutil de chantaje. La solicitación sexual no
es amor. Si una pareja quiere usar el acto sexual para saber si se aman, hay que
decirles: «necesitar esta prueba de amor, significa falta de amor».
El ser
humano es persona, no cosa. El amor integra el respeto a la persona, o no es
amor; aunque haya manifestaciones eróticas. Pues el amor no consiste en la
excitación de los sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo la cuerpo, sino
a toda la persona .
Reducir el amor al placer genital es degradarlo . El amor
es ante todo unión de almas y corazones. El sexo puede entrar en el amor, pero
no es esencial, ni lo más importante. No es lo mismo avidez erótica que amor
personal, satisfacer un instinto que amor de entrega a una persona.
Desear
saciar una impulsión instintiva con una persona es instrumentalizarla, no amarla
.
Quien se deja esclavizar del apetito sexual se degrada, se envilece,
termina por incapacitarse para amar. A fuerza de instrumentalizar al otro
buscando sólo su egoísta satisfacción, termina por no poder amar a nadie. Ni
siquiera a una persona excepcional de la cual desearía enamorarse con toda su
alma, pero que ya no puede, porque se le ha secado el corazón. Las aventuras
sexuales de las que ha disfrutado sin freno le han incapacitado para la mayor
felicidad natural que hay en el mundo, que es el amor de un matrimonio y de unos
hijos que dan a la persona ilusión para la vida. La sed de placer sexual deja
defraudado.
Esta decepción va minando la psicología, produciendo un hastío de
la vida, que llega a perder la ilusión por vivir.
Algunos para justificar su
conducta repiten que el coito es una cosa natural, que lo hacen todas las
parejas que se quieren. Esto es mentira. Las parejas que se quieren y respetan
la moral católica, no lo hacen. Y por otra parte lo hacen muchas parejas que no
se quieren, sino que lo hacen sólo por apetito y vicio. Y la felicidad del
hombre no puede reducirse a sensaciones placenteras corporales, que son de orden
animal. Lo específico del hombre es lo espiritual. Por eso el hombre goza y
sufre más con lo espiritual con lo material. Se te abofetean en mitad de la
calle, te duele más lo que el bofetón tiene de humillación que el dolor que te
produce en la cara. Así, el amor espiritual hace mucho más feliz que el goce de
sensaciones corporales.
No es lo mismo placer que felicidad. El Dr. Rodríguez
Delgado , Neurobiólogo, veintidós años Profesor en la Universidad norteamericana
de Yale, y desde 1972 al frente del Departamento de Investigación del Ramón y
Cajal, y que dirige el Centro de Estudios Neurobiológicos, dice que «no es lo
mismo placer que felicidad. El placer está en los sentidos. Es algo común en los
animales. La felicidad es algo muy diferente». El placer es un goce sensitivo y
la felicidad un goce espiritual. El placer es goce a nivel animal. La felicidad
es goce a nivel humano. Al hombre no le basta lo animal.
Se puede ser muy
feliz prescindiendo de goces físicos, y se puede disfrutar de muchos goces
físicos y sentir un gran vacío en el alma.
La persona humana no puede
prescindir del espíritu para ser feliz. El amor verdadero eleva al hombre. La
sexualidad sin amor lo degrada. En eso están de acuerdo todos los que no tengan
intereses en la pornografía.
Erich Fromm que ha analizado científicamente,
quizás como nadie en nuestro tiempo, la problemática del sexo, afirma: «Hechos
clínicos obvios muestran que los hombres y mujeres que dedican su vida a la
satisfacción sexual sin restricciones, no son felices, y a menudo sufren graves
síntomas y conflictos neuróticos».
Obsesionados por la propaganda
pornográfica se dan casos de auténticos maníacos sexuales , que en su deseo de
experimentar nuevas y mayores sensaciones placenteras llegan a aberraciones
tales como hacerlo entre tres simultáneamente, lo cual es una total ausencia de
amor, sustituyéndolo por el goce de sensaciones epidérmicas. El amor no está en
la piel. Es imposible que quien degrada de este modo la esencia del hombre pueda
encontrarse realizado en la vida. El hombre no se realiza degradándose.
Hay
adultos lujuriosos y malvados que disfrutan pervirtiendo a adolescentes,
enseñándoles y animándoles a prácticas lujuriosas. Los que se dejan engañar, es
posible que algún día lloren por verse esclavizados de un vicio que les
obsesiona. Cuánto más felices y tranquilos viven los que se encuentran libres de
esta obsesión! Es frecuente encontrarse jóvenes que han vivido tan aprisa que
han quemado sus vidas y han llegado a viejos antes de dejar de ser jóvenes.
Viven sin ilusión por nada, porque ya lo han probado todo, y todo les aburre,
les cansa; viven tristes, entregados al alcohol, a las drogas, a la
holgazanería. Hartos de todo se han quedado secos por falta de espíritu.
Las
experiencias sexuales precoces e ilegítimas impiden al adolescente madurar en su
normal personalidad psicológica, ética y social, inficionándola a base de
materialismo escéptico y hedonismo irresponsable . El mismo Freud reconoce que
el libertinaje sexual es la muerte del amor: «La libertad sexual ilimitada no
conduce a mejores resultados. Nada cuesta comprobar que el valor psíquico de la
necesidad sexual desciende desde el momento en que la satisfacción resulta
fácil. Para que la libido crezca hacen falta obstáculos... En las épocas en que
la satisfacción amorosa no ha encontrado dificultades, el amor ha perdido todo
valor, la vida se ha vuelto vacía, y han hecho falta fuertes reacciones para
restablecer los valores afectivos indispensables. Desde este punto de vista cabe
afirmar que el ascetismo cristiano ha creado para el amor todo un conjunto de
valores psíquicos que la antigüedad pagana no había sabido conferirle»(812).
Desgraciadamente el psicoanálisis no fue bien asimilado y
arrastró a muchos al desenfreno sexual.
Se confundió el autodominio y la
castidad con la represión. Queriendo evitar los peligros de ésta y librarse de
los viejos tabúes, cayó el hombre moderno en mayor libertinaje .
No te
impresiones con los que confunden la virilidad con la bestialidad. El valor del
hombre se mide por el carácter y la fuerza de voluntad; pero no por el instinto
sexual, como los sementales de una ganadería.
El célebre doctor español, D.
Gregorio Marañón , especialista en estas cuestiones, habla de «la necesidad de
decir a los jóvenes, y de que sean los médicos y no los curas los que se lo
digan, que la castidad no sólo no es perjudicial a la salud, sino un ahorro de
la vitalidad futura; y que la condición de hombre no se mide por el garbo con
que se ejecuta el acto sexual. Por el contrario, si hay una virtud específica de
esa condición de hombre, es la virtud de la renunciación»(813).
El
autodominio, la fuerza de voluntad, el saber dominarse, es lo característico del
hombre.
El no dominarse es lo característico del animal. El animal sigue
invariablemente el más fuerte de los estímulos que atraen su instinto.
El
hombre puede dominar su instinto con la voluntad. El que hace sólo lo que le
apetece, obra como un animal. El que hace lo que debe hacer, le apetezca o no,
obra como un hombre. Cuanto más hombre, más se domina. Cuanto menos se domina,
más animal.
Por eso añade Alexis Carrel , Premio Nobel de Medicina, «los
santos han sido hombres fuertemente sexuados»(814).
Es
que hace falta mucha más virilidad para vencer el instinto que para dejarse
llevar de él.
Añade el doctor Marañón que el mujeriego es un feminoide. Su
afán de conquistar mujeres es para hacer alarde de su virilidad, por tener
complejo de inferioridad varonil. Quiere compensar su autoconciencia de
deficiente masculinidad con conquistas femeninas para demostrarse a sí mismo y a
los demás que es de verdad un hombre. Por eso pierde interés por la mujer
conquistada. Quiere nuevas conquistas, que supongan nuevos éxitos.
Y lo mismo
le pasa a algunas mujeres que se ponen frívolas, coquetas, seductoras para
autoconvencerse de que despiertan atractivo en los hombres, y cuando alguno,
seducido, pretende entrar a fondo, ella le da un corte: «Te has creído que soy
una cualquiera? Soy una mujer decente!», etc. etc. Le bastó autodemostrarse que
es deseable. No pretendía llegar a más.
En ambos casos se utiliza a la otra
persona para autoafirmarse uno mismo.
Es un disparate y una injuria a Dios
decir que el hombre no puede dominar su pasión y que por lo tanto debe
desahogarla cuando le apetezca. Si Dios nos manda reprimir la lujuria, es porque
esto es posible; si no, Dios sería cruel al mandarnos un imposible. Dice San
Agustín : «Dios no manda imposibles, sino que te manda que hagas lo que puedas y
le pidas lo que no puedas, que Él te ayudará para que puedas»(815).
Pero
además, importantes Congresos Internacionales de Medicina han manifestado que la
castidad no sólo es posible, sino también muy buena para la salud. Algunos dicen
que la masturbación y la libertad sexual son buenas. Pero esto sólo lo pueden
decir aquellos para quienes el sexo es un producto de consumo, dada su
concepción hedonista de la vida, totalmente al margen de la ley de Dios. Pero
Dios no puede prohibir lo que es bueno ni mandar lo que es malo.
Por eso los
psicólogos, en su mayor parte, afirman que el autodominio propio, motivado por
un ideal, es beneficioso para la maduración de la persona humana. Nadie se pone
enfermo por ser casto. En cambio son muchas las enfermedades producidas por la
lujuria. La prueba es que ningún médico pone en su puerta una placa que diga:
«Especialista en enfermedades de la castidad». En cambio muchos médicos tienen
en su puerta una placa donde pone: «Especialista en enfermedades venéreas de
transmisión sexual». Y es que no existen enfermedades causadas por la
castidad.
Por eso dice el doctor Surbled : «Los males de la lujuria son
conocidos, indiscutibles; mientras que los males de la castidad son supuestos e
imaginarios. La prueba es que innumerables obras científicas y voluminosas se
han consagrado a exponer los males de la lujuria; en cambio, jamás ha existido
historiador para los males de la castidad».
Dice el Dr. Juan José López Ibor
, Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Madrid, Académico de
la Real Academia Nacional de Medicina y Presidente de la Federación Mundial de
Psiquiatría:
«Después de treinta años de experiencia médica, le diré que no
conozco ningún caso de neurosis cuya causa sea la represión sexual»(816).
Dice
Kraff-Ebing en su libro «Psicopatología sexual»: «Muchos hombres, en cabal
estado de salud y bien constituidos, pueden frenar sus propias pasiones sin
resentirse lo más mínimo por esta continencia».
Lo que hay que hacer es
aceptar la castidad voluntariamente y vivirla con naturalidad. La castidad
voluntaria aceptada por un ideal no tiene nada de represión, sino de dominio
propio. Y el dominio propio es necesario para la educación de la
voluntad.
«Mi opinión personal, fruto de larga experiencia, es que de una
continencia libremente aceptada ninguna consecuencia dañosa pueden temer los
jóvenes. El deporte y un intenso ejercicio físico son los mejores
derivativos»(Profesor A. Assamann).
En una reunión de médicos franceses
celebrada en 1970, se dijo que «es falso que el ejercicio de la sexualidad sea
indispensable para la salud y el equilibrio».
Lo que hace falta es que los
mecanismos psicológicos funcionen con normalidad integrando armónicamente el
instinto sexual en el conjunto de la persona.
Por lo tanto, eso de que el
dominio de la sexualidad produce neuróticos es un bulo fomentado por los
pornócratas que hacen negocio explotando el apetito sexual de la gente. La
prueba es que miles y miles de hombres y mujeres que han consagrado a Dios su
virginidad viven con inmensa paz, felicidad y salud de cuerpo y mente.
El
hecho de que alguna vez se hayan dado neuróticos castos, no significa que la
castidad sea causa de neurosis. También a un hombre casto le puede atropellar un
automóvil, y no vamos a decir que la causa del atropello fue la castidad. Lo que
no es bueno es estar excitando el instinto sexual con imaginaciones, deseos,
tactos, etc., y después querer detener el proceso fisiológico. Detener una traca
es difícil. Es más fácil no encenderla. Si desde el principio se ponen los
medios para evitar esa tensión, el dominio del instinto sexual, puede ser una
cosa natural que no presente problemas. Por eso la moral católica quiere que se
alejen los peligros de excitación sexual.
Cuando hay dominio del instinto
sexual sublimado por el ideal del servicio de Dios y de cumplir su voluntad en
la finalidad del sexo, entonces, no sólo no hay nada perjudicial, sino un
enriquecimiento de la persona humana.
La prueba está en el inmenso número de
personas sanísimas física y psíquicamente que han guardado castidad conforme al
ideal cristiano.
Una persona se realiza por el amor, pero no necesariamente
por el amor sexual. El sacrificar la vertiente sexual del amor humano no tiene
por qué resultar represivo cuando se sublima con la ilusión de vivir un gran
ideal. Para realizarse como persona, no es el sexo lo más importante. La persona
humana tiene valores espirituales, ideales e ilusiones muy superiores a las
satisfacciones de tipo sexual.
Los pornócratas , que hacen los grandes
negocios con la pornografía, han lanzado una campaña ridiculizando la moral
católica, poniendo la etiqueta peyorativa de reprimido a todo el que domina su
apetito sexual. Pero los médicos recomiendan el dominio de la sexualidad.
En
el II Congreso General de la Conferencia Internacional de Profilaxis Sanitaria,
celebrada en Bruselas, los ciento dos miembros médicos especializados en esta
materia, llegados de todo el mundo, votaron unánimemente la siguiente
declaración: «Debemos, sobre todo, enseñar a la juventud masculina que la
castidad y la continencia no sólo no son perjudiciales, sino que estas virtudes
son las más recomendables desde el punto de vista puramente médico».
Por
consiguiente, hay que considerar errónea la opinión bastante difundida entre los
profanos, y a veces entre los médicos, según la cual la falta de ejercicio de la
actividad sexual llevaría a una gradual debilitación de la capacidad generativa.
Aun desde el punto de vista neuropsíquico la continencia sexual no provoca daño
alguno en el sujeto sano, especialmente si deriva de una orientación ideológica
que se traduce en la práctica con la castidad de la vida y del
pensamiento.
En el hombre que guarda castidad, las hormonas de esas
secreciones glandulares son reabsorbidas por el organismo, para el cual son
altamente beneficiosas. Y cuando el organismo no las necesita salen al exterior,
de una manera natural y fisiológica, libre de todo pecado, en los derrames
nocturnos de semen producidos durante sueños más o menos eróticos, pero que
nunca son pecado, pues son involuntarios. Lo que ocurre soñando nunca es pecado.
Estos derrames nocturnos periódicos no tienen nada de malo, son como una válvula
de escape que aparece cuando el cuerpo lo necesita, y es normal entre los
hombres que viven en continencia de modo habitual o temporal .
Quien se
despierta en una eyaculación nocturna, no tiene que hacer esfuerzos por reprimir
lo que es un simple acto fisiológico . Lo mejor es desentenderse, en lo posible,
de tal fenómeno. Si tú no aceptas voluntariamente ese deleite, no hay pecado
alguno.
Los solteros no pueden engendrar hijos, pues éstos necesitan un hogar
familiar para su educación.
Por eso las relaciones sexuales prematrimoniales
están prohibidas por Dios. Dice Armando Palacio Valdés que cuando el corazón
quiere una cosa, el entendimiento inventa una teoría.
Cuando nos apetece una
cosa, es fácil encontrar razones para justificarla. Pero frente a todas
las razones de los que quieren justificar las relaciones sexuales
prematrimoniales, está la palabra de Dios en la Biblia que dice:
«El cuerpo
no es para la fornicación»(817).
«Huid de la fornicación»(818).
«Absteneos de la fornicación»(819).
«Esta es la voluntad de Dios, que os abstengáis de la
fornicación»(820).
«Los fornicarios no entrarán en el reino de los
cielos»(821).
«Dios condenará a los fornicarios y a los adúlteros»(822).
«Los
fornicarios se irán al infierno»(823).
La
fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio
.
68,16. El peor castigo de la lujuria está en la otra vida, pero Dios ha
querido que la misma naturaleza se vengue de los que abusan de ella en placeres
ilícitos con las enfermedades venéreas de transmisión sexual. Estas enfermedades
son gravísimas y hereditarias.
Ultimamente en España han alcanzado
proporciones alarmantes. El Dr.
Luis Olmos, Presidente del E.T.S., afirma que
desde 1982 las enfermedades de transmisión sexual se han duplicado en
España.
La revista «Tribuna Médica» de Madrid, dice que «la sífilis se ha
convertido en la enfermedad infecciosa más frecuente en España después del
catarro común»(824).
La prostitución constituye una lacra social.
No pises
jamás una casa de mujeres públicas, porque es ofensa de Dios y un pecado que
mata tu alma y la condena al infierno. Pero, además, porque contraerás
enfermedades venéreas, que son hereditarias, que producen frecuentemente
complicaciones en el sistema nervioso, afecciones agudas en el corazón,
parálisis, locura, etc. Y esto no sólo para ti, sino también para tu mujer y
para tus hijos. Y es un crimen que por un placer tuyo momentáneo, hagas
desgraciados para toda la vida a esos hijos tuyos a quienes vas a querer con
toda tu alma.
Los hijos del sifilítico pueden nacer paralíticos, ciegos,
sordomudos, imbéciles: siempre tarados. «Los sifilíticos por herencia son a
menudo carne de manicomio»(Doctor Corominas). En los libros de Psiquiatría hay
un tipo de locura especial de los sifilíticos que se llama «psicosis
sifilítica». «La demencia paralítica se presenta de ordinario a los 10 ó 15 años
después de la infección sifilítica... No hay demencia paralítica que no haya
sido precedida por la sífilis»(825).
«La
sífilis puede persistir en estado latente, es decir, sin dar manifestaciones
visibles de su existencia, mientras va minando silenciosamente el organismo y
produciendo destrozos que ya serán irreparables, aunque se aplique el mejor de
los tratamientos, si se aplica tarde»(826).
El
ilustre sifilógrafo Profesor Fournier, dice que la sífilis provoca lesiones
desorganizadoras y destructivas de los tejidos orgánicos.
Piel, huesos, ojos,
laringe, pulmones, hígado, estómago, intestinos, sistema nervioso; todo órgano
puede ser atacado. Y estas lesiones siempre son graves.
Los estragos de la
sífilis son especialmente en el cerebro y en la médula. Dolores nerviosos,
parálisis, epilepsia, apoplejía, etc. son el patrimonio casi inevitable del
sifilítico en su tercer período.
No te fíes de los que te dignan que hoy se
curan las enfermedades venéreas. Es cierto que algunas veces se curan, pero no
siempre.
Algunos que se creían curados se casaron, y después tuvieron que
sufrir con horror las trágicas consecuencias de su enfermedad . El estudio
realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra sobre la
evolución de la sífilis durante los años 1950-1963 demuestra de un modo
impresionante cómo ha aumentado el número de casos.
La sífilis, que pareció
completamente aniquilada, vuelve a levantar cabeza, y en forma bastante
intranquilizadora .
Lord Stonham, Subsecretario laborista del Ministerio de
Gobernación inglés, habló en un discurso, ante la Asamblea de Médicos
Británicos, del creciente aumento de las enfermedades venéreas a pesar de los
adelantos de la Medicina.
Según recientes declaraciones del Jefe Provincial
de Sanidad de Madrid, Dr. Fernández Turégano, las enfermedades venéreas se han
disparado . Estadísticas de Sanidad afirman que se dan mil casos mensuales hoy
en España.
Cincuenta millones de norteamericanos están infectados de herpes
genital, de dolor intenso y terriblemente molesto .
El Dr. Martínez
Torres , dermovenerólogo, pronunció una brillantísima conferencia en
que citó una estadística de la Organización Mundial de la Salud referente a los
Estados Unidos, en donde se registraron en 1971 dos millones de casos de
enfermedades venéreas que afectaron, en la proporción de uno de cada cinco a
menores de veinte años. Hubo cinco mil casos entre jóvenes menores de catorce
años. Dos mil casos entre menores de nueve años. La probabilidad en que un
individuo contraiga la enfermedad venérea antes de los veinticinco años alcanza
actualmente el 50%.
En casos de duda debe hacerse el test sanguíneo de la
sífilis.
Por amor a tu alma, por amor a tu cuerpo, por amor a tu futura mujer
y a tus hijos, no te dejes esclavizar del vicio impuro.
El SIDA, llamada la
peste del siglo XX por los miles de muertos que ha producido, hoy no tiene
remedio eficaz.
Según la Organización Mundial de la Salud van ya más de
61.000 casos de muertes por SIDA.
Según el mismo organismo se cifra entre
cinco y diez millones de personas afectadas en el mundo por dicha enfermedad. Y
lo peor es que se puede ser portador del SIDA sin saberlo, pues el virus del
SIDA se incuba durante un período que oscila entre los cinco y diez
años.
España es el país de Europa en el que más se propaga el SIDA. España
tiene tres veces más enfermos de SIDA que la media de enfermos de SIDA del resto
de los países de Europa. El Ministerio de Sanidad afirmó que en España cada
semana hay veinticinco nuevos casos de SIDA.
Son ya 2.723 los muertos por el
SIDA en España. Según Francisco Parras, Secretario del Plan Nacional sobre el
SIDA, esta enfermedad es la primera causa de muerte en la población española, de
veinticinco a treinta y nueve años.
Según el Dr.Diego Dámaso López, Jefe de
Microbiología de la Clínica Puerta de Hierro, y Catedrático titular de
Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, en el coloquio celebrado en
el Club Siglo XXI, sobre la problemática del SIDA, afirmó: «EL SIDA puede
convertirse en una especie de "gripe mortal"».
Según la Organización Mundial
de la Salud cada año se producen en el mundo más de doscientos cincuenta
millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión sexual; lo que supone un
caso por cada veinte personas.
Montagnier, descubridor del SIDA en 1983,
piensa que la batalla contra el SIDA está perdida, pues la velocidad de
propagación del virus ha sobrepasado a la velocidad de los científicos que
trabajan en la búsqueda de una solución.
Un equipo de investigadores de la
Universidad de Frankfurt ha publicado en la revista de investigación médica
«Nature», que el SIDA es mortal para el 75% de los portadores de esta
enfermedad.
El Dr. Adamson y sus colaboradores de la Universidad de Hopkins
han publicado en la revista científica norteamericana «Science» que el virus del
SIDA penetra en el sistema nervioso central y es causa de demencia severa en el
20% de los enfermos del SIDA .
Es curioso que actualmente no sólo son los
sacerdotes y moralistas, sino también los médicos, los que recomiendan pureza a
la juventud.
Como una de las causas principales de la transmisión del SIDA ha
sido la promiscuidad sexual, el Dr.Jonathan Mann, Director del Programa sobre el
SIDA de la O.M.S. afirma que «la mejor manera de combatir el SIDA es la
abstinencia sexual»(827).
El doctor Justo Aznar, Jefe del Departamento de
Biopatología Clínica del Hospital de la Fe en Valencia, dice que «la única norma
segura para evitar el SIDA es la pareja sana y estable: la monogamia y la
fidelidad»(828).
Y el Dr. Gómez Lavón, médico psiquiatra: «La única
prevención eficaz contra el SIDA y las demás enfermedades venéreas es la
castidad en la juventud y la fidelidad conyugal»(829).
El 6
de enero de 1991, dijo el Dr. Alfonso Delgado Rubio por Radio Nacional, a las
10:45 de la mañana, que «la única manera segura de evitar el SIDA es la
fidelidad de la pareja»; y que «el virus del SIDA puede quedar oculto en el
contagio durante muchos años, sin dar la cara».
En la campaña japonesa contra
el SIDA se dice: «Sabes que cada vez que te acuestas con tu amigo te estás
acostando con su anterior amiga, con un amigo que ella tuvo antes, y con las
amigas de ese amigo? Quizás uno de ellos tenía SIDA, y tú te lo
contagias».
Como le pasó a aquella chica -caso histórico- que un día
descubrió que tenía SIDA, y después se enteró que hacía un tiempo murió de SIDA
un chico que se había acostado con ella.
Harvey Finerberg, decano de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, dice: «Cualquier persona
que practique relaciones sexuales fuera del matrimonio se expone a contraer el
SIDA.
(...) El virus del SIDA corrompe los fluidos vitales transformando la
sangre y el semen de fuentes de vida en instrumentos de muerte. Y durante el
período de latencia que puede durar ocho años o más, el paciente se encuentra
sano pero puede transmitir el virus a otra persona»(830).
Recientemente Televisión Española y Radio Nacional han
estado haciendo insistentemente propaganda del uso de preservativos a los
jóvenes en sus relaciones sexuales para evitar el SIDA, como si este remedio
fuera seguro. Sin embargo, los sexólogos norteamericanos Masters, Johnson y
Kolodny afirman que conocen casos de contaminación del SIDA por vía sexual a
pesar de haber usado el preservativo(831).
Carlos Domat, ministro de Sanidad italiano, en una carta
a veinte millones de familias, recomienda la castidad contra el SIDA, pues «el
preservativo no es remedio seguro para prevenir el contagio».
La Audiencia
Nacional en una sentencia de 1993 anuló la campaña PONTELO, PONSELO porque
ocultaba a la población los riesgos asociados al uso del preservativo, por el
alto porcentaje de fallos en la prevención del SIDA.
El Dr.Jerónimo Lejeune,
Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad de París, ha afirmado que:
«todos los responsables de la salud saben perfectamente que los preservativos no
pueden parar la epidemia del SIDA»(832).
Está
comprobado que en el 10% de los casos el uso del preservativo no evita el
contagio del SIDA(833).
El 10% de los que se han contagiado del SIDA ha sido
usando el preservativo(834).
Un estudio publicado en «The New England Journal of
Medicine» se indica que el fallo del preservativo para prevenir la trasmisión
del SIDA pude llegar al 17%(835).
El
mismo Ministerio de Sanidad reconoce en el Boletín Epidemiológico (n 2802 de
Enero de 1988) que el preservativo no elimina el riesgo de contagio del SIDA. En
la revista «Farmacéuticos» del Consejo General de los Colegios Oficiales
de esta profesión dice D. Rafael Muñoz, Presidente del Colegio Oficial de Jaén,
que el preservativo no evita el SIDA; por eso siendo España el país de la
Comunidad Europea donde se venden más preservativos, es también el que tiene más
enfermos de SIDA.
El profesor Polaino, Catedrático de Psicopatología de la
Universidad Complutense de Madrid, ha dicho: «Es un error combatir la difusión
del SIDA mediante el uso del preservativo. Yo he tratado a muchos pacientes con
SIDA que habían usado preservativos. Probablemente si no los hubieran utilizado,
no habrían tenido esas relaciones sexuales, y ahora, no tendrían el
SIDA».
André Frossard, célebre comunista, después convertido al catolicismo,
autor del libro «Dios existe, yo me lo encontré», refiriéndose a la campaña que
recomienda el preservativo para luchar contra el SIDA, dice: «Puede servir la
mentira para luchar contra el SIDA?».
Alfonso López Quintas, Catedrático de
la Universidad Complutense de Madrid, dijo en el ABC: « Resulta incomprensible
que se presente como remedio decisivo contra el SIDA el uso de preservativos.
Los especialistas afirman que los preservativos, aunque sean de buena calidad y
se usen debidamente, suelen fallar». Y termina con estas palabras: «Quisiera
saber hasta cuándo va durar esta farsa de afirmar que se está contra el SIDA y
se sigue promoviendo el gran negocio de los preservativos»(836).
«El
preservativo protege solamente un 70%, y son erróneas por tanto las campañas
oficiales que promueven el uso de estos preservativos para evitar el SIDA», dice
el Presidente de la Federación de Planificación familiar de Dinamarca, Dr.
Mogens Osler . La Universidad de Texas ha demostrado que en el 32% de los casos
el preservativo no evita el contagio del SIDA.
En la goma del condón existen
poros que permiten el paso del HIV (el virus del SIDA), ha demostrado, mediante
microscopía electrónica, el científico Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de
Salud de Maryland.
El virus del SIDA es más pequeño que los poros de la goma
del preservativo, según Hopkins en «Population report, n 8». El diámetro de los
poros de la goma es de 5 micras, mientras que el tamaño del letal virus del SIDA
es de 0,1 micras(837).
Es decir, el virus es cincuenta veces más pequeño que los
poros de la goma.
«La prevención del SIDA mediante el preservativo es un
cuento de hadas» afirma categóricamente el Profesor Hansjürgen Raetting,
Director de la Oficina Federal Alemana de Sanidad.
En el Simposio
Internacional sobre el SIDA celebrado en Valencia se dijo que «el preservativo
no es suficiente para evitar el SIDA». No hubo ni una sol voz que afirmara que
el preservativo es la mejor solución para prevenir el SIDA.
El contagio del
SIDA se debe casi siempre a relaciones sexuales. Y éstas son fomentadas por la
falsa propaganda de que los preservativos dan una seguridad absoluta.
Por
esto la Organización Mundial de la Salud señala que «la evolución de los
comportamientos sexuales es un imperativo capital».
La Oficina Suiza de
Información sobre el SIDA dice: «Los estudios más recientes sobre la prevención
del SIDA demuestran que la suposición de que los preservativos ofrecen una
protección fiable contra el SIDA es una peligrosa ilusión».
Los pedagogos han
comprobado experimentalmente que la enseñanza de la castidad no sólo favorece la
maduración del carácter sino que disminuye el número de embarazos entre los
adolescentes de modo más eficaz que la enseñanza de sistemas anticonceptivos
.
No sería mucho más eficaz educar a los jóvenes para la pureza? No sería
mucho más razonable decir que la verdadera solución es respetar el uso de la
capacidad procreativa dentro del matrimonio, que es el uso natural del sexo?
Ésta es la única manera digna de preservarse del SIDA.
Mientras en Estados
Unidos, la Secretaría de Educación ha difundido por los «Colleges» un documento
recomendando a la juventud la continencia para evitar el SIDA, nuestro
Ministerio de Educación socialista remitió a los Centros de Bachillerato un
documento aconsejando el uso de preservativos para evitar el SIDA. El ministerio
socialista de Asuntos Sociales ha regalado un millón de preservativos a los
adolescentes. En cambio la Administración Clinton de Estados Unidos ha dedicado
para la educación de la castidad de los jóvenes trescientos millones de
dólares.
La preocupación por el SIDA ha hecho que los norteamericanos sean
más precavidos en sus relaciones sexuales. Hay indicios de que la fidelidad
conyugal ha aumentado. Las parejas valoran cada día más la fidelidad y el
respeto, según un estudio publicado por el Ministerio de Asuntos Sociales. Según
unos estudios sociológicos de la Agencia EFE, la mayoría de los jóvenes
españoles optan por el matrimonio religioso y la fidelidad matrimonial, y
rechazan las relaciones sexuales extramatrimoniales.
Conviene saber, aunque
parezca lo contrario, que son más los jóvenes puros: «una reciente encuesta en
seis universidades norteamericanas ha demostrado que las cuatro quintas partes
de los estudiantes no han tenido relaciones sexuales». Precisamente en Estados
Unidos se han puesto de moda los llamados «Club de virginidad» donde jóvenes de
ambos sexos se dan apoyo moral en su compromiso de ser vírgenes hasta el
matrimonio . Hoy se ven jóvenes norteamericanas con camisetas en las que pone:
«Soy virgen, y estoy orgullosa de serlo». El 40% de los adolescentes de Estados
Unidos se mantienen vírgenes .
El exceso de sexualidad ha provocado ya una
reacción precisamente en la cuna de la revolución sexual. Una profesora de
Psicología de la Universidad de Berkeley, Gabrielle Brown, ha escrito un libro
que ha sido un «best-seller» y es un catecismo del anti-sexo, la apología de la
continencia voluntaria. Se titula «¿Por qué abstenerse es un placer?». Trata de
las frustraciones y neurosis que ocasiona el libertinaje sexual.
Frente al
libertinaje sexual que hoy en España algunos propagan a todos los vientos, es
curioso que en California, cuna del libertinaje sexual, ya están de vuelta, y
ahora lo que está de moda es la continencia sexual. Las revistas pregonan a toda
página: «Basta de sexo. Viva la ternura». «Terminó la revolución sexual», se lee
en la portada del número de la primera semana de abril de 1984 de la revista
«TIME» de Nueva York, el semanario más difundido en el mundo. A partir de la
página 48 se pueden leer estas frases: «La obsesión por el sexo decae. Los
jóvenes prefieren el amor a la carne.
La mitad de los jóvenes piensan que el
sexo sin amor es inaceptable.
Desciende el divorcio y aumentan los
matrimonios. Hoy la mayoría de los americanos se vinculan a la familia, al
matrimonio y a la idea tradicional de que el sexo sin amor carece de sentido».
También en Italia se ha puesto de moda la castidad entre la juventud .
En
Suecia también están de vuelta del libertinaje sexual. «Con la misma velocidad
que hace décadas se inició el "descoque" de las costumbres, se ha dado marcha
atrás y la moralidad está de moda...
Los jóvenes se casan por la Iglesia,
disminuyen los abortos y aumenta el índice de natalidad. Es frecuente tener tres
y cuatro hijos, cosa inimaginable hace algunos años. Es una vuelta al
tradicionalismo».
El carácter de incurabilidad del SIDA y el hecho de que
medio millón de nuevos casos aparezcan cada año, ha determinado que muchos
norteamericanos piensen en la conveniencia de retornar a los antiguos cánones
sexuales, según los cuales la pareja deber ser monógama, y la felicidad es un
valor reconocido. Numerosas opiniones, como la del terapeuta Dominik Riccio, de
Nueva York, subrayan este cambio en los hábitos sexuales de los norteamericanos:
«Están desilusionados del sexo libre y aterrados ante el peligro de contraer
herpes, y tenerlo para siempre» dice este especialista. El herpes genital ha
destruido numerosas parejas y ha causado graves problemas psicológicos a sus
víctimas, sumidas en muchos casos en el aislamiento y la depresión.
El herpes
genital es una enfermedad venérea que se transmite por las relaciones sexuales,
cuyo virus se aloja en el sistema nervioso y que produce en la mujer cáncer de
cervix y en el recién nacido lesiones en el cerebro que condicionan gravemente
su posterior desarrollo mental.
El Dr. Juan Rey Calero, Profesor de Medicina
Preventiva de la Universidad Autónoma de Madrid, ha dicho que el hecho de que
las relaciones sexuales entre adolescentes hayan aumentado entre los años 1980 y
1990, ha producido un extraordinario aumento entre ellos de las enfermedades de
transmisión sexual. Un tercio de estos enfermos son adolescentes.
Roberto
Gallo, científico americano, que ha descubierto el virus HPLV-III, agente del
SIDA, manifestó que este virus puede permanecer en el cuerpo del individuo toda
la vida. Además, el SIDA, según parece, degenera en cáncer.
El gobierno
japonés ha aprobado un decreto según el cual se prohíbe la entrada en el Japón a
los extranjeros portadores del virus del SIDA.
El SIDA también puede
transmitirse por relaciones sexuales entre lesbianas. Según la revista médica
británica «The Lancet», una mujer lesbiana enferma de SIDA declaró que no se
drogaba ni recibió ninguna transfusión de sangre, ni tuvo relaciones sexuales
con ningún hombre:
sólo con lesbianas(838).
Según el doctor inglés John Seall en el «British Medical
Journal» esta enfermedad se puede contraer por medio de un beso, pues la saliva
es un transmisor del virus del SIDA(839).
En
la Conferencia Mundial sobre el SIDA celebrada en Florencia en junio de 1991, el
equipo de investigadores del Instituto Oncológico de Boston (EE.UU) informó que
el SIDA puede también transmitirse por la mucosa bucal. Es decir, que el beso
«mojado» puede transmitir el SIDA(840).
Lo
mismo opina Williams Roger responsable de los Centros de Control de Infecciones
de Estados Unidos en la revista «The Lancet». Por eso el Sindicato de Actores y
Actrices norteamericanos, ha adoptado que los actores deben ser informados antes
de aceptar un papel, a qué tipo de beso se comprometen y con quién.
Muchos
expertos en SIDA están convencidos de que este virus está presente en todos los
líquidos biológicos, incluida la saliva. La empresa norteamericana «EPITONE» ha
COMERCIALIZADO un método para diagnosticar el SIDA ANALIZANDO la saliva(841).
68,16
68,16. El peor castigo de la lujuria está en la otra vida, pero Dios ha
querido que la misma naturaleza se vengue de los que abusan de ella en placeres
ilícitos con las enfermedades venéreas de transmisión sexual. Estas enfermedades
son gravísimas y hereditarias.
Ultimamente en España han alcanzado
proporciones alarmantes. El Dr.
Luis Olmos, Presidente del E.T.S., afirma que
desde 1982 las enfermedades de transmisión sexual se han duplicado en
España.
La revista «Tribuna Médica» de Madrid, dice que «la sífilis se ha
convertido en la enfermedad infecciosa más frecuente en España después del
catarro común»(824).
La prostitución constituye una lacra social.
No pises
jamás una casa de mujeres públicas, porque es ofensa de Dios y un pecado que
mata tu alma y la condena al infierno. Pero, además, porque contraerás
enfermedades venéreas, que son hereditarias, que producen frecuentemente
complicaciones en el sistema nervioso, afecciones agudas en el corazón,
parálisis, locura, etc. Y esto no sólo para ti, sino también para tu mujer y
para tus hijos. Y es un crimen que por un placer tuyo momentáneo, hagas
desgraciados para toda la vida a esos hijos tuyos a quienes vas a querer con
toda tu alma.
Los hijos del sifilítico pueden nacer paralíticos, ciegos,
sordomudos, imbéciles: siempre tarados. «Los sifilíticos por herencia son a
menudo carne de manicomio»(Doctor Corominas). En los libros de Psiquiatría hay
un tipo de locura especial de los sifilíticos que se llama «psicosis
sifilítica». «La demencia paralítica se presenta de ordinario a los 10 ó 15 años
después de la infección sifilítica... No hay demencia paralítica que no haya
sido precedida por la sífilis»(825).
«La
sífilis puede persistir en estado latente, es decir, sin dar manifestaciones
visibles de su existencia, mientras va minando silenciosamente el organismo y
produciendo destrozos que ya serán irreparables, aunque se aplique el mejor de
los tratamientos, si se aplica tarde»(826).
El
ilustre sifilógrafo Profesor Fournier, dice que la sífilis provoca lesiones
desorganizadoras y destructivas de los tejidos orgánicos.
Piel, huesos, ojos,
laringe, pulmones, hígado, estómago, intestinos, sistema nervioso; todo órgano
puede ser atacado. Y estas lesiones siempre son graves.
Los estragos de la
sífilis son especialmente en el cerebro y en la médula. Dolores nerviosos,
parálisis, epilepsia, apoplejía, etc. son el patrimonio casi inevitable del
sifilítico en su tercer período.
No te fíes de los que te dignan que hoy se
curan las enfermedades venéreas. Es cierto que algunas veces se curan, pero no
siempre.
Algunos que se creían curados se casaron, y después tuvieron que
sufrir con horror las trágicas consecuencias de su enfermedad . El estudio
realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra sobre la
evolución de la sífilis durante los años 1950-1963 demuestra de un modo
impresionante cómo ha aumentado el número de casos.
La sífilis, que pareció
completamente aniquilada, vuelve a levantar cabeza, y en forma bastante
intranquilizadora .
Lord Stonham, Subsecretario laborista del Ministerio de
Gobernación inglés, habló en un discurso, ante la Asamblea de Médicos
Británicos, del creciente aumento de las enfermedades venéreas a pesar de los
adelantos de la Medicina.
Según recientes declaraciones del Jefe Provincial
de Sanidad de Madrid, Dr. Fernández Turégano, las enfermedades venéreas se han
disparado . Estadísticas de Sanidad afirman que se dan mil casos mensuales hoy
en España.
Cincuenta millones de norteamericanos están infectados de herpes
genital, de dolor intenso y terriblemente molesto .
El Dr. Martínez
Torres , dermovenerólogo, pronunció una brillantísima conferencia en
que citó una estadística de la Organización Mundial de la Salud referente a los
Estados Unidos, en donde se registraron en 1971 dos millones de casos de
enfermedades venéreas que afectaron, en la proporción de uno de cada cinco a
menores de veinte años. Hubo cinco mil casos entre jóvenes menores de catorce
años. Dos mil casos entre menores de nueve años. La probabilidad en que un
individuo contraiga la enfermedad venérea antes de los veinticinco años alcanza
actualmente el 50%.
En casos de duda debe hacerse el test sanguíneo de la
sífilis.
Por amor a tu alma, por amor a tu cuerpo, por amor a tu futura mujer
y a tus hijos, no te dejes esclavizar del vicio impuro.
El SIDA, llamada la peste del siglo XX por los miles de muertos que ha
producido, hoy no tiene remedio eficaz.
Según la Organización Mundial de la
Salud van ya más de 61.000 casos de muertes por SIDA.
Según el mismo
organismo se cifra entre cinco y diez millones de personas afectadas en el mundo
por dicha enfermedad. Y lo peor es que se puede ser portador del SIDA sin
saberlo, pues el virus del SIDA se incuba durante un período que oscila entre
los cinco y diez años.
España es el país de Europa en el que más se propaga
el SIDA. España tiene tres veces más enfermos de SIDA que la media de enfermos
de SIDA del resto de los países de Europa. El Ministerio de Sanidad afirmó que
en España cada semana hay veinticinco nuevos casos de SIDA.
Son ya 2.723 los
muertos por el SIDA en España. Según Francisco Parras, Secretario del Plan
Nacional sobre el SIDA, esta enfermedad es la primera causa de muerte en la
población española, de veinticinco a treinta y nueve años.
Según el Dr.Diego
Dámaso López, Jefe de Microbiología de la Clínica Puerta de Hierro, y
Catedrático titular de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, en el
coloquio celebrado en el Club Siglo XXI, sobre la problemática del SIDA, afirmó:
«EL SIDA puede convertirse en una especie de "gripe mortal"».
Según la
Organización Mundial de la Salud cada año se producen en el mundo más de
doscientos cincuenta millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión
sexual; lo que supone un caso por cada veinte personas.
Montagnier,
descubridor del SIDA en 1983, piensa que la batalla contra el SIDA está perdida,
pues la velocidad de propagación del virus ha sobrepasado a la velocidad de los
científicos que trabajan en la búsqueda de una solución.
Un equipo de
investigadores de la Universidad de Frankfurt ha publicado en la revista de
investigación médica «Nature», que el SIDA es mortal para el 75% de los
portadores de esta enfermedad.
El Dr. Adamson y sus colaboradores de la
Universidad de Hopkins han publicado en la revista científica norteamericana
«Science» que el virus del SIDA penetra en el sistema nervioso central y es
causa de demencia severa en el 20% de los enfermos del SIDA .
Es curioso que
actualmente no sólo son los sacerdotes y moralistas, sino también los médicos,
los que recomiendan pureza a la juventud.
Como una de las causas principales
de la transmisión del SIDA ha sido la promiscuidad sexual, el Dr.Jonathan Mann,
Director del Programa sobre el SIDA de la O.M.S. afirma que «la mejor manera de
combatir el SIDA es la abstinencia sexual»(827).
El
doctor Justo Aznar, Jefe del Departamento de Biopatología Clínica del Hospital
de la Fe en Valencia, dice que «la única norma segura para evitar el SIDA es la
pareja sana y estable: la monogamia y la fidelidad»(828).
Y el
Dr. Gómez Lavón, médico psiquiatra: «La única prevención eficaz contra el SIDA y
las demás enfermedades venéreas es la castidad en la juventud y la fidelidad
conyugal»(829).
El 6 de enero de 1991, dijo el Dr. Alfonso Delgado Rubio
por Radio Nacional, a las 10:45 de la mañana, que «la única manera segura de
evitar el SIDA es la fidelidad de la pareja»; y que «el virus del SIDA puede
quedar oculto en el contagio durante muchos años, sin dar la cara».
En la
campaña japonesa contra el SIDA se dice: «Sabes que cada vez que te acuestas con
tu amigo te estás acostando con su anterior amiga, con un amigo que ella tuvo
antes, y con las amigas de ese amigo? Quizás uno de ellos tenía SIDA, y tú te lo
contagias».
Como le pasó a aquella chica -caso histórico- que un día
descubrió que tenía SIDA, y después se enteró que hacía un tiempo murió de SIDA
un chico que se había acostado con ella.
Harvey Finerberg, decano de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, dice: «Cualquier persona
que practique relaciones sexuales fuera del matrimonio se expone a contraer el
SIDA.
(...) El virus del SIDA corrompe los fluidos vitales transformando la
sangre y el semen de fuentes de vida en instrumentos de muerte. Y durante el
período de latencia que puede durar ocho años o más, el paciente se encuentra
sano pero puede transmitir el virus a otra persona»(830).
Recientemente Televisión Española y Radio Nacional han
estado haciendo insistentemente propaganda del uso de preservativos a los
jóvenes en sus relaciones sexuales para evitar el SIDA, como si este remedio
fuera seguro. Sin embargo, los sexólogos norteamericanos Masters, Johnson y
Kolodny afirman que conocen casos de contaminación del SIDA por vía sexual a
pesar de haber usado el preservativo(831).
Carlos Domat, ministro de Sanidad italiano, en una carta
a veinte millones de familias, recomienda la castidad contra el SIDA, pues «el
preservativo no es remedio seguro para prevenir el contagio».
La Audiencia
Nacional en una sentencia de 1993 anuló la campaña PONTELO, PONSELO porque
ocultaba a la población los riesgos asociados al uso del preservativo, por el
alto porcentaje de fallos en la prevención del SIDA.
El Dr.Jerónimo Lejeune,
Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad de París, ha afirmado que:
«todos los responsables de la salud saben perfectamente que los preservativos no
pueden parar la epidemia del SIDA»(832).
Está
comprobado que en el 10% de los casos el uso del preservativo no evita el
contagio del SIDA(833).
El 10% de los que se han contagiado del SIDA ha sido
usando el preservativo(834).
Un estudio publicado en «The New England Journal of
Medicine» se indica que el fallo del preservativo para prevenir la trasmisión
del SIDA pude llegar al 17%(835).
El
mismo Ministerio de Sanidad reconoce en el Boletín Epidemiológico (n 2802 de
Enero de 1988) que el preservativo no elimina el riesgo de contagio del SIDA. En
la revista «Farmacéuticos» del Consejo General de los Colegios Oficiales
de esta profesión dice D. Rafael Muñoz, Presidente del Colegio Oficial de Jaén,
que el preservativo no evita el SIDA; por eso siendo España el país de la
Comunidad Europea donde se venden más preservativos, es también el que tiene más
enfermos de SIDA.
El profesor Polaino, Catedrático de Psicopatología de la
Universidad Complutense de Madrid, ha dicho: «Es un error combatir la difusión
del SIDA mediante el uso del preservativo. Yo he tratado a muchos pacientes con
SIDA que habían usado preservativos. Probablemente si no los hubieran utilizado,
no habrían tenido esas relaciones sexuales, y ahora, no tendrían el
SIDA».
André Frossard, célebre comunista, después convertido al catolicismo,
autor del libro «Dios existe, yo me lo encontré», refiriéndose a la campaña que
recomienda el preservativo para luchar contra el SIDA, dice: «Puede servir la
mentira para luchar contra el SIDA?».
Alfonso López Quintas, Catedrático de
la Universidad Complutense de Madrid, dijo en el ABC: « Resulta incomprensible
que se presente como remedio decisivo contra el SIDA el uso de preservativos.
Los especialistas afirman que los preservativos, aunque sean de buena calidad y
se usen debidamente, suelen fallar». Y termina con estas palabras: «Quisiera
saber hasta cuándo va durar esta farsa de afirmar que se está contra el SIDA y
se sigue promoviendo el gran negocio de los preservativos»(836).
«El
preservativo protege solamente un 70%, y son erróneas por tanto las campañas
oficiales que promueven el uso de estos preservativos para evitar el SIDA», dice
el Presidente de la Federación de Planificación familiar de Dinamarca, Dr.
Mogens Osler . La Universidad de Texas ha demostrado que en el 32% de los casos
el preservativo no evita el contagio del SIDA.
En la goma del condón existen
poros que permiten el paso del HIV (el virus del SIDA), ha demostrado, mediante
microscopía electrónica, el científico Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de
Salud de Maryland.
El virus del SIDA es más pequeño que los poros de la goma
del preservativo, según Hopkins en «Population report, n 8». El diámetro de los
poros de la goma es de 5 micras, mientras que el tamaño del letal virus del SIDA
es de 0,1 micras(837).
Es decir, el virus es cincuenta veces más pequeño que los
poros de la goma.
«La prevención del SIDA mediante el preservativo es un
cuento de hadas» afirma categóricamente el Profesor Hansjürgen Raetting,
Director de la Oficina Federal Alemana de Sanidad.
En el Simposio
Internacional sobre el SIDA celebrado en Valencia se dijo que «el preservativo
no es suficiente para evitar el SIDA». No hubo ni una sol voz que afirmara que
el preservativo es la mejor solución para prevenir el SIDA.
El contagio del
SIDA se debe casi siempre a relaciones sexuales. Y éstas son fomentadas por la
falsa propaganda de que los preservativos dan una seguridad absoluta.
Por
esto la Organización Mundial de la Salud señala que «la evolución de los
comportamientos sexuales es un imperativo capital».
La Oficina Suiza de
Información sobre el SIDA dice: «Los estudios más recientes sobre la prevención
del SIDA demuestran que la suposición de que los preservativos ofrecen una
protección fiable contra el SIDA es una peligrosa ilusión».
Los pedagogos han
comprobado experimentalmente que la enseñanza de la castidad no sólo favorece la
maduración del carácter sino que disminuye el número de embarazos entre los
adolescentes de modo más eficaz que la enseñanza de sistemas anticonceptivos
.
No sería mucho más eficaz educar a los jóvenes para la pureza? No sería
mucho más razonable decir que la verdadera solución es respetar el uso de la
capacidad procreativa dentro del matrimonio, que es el uso natural del sexo?
Ésta es la única manera digna de preservarse del SIDA.
Mientras en Estados
Unidos, la Secretaría de Educación ha difundido por los «Colleges» un documento
recomendando a la juventud la continencia para evitar el SIDA, nuestro
Ministerio de Educación socialista remitió a los Centros de Bachillerato un
documento aconsejando el uso de preservativos para evitar el SIDA. El ministerio
socialista de Asuntos Sociales ha regalado un millón de preservativos a los
adolescentes. En cambio la Administración Clinton de Estados Unidos ha dedicado
para la educación de la castidad de los jóvenes trescientos millones de
dólares.
La preocupación por el SIDA ha hecho que los norteamericanos sean
más precavidos en sus relaciones sexuales. Hay indicios de que la fidelidad
conyugal ha aumentado. Las parejas valoran cada día más la fidelidad y el
respeto, según un estudio publicado por el Ministerio de Asuntos Sociales. Según
unos estudios sociológicos de la Agencia EFE, la mayoría de los jóvenes
españoles optan por el matrimonio religioso y la fidelidad matrimonial, y
rechazan las relaciones sexuales extramatrimoniales.
Conviene saber, aunque
parezca lo contrario, que son más los jóvenes puros: «una reciente encuesta en
seis universidades norteamericanas ha demostrado que las cuatro quintas partes
de los estudiantes no han tenido relaciones sexuales». Precisamente en Estados
Unidos se han puesto de moda los llamados «Club de virginidad» donde jóvenes de
ambos sexos se dan apoyo moral en su compromiso de ser vírgenes hasta el
matrimonio . Hoy se ven jóvenes norteamericanas con camisetas en las que pone:
«Soy virgen, y estoy orgullosa de serlo». El 40% de los adolescentes de Estados
Unidos se mantienen vírgenes .
El exceso de sexualidad ha provocado ya una
reacción precisamente en la cuna de la revolución sexual. Una profesora de
Psicología de la Universidad de Berkeley, Gabrielle Brown, ha escrito un libro
que ha sido un «best-seller» y es un catecismo del anti-sexo, la apología de la
continencia voluntaria. Se titula «¿Por qué abstenerse es un placer?». Trata de
las frustraciones y neurosis que ocasiona el libertinaje sexual.
Frente al
libertinaje sexual que hoy en España algunos propagan a todos los vientos, es
curioso que en California, cuna del libertinaje sexual, ya están de vuelta, y
ahora lo que está de moda es la continencia sexual. Las revistas pregonan a toda
página: «Basta de sexo. Viva la ternura». «Terminó la revolución sexual», se lee
en la portada del número de la primera semana de abril de 1984 de la revista
«TIME» de Nueva York, el semanario más difundido en el mundo. A partir de la
página 48 se pueden leer estas frases: «La obsesión por el sexo decae. Los
jóvenes prefieren el amor a la carne.
La mitad de los jóvenes piensan que el
sexo sin amor es inaceptable.
Desciende el divorcio y aumentan los
matrimonios. Hoy la mayoría de los americanos se vinculan a la familia, al
matrimonio y a la idea tradicional de que el sexo sin amor carece de
sentido».
También en Italia se ha puesto de moda la castidad entre la
juventud.
En Suecia también están de vuelta del libertinaje sexual. «Con la
misma velocidad que hace décadas se inició el "descoque" de las costumbres, se
ha dado marcha atrás y la moralidad está de moda...
Los jóvenes se casan por
la Iglesia, disminuyen los abortos y aumenta el índice de natalidad. Es
frecuente tener tres y cuatro hijos, cosa inimaginable hace algunos años. Es una
vuelta al tradicionalismo».
El carácter de incurabilidad del SIDA y el hecho
de que medio millón de nuevos casos aparezcan cada año, ha determinado que
muchos norteamericanos piensen en la conveniencia de retornar a los antiguos
cánones sexuales, según los cuales la pareja deber ser monógama, y la felicidad
es un valor reconocido. Numerosas opiniones, como la del terapeuta Dominik
Riccio, de Nueva York, subrayan este cambio en los hábitos sexuales de los
norteamericanos: «Están desilusionados del sexo libre y aterrados ante el
peligro de contraer herpes, y tenerlo para siempre» dice este especialista. El
herpes genital ha destruido numerosas parejas y ha causado graves problemas
psicológicos a sus víctimas, sumidas en muchos casos en el aislamiento y la
depresión.
El herpes genital es una enfermedad venérea que se transmite por
las relaciones sexuales, cuyo virus se aloja en el sistema nervioso y que
produce en la mujer cáncer de cervix y en el recién nacido lesiones en el
cerebro que condicionan gravemente su posterior desarrollo mental.
El Dr.
Juan Rey Calero, Profesor de Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de
Madrid, ha dicho que el hecho de que las relaciones sexuales entre adolescentes
hayan aumentado entre los años 1980 y 1990, ha producido un extraordinario
aumento entre ellos de las enfermedades de transmisión sexual. Un tercio de
estos enfermos son adolescentes.
Roberto Gallo, científico americano, que ha
descubierto el virus HPLV-III, agente del SIDA, manifestó que este virus puede
permanecer en el cuerpo del individuo toda la vida. Además, el SIDA, según
parece, degenera en cáncer.
El gobierno japonés ha aprobado un decreto según
el cual se prohíbe la entrada en el Japón a los extranjeros portadores del virus
del SIDA.
El SIDA también puede transmitirse por relaciones sexuales entre
lesbianas. Según la revista médica británica «The Lancet», una mujer lesbiana
enferma de SIDA declaró que no se drogaba ni recibió ninguna transfusión de
sangre, ni tuvo relaciones sexuales con ningún hombre:
sólo con lesbianas(838).
Según el doctor inglés John Seall en el «British Medical
Journal» esta enfermedad se puede contraer por medio de un beso, pues la saliva
es un transmisor del virus del SIDA(839).
En
la Conferencia Mundial sobre el SIDA celebrada en Florencia en junio de 1991, el
equipo de investigadores del Instituto Oncológico de Boston (EE.UU) informó que
el SIDA puede también transmitirse por la mucosa bucal. Es decir, que el beso
«mojado» puede transmitir el SIDA(840). Lo
mismo opina Williams Roger responsable de los Centros de Control de Infecciones
de Estados Unidos en la revista «The Lancet». Por eso el Sindicato de Actores y
Actrices norteamericanos, ha adoptado que los actores deben ser informados antes
de aceptar un papel, a qué tipo de beso se comprometen y con quién.
Muchos
expertos en SIDA están convencidos de que este virus está presente en todos los
líquidos biológicos, incluida la saliva. La empresa norteamericana «EPITONE» ha
COMERCIALIZADO un método para diagnosticar el SIDA ANALIZANDO la saliva(841).
68,17. Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y
corruptoras que pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje
sexual que es el negocio de los pornócratas. El Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española, define la pornografía como la comercialización del sexo
.
No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es
lícito es ese consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su
negocio, con revistas, libros y películas en las que se hace del sexo un vicio.
A fuerza de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los
niños juegan a los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para
jugar.
Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero
de hecho se opone a los resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el
que se enfrenta a la investigación no es realista, es un iluso que pretende tal
vez seducir, pero no convencer, y menos ayudar!
Hoy se prodiga hacer el coito
a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero esta frase es
falsa; el amor no se hace, se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene. El amor
brota de la mutua estima entre dos personas. Por eso estamos asistiendo a una
verdadera crisis del amor. Es notable el fracaso de las comunas de sexo
libre.
Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para
el amor, que es la única felicidad de la vida. Las prostitutas, que viven del
sexo sin amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es posible la felicidad.
Se las llama «Esclavas del siglo XX», «La esclavitud de la mujer». Son títulos
de libros que tratan de la prostitución.
Una ninfomaníaca escribe: «Con todos
los hombres que he conocido me he prestado a acostarme con ellos. Tengo una
aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi
alma».
Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo. El amor tiene
una vertiente espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de
los órganos. El amor es una fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que
da es el estremecimiento de un orgasmo. Encuestas realizadas por un médico
demuestran que muchos jóvenes hacen el coito para poder demostrar su
masculinidad; y ellas, porque lo hacen otras. Es decir, que hoy muchos se
avergüenzan de su pureza y alardean de su libertinaje sexual.
Incluso hay
quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para
vivir según le apetece. Me parece una falsedad.
Es mucho más civilizada y
madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su comportamiento
dentro de una rectitud moral. Llamar represión atávica a la rectitud moral es
querer poner una etiqueta peyorativa a valores que no se quieren reconocer. Pero
las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben
apreciarlas.
La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que
satisface nuestras apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal
que hemos asumido como meta de nuestra vida.
El ambiente erotizado que nos ha
tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la mayor felicidad del
mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico
carnal dan menos que la felicidad espiritual. Dicen los sexólogos: «La actividad
sexual no es lo más importante en la vida». Por mucho sexo que viva una mujer,
cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia, pues echa
de menos lo que el sexo solo no puede darle.
Ha sido V.Frankl el que ha
venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la dimensión más
importante del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, transcendente,
la posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos.
Cuando el hombre carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y
de superar la muerte, enferma. Y es así como la enfermedad típica de nuestro
tiempo es la angustia; angustia que surge de la pérdida del sentido
transcendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: «La
felicidad no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como
consecuencia de haber dado lo mejor de nosotros mismos a una causa noble, capaz
de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a una causa
transcendente».
Éste es el problema del hombre de hoy, que vive más que nunca
sin raíces, sin valores que le lleven más allá de sí mismo. Es cierto que toda
acción humana tiene que tener la prerrogativa de la libertad, pero el hombre de
hoy ha hecho de la libertad, que es un instrumento, un fin de sí misma; y, de
este modo, está ya experimentando algo sabido desde siempre: que la libertad no
libera, libera la verdad.
Hay quienes en nombre de la libertad quieren
desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es aleccionadora la inscripción
debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa un barril de
vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas. El letrero
ponía: «Se perdió por la libertad».
La prensa nacional y extranjera viene
haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo y del ambiente
sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que
presume de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las
neurosis y obsesiones de ciertas represiones ciegas y voluntaristas, que querían
hacer del hombre un ser angélico.
Pero en vez de liberar al hombre, su
fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente de cuanto dice relación
con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el instinto
sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La iniciación
sexual que necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica
ilustración de todos los abusos y perversiones sexuales, con la ola de erotismo,
con las escenas íntimas de alcoba, ni con los supermercados del amor.
«Bajo
el hipócrita lema de la "liberación de tabúes" se está produciendo, a escala
mundial, una desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la
obscenidad que lo invade todo, originando una escandalosa quiebra de la
moralidad pública y privada.
Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un
pansexualismo degradante de la naturaleza humana. Y lo peor es que apenas si hay
reacción social contra la agresiones morales que por doquier se dan contra la
limpieza de costumbres, como si una general abdicación del sentido natural y
cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e instituciones que
deberían velar activamente por la moral pública. La pasividad ante la progresión
de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general dimisión de derechos y
deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente».
De todo esto
resultan casos como.el de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía
saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a
tres muchachos distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para una
muchacha que no tenía escrúpulos anticuados y no se negaba nada de lo que le
apetecía. Estas cosas pasan cuando no se respeta la moral. O aquel otro caso de
un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con una señora, y después se
enteró que era la madre de su mejor amigo. O aquel caso en que dos enamorados
descubren que no pueden casarse porque resulta que, sin saberlo, son hermanos:
el padre de él se acostó con la madre de ella.
O la de aquel muchacho que se
acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de verdad recibió un
enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había
acostado antes con la muchacha que él amaba. Esto es lo que ocurre cuando el
libertinaje sexual se salta las barreras de la moral católica. Si Dios manda
castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto de
molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. Cómo un
hombre va a ir con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa
ha pertenecido antes totalmente a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos
matrimonios acaben en divorcio. Cómo va un hombre a amar a sus hijos, si no
puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han estado con su
mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos. Es que en una sociedad en que la
juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se ha matado el amor
del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en
esta vida.
La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad.
Tanta sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso
sexual cada vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la
impotencia. Así lo afirma el Dr. López Ibor .
Por eso cada vez son más los
jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual, como se dijo en
una entrevista en Radio Nacional de España. Y es que Dios ha hecho la sexualidad
para que esté al servicio del amor en el matrimonio. Pero quienes hacen de la
sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen. En la revista de medicina JANO,
se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias masculinas se deben a
experiencias sexuales precoces y premaritales(842).
Dice
el Dr. Juan Rof Carballo: «Algunos reducen el amor a la "mecánica" de la
genitalidad. Es una aberración. La satisfacción fisiológica de unos órganos nada
tiene que ver con el amor, que es de la persona entera, incluyendo el alma
espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está dando
orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente
cuando lo lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa. El
libertinaje sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la
impotencia y de la frigidez.
Hay "maestros" de sexología que cifran todo el
éxito de la pareja en que el sexo "funcione" bien.
Tienen una visión de la
pareja unidimensional. Lo reducen todo a lo meramente biológico-zoológico. El
hombre es mucho más que un animal.
El hombre puede amar, puede comunicar
ideas e ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una
plenitud gratificante. La felicidad humana es mucho más que un mero placer
sensitivo. Entender la sexualidad sin amor, sólo como un "instinto básico" es
animalizar al hombre.
El libertinaje sexual con el que muchos han querido
superar lo que ellos llaman tabúes y represiones arcaicas, sólo ha conseguido
animalizar la sexualidad humana, separándola del amor y por lo tanto, privándola
de la felicidad. Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma
de vacío, y a veces necesita el placer de la agresividad (violaciones), unida a
las más diversas formas de impotencia y frigidez sexuales. Por eso, hoy, muchos
sexólogos modernos opinan que hay que volver al restablecimiento de los llamados
"tabúes sexuales"».
Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral
sexual y presumen de ser muy modernos defendiendo más libertad sexual. Las
consecuencias ya están asustando a las personas conscientes.
El libertinaje
sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres
adolescentes. En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue
extramatrimonial. En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón
de quinceañeras.
John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más
acreditados de Estados Unidos, en un estudio sobre los problemas sexuales de la
juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas 750.000 muchachas menores de 17
años. La mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy pocas se casan
después. Los matrimonios entre adolescentes casi siempre fracasan.
Éste es el
resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales de la
Iglesia. El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo
irresponsable es para pensar. Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de
un juego. Tomar precauciones no basta. La prueba está en tanto embarazo no
deseado. La única solución es la moral de la Iglesia.
La persona tiene
derecho a recibir una información y una educación que respeten las dimensiones
morales y espirituales de la vida humana .
Hoy está de moda la filosofía del
placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de embarazo.
Esto, además
de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos
fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no
deseados, a pesar de usar anticonceptivos.
Las autoridades de Puerto Rico
están alarmadas y buscan solución al número de madres adolescentes. Según las
estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil madres
de doce a quince años, en un población de tres millones de habitantes(843).
En
España quedan embarazadas 20.000 adolescentes al año.
En España es cada vez
mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX Congreso
Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en
España, ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas.
Ultimamente crece en España el número de adolescentes afectados por enfermedades
venéreas de transmisión sexual.
Hoy en España se han duplicado las
enfermedades de transmisión sexual.
Ultimamente empieza a preocupar un cáncer
de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas en inglés.
Esta degradación
sexual de la juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el
gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la
juventud y apartarla de la Iglesia.
Dice Alfonso López Quintás: «La forma de
tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en ciertos
escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se intenta
sólo informar sobre sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones
eróticas. (...) En folletos sobre información sexual publicados por ciertas
Autonomías, e incluso por el Ministerio de Sanidad, se orienta a los niños y
jóvenes al ejercicio de una sexualidad que tiene por fin obtener un goce
sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a generaciones
anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases:
"no hay nada que se anormal, si os gusta", "tienes derecho a disfrutar de tu
cuerpo", "aceptar que te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es
un derecho de cada uno". Cuesta trabajo pensar que esto lo hagan personas que
son responsables del gobierno de un pueblo»(844).
El
célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno , comentando la publicación del
Ministerio de Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo
siguiente: «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo
que aparentemente se presenta como información, más bien parece una clara
incitación. Por eso mi crítica va dirigida fundamentalmente a la superficialidad
con que se explican una serie de técnicas y métodos que impiden las
consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que, de manera
demasiado "alegre", se alienta a los jóvenes más o menos directamente. La
facilidad, tranquilidad y desparpajo con que se pretende ayudar a los
adolescentes al exponer las distintas advertencias, métodos y técnicas,
constituye un arma de doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se
convertirá en un incentivo más para que las relaciones sexuales sigan
incrementándose y, con ello, el número de madres adolescentes. Mi larga
experiencia educativa me dice que de poco o nada sirven las técnicas extrínsecas
si falta la motivación interna del individuo. (...). Mientras el placer sea el
valor predominante en la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña
informativa cuyo mensaje es "disfrutar del sexo" evitando sus peligros, creo que
no podemos quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al
incrementarse la actividad sexual de los adolescentes. (...). Los impulsos
sexuales no se gobiernan con técnicas sino con la decisión de la voluntad. Así
pues, toda esta avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada
de una formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la
voluntad para que el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que
le corresponde. (...).
Aquí, más que en ninguna otra área de la personalidad,
es imprescindible que no separemos el aspecto informativo de la dimensión
educativa. Sin este complemento educativo de la sexualidad, como valor humano
que debe ponerse al servicio de valores más altos, carece de significado toda
información que pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a
los organizadores de esta campaña: dónde está la dimensión educativa de la
misma? Yo no la he encontrado por ningún sitio(845).
«Las
relaciones prematrimoniales son perturbadoras y no aconsejables.
(...).
Cuando se dan cuenta de que el amor erótico da poco de sí, este descubrimiento
provocará en ambos, primero desilusión y apatía, después aburrimiento y, tal
vez, al final, ruptura. Dirán -como es frecuente hoy día- que el amor se terminó
y que hay que buscar nuevos horizontes. Lo grave es que no se percatan de que el
amor no existió nunca. Fue suplantado por el mero erotismo. (...). Tendrán
momentos de euforia, que pasan como una llamarada que quema pero no construye,
sólo deja algunas cenizas tras de sí. (...). El amor no es como el hambre, que
basta comer para saciarla. (...). La relación sexual, en cambio, no satisface la
necesidad de crear una relación amorosa auténtica. Es insuficiente»(846).
Uno
de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el
sexo, como con la moneda, después de la inflación viene la devaluación. Después
de la sexolatría viene el hastío y las desviaciones sexuales. Con el sexo no se
juega. Este juego puede resultar catastrófico, porque el sexo puede llegar a ser
incontrolable. Puede convertirse en un gran tirano acosando al individuo y
emponzoñando todas sus relaciones humanas».
El erotismo desenfrenado es signo
de civilización decadente.
Si queremos que la juventud ordene su conducta
sexual, es necesario crear un ambiente socio-cultural que haga esto posible. Una
sociedad de índole permisiva que erotiza el ambiente hasta provocar una especie
de fijación casi obsesiva sobre lo sexual, no puede luego sostener, sin incurrir
en una contradicción manifiesta, una norma de castidad prematrimonial.
Se van
difundiendo cada vez más entre los adolescentes y jóvenes ciertas
manifestaciones de tipo sexual que, de suyo, disponen a la relación completa.
Estas manifestaciones genitales son un desorden moral porque se dan fuera de un
contexto matrimonial.
En una sociedad en la que la juventud no es casta, y el
matrimonio no guarda la fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la
suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida. El hombre
es algo más que un animal. A los animales les basta el instinto sexual, pero el
hombre necesita además amor. Para saciar el instinto, basta cualquiera. Por eso
el perro va indistintamente con todas las perras del barrio. Pero el amor exige
exclusividad. De ahí el tormento de los celos que no pueden permitir la
intromisión de un tercero. No hay amor sin celos dice Proust. El doctor en
Psicología, Alfonso María Ruiz-Mateos, C.SS.R. , en una conferencia que
pronunció en Cádiz el 20 de diciembre de 1979, dijo: «Los celos no siempre son
patológicos. Son sencillamente prueba de amor». Donde hay amor hay celos. La
ausencia de celos se debe a una total confianza en la otra persona, o a una
total indiferencia por no amar a la otra persona.
Aunque los celos excesivos
son contraproducentes, pues pueden provocar aquello que temen -porque el amor se
gana, no se impone a la fuerza; y la fidelidad es una exigencia del que ama, no
del amado-, sin embargo, los celos demuestran que el que ama necesita poseer al
amado en exclusividad. Esta misma exclusividad del amor, hace que la persona
amada sea insustituible. A una madre no se la consuela sustituyendo su hijo
muerto por otro doble perfecto.
Incluso el chulo que explota a una prostituta
y no le importa que ella se acueste con todos por dinero, no tolera que lo haga
con otro por amor. El enamorado quiere el amor de la otra persona en exclusiva,
y para siempre. Quien cambia fácilmente de amor, lo que tiene son caprichos
sentimentales y sexuales, pero no amor. Como quien se encapricha con un juguete
y luego lo deja por otro. El amor es otra cosa. El auténtico amor quiere ser
eterno: «te querré siempre», «te querré hasta la muerte» .
68,18. Para examinar tu amor en orden a tu futuro matrimonio puede ayudarte
el siguiente cuestionario:
1) Crees que nunca y por nadie podrás sentir un
amor más grande que el que ahora sientes?
2) Crees que la firmeza del amor
que ahora sientes no disminuirá con el tiempo según vayas conociendo más a la
persona amada, sino que, por el contrario, aumentará cada vez más según le vayas
conociendo mejor? 3) Te ilusiona hacer feliz a la persona que amas, o vas al
matrimonio buscando sólo tu propia felicidad?
4) Crees que aunque esa persona
sufra un accidente o enfermedad que la dejara afeada o lisiada, la seguirías
amando como ahora?
5) Te sientes con fuerza para renunciar a tus gustos para
hacerla feliz?
6) Aunque la belleza no es necesaria para el amor, encuentras
en la persona que amas algún encanto que te llena de ilusión?
7) Aunque la
sexualidad no sea el factor más importante en el matrimonio, sientes atractivo
por las manifestaciones de amor de esta persona concreta (aunque comprendas que
antes del matrimonio tienes que dominarte), o lo que sientes por esta persona es
verdadera repugnancia?
8) Tenéis centros de interés común, o vuestros gustos
son diametralmente opuestos y os aburrís mutuamente con las cosas que interesan
al otro?
9) Sospechas que después de casados necesitaréis de la presencia de
otros amigos para no aburriros, o esperas que no necesitaréis a nadie para
encontraros plenamente a gusto?
10) Tienes la paciencia suficiente para
sobrellevar los posibles defectos de tu futuro cónyuge?
11) Puedes prever que
el matrimonio con esta persona te va a proporcionar obstáculos a tu labor
profesional, o de afición, que tanto te entusiasma?
12) Puedes confiar que el
matrimonio con esta persona no va a ser obstáculo para que vivas en gracia de
Dios, que es la suprema de las aspiraciones que debes tener?
La rotundidad de
tus respuestas a estas doce preguntas te puede orientar cómo será tu amor en el
matrimonio con esa persona.
Examina ahora las preguntas siguientes que te
orientarán sobre las probabilidades del éxito en tu matrimonio con esa
persona.
Crees que si el matrimonio pasa por una tribulación (pobreza,
enfermedad, etc.) esta persona te ayudará a llevarla con resignación cristiana?
Encuentras en esa persona virtudes y cualidades que te producen admiración y te
animan a ser mejor? Tiene enfermedades o vicios que te van a convertir en
perpetua enfermera? Bebe mucho?
Domina su genio? Tiene espíritu de trabajo?
Te gusta su educación? Es de tu nivel religioso? Armonizáis en ideas, costumbres
y gustos? Tiene modales o expresiones que atacan tus nervios? Simpatizas con su
familia? Simpatizan ellos contigo? Cuando tienes una dificultad, te apetece
comunicársela o prefieres ocultársela? Toleras sus faltas? Las reconoce y
muestra voluntad de corregirlas? Acepta sus equivocaciones, o se empeña en salir
siempre con la suya? Está siempre al acecho de cualquier descuido tuyo para
echártelo en cara? Comprende los males del prójimo, o siempre saca a relucir los
suyos propios?
Leí en una revista, de una encuesta juvenil:
Los chicos nos
gustan así:
Educado, y no grosero.
Simpático, pero no
atrevido.
Caballero, y no golfo.
Elegante, pero no
extravagante.
Varonil, y no feminoide.
Trabajador, y no gandul.
Pero,
sobre todo, muy cristiano.
Las chicas nos gustan así:
Elegante, pero
decente.
Presumidilla, pero no provocativa.
Moderna, pero no
libre.
Dulce, pero no acaramelada.
Femenina y delicada, no
facilona.
Por favor, no me desilusiones!
Te necesito para ser mejor
En
una encuesta realizada entre un centenar de chicas, las cualidades de ellos más
repetidas por las chicas eran: Educado, atento, caballero, delicado, con
personalidad, muy hombre, que la proteja y la domine, que no sea un pelele; pero
que tampoco sea grosero y despótico. Y sobre todo que sea un buen cristiano.
68,19. Y por supuesto, que la persona con la que te cases que sea
católica.
Los matrimonios mixtos son desaconsejables . Se llaman matrimonios
mixtos aquellos en que los dos son de distinta religión. El ideal es que los dos
sean de la misma religión. Que el católico se case con católico, el protestante
con protestante, y el mahometano con mahometano, etc. La discrepancia en una
cosa tan seria como son las ideas religiosas, puede ocasionar conflictos muy
graves de orden práctico. Además, los hijos son los más perjudicados, pues, al
darse cuenta de que sus padres no están de acuerdo en la fe, es fácil que
adopten un frío indiferentismo religioso.
El Papa Pablo VI, dijo el 31 de
mayo de 1970 sobre los matrimonios mixtos:
«En realidad, son muchas las
dificultades inherentes a un matrimonio mixto. Por eso, la Iglesia, consciente
de su responsabilidad, desaconseja el contraer matrimonios mixtos». Y más
adelante, advierte que todo católico que desee contraer matrimonio mixto debe
pedir permiso a su Obispo.
«Para obtener del Obispo la dispensa del
impedimento, la parte católica debe declararse dispuesta a alejar de sí el
peligro de perder la fe. Además tiene la obligación grave de formular la promesa
sincera de que hará todo lo posible para que toda la prole sea bautizada y
educada en la Iglesia Católica. De estas promesas, a las que está obligada la
parte católica, deberá ser informada, a su debido tiempo, la parte no
católica(847).
Los Testigos de Jehová se negarán a comprometerse a
educar a los hijos en la religión católica, pues ésta es su norma. Por eso no
parece posible que sea lícito el matrimonio de un católico con un Testigo de
Jehová.
El Islam prohíbe que una mujer musulmana se case con un hombre no
musulmán.
68,20. Los novios deben tratarse íntimamente. Pero en este trato íntimo y con
confianza no han de permitirse ciertas confianzas ni intimidades. Es más, deben
ser muy discretos en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no quieren
manchar sus relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño muchas cosas
que él te pide con fuerza. Es necesario que aprendas a llevar tu noviazgo con la
austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas firmemente
llevar tus relaciones prematrimoniales en gracia de Dios.
Eso será atesorar
bendiciones del cielo para el matrimonio. En cambio, si siembras de pecados el
camino del matrimonio, cómo puedes esperar con confianza que Dios os bendiga
después?
En los muchísimos casos de matrimonios desgraciados, con graves
problemas, he tenido la curiosidad de preguntar cómo les fue en el noviazgo.
Hasta ahora ni un solo caso ha desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos
con grandes descuidos morales y con enormes lagunas en su preparación.
Que
tus relaciones sean cariñosas, pero castas . Que tus manifestaciones de cariño
sean limpias.
Todas las condescendencias que tengáis en el noviazgo con la
pasión impura, han de redundar, tarde o temprano, en perjuicio de vuestra
verdadera y perdurable felicidad.
Cuando unos novios se han revolcado en el
cieno de la lujuria, viven un amor sucio, envilecido, que después les amarga. En
cambio, unos novios que han luchado por vencerse y mantener unas relaciones
puras, tienen una ilusión, una felicidad y un amor muchísimo mayores. La
experiencia de la vida confirma esto continuamente.
Todos los esfuerzos que
hayan realizado -solos o en común- para respetar las exigencias de la castidad
antes del matrimonio, les ayudarán poderosamente a respetar más tarde todas las
exigencias de la castidad en el matrimonio. Se cosecha lo que se sembró. Todo
esfuerzo en este punto tendrá un día su recompensa .
«He visto a menudo
novios que estaban muy a gusto el uno junto al otro, se abrazaban largamente y a
cada instante..., y en el momento de su matrimonio estaban ya cansados. Nosotros
nos acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la
mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices.
Todo es fresco entre nosotros.
Nada está enmohecido. Nuestra posibilidad de
felicidad no está embotada, ni lo estará jamás...
Estoy seguro que el respeto
es el guardián de la felicidad de los esposos. No gusta lo que no se ha deseado
durante mucho tiempo... Los hogares duran en proporción inversa a las
concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa sin medida
y sin control acaba hartando»(848).
En
el noviazgo todo se ve con luz alegre y radiante, y es necesario saber que el
Sol todos los días se pone tras las montañas. La vida del matrimonio no es lo
mismo que la del noviazgo, ni el noviazgo puede ser lo mismo que el
matrimonio.
Por eso debes tener mucha cautela en tus manifestaciones de amor.
Los novios todavía no son esposos. Muchas cosas que entre esposos son
perfectamente lícitas, entre novios son un pecado o por lo menos un peligro de
pecar. Las manifestaciones de cariño deben evitar una excitación sexual.
La
excitación tiende a la satisfacción completa. Es muy difícil que los novios que
no son prudentes en sus manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las
intimidades lícitas. Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a
la lícita antes que arriesgarse a caer en la que es pecado. Para que las
caricias sean ciertamente inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas
y «tan sólo de los hombros para arriba, bajando sólo por el brazo». Los novios,
como todos los demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se
provocan voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin
necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales
involuntarias, tienen obligación de resistirlas y no consentir en ellas. El amor
es insaciable; siempre pide más. A veces, las barreras morales le cortan el
camino, pero él quiere saltar por encima de todo. Por eso hace falta que la
razón controle el amor para mantenerle en la línea de la moralidad.
Los
novios todavía no están casados. Su amor les lleva al deseo de la entrega total,
pero todavía no tienen ese derecho. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En
esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto y un aprendizaje de
la fidelidad.
Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura
específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la
castidad». Esto se consigue con la ayuda de Jesucristo. Sin la gracia de Dios es
imposible. De ahí la necesidad de una vida sacramental durante el
noviazgo.
Te recomiendo que estéis siempre en sitios bien visibles. Nada de
sitios solitarios y oscuros. La oscuridad y la soledad son peligrosas.
Una de
las mejores defensas morales para el comportamiento de los novios son unos ojos
ajenos que los estén mirando. El comportamiento de los novios debe ser tal que
en todo momento puedan ser observados por sus padres.
La castidad, aunque a
veces es difícil y exigente, es no obstante posible en el noviazgo; pero con
ciertas condiciones. Quien quiera conservarla es preciso que pague su precio.
Los que no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar
mano de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no
se extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias,
atestigua que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo
casto.
Por otra parte, si ella fue para él una «mujer fácil» no será raro
que, después de casados, a él le atormenten los celos de que también lo pueda
ser para otros. Una mujer así no ofrece garantías de fidelidad matrimonial.
Desgraciado el hombre que se casa con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas
horribles sobre si los hijos de su mujer son de él o son de otro hombre. Conozco
casos dramáticos.
Además, esas concesiones a la lujuria seguro que os dejan
asqueados.
Os sentiríais mucho más felices si vuestro amor os uniera con
Cristo en la comunión, que no rebajados en la degradación del pecado. Sé de
novios que tuvieron una época de pasión desenfrenada, y que cuando luego
orientaron su vida por un camino de rectitud y pureza, me confesaron que este
segundo modo de amar les hacía mucho más felices.
Algunos chicos les dicen a
las chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un
truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego
abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. Es lógico! Un
chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede salirle rana.
Si no ha respetado su pureza de soltera, qué garantías tiene de que no resultará
adúltera después de casada?
Algunas chicas quieren retener a un chico
haciendo concesiones ilícitas. Pero cuando no hay amor, esto puede retrasar la
ruptura, no la evita. Y si la ruptura ha de llegar, es mejor que ocurra antes de
la boda.
A la mujer, ordinariamente, no le interesa el sexo si no va
precedido del amor y la ternura. El hombre es más impulsivo y pasional, y puede
separar el sexo del amor.
Las mujeres tienen una gran fuerza natural para
amar, pero por su extraordinaria sensibilidad se dejan influir mucho por las
impresiones exteriores, y están por lo tanto, expuestas a grandes trastornos en
su vida afectiva. Deben estar muy vigilantes para dominar su afectividad.
Y
mira, esos chicos y chicas que durante su noviazgo faltaron gravemente a la
pureza, están acumulando, sin pretenderlo, una gran cantidad de sufrimientos.
Por lo menos sospecharán el uno del otro constantemente. Siempre recuerdan sus
caídas anteriores. Sospechan que su cónyuge pueda caer de nuevo; y eso es
natural. Porque si alguien no respeta la ley de Dios antes del matrimonio, qué
garantía ofrece de que la respetará después de casado? Si hoy cedes a la
tentación, tu marido podrá algún día dudar, con razón, de tu fidelidad. En
cambio, si ahora eres intransigente, cuando le asalte la duda
pensará:
«imposible, si yo no logré nada de novio!»
Y te advierto una
cosa: de todas las faltas contra la pureza que cometáis en vuestro noviazgo, la
culpable eres tú. Que el chico tenga momentos en que pierda la cabeza y quiera
de ti lo que no debe, es natural. Pero si tú no quieres, no pasará nada. Y en
estas ocasiones tú eres mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no
creas que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera. Si
te quiere, volverá a ti. Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que
quería usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es
indigno de ti. Ése, más vale que se vaya. Si te casaras con él, no serías la
reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse libre.
El
quedarse soltera no tiene por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado,
sí lo es. Y de la peor especie. La mujer soltera sólo es desgraciada cuando no
sabe llenar su vida con un ideal de servicio al prójimo, que la haga sentirse
realizada. La que logra hacerlo puede ser más feliz que una casada.
Oye,
además, lo que severamente dice Jesucristo:
Si tu ojo, tu mano o tu pie, son
causa de escándalo, es decir, de pecado, arrójalos lejos de ti, porque más te
vale entrar con un ojo, una mano o con un pie en el cielo que con los dos ojos,
las dos manos o los dos pies, ser arrojada al infierno. Aplícalo a tu caso
actual de relaciones: más vale entrar sin novio en el reino de los cielos, que
con novio, ser arrojada al infierno.
Que nunca, ante tu conciencia, te
avergüences de tus relaciones prematrimoniales. Sé una novia digna, limpia y
pura.
No olvides, que tu novio, es únicamente un novio, que puede no llegar a
ser tu marido. Ámalo, sí con ilusión y cariño; pero sin mancharte.
Cuanto más
cristiana y delicada seas en tus relaciones, más feliz serás el día de tu boda,
más bella aparecerás ese día ante Dios y ante él...! No transijas.
Pura hasta
el altar!
Defiende con entereza tu castidad, y haz de tus amores la más bella
e ilusionada historia que un día puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada
que ocultarles, ni nada de qué avergonzarte. Que tus hijas, al contarles tus
amores, puedan decirte con orgullo y envidia: «Qué hermoso es el amor
así!
Nosotras también queremos ser unas novias tan buenas y puras como
tú...»! Tendrás valor para decirles que sean puras, si tú no lo
fuiste?
Piensa también en tus futuros hijos. Ellos, no es fácil que sepan
cómo se desarrollaron las relaciones de sus padres, pero sí que te verán a ti,
su madre, con tus defectos y virtudes. Y éstas no se improvisan.
Si fuiste
una novia intachable, serás sin duda alguna una madre ejemplar.
Piensa en el
consuelo inmenso que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su mayor ilusión
es encontrar una novia que sea como tú eres.
No olvides que el encanto de la
mujer, le viene de ser pura cuando es joven, y de ser madre cuando es
mayor.
Las dos cosas se han reunido en María. Ella, Virgen y Madre. Ella,
Inmaculada.
Legiones de jóvenes, puestos sus ojos en María, han conservado
íntegro el tesoro de su pureza.
Admirable y encantador el ejemplo de Santa
María Goretti, que se deja matar antes de perder la castidad. Y gracias a Dios
las goretis son muchas. Recuerda a Josefina Vilaseca y otras muchas en España,
menos conocidas pero no menos heroicas.
68,21. Hoy se habla mucho de la liberación del sexo; pero de hecho estamos
sufriendo una manipulación del sexo para negocio de los pornócratas que explotan
el instinto sexual trivializando una de las potencialidades más serias que tiene
el hombre: la procreación de un hijo.
El placer no es un fin en sí mismo...
La pornografía puede convertirse en un atentado permanente contra el derecho que
cada uno tiene a que se respete debidamente el pudor con que desea envolver las
manifestaciones de la sexualidad. Lejos de ser ridículo, el pudor es una
cualidad que pretende comunicar al cuerpo humano la posibilidad de transparentar
el espíritu que habita en su interior...
De aquí que imponer unos límites a
la pornografía sea algo a todas luces razonable e incluso necesario. No como una
concesión a la ñoñez, sino como un afirmación de un sentido que tenemos derecho
a conservar en favor de la sexualidad humana. La pornografía es una falta
grave.
Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución
de material pornográfico.
El Vaticano alerta sobre el aumento de sexo y
violencia en los medios de comunicación. El Consejo Pontificio para las
Comunicaciones Sociales ha publicado un documento donde se dice, entre otras
cosas:
«Los medios de comunicación social han tenido y continúan teniendo un
importante papel en cada proceso de transformación individual y social (n 1). Si
bien es cierto que estos medios -como afirma el Concilio Vaticano II- prestan
grandes servicios al género humano, lo es igualmente que pueden ser utilizados
contra los designios del Creador y convertirlos en instrumentos del mal (n
4).
Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente
difusión de la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de
comunicación social. Libros y revistas, cine y teatro, televisión y
videocasetes, espacios publicitarios y las propias telecomunicaciones, muestran
frecuentemente comportamientos violentos o de sexualidad permisiva que casi
llegan al umbral de la pornografía, y que son moralmente inaceptables (n 5). Es
evidente que uno de los efectos de la pornografía es el pecado. La participación
voluntaria en la producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de
ser considerada como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión, no
podría tener lugar si no existiera una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de
estos productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen
a la producción de un comercio nefasto (n 11). También la llamada pornografía
blanda puede paralizar progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el
sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y personalmente
indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás. La pornografía, como
la droga, puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de un material cada
vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar comportamientos
antisociales crecerá en la medida en que se vaya dando este proceso (n 14). Uno
de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y de la violencia sádica
en el ámbito de los medios de comunicación, parece ser la propagación de una
moral permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción individual a todo
coste. Un nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola felicidad accesible
a la persona humana (n 19). La propagación de la pornografía y de la violencia a
través de los medios de comunicación social es una ofensa a los individuos y a
la sociedad, y plantea un problema urgente que exige respuestas realistas por
parte de las personas y los grupos. El legítimo derecho a la libertad de
expresión y al intercambio libre de información ha de ser protegido, pero al
mismo tiempo hay que salvaguardar el derecho de los individuos, de las familias
y de la sociedad, a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de
los valores esenciales de la vida (n 21). La educación a la vida familiar y a la
inserción responsable en la vida social exige la formación a la castidad y a la
autodisciplina. La pornografía y la violencia generalizada tienden a ofuscar la
imagen divina en cada persona humana, debilitan el matrimonio y la vida
familiar, y dañan gravemente a los individuos y a la sociedad (n 29) ».
Los
pornócratas, que hacen negocio con la explotación de la pornografía, lanzan al
aire, por los medios de comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado
científicamente la importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios
creados a lo largo de siglos de represión sexual, que cualquier forma de
expresar el amor físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre
personas que se aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por
prejuicios morales y religiosos». En todo esto hay mucha falsedad. Es ridículo
decir que hasta hoy no hemos descubierto el sexo. La religión y la moral no
reprimen el sexo, lo dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene un sentido
peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo. En la vida no podemos hacer
todo lo que nos apetece.
Hacemos lo que hay que hacer, y cuando hay que
hacerlo. Tienes que trabajar, madrugar, etc., aunque no te apetezca. Y otras
veces no puedes hacer lo que te apetece. El apetito no es la suprema norma de
conducta. A nuestro instinto sexual le apetecen muchas cosas que no podemos
hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden superior. No se trata de poner
al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el apetito sexual para
que cumpla la finalidad querida por Dios. Las cosas encauzadas son útiles,
desbordadas son catastróficas.
El agua encauzada sirve para el riego y la
energía eléctrica. Pero si se desborda lo arrasa todo y tenemos una catástrofe.
Lo mismo el instinto sexual. Encauzado es fuente de vida y de amor, pero si se
desborda esclaviza al hombre, lo animaliza y lo lleva a las perversiones
sexuales más monstruosas. El hombre que sólo ansía sensaciones placenteras, para
colmar su ansia de satisfacciones, se convierte en un obseso de acumular
placeres de forma egoísta .
Influenciados por el ambiente erotizado que nos
rodea, la juventud ha hecho de la sexualidad un juego . Esto es gravísimo. Al
desvincular la sexualidad de un auténtico amor, se la despersonaliza y se la
rebaja al plano puramente animal. El que los dos estén de acuerdo en el juego,
no cambia la tragedia. La animalización del sexo produce en la persona humana,
vacío, hastío, saturación, aburrimiento, desencanto.
La experiencia sexual se
repite incesantemente hasta la frustración total.
De aquí el buscar nuevos
estímulos en las perversiones sexuales, anormales, que van en aumento en las
naciones de mayor libertad sexual, como confirman las estadísticas .
El sexo
causa adicción lo mismo que las drogas. Así pudimos comprobarlo en el espacio de
TELE-5, «La vida alrededor» el lunes 17 de octubre de 1994 entre 4 y 4:30 de la
tarde: Pablo acudió a una dinámica en Palma de Mallorca para desintoxicarse de
su sexo-adicción.
También salió en pantalla Elena que hizo el acto sexual con
más de tres mil hombres, y nunca por dinero. La doctora Olga Jiménez, sexóloga,
habló de la relación entre las adicciones al sexo, drogas y alcohol.
También
trató de la sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad, la doctora
Elena Ochoa en el programa «Luz Roja» el 20 de octubre de 1994 a las 11:30 de la
noche.
La sexualidad desbordada es insaciable : cada vez quiere más, cada vez
quiere experimentar cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más
indignantes; como aquella casa de prostitución donde hay niñas de siete años, a
disposición de los clientes que las prefieren tiernecitas. En Alemania Federal
se cometen cada año cien mil abusos sexuales contra niños.
En la XVI
Conferencia de Ministros de Justicia del Consejo de Europa celebrado en Lisboa
en junio de 1988, se habló de los abusos sexuales con niños en «Jardines de
Infancia» y que la prostitución infantil forma parte del decorado turístico de
algunas ciudades como Río de Janeiro, Dakar, Estambul, etc.
El 6 de Marzo de
1996, a las 12:15 de la noche pudimos ver por la Primera Cadena de Televisión
Española un programa sobre la prostitución infantil en Manila. Y en Septiembre
de este mismo año, todos los medios de comunicación informaron del Congreso de
Estocolmo sobre prostitución infantil, pues ha llegado a ser un problema
internacional.
La oleada de pornografía está convirtiendo a muchos en
auténticos maníacos sexuales, ávidos de toda clase de anormalidades y
perversiones sexuales.
En Agosto de 1996 fue condenado en Bélgica Marc
Dutroux como organizador de una red de prostitución infantil .
No es raro que
los periódicos nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas por maníacos
sexuales y luego asesinadas .
España entera se conmocionó ante el asesinato,
después de violarlas, de tres adolescentes de Alcácer (Valencia). Pero no fueron
las únicas.
Antes las precedieron: Sonia en Plasencia, Laura en Burgos, Olga
en Villalón, Ana en Huelva, Leticia en Viana, Mari Carmen en Villalba, etc. En
cinco años fueron violadas y asesinadas doce adolescentes .
Esto es horrible;
pero es la consecuencia de la campaña de libertinaje sexual, patrocinada por el
gobierno socialista, con una televisión indecente y unos folletos repartidos en
las escuelas públicas enseñando a gozar del sexo.
Estamos haciendo maníacos
sexuales. No nos extrañemos de sus tristes consecuencias.
Esta degradación
del hombre animalizando el sexo está dando lugar a auténticos psicópatas
sexuales, pensando siempre en el sexo, buscando continuamente mayores y nuevas
sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más sofisticadas y a las
perversiones sexuales más degradantes.
En la habitación 541 del hotel Miguel
Angel de Madrid, David B. Noyes , cortó los pechos, que tiró al W.C., a una
prostituta llamada Rufina Sanz. Luego la rajó de la vagina al ombligo, y después
tiró el cuerpo por la ventana.
Un auténtico Barba Azul se llevaba a su casa a
las chicas que encontraba en bares y discotecas, y allí las violaba, asesinaba y
luego descuartizaba. La policía encontró en su frigorífico trozos de cuerpos
humanos.
Ahora está de moda hablar de la liberación sexual de la mujer; pero
por desgracia el resultado es que se la envilece, se la degrada y se la
instrumentaliza poniéndola al servicio de hombres irresponsables que la engañan
y seducen. Los casos de violaciones van en aumento. En Estados Unidos se comete
una violación por minuto. Y las violaciones no suelen realizarse por psicópatas
sexuales. La mayoría, las realizan hombres jóvenes que mantienen relaciones
sexuales en otro lado.
Casi la mitad de las violaciones son cometidas por
alguien que conoce a la mujer, al menos de vista.
Pero no todas las
violaciones son a base de fuerza física. También se viola engañándola,
prometiéndole mil cosas, y cuando queda embarazada, el otro se quita de en
medio. Y esto es la liberación de la mujer? Todo lo contrario! Es su
degradación.
Muchas chicas ceden su virginidad por amor a un chico, y después
se quedan defraudadas, vacías, desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de
asco para la vida sexual.
La moral sexual católica es la que libera a la
mujer de la instrumentalización del hombre y la dignifica, exigiendo para ella
el máximo respeto.
La Iglesia quiere que el acto sexual vaya unido al amor no
a la violencia. Por eso una mujer que está en peligro de ser violada puede, en
defensa propia, usar medios anticonceptivos no abortivos.
Manteniendo firme
su voluntad de no consentir en el acto que se le impone violentamente. Es la
opinión generalizada entre los moralistas, y así respondieron, al ser
interrogados, tres eminentes moralistas romanos como son: Palazzini, Hürth y
Lambruschini. Por eso la Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que
estaban en peligro de ser violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y
la desaparición de Yugoslavia.
Dos palabras a la MUJER QUE SE HA QUEDADO
SOLTERA:
La soltería en la mujer es una vocación de Dios. No siempre porque
ella lo elija, sino porque ha sido elegida para ello por Dios, pues Él ha
dispuesto que nazcan muchas más mujeres que hombres.
Señal de que Dios elige
a muchas mujeres para la soltería.
Lo primero que debe hacer una mujer
soltera es considerar su estado como una vocación de Dios, y por lo tanto no
considerarse fracasada, sino aceptar su estado con naturalidad. Buscar una
ocupación que sea útil a los demás para sentirse realizada en su vida. Dios
tiene una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla. Cumplir la voluntad
de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la eterna.
Hay otro
tema del que quiero decir algo.
Es frecuente la crisis de soledad en madres
de treinta o cuarenta años cuando los hijos se han emancipado y a ellas les
sobra mucho tiempo.
Podría ser el momento de reincorporarse al mundo del
trabajo o de los estudios. Incluso buscar alguna ocupación constructiva que la
haga sentirse útil.
Dedicarse a obras de caridad o apostolado, etc. Lo que
sería un disparate es buscar actividades compensatorias en la ludopatía del
bingo, alcohol, vídeos inconvenientes, etc.
68,22. Otro de los grandes peligros de pecar contra este mandamiento, es el
baile.
La satisfacción sexual buscada directamente fuera del matrimonio, es
pecado grave. Y esto es lo que buscan muchos en el abrazo del baile.
Lo que
quieren es tener una mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una ocasión
estupenda de poder apretarla contra su cuerpo.
El baile moderno suelto puede
ser más pasable, si se evitan los movimientos sensuales. Por eso nuestros bailes
regionales, como la jota, la sardana, el zortzico, la muñeira, etc., no tienen
reparo moral alguno, y sería estupendo que se generalizaran mucho más. Pero esos
bailes de parejas abrazadas, tal como se baila hoy día, en los que un chico y
una chica ponen en contacto sus cuerpos de arriba-abajo, pegados como lapas,
son, por lo menos, un peligro de sentir deseos voluptuosos para todo muchacho
normal. Y este peligro hay que evitarlo si no hay causa proporcionada que lo
justifique. Claro que hay modos y modos de bailar. No todos bailan con igual
mala intención. Pero lo mejor es no bailar apretados: «que circule aire entre
los dos». Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen malo las circunstancias.
Cuántos pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes, durante y después del
baile! . Por eso, aunque teóricamente se pueda bailar sin pecar, en la práctica,
este baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy día, es un semillero de
pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, no será ponerse en peligro de
pecar? Es una ingenuidad defender el baile como si fuera una diversión angelical
e inocente. Todos sabemos que lo que los hombres buscan en el baile es, sobre
todo, el contacto de los cuerpos. Y esto no es el medio más seguro para
conservar la pureza, a la que estamos obligados por precepto de Jesucristo, y
que tanto trabajo cuesta por la rebeldía de la concupiscencia.
Una vez oí una
cosa que me hizo gracia, y por eso la pongo aquí. Era sobre la moralidad del
baile:
«Depende de la intención del sujeto.
También de la intención de la
sujeta.
Pero sobre todo de lo que el sujeto sujete a la sujeta».
No seas fácil en bailar. Piensa en el modo de mantenerte firme en tu
propósito de evitarlo. Por qué hemos de andar siempre por el límite del pecado?
Andar por el borde de un precipicio es muy peligroso.
Además, es un
cristianismo raquítico el que sólo se detiene ante el pecado. Sepamos renunciar
a aquellas cosas que nos gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero
con las que damos mal ejemplo. Es evidente que muchos pecan gravemente en el
baile. No contribuyas, con tu cooperación, a que otros pequen.
El Cardenal de
Madrid, D. Vicente Enrique Tarancón dice: «Los bailes modernos son peligrosos
por sí mismos. Llevan en sí mismos un germen de desorden y un peligro de pecado.
La Teología no los puede admitir en principio. La Teología los ha de rechazar y
ha de suponer su inmoralidad mientras no se demuestre lo contrario. Los
distintos matices que tienen las diversas clases de estos bailes no alteran su
naturaleza. Unos serán abiertamente escandalosos. Pero todos son esencialmente
peligrosos... Si admitimos que estos bailes modernos son peligrosos por sí
mismos, porque encierran ocasión más o menos próxima de pecado, nuestra postura
ante ellos ha de ser necesariamente prohibitiva. Y en los casos concretos, se
tratará tan sólo de saber si se dan las razones y las circunstancias que la
moral exige para que uno pueda ponerse en peligro de pecado...Lo más grave, a mi
juicio, es que al baile moderno se le ha dado carta de naturaleza y casi de
obligatoriedad en nuestra sociedad que quiere llamarse cristiana... Se impone,
por lo tanto, una reacción fuerte contra este criterio erróneo tan común entre
católicos. El baile moderno es un mal.
Para autorizarlo se habrán de pesar
las razones que justifican la permisión de un mal. En principio, una sociedad
cristiana, no puede aceptarlo como un medio normal de diversión. La Teología lo
condena por el desorden que lleva en sí mismo»(849).
Dice
el célebre moralista Häring: «Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos para
todos, aquellos bailes que por la manera de abrazarse, por los contactos que
permiten, y por las músicas que los acompañan, despiertan generalmente la
sensualidad. Además, la persona que sabe por experiencia que ciertos bailes, le
causan tentaciones y movimientos malos, tiene que evitarlos»(850).
68,23. El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo
excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta
el orgasmo. A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta
inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le
desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.
La masturbación
puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo
egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio.
Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por
la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del
matrimonio.
Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede
arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la
consulta de un médico de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones
sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería masturbarse .
Quien
tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el
mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada
vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona,
la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el
desarrollo de su personalidad, debilita la fe, produce desequilibrio nervioso,
hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.
No se puede abusar del
organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus
límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de
la persona humana.
Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de
bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad»(851).
«La
práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios
nerviosos»(852).
Todos los médicos están de acuerdo que cuando la
masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia(853).
Y
cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios.
«Cuando
la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de
madurez. (...) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis,
debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento
adecuado. (...) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión,
cine- han de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber
tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas».
Hay maníacos sexuales que
buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en
el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo
intento, las incesantes frustraciones.
«La masturbación hecha costumbre da
por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente
incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual»(854).
El
vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el
deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas.
Cuando un
ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede
llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción
por todas las demás formas.
El hábito de saciar el hambre sexual de una forma
anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto natural,
con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual
psicológica.
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el
matrimonio, que impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es
causa de graves problemas en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos
americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que
después de casarse resultaban esposas frígidas.
Dice el Dr. Luis Riesgo: «No
es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una
serie de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el
afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos
efectos. (...) El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el
impulso sexual, tiene un profundo valor educativo.
(...). Más tarde en su
vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones»(855).
Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza,
y sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos
órganos sólo por gusto. Con eso no se juega.
Éste es un pecado degradante,
repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da
vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable. Si tuviste
la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a
un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de
tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio.
Muchos empezaron esta mala
costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo
casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente
quitó importancia al asunto.
Pero la masturbación es un vicio que puede
esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona, y hasta su
ideología religiosa.
La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas
incredulidades han empezado en la masturbación. El joven siente inclinación a
masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la tentación de dejar la
Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le cuesta trabajo
evitar.
Dice José Antonio Sayés:«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que
la masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la
tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización
mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se
soluciona.
El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo)
está sobre todo en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la
solución del problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su
pensamiento a tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una
obsesión excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre
consigue centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo
muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso en
presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno
sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio».
Es
fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un
fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de
producir un permanente complejo de inferioridad. El único tratamiento
pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas
de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales, sociales y
religiosas, que den sentido a sus vidas .
La gravedad de cada acto
masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas
circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad. Sin embargo se
debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud
del hábito.
Dice Robinson: «Los trastornos afectivos y algunas situaciones
neuróticas provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza,
a veces, un carácter convulsivo claramente psicopático...
Está comprobado que
la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología
juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el
desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo,
egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la
persona y la incapacita para el verdadero amor.
La masturbación es, muchas
veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda
clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de
conseguir.
Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma
gravedad.
Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que
tiene a su alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su
culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca
abandona a los que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente.
Y como dice San Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta».
En la
adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero.
Como eso de
los granos.
Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es
grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor
dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es
señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de
culpa.
En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más
serio, sobre todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia
mental, o alguna otra deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos
tipos de demencia senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos
los estados mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que
tenga por consecuencia una pérdida de control de los instintos más
primitivos».
A veces las caídas en la masturbación no son por una intención
lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no
permite conciliar el sueño, etc. Casos así pueden remediarse con algún sedante
inofensivo como Huberplex, Librium, etc.
En una conferencia que le oí en 1976
al Dr. D. José M Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la
Universidad Autónoma de Madrid, titulada «Ciencia y Doctrina Moral Sexual», dijo
que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal. Y en
los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con
los productos que un médico puede recomendarle.
En enero de 1976 el Vaticano
publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la
facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice
esencialmente la finalidad de esta facultad (n 5)». También dice este documento
que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado (n 9)».
Y
en 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual donde
dice: «La masturbación es un grave desorden moral .Y aunque sólo Dios conoce la
responsabilidad moral subjetiva de cada acto, de ningún modo se puede sostener
que en el campo sexual no se cometen pecados mortales».
Pero no has de
considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales. Pueden ser
pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que
se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno. Y en las conmociones
orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz. No
has pecado contra la pureza. Aprende a distinguir entre el sentir y el
consentir. Puede ser que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus
órganos genitales. Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones.
El pecado
no está en el sentir, sino en el consentir. En el noveno mandamiento te expongo
el modo de luchar contra estas tentaciones molestas.
Pero si tuvieras la
desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces
manchaste tu pureza.
El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo
con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de casados. Una
persona soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo
experimenta involuntariamente. A veces el orgasmo se produce imprevistamente. En
ese caso tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar
la sensación placentera.
Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado
alguno.
El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo
está permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal.
68,24. La homosexualidad es una aberración duramente castigada en la Biblia.
Es el caso de Sodoma y Gomorra. Y por eso a los homosexuales se les llama
sodomitas.
«La legalización jurídica de parejas homosexuales va en contra de
la naturaleza humana, y revela una corrupción grave de la conciencia moral
ciudadana» ha dicho D. Elías Yanes, Presidente de la Conferencia Episcopal
Española. Equiparar las «uniones homosexuales» al matrimonio es una aberración
contra la ley natural. Se hace responsable de los graves efectos negativos que
tendría para la sociedad la legitimación de un mal moral. Permitir que esas
personas adopten niños es atentar contra los derechos de estos niños que el día
de mañana, cuando caigan en la cuenta de la realidad, sufrirán taras psíquicas
al compararse con el resto de sus compañeros. Según el ABC de Madrid del 4 de
Septiembre de 1994 (pg. 52) destacados científicos están en contra de la
adopción de niños por parejas homosexuales, por los traumas psíquicos que esto
sería para el niño.
No hay que confundir los homosexuales auténticos, que no
tienen ningún interés en corregirse, con el hombre de apariencia feminoide de lo
cual no es responsable, y que puede no ser homosexual.
La homosexualidad es
una anormalidad, pero no es pecado, a no ser que se ejerza. Si se ejerce y
además hay corrupción de menores, constituye peligrosidad social. No es lo mismo
el homosexual por vicio, que el que nace así, o sufrió el impacto de una
desgraciada experiencia de su infancia.
El homosexual de nacimiento que
domina su tendencia y no es corruptor del ambiente, pervertidor de menores o
escandaloso público, no hay por qué considerarlo como peligro social. La
peligrosidad social no depende de lo que la persona es, sino de lo que hace. El
homosexual de nacimiento es tan responsable de su tendencia, como lo puede ser
de su defecto el miope o el tartamudo. Por lo tanto, al homosexual que domina su
inclinación no hay que considerarlo corruptor, perverso ni degradante; si domina
su inclinación, puede alcanzar notable virtud.
Debe poner todo su empeño en
dominarse. Y que confíe en Dios que le ayudará. Él lo ve todo y es justo.
Ser
comprensivo con los homosexuales, que luchan por dominarse, no es justificar su
actuación homosexual. El homosexual tiene que dominar su tendencia lo mismo que
el heterosexual, que no puede irse con todas las mujeres que le apetecen. El
homosexual tiene que dominar su tendencia desordenada lo mismo que el cleptómano
tiene que dominar su tendencia a apropiarse de lo ajeno.
Pero este respeto
que debemos tener hacia el homosexual que no es peligro social porque no atenta
contra el bien común, no significa que consideremos al homosexual como una
persona normal que tiene derecho a ejercer su tendencia de acuerdo con su
inclinación. Si el homosexual tiene derecho a vivir como él es, y no como debe
ser, lo mismo podríamos decir del ladrón y del asesino. El hombre debe acomodar
su conducta a los auténticos valores humanos.
El respeto a la persona del
homosexual no considerándolo perverso o peligroso mientras su conducta sea
correcta, no elimina el que no se pueda considerar al homosexual como una
persona normal. Es como si el jorobado quisiera que consideráramos natural el
tener joroba.
El Papa Juan Pablo II, en respuesta al Parlamento Europeo que
equiparaba la unión homosexual al matrimonio natural, ha dicho: «La Iglesia
rechaza la discriminación de los homosexuales, pero considera moralmente
inadmisible la aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivo
con quien peca no equivale a aprobar el pecado. Cristo perdonó a la adúltera,
pero le dijo que no pecara más».
La Comisión Permanente del Episcopado
Español publicó una nota el 24 de junio de 1994 donde se dice: «El homosexual,
como persona humana que es, es digno de todo respeto inherente a la persona
humana ( n 18); pero la inclinación homosexual, aunque no sea en sí misma
pecaminosa, debe ser considerada como objetivamente desordenada; ya que es una
tendencia, más o menos fuerte, a un comportamiento intrínsecamente malo desde el
punto de vista moral» ( n 7 ).
La razón del aparato genital es la generación.
Y el ejercicio del sexo en un homosexual no tiene nada que ver con la
generación. Dice Marc Oraison : «No vacilo en afirmar que la realización de la
pareja homosexual es de por sí imposible»(856).
Para
el Dr. John Loraine, de la Universidad de Edimburgo, donde está encargado de la
Cátedra de Endocrinología, el homosexual es un enfermo cuyas hormonas sexuales
se han desquiciado. Tras sus experimentos, Loraine, afirma que el homosexual es
un paciente para los endocrinólogos, pues sufre una serie de trastornos
fisiológicos gonadales que hoy pueden medirse a la perfección(857).
Hay
que reconocer que, fuera de algunos casos de perversión voluntaria, en la mayor
parte de los homosexuales, su tendencia desviada debe ser considerada como una
enfermedad. De aquí que, por una parte, se merezca todo el respeto y la ayuda
que como a personas humanas les es debida; pero, por otra, la sociedad, por
todos los medios adecuados, deba defenderse de su devastador contagio, tan
pernicioso y destructivo para la naturaleza humana en su presente y en su
futuro.
Hay mujeres que tienen el vicio de saciar su apetito sexual con otras
mujeres. Esto es una aberración. El afecto de dos muchachas no debe repercutir
en los órganos genitales. Si es así, esa amistad es desaconsejable.
La
homosexualidad en la mujer se conoce desde seiscientos años antes de Cristo en
la isla griega de Lesbos. Por eso a la mujer homosexual se le llama
lesbiana.
Hay que distinguir entre la auténtica homosexual que busca otra
mujer para su actividad sexual, y el afecto muy frecuente en adolescentes hacia
mujeres mayores que ellas por las que llegan a sentir verdadera adoración; pero
con ausencia total de actividad sexual. Esta tendencia desaparecerá en cuanto se
enamoren de un hombre La heterosexualidad es una inclinación de la misma
naturaleza personal del hombre. Pero el homosexual aunque no sea un pervertido,
es un invertido, que ha sufrido una desviación del instinto sexual
natural.
Los defensores de la homosexualidad generalizan esta tendencia
queriéndola hacer pasar como una sexualidad distinta pero natural, y así poder
actuar libremente sin restricciones a su tendencia.
Para eso incluyen entre
los homosexuales a todos los que han tenido alguna vez alguna experiencia
homosexual. Pero esto no es serio. Con este mismo criterio podríamos considerar
no homosexual a todos los homosexuales que hayan tenido un contacto
heterosexual. Puede una persona, por una circunstancia casual y transitoria,
haber practicado la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye
en homosexual.
Lo que caracteriza al homosexual no es haber tenido más o
menos contactos homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del mismo
sexo y la consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.
Según la
encuesta Kinsey el número de los homosexuales es un 4%.
Para que un
homosexual cambie, lo primero, es indispensable que quiera cambiar, y después
que quiera someterse a un tratamiento psicoterápico: «sólo la psicoterapia le
podrá ayudar» ha dicho Marc Oraison(858).
El
Dr. Juan Antonio Vallejo-Nájera, en su preciosa obra «La puerta de la
esperanza», afirma que «la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a
superar los problemas de la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual
que se predica ahora, ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra.
Y no digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una alternativa tan
válida como cualquier otra. Mentira. El ser homosexual es complicadísimo. Deben
merecer toda nuestra comprensión y cariño, pero para intentar curarlos; no para
animarlos a serlo»(859).
Se dice que la inversión sexual es constitucional, de
carácter congénito biológico. Otros buscan las causas en factores de orden
psíquico, como falsa educación, ambiente, experiencias que se remontan a la
infancia, etc. Para otros, los factores de la homosexualidad son innatos y
ambientales juntamente .
Por supuesto que la homosexualidad no tiene la misma
importancia en la edad adulta que en la infantil. Entre niños puede ser casi un
juego que puede no significar desviación enfermiza. Aunque sí puede perjudicar a
su psicología.
Algunos terminan en homosexuales como consecuencia del
alcoholismo y las drogas.
En 1983 el Vaticano ha publicado un documento sobre
la educación sexual donde dice: «No hay ninguna justificación moral a los actos
homosexuales. (...) Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no
pueden recibir aprobación en ningún caso»(860).
La
homosexualidad se condena en la Biblia en varios pasajes(861).
La
Biblia en el Antiguo Testamento manda castigar con pena de muerte a los que
realizan actos homosexuales(862).
Y San
Pablo dice que los homosexuales no entrarán en el Reino de los Cielos(863).
Se
entiende, naturalmente, a los que no se dominan y ejercen de homosexuales.
68,25. La castidad consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar
el instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la
persona. La castidad cristiana supone superación del propio egoísmo, capacidad
de sacrificio por el bien de los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el
amor .
La castidad es el gran éxito de los jóvenes antes del matrimonio. Es,
además, la mejor forma de comprender y, sobre todo, de valorar el amor. No es
una negación de la sexualidad, sino la mejor de las preparaciones para la vida
conyugal. Porque es un entrenamiento en la generosidad, en el deber y en el
dominio de sí mismo, cualidades tan importantes para el ejercicio de la
sexualidad humana.
En los jóvenes, la castidad entrena y forma la
personalidad. Supone un esfuerzo que va dotando a la persona de solidez en la
voluntad y de una sensación de posesión y dominio de sí mismo, que, a su vez, es
fuente de profunda paz y alegría. Los jóvenes castos, normalmente, son más
constantes en el trabajo y en el estudio, tienen más ilusiones, son más
idealistas.
La pureza es una virtud eminentemente positiva y constructiva que
templa el carácter y lo fortalece.
Produce paz, equilibrio de espíritu,
armonía interior. Purifica el amor y lo eleva; es causa de alegría, de energía
física y moral; de mayor rendimiento en el deporte y en el estudio, y prepara
para el amor conyugal.
El Papa Juan Pablo II dijo a los jóvenes en Lourdes el
15 de agosto de 1983: «Los que os hablan de un amor espontáneo y fácil os
engañan. El amor según Cristo es un camino difícil y exigente.
El ser lo que
Dios quiere, exige un paciente esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos. Hay
que llamar por su nombre al bien y al mal». También Juan Pablo II dijo a los
miles de jóvenes reunidos en Rímini (Italia) en agosto de 1985: «Quieres
encerrarte en el círculo de tus instintos? En el hombre, a diferencia de los
animales, el instinto no tiene derecho a tener la última palabra».
Los
jóvenes reciben de la oración fuego y entusiasmo para vivir con pureza y
realizar su vocación humana y cristiana con un sereno dominio de sí y con una
donación generosa a los demás .
Lo que es imposible es guardar la pureza de
cuerpo sin guardarla también de corazón y de pensamiento. Si no vigilas tu
imaginación y tus pensamientos, es imposible que guardes castidad.
El apetito
sexual es sobre todo psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es
imposible contener las consecuencias en la carne.
Por eso es necesario saber
dominar la imaginación y los deseos. El apetito sexual aumenta según la atención
que se le preste. Como los perros que ladran cuando se les mira, y se callan si
no se les hace caso.
Dice el gran moralista belga José Creusen: «La impureza,
sin ser el más grave de los pecados, es el más frecuente de los pecados
graves.
La castidad, sin ser la más perfecta de las virtudes, es una de las
más necesarias. (...). En materia de castidad lo más fácil es el dominio
completo. Andar a medias es muy peligroso»(864).
Muchos quieren liberarse de la moral católica que
consideran represiva, y lo que hacen es caer en la esclavitud del pecado que
degrada al hombre. El yugo de Cristo es suave y ligero, si se lleva con amor y
voluntad corredentora.
La pureza no puede guardarse sin la mortificación de
los sentidos.
Quien no quiere renunciar a los incentivos de la sensual vida
moderna, que exaltan la concupiscencia, es natural que sea víctima de
tentaciones perturbadoras, y que la caída sea inevitable. La pureza no se puede
guardar a medias.
Con nuestras solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de
Dios, sí.
Quien -con la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus
fuerzas, vence seguro. No es que muera la inclinación, sino que será gobernada
por las riendas de la razón.
En la vida hay que entrenarse. Entrenarse es
hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse cuando haga falta.
El que no sabe decir no cuando pudiera decir sí, no sabrá decir no cuando tenga
que decir no. El que no sabe privarse de lo lícito por ensayo, no sabrá privarse
de lo ilícito cuando sea necesario.
La explotación de la sexualidad por sí
misma y sobre todo, con el único fin de conseguir la satisfacción sexual, es
funesta, tanto para la vida individual como colectiva.
Aunque los
pornócratas, para defender su negocio, dicen que la virginidad ha dejado de ser
virtud, y nos presentan la homosexualidad y la masturbación como cosas
naturales, por encima de todas las palabras de los hombres está la ley de Dios
que nos señala lo que es bueno y lo que es malo.
Hoy se oyen con frecuencia
palabras de menosprecio hacia la virginidad. Generalmente provienen de personas
que la han perdido.
Como en el cuento de la zorra y las uvas, es natural
menospreciar lo que uno no es capaz de conseguir. Pero las joyas no pierden
valor porque haya personas que son incapaces de apreciarlas.
Ha escrito el P.
Lebrato, dominico: «Si hubiéramos de responder ateniéndonos a duros hechos
externos que definen masivamente nuestra sociedad, tal vez hubiéramos de
concluir que, a juicio de muchos, la castidad, hoy, es todo lo contrario de un
valor: es un antivalor que hay que arrumbar para siempre. Si fue un valor, hoy
es un lastre.
Pero si la respuesta la damos analizando la naturaleza misma de
la castidad, contrastada con el concepto filosófico del valor para el hombre,
entonces hay que concluir que la castidad es un valor, un valor por sí mismo,
primario y absoluto por su bondad intrínseca y por la conveniencia esencial con
la naturaleza humana.
Acaso todo depende del concepto que tengamos de
castidad. Si la entendemos como una represión, una mutilación, un comportamiento
negativo, una actitud desnaturalizante, entonces no es ni puede ser un valor.
Qué es entonces la castidad? Sencillamente, la castidad es el ordenamiento de la
potencialidad sexual del hombre en consonancia con su condición específica de
persona racional, inteligente y autodeterminativa...
Ser un esclavo de los
instintos en el campo sexual, le convierte en animal, lo desnaturaliza de su
condición de persona libre y de su condición de sujeto autodeterminativo. Usar
mal de la capacidad sexual, es una traición a la sexualidad humana. Al ser la
castidad la recta ordenación de las fuerzas sexuales y de la afectividad en el
hombre en consonancia con los fines específicos de la sexualidad y con la
condición integral de la persona como ser inteligente y dueño de sus instintos,
no cabe duda que la castidad perfecciona al hombre en su misma condición de
hombre. Una perfección en lo esencial siempre es un bien. El bien, en sus
múltiples formas, es un valor.
Una joven de 16 años dice:
Con la castidad
yo pienso que aprendemos a respetarnos a nosotros mismos y a no hacernos
animales. Los animales lo hacen todo por instinto. Si nosotros no tuviéramos un
principio regulador, un medio para dominar nuestros instintos nos haríamos como
ellos. Es bonito que aprendamos a valorar algo que nosotros tenemos y ellos no
tienen. Es una satisfacción disfrutar de algo adquirido por tu propio esfuerzo,
por tu decisión, por tu voluntad. Con la castidad voluntaria yo me hago superior
a los animales. Esto creo que tiene su belleza y su valor...
- Te es fácil
vivir la castidad a los dieciséis años?
-En principio, me cuesta, como creo
que les cuesta a los demás. Pero debo confesar que a mí me es fácil
vivirla.
- Por qué te es fácil?
-En primer lugar, me doy cuenta de que no
merece la pena perder la castidad por el placer sexual de un momento. Pero acaso
me cueste poco por la educación que he recibido desde mi infancia...
-
Encuentras valores en la castidad?
-El saber que nuestro cuerpo tiene un
destino superior al de dejarlo aquí en la tierra. Los planes de Dios sobre los
hombres nos hablan de una glorificación de nuestro cuerpo en la vida futura.
Aparte de la glorificación corporal donada por Dios, tiene que ser también un
don de este cuerpo, el haber sabido conservarlo íntegro, inmaculado, como Él nos
lo dio.
Y una joven madre soltera contesta:
-En realidad, no ha sido la
castidad mi fuerte. Para mí prácticamente no ha existido. No he sido casta. Pero
hoy, que me he dado cuenta, la considero maravillosa. Para mí la castidad no ha
entrado en mi vida por el hecho de haberme apartado de Dios. Hoy creo que la
encontré y la veo fenomenal.
- Te atreverías a decirme por qué no has sido
casta?
-Sí. No he sido casta por el hecho de no pensar, por vivir al margen
de todo. Tal vez por comodidad, por dejadez. Te dejas llevar por cualquier
impulso.
- Cuándo diste el cambio?
-Al mes de dar a luz tuve la
oportunidad de estar sola, pensar mucho, y me di cuenta de que había algo más
que todo aquello que había vivido. Y vi claro que aquel Dios que mis padres y mi
colegio me habían enseñado, existía realmente y era algo verdadero... Si amo
ahora la castidad es porque le amo a Él... Dios importa mucho para mi vida.
-
Qué otros valores crees que tiene la castidad?
-Creo que hay otros valores.
Antes, que no era casta, que me dejaba llevar por los impulsos, no era libre. En
cambio, ahora que tiendo más a ser casta, me siento más libre, me he liberado de
mis impulsos. Al dejar esos impulsos a un lado, el mismo cuerpo gana serenidad,
dominio, salud, belleza. Y hasta dignidad, porque el cuerpo no debe ser sólo un
instrumento del placer, sino un medio de realizarse en la vida cumpliendo una
misión»(865).
Por otra parte, la castidad es fácil de guardar, si se
busca el auxilio de la gracia de Dios, y se fortifica el alma con los
sacramentos de la confesión y la comunión.
El mejor consejo que se puede dar
al que ha empezado a rodar por la pendiente del vicio es comunión frecuente y
confesión con un Director Espiritual fijo. Es un remedio seguro para corregirse
y salir del pecado. No hay pecador que resista. El sacramento de la confesión,
además de ser un remedio curativo, es un remedio preventivo. La Comunión y la
Dirección Espiritual dan fuerza y luz para obrar con eficacia.
Dice
Charboneau:«Se puede, por tanto, hablar, y hay que hacerlo, de un imperativo de
la pureza que se impone a los novios, no como una coacción penosa cuya única
finalidad sería crearles molestias, sino como una fuerza interior que vivifica
el amor elevándolo y manteniéndolo en un plano superior. Esta pureza pretende
estar libre de todo desprecio hacia el cuerpo y se basa, al contrario, sobre el
respeto soberano a la carne, a la que restituye su equilibrio, eliminando los
elementos de defección que son un peligro para ella. En cuanto al amor mismo, lo
consolida; y prepara así la felicidad de que gozará la pareja cuando se halle
ligada por la vida común».
Manuel Viera escribe: «El que la castidad
prematrimonial sea perjudicial a la salud es ya un mito descartado hace tiempo
por la ciencia médica y la psicología, y algo en que sólo tratan de creer los
que buscan una excusa para no ser castos.
Para Freud toda neurosis era de
origen sexual. Hoy sus mismos discípulos no sostienen esta doctrina. Adler
afirma: "No siendo verdad que la libido reprimida sea causa de la neurosis, el
dar salida al instinto sexual no cura por sí mismo esta neurosis". La castidad
educa la voluntad por el vencimiento que supone. Una educación que no exige
esfuerzos, conduce a la anarquía, no forma adultos sino desequilibrados, sin
aptitud para hacer frente a las dificultades de la vida. El vencimiento propio
es indispensable para la formación del ser humano. Decir que los impulsos
sexuales son irresistibles no es científico. La biología moderna declara que los
reflejos genitales pueden dominarse con el ejercicio de la voluntad. El poder
del espíritu sobre el cuerpo, de lo psíquico sobre lo físico es muy grande. Esto
lo confirma la psicología actual»(866).
Dice
Robinson: «La castidad protege vuestro futuro amor. Los jóvenes que han sabido
estar a la altura de su deber son los que sabrán después estar a la altura de su
amor. El amor conyugal, les va a exigir entrega, generosidad y sacrificio, y
ellos ya traen un buen entrenamiento en todo esto. Además, el mejor regalo que
podréis haceros unos esposos es el de un cuerpo y un alma íntegros.
La
castidad juvenil es un esfuerzo. Pero es un esfuerzo que lleva consigo una
recompensa inmensa.
Un esfuerzo que va reforzando y madurando tu
personalidad. Es un esfuerzo que lleva consigo una profunda alegría. Un esfuerzo
que comprenden y practican los que saben qué es el amor».
Los jóvenes reciben
de la oración fuerza y entusiasmo para vivir con pureza y realizar su vocación
humana y cristiana con un sereno dominio de sí y con una donación generosa a los
demás.
El mundo se ríe de la pureza y de la castidad, como si se tratara de
cosas trasnochadas y pasadas de moda. El mundo dice: «Hay que darse el máximo de
satisfacciones en la vida». Pero Cristo dice: «Véncete a ti mismo, toma tu cruz,
procura entrar por la puerta estrecha»(867). El
mundo dice: «Hay que liberarse de viejos tabúes!». Pero Cristo
dijo:
«Bienaventurados los limpios de corazón»(868).
El
mundo dice: «El amor no es pecado. Lo que se hace por amor es bueno». Pero la
Biblia limita las relaciones sexuales al matrimonio:
«Absteneos de la
fornicación»(869). «Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros»(870).
68,26. El pudor es un mecanismo de defensa, propio de la castidad, que
protege instintivamente la intimidad sexual con la vergüenza. Es un muro
protector de la pureza.
Pudor no es miedo al cuerpo desnudo, sino respeto a
él. No es casto el que trata de ignorar lo sexual, sino el que sabe mirarlo con
ojos limpios.
El pudor distingue al hombre de los animales.
El pudor ayuda
a evitar eficazmente excesos y peligros morales de todo tipo en materia
sexual.
Además, evita aquellos aspectos de vulgaridad, chabacanería y
desorden que acompañan a ciertas expresiones sexuales.
Alfonso López Quintás,
en su libro «El amor humano» escribe: «El pudor no indica gazmoñería, apego
irracional a costumbres pacatas. Supone respeto a lo más personal del hombre.
Protegerse de la mirada ajena, no indica ñoñería sino salvaguardar su sexo del
uso posesivo de los demás. Palpar algo es, en cierta medida, un acto de
posesión. Ver es como tocar a distancia. Ofrecer a la mirada ajena las partes
íntimas del cuerpo supone dejarse poseer en lo que tiene uno de más
íntimo.
Toda exhibición sugiere un acto de entrega. Hacerlo en público se
asemeja a la prostitución»(871).
Dice
el psicopedadogo Bernabé Tierno:
«La educación del pudor sólo es posible allí
donde imperan ideas nobles y sentimientos limpios.
El pudor sólo es sentido
por quien todavía es sensible a las amenazas que sufre la virtud. En medio de un
ambiente que apenas distingue la línea divisoria entre lo que es bueno y lo que
es malo, hay que devolver a los jóvenes el sentido de dignidad personal, y a la
opinión pública una mayor sensibilidad. Pero no podemos cometer el error
pedagógico de atribuir a toda realidad sexual una sensación de vileza o un
sentimiento de vergüenza que se identifica muchas veces con el pudor.
Los
educadores hemos de poner el acento, no sobre la educación sexual, sino sobre la
educación de la persona. No educamos la sexualidad del muchacho; es él el
verdadero artífice de su educación como persona, que, en consecuencia, se
expresa también en sus comportamientos sexuales. Lo que debe ser educado, no es
la sexualidad, sino la persona.
La actitud egocéntrica de la persona hace
neuróticamente compulsiva, especialmente en la adolescencia, la necesidad de
autoafirmación que se manifiesta claramente en el sector de la sexualidad. La
compulsión se hace tanto más fuerte cuanto más se convence el joven de su falta
de valía, lo que le hace aferrarse al sexo como único medio de
autoafirmación...
Está claro que una atmósfera cargada de hedonismo sexual
que se nos cuela de rondón en casa a través de la "ventana televisiva", envuelve
al joven por doquier, y no contribuye lo más mínimo a una higiene mental que
favorezca el dominio normal sobre los propios impulsos.
La trivialización de
la sexualidad conduce a la desvalorización de las relaciones heterosexuales,
cada vez más frecuentes y precoces. En el fondo es la desvalorización misma de
la persona del "otro" que queda reducida a la condición de simple instrumento al
servicio del placer...
La apología que ciertos medios de comunicación hacen
de aberrantes conductas sexuales contribuye a deformar el concepto y la
naturaleza de los papeles sexuales con los que deben identificarse los
jóvenes»(872).
Esforcémonos por ver todo lo que tiene el vicio de
repugnante y abominable. Esto nos ayudará a amar la castidad. Todo lo que tiene
ella de grande y de noble, de dominio propio y de respeto, lo tiene el vicio
impuro de bajo y despreciable.
La persona impura es una persona sin voluntad.
La razón, que debería ser la señora, se vuelve esclava de los instintos
animales; el hábito vicioso se convierte en el peor de los tiranos, exige cada
vez más y vuelve a la persona egoísta, con un egoísmo de la peor especie: la
persona impura lo sacrifica todo para satisfacer su propia pasión. El vicio
impuro quita a la persona la tranquilidad de conciencia, la alegría, la
libertad, la fe, la esperanza, el verdadero amor, la honra, la fortuna, la salud
y, en fin, la gloria del cielo.
No es raro que a la persona que se deja
dominar del vicio impuro le sobrevenga, antes o después, la dureza de corazón,
la pérdida de la fe, y al fin la condenación eterna.
Hay que tener en cuenta
que los pecados contra la pureza no son los únicos, ni los más graves. No
podemos olvidarnos que el buen cristiano, además de la virtud de la pureza, debe
tener la de la justicia y la caridad. Hay entre nosotros demasiada ambición,
avaricia, egoísmo, soberbia, odio, envidia, ruindad de corazón y falta de
honradez profesional.
Los fieles tienen derecho a ser informados fielmente en
la doctrina católica.
El 7 de enero de 1987 la Comisión Episcopal Española
para la Doctrina de la Fe, publicó un documento donde dice: «A quienes elaboran
materiales catequéticos, de enseñanza religiosa o de divulgación teológica, les
pedimos que pongan un empeño especial en transmitir con fidelidad e integridad
la enseñanza de la Iglesia sobre estos temas. A los fieles cristianos les asiste
el derecho a que no sean difundidas, con ligereza y arbitrariedad, doctrinas
parciales o hipótesis relacionadas con la moral, y en concreto con la moral
sexual, sin que previamente hayan sido sometidas al estudio y al parecer de la
comunidad teológica y, en última instancia, al discernimiento de los pastores (n
18)... El fin de las normas objetivas morales no es la represión de la
sexualidad, sino proteger y favorecer que el dinamismo profundo de la sexualidad
llegue a su plenitud y sentido (n 15)».
Rafael Gómez Pérez
resume la concepción cristiana de la sexualidad así:
«a) Dios estableció la
institución matrimonial como principio y fundamento de la familia y de la
sociedad.
b) El sexto precepto del Decálogo -no fornicar- protege el amor
humano y señala el camino moral para que el individuo coopere libremente en el
plan de la creación, usando la capacidad de engendrar, que ha recibido de Dios,
solamente dentro del matrimonio.
c) El sexo es un don de Dios abierto a la
vida, al amor y a la fecundidad. Su ámbito natural y exclusivo es el matrimonio.
Jesucristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento.
d) La generación
no es el resultado de una fuerza irracional, sino de una entrega libre y
responsable -es decir, humana- de acuerdo con la dignidad natural de la persona
creada por Dios.
e) Como los demás mandamientos, el sexto precepto del
Decálogo está impreso en la naturaleza humana, es parte de la ley natural, y,
por tanto, obliga a todos los hombres.
f) La virtud de la castidad consiste
esencialmente en la ordenación de la función sexual al fin que Dios le ha
señalado; por eso es una virtud positiva que se ha de vivir según las
características de la vocación regida por Dios: virginidad o matrimonio.
g)
Con frecuencia, la corrupción de las costumbres comienza por los pecados contra
la castidad; se tiende a querer justificarlos, de modos diversos, a través de la
deformación del juicio de la conciencia.
h) Por tratarse de una exigencia de
la ley natural, todos los hombres reciben de Dios la ayuda necesaria para
cumplir este precepto del Decálogo. Por otra parte se señala la necesidad de
medios sobrenaturales que Dios no niega nunca a los creyentes que los imploran
por medio de la oración».
68,27. Nada tiene de particular que sientas fuertemente el instinto sexual.
Lo que no puedes permitir es que te domine. Todo en este mundo tiene su tiempo y
su medida. A los animales los regula el instinto:
fuera de los períodos de
celo sienten frigidez absoluta. Como no tienen inteligencia, Dios ha regulado su
reproducción con una ley fisiológica. Pero como el hombre es un ser racional,
Dios no ha querido sujetar esta importante función a leyes puramente
fisiológicas, sino que ha dejado en esto el influjo de la libertad.
La
sexualidad es mucho más que una tendencia instintiva para la transmisión de la
vida. La sexualidad penetra toda la persona y especifica la comunicación entre
las personas.
El hombre debe gobernar esta tendencia con la razón y la
voluntad.
Dios fiándose del hombre ha dejado en sus manos el instinto sexual,
marcándole con las barreras infranqueables de su ley el único camino lícito para
el ejercicio de su función reproductora: el matrimonio.
El instinto sexual es
tan fuerte que necesita una ley que lo encauce.
Lo mismo que es necesario una
ley que controle la energía atómica. El sexto mandamiento es un beneficio de
Dios en bien de la humanidad.
Dios ha querido que la transmisión de la vida
humana se realice por la unión de los órganos sexuales de los dos esposos de
modo que el marido derrame dentro del cuerpo de su mujer las semillas de la vida
que han de germinar en un nuevo ser, si encuentran el organismo de ella
preparado con un óvulo reciente.
Este acto sexual, realizado dentro del
matrimonio, conforme a la ley de Dios, no tiene nada de malo. Todo lo contrario.
Puesto según la ley de Dios es meritorio ; pues es cumplir una ley puesta por
Dios. Y el placer que Dios ofrece como aliciente al cumplimiento del fundamental
deber conyugal, es lícito y bueno, y está santificado por Jesucristo que elevó
el matrimonio a la dignidad de sacramento. Poner este acto fuera del matrimonio
es pecado grave.
Para que el género humano no se acabe es necesario que sigan
naciendo niños. El acto, pues, de la generación es un acto necesario en el
matrimonio, instituido por Dios para la perpetuidad de la especie humana. Esta
misión perpetuadora del matrimonio, en cuanto a la crianza y educación de los
hijos, lleva consigo gran esfuerzo y sacrificio. Para que el hombre no rehuyera
este sacrificio y se garantizara la conservación del género humano, Dios
imprimió en el hombre y en la mujer un impulso que les moviera a amarse y unirse
en matrimonio.
El placer es bueno cuando lo usamos para el fin que Dios lo
estableció; pero es malo cuando, por buscarlo, nos apartamos de la voluntad de
Dios.
Dios pudo haber creado a los hombres directamente, por sí mismo, como
lo hizo con los ángeles; pero no quiso. Fue su voluntad que el hombre mismo se
encargara de procrear al hombre. Dando al hombre una prueba de confianza, le
asoció a su obra creadora. Le da poder de transmitir la vida.
Con ello llenó
la vida terrena de encanto. Qué diferente sería la vida, si Dios hubiese
dispuesto que los hombres viniesen al mundo ya mayores! No se oiría la risa
alegre de los niños. No habría amor de padres, de hijos, de hermanos. Cada cual
se encontraría sólo en el mundo; sin amor y sin familia.
La pureza es una
virtud que salvaguarda este poder creador del hombre.
Es una virtud positiva,
que ennoblece y que requiere el valor de los héroes y de los mártires. Virtud
noble que defiende este acto sagrado que Dios ha querido santificar con un
sacramento: el sacramento del matrimonio, que es una fuente de gracias
sobrenaturales; por eso el matrimonio es, en el cristianismo, un camino de
santidad, de unión con Dios. San Pablo habla de sacramento grande, símbolo de la
unión perfecta e indisoluble de Cristo con la Iglesia.
Por eso es infame
burlarse de la paternidad y del amor; y la pornografía es una perversidad, pues
traiciona uno de los deberes más sagrados del hombre.
La pornografía, como
dice Emilio Romero, es el recurso de anormales sexuales. Un hombre bien
constituido no necesita esa excitación.
La transmisión de la vida es un poder
sagrado que Dios ha dado al hombre. Es una participación del poder creador de
Dios. Por eso se llama procreación de los hijos. A este acto humano colabora
Dios con un acto divino, y crea un alma humana e inmortal, para que habite en el
nuevo ser en el momento de su concepción.
De aquí la responsabilidad que
supone para el hombre todo lo relacionado con el acto que engendra la vida.
Profanar este poder del hombre es traicionar uno de los deberes y
responsabilidades más sagrados.
La sexualidad por su misma naturaleza está
ordenada a la procreación y educación de los hijos, a establecer entre padres e
hijos una comunidad de vida: una familia. La familia es la primera y definitiva
muestra de la dimensión socio-cultural de la sexualidad. La familia es la
institución natural para la formación de la personalidad en su aspecto cultural
y social...
La familia es la esencia de la sociedad -su "célula básica" según
una terminología que se remonta a los griegos y romanos- y por eso puede decirse
que, según sea la familia, así es la sociedad. Por otro lado, como la familia
depende de la concepción que se tenga de la sexualidad, esta última influye
indirecta, pero eficazmente, en la configuración social. Siempre se ha dicho que
la familia es la célula de la sociedad, el crisol donde se forja la educación de
los hijos.
Hoy hay algunos que anuncian la desaparición de la familia,
diciendo que es una reliquia del pasado, y que debe desaparecer en una sociedad
progresista. Pero cuando no quede ni el eco de las voces que anuncian su
destrucción, la familia seguirá en pie, pues siempre ha sobrevivido a todas las
crisis, porque la familia es una forma permanente de la vida humana. La familia
vuelve por encima de las ideologías.
68,28. Son pecados graves contra el sexto mandamiento todas las acciones
-hechas a solas o con otra persona- que tiendan a buscar el placer sexual
completo fuera del uso lícito del matrimonio.
También es pecado ponerse
voluntariamente, y sin razón que los justifique, a sí mismo o a otros, en
peligro próximo de cometerlas.
El condescender con pensamientos, deseos o
caricias íntimas apasionadas es pecaminoso, porque este tipo de actividad sexual
tiene la finalidad natural de preparar los órganos generativos para la unión y
producir el deseo de esta unión. Por tanto, las acciones directamente venéreas,
es decir, aquellas que por su naturaleza están íntimamente relacionadas con el
apetito sexual y tienen por finalidad única estimular o provocar la función
generadora, son siempre deshonestas para los no casados.
Los actos
indirectamente venéreos son lícitos con tal de que se den las circunstancias
siguientes:
1) Que la intención del que los realiza no sea impura, es decir,
que no se realicen con intención de excitar la propia pasión sexual.
2) Que
no encierren un peligro próximo de pecado grave.
3) Que exista relativa razón
suficiente, la cual no puede medirse matemáticamente sino teniendo en cuenta el
carácter más o menos estimulante de la acción en cuestión, ya que cuanto más
estimulante sea ésta, tanto más fuerte debe ser el motivo, porque habitualmente
el peligro de pecar y la inseguridad crecen con la vehemencia de la
pasión.
Teniendo en cuenta estos principios, podemos afirmar que dos personas
que se aman y pretenden casarse pueden darse testimonio físico de su afecto con
la seguridad razonable de dominar sus pasiones en el caso de que se exciten
contra su voluntad.
Para dar una respuesta más concreta y satisfactoria hay
que tener en cuenta la frecuencia de los actos, el temperamento de los
interesados, sus vicios y virtudes, etc. De ahí la necesidad en este punto, como
en tantos otros, de un director espiritual personal.
El adulterio es siempre
pecado grave. Se comete, no solamente cuando una persona casada tiene relaciones
sexuales con quien no es su consorte, sino también con cualquier otra acción que
despierte el instinto sexual hacia tercera persona, y voluntariamente se
consienta en el deseo pasional, aunque no se llegue al acto sexual propiamente
dicho: «Quien mira a un mujer con intención deshonesta - dice Jesucristo - ya ha
cometido adulterio en su corazón»(873).
Entre casados es pecado grave desear tener el acto
conyugal fuera del matrimonio, o imaginarse que se hace con quien no es su
consorte.
Pero muchas cosas que en los solteros son pecado grave, son lícitas
a los casados, siempre que se hagan en orden al acto conyugal, o lo
acompañen.
El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo
está permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal o enlazado
inmediatamente con el mismo, de suerte que forme parte de las relaciones
matrimoniales normales.
Son lícitos a los esposos los pensamientos,
imaginaciones y deseos que tienen por objeto las relaciones permitidas entre
casados. No es lícito en el matrimonio ni la masturbación ni la relación
anal.
Podría ser pecado grave negarse al acto conyugal sin motivo cuando el
propio cónyuge lo pide razonablemente.
El acto conyugal está permitido en
todo tiempo. Pueden elegirse los días que se quieran, aunque sean de ayuno o
cuaresma.
Pero el marido debe tener consideración con la esposa los días en
que ésta se encuentre indispuesta.
Las relaciones sexuales en el matrimonio
son lícitas en todo momento, pero por razones de higiene es mejor evitarlas en
los días de la menstruación.
Deben abstenerse, sobre todo, unas semanas
después de haber dado a luz. Lo mejor es esperar alrededor de un mes. Nunca
hacerlo antes de los quince días.
Pero con permiso del médico quizás no sea
necesario esperar un mes entero. También hay que abstenerse, por lo menos, el
último mes del embarazo.
Los médicos desaconsejan el embarazo después de los
cuarenta años.
Al hablar del matrimonio expongo los métodos lícitos del
control de la natalidad.
En general, hay que recomendar a los casados
moderación, porque la mortificación cristiana es también para los casados; y
porque una sexualidad desenfrenada puede serles muy peligrosa en momentos
difíciles.
Pero siempre teniendo ideas muy claras de todo lo que abarca el
campo de lo lícito y dónde empieza el pecado. Si hay dudas, preguntar a un
sacerdote.
Mientras no haya pecado, los esposos no deben considerar los actos
de su vida matrimonial como un obstáculo para recibir la Sagrada
Comunión.
Las cosas que Dios ha hecho, no tienen nada indigno del respeto
debido a la Sagrada Eucaristía.
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(858) - MARC ORAISON: El problema homosexual, III. Madrid
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(859) - JUAN ANTONIO VALLEJO-NÁJERA: La puerta de la esperanza,
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(862) - Levítico, 20:13
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(864) - EDUARDO ARCUSA, S.I.: Eternas preguntas, IV, 2. Ed. Balmes.
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unas entrevistas sobre la castidad a gran variedad de personas.
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(866) - MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, VI,
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(867) - Evangelio de San Mateo, 16:24
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(868) - Evangelio de San Mateo, 5:8
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(869) - SAN PABLO: Primera Carta a los Tesalonicenses, 4:3
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(870) - Carta a los Hebreos, 13:4
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(871) - ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano,XII, 2, a.
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(872) - BERNABÉ TIERNO, Fichas 58 y 59 de Aprender a Educar.
YA Domingo, 17 y 24-III- 1991
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(873) - Evangelio de San Mateo, 5:28 VOLVER