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63.- EL PRIMER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: AMARAS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
63,1. Amar a Dios no es, precisamente, sentir cariño sensible hacia Él, como lo sentimos hacia nuestros padres; porque a Dios no se le ve, y a las personas a quienes no se ve es difícil tenerles cariño. Dios no obliga a eso, pues no está en nuestra mano. Aunque hay personas que llegan a sentirlo, con la gracia de Dios. Amar a Dios sobre todas las cosas es tenerle en aprecio supremo, es decir, estar convencido de que Dios vale más que nadie, y por eso preferirle a todas las cosas. Tú puedes tener mucho más cariño al cuadro que pintó tu hija, que a cualquiera de los cuadros que se exponen en el Museo del Prado de Madrid, aunque reconozcas que estos últimos tienen mucho más valor artístico. El amor a Dios es apreciativo.
63,2. Tenemos que amar a Dios porque «Él nos amó primero»(613) y
debemos corresponderle.
El amor se manifiesta en obras más que en palabras.
Obras son amores y no buenas acciones .
Amar a Dios es obedecerle, cumplir su
voluntad. No hacer mal a nadie .
Hacer bien a todo el mundo.
Una prueba de
amor a Dios sobre todas las cosas es guardar sus mandamientos por encima de todo
. Es decir, estar dispuesto a perderlo todo antes que ofenderle. Por lo tanto
preferir a Dios siempre que haya que escoger entre obedecerle o cometer un
pecado grave. Es el caso de San Pelagio de Córdoba y de Antonio Molle, de Santa
María Goretti y Josefina Vilaseca, que se dejaron martirizar y apuñalar antes
que cometer un pecado grave.
San Pelagio murió mártir el año 925 por rechazar
las proposiciones deshonestas del Califa cordobés Abderramán III .
Antonio
Molle, joven jerezano que a los veinte años fue mutilado y martirizado el
10-VIII-1936 durante la guerra civil española. Cayó prisionero de los milicianos
en el frente de Peñaflor (Sevilla), y como llevaba un escapulario quisieron
hacerle blasfemar. Él siempre contestaba gritando: Viva Cristo Rey! Le cortaron
las orejas y le sacaron los ojos, y al final lo acribillaron a balazos. Así lo
cuenta Rafael de las Heras, testigo presencial . Hoy su cuerpo mutilado está
enterrado en la Basílica de Ntra. Sra. del Carmen Coronada de Jerez de la
Frontera (Cádiz).
María Goretti , italiana, murió mártir de quince puñaladas
por negarse a los deseos impuros de un amigo suyo, que después se convirtió y
murió fraile franciscano.
Josefina Vilaseca también murió apuñalada en
Diciembre de 1952 en Artés, diócesis de Vich, por negarse a perder su
virginidad. Tenía doce años Dice Jesucristo: «el que guarda mis mandamientos,
ése es el que me ama»(614). Y San Juan : «En esto consiste el amor Dios, en guardar sus
mandamientos»(615).
Este mandamiento también nos obliga a creer en todas las
verdades de fe; a esperar en Dios, confiando que nos dará las gracias necesarias
para alcanzar la vida eterna ; a adorarle solamente a Él, darle el culto debido
y reverenciarle con el cuerpo y con el alma.
Este mandamiento nos manda
adorar a Dios .
Este mandamiento prohibe especialmente la idolatría que
consiste en adorar como a Dios a otra cosa o persona .
63,3. Peca contra este mandamiento quien maltrata personas, lugares o cosas
consagradas a Dios: por ejemplo, una religiosa o un cáliz. Este pecado se llama
sacrilegio . Comete también un sacrilegio quien administra o recibe en pecado
grave algún sacramento que requiere estado de gracia, lo cual es gravísimo. Por
ejemplo, quien se casa en pecado grave, o quien comulga en pecado
grave.
Peca, además, contra este mandamiento quien desconfía de la
misericordia de Dios , o confía temerariamente en su bondad, permaneciendo mucho
tiempo en pecado mortal, o el que peca más y más, precisamente porque Dios es
misericordioso y nos ha prometido el perdón; quien tiene fe en adivinos,
echadores de cartas, horóscopos, espiritistas y curanderos ; quien cree en serio
cosas supersticiosas (mala suerte del n 13, cadena de oraciones, etc.); quien
niega o duda voluntariamente de alguna verdad de fe, o ignora por culpa suya lo
necesario de la Religión.
El hombre o es religioso o es supersticioso. Muchos
que no creen en las verdades de la Religión, luego creen en las mentiras y
engaños de adivinos, brujos y espiritistas.
No es lo mismo parapsicología que
superstición. La superstición es atribuir a cosas creadas poderes que son
exclusivos de Dios . La parapsicología trata de hechos naturales aunque más allá
de la psicología. Son fenómenos para-normales. En cambio la superstición es
atribuir resultados desproporcionados a las causas empleadas. Todo resultado que
supera a las causas naturales adecuadas es de origen sobrenatural. «Sólo Dios
conoce el futuro libre, y sólo Él puede revelar el porvenir a sus profetas»(616) .
63,4. Para que la duda sobre una verdad de la Religión sea pecado, es
necesario que sea voluntaria .
No es pecado darse cuenta de que el misterio
es difícil de entender, que nuestro entendimiento no lo puede comprender, etc.
Si a pesar de todo esto, se fía uno de Dios que lo ha revelado, y cree, no sólo
no hay pecado, sino que hay mérito .
En la absoluta veracidad divina -motivo
formal de la fe- no cabe error o el engaño Lo que no se puede hacer -a pesar de
la oscuridad profunda del misterio- es dudar si será eso verdad o no. Esta duda
positiva, tomando como cosa incierta lo que Dios ha revelado, es pecado. El
pecado contra la fe está en la negación o en la duda voluntaria de aquello que
se sabe que Dios ha revelado .
Esto no se opone a la falta de claridad que
podamos tener sobre una verdad de fe, ni al deseo de esclarecerla, dentro de lo
posible, sabiendo que hay misterios que superan la inteligencia humana.
El
pecado será grave, si es una duda voluntaria, a sabiendas, de una verdad que la
Iglesia dice que hay que creer. Si la duda no es voluntaria, sino una mera
ocurrencia de las dificultades que a nuestro entendimiento se le presentan, no
hay pecado; o a lo más pecado venial, si ha habido alguna negligencia en
resistir a la tentación. Si la vacilación llega a tomar por incierto lo que es
dogma de fe, el pecado sería grave contra la fe. La fe debe extenderse a todas
las verdades reveladas por Dios y propuestas como tales por la Iglesia.
Nadie
pierde la fe sin culpa propia . Dijo el Concilio de Trento:
«Dios no abandona
a nadie, si no es Él abandonado primero»(617).
63,5. Ningún adulto puede salvarse si no hace actos de fe . «Dios no puede
dar al hombre adulto responsable el don de su amistad sobrenatural, sino cuando
el hombre la acepta previa y libremente»(618).
Si
sabes el Credo de memoria, es un magnífico acto de fe. El Credo lo tienes en los
Apéndices. Si no lo sabes, aquí te pongo un acto de fe muy breve; pero debe
decirse con toda convicción.
Creo que Dios existe.
Creo que Dios nos dará
después de la muerte lo que merezcamos con nuestras obras en esta vida .
Creo
que hay un solo Dios verdadero en tres Personas distintas.
Creo que estas
tres Personas son: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creo que Dios se hizo Hombre
y murió en una cruz para salvarnos .
Y si lo quieres en dos líneas:
Creo
firmemente en todo lo que la Iglesia dice debemos creer, porque Dios lo ha
revelado .
Para fortificar nuestra fe, deberíamos hacer actos de fe de cuando
en cuando, sobre todo en la hora de la muerte.
La fe es como un sexto sentido
que nos ayuda a un superior conocimiento de Dios. Quien no tiene fe, no se lo
puede explicar. Como una planta no puede explicarse la música, porque no capta
nada.
63,6. La fe no se puede demostrar con argumentos , pues es un don, no una
ciencia. Pero pueden darse razones de su credibilidad. La fe supera la razón,
pero no la destruye. El motivo de creer no son las razones
filosófico-científicas de las verdades reveladas, sino la autoridad de Dios que
las ha revelado. Esas razones ayudan a ver que la fe es razonable, pero no son
el motivo principal de la fe (Ver n 3 ). Podemos saber que Dios nos ha hablado,
y por tanto tenemos obligación de creer lo que Él nos ha dicho .
Estimemos
sobre todas las cosas el don divino de la fe; procuremos conservarla con la
oración y el estudio, hacerla conocer y amar por los demás, defenderla si es
atacada, y pedir a Dios que sea conocida y aceptada por los incrédulos y los
infieles.
Al mismo tiempo debemos evitar todo aquello que pueda ponernos en
peligro de perderla. Los que descuidan su instrucción religiosa, los que
escuchan voluntariamente a los que la atacan, o leen libros o periódicos contra
la fe, los soberbios y los impuros se ponen en peligro de llegar a perder este
don divino.
63,7. Si alguna vez oyes una dificultad contra la Religión Católica y no
sabes resolverla, no te alarmes por eso. Es imposible que tengas a mano los
conocimientos necesarios para resolver todas las dificultades, y para demostrar
que la tal dificultad es muchas veces un sofisma, un engaño, un falsear la
verdadera realidad de las cosas.
Pero no por eso debes darte por vencido.
Acude a una persona que entienda de Religión y pueda resolvértela. Ten la
seguridad de que todas las «pegas» contra la Religión tienen su solución, aunque
tú no la conozcas. Es más, han sido solucionadas ya muchas veces; pues los
enemigos de la Iglesia siempre están repitiendo las mismas cosas, y no se dan
por enterados de las soluciones que ya se han dado.
Acerca de los que tienen
dificultades contra la Religión hay que tener en cuenta que algunos preguntan
para aprender (desean encontrar soluciones a sus dificultades), pero otros
preguntan para atacar, y desearían que sus preguntas no tuvieran respuesta, para
así tener una excusa al sacudirse de encima el cristianismo porque les estorba
.
Para instruirse en Religión es muy conveniente oír conferencias religiosas
y leer libros de formación religiosa. Todos debemos preocuparnos de tener una
formación religiosa proporcionada a nuestro estado y a nuestra cultura humana y
profesional. Al final del libro tienes una lista de libros
provechosos.
Cuando en un grupo se entabla una discusión de Religión, verás
que, generalmente, los que llevan la voz cantante son los que menos saben de
Religión, pero que su ignorancia los hace tremendamente audaces. A éstos es
difícil convencerles, porque su amor propio rechazará los mejores argumentos.
Pero si en el corro hay gente de buena voluntad, a quienes crees que tu solución
puede ser provechosa y disipar errores, expón tu pensamiento con calma y con
vista. Te será además útil pasar a la ofensiva, descubriendo la ignorancia
religiosa del que disparata.
Con todo, has de procurar no ofender a nadie, si
no es necesario. Pero sé fuerte si alguno tiene positivamente mala fe y quiere
propagar el mal. Ataca su error aunque se ofenda.
Si alguien toma el arma del
ridículo contra la Religión, tómala tú también para defenderla. Es muy
importante que consigas que los que se están riendo en el grupo se pongan de tu
parte.
Si no te sientes con fuerza para dominar el grupo, has de saber que,
después, en particular, te será mucho más fácil hacerles bien, y encontrarás
razonables a muchos que en el grupo parecían fanfarrones.
63,8. Es también pecado grave contra este mandamiento escribir, leer, tener,
prestar o vender libros y escritos contra la Religión, pertenecer a sociedades
irreligiosas: masonería, espiritismo , o partidos políticos de ideología
marxista, pues el marxismo es esencialmente ateo(619). Y
también el tentar a Dios, poniendo a prueba, con hechos o con palabras, alguno
de sus atributos, dudando de su existencia o queriéndole obligar a que
intervenga extraordinariamente en algún caso : por ejemplo, diciendo si mañana
llueve, es señal de que puedo vengarme de fulano y matarlo .
También es
tentar a Dios el exponerte sin necesidad a algún grave peligro de la vida,
esperando que Dios te librará de él. Si este peligro fuera sólo leve, el pecado
sería sólo venial.
Peca también contra este mandamiento el que se anima a
pecar precisamente porque Dios es misericordioso. Esto es «un pecado gravísimo
contra el Espíritu Santo, porque supone un grave desprecio de la gracia de
Dios»(620).
Además entra en este mandamiento el pecado de presunción
que es la temeraria confianza de obtener la salvación del alma sin poner los
medios . Pecan de presunción los que esperan la gloria sin hacer ellos mérito
ninguno; el perdón sin preocuparse de arrepentirse; la salvación eterna, andando
fuera del camino de Dios.
63,9. No debe pasarse el día en que no reces algo. Al menos las tres
Avemarías al acostarte, que son prenda de salvación eterna.
También podrías
hacer el siguiente examen:
Señor, creo que estás aquí presente. Te ruego me ayudes a examinar mi
conciencia.
1.- Qué obras buenas he hecho» (PENSAR UN MINUTO) Gracias Señor
porque me has ayudado.
2.- Qué faltas he cometido»(PENSAR UN MINUTO)
a. Contigo: respeto, rezos, olvidado de
Ti.
b. Con los demás: egoísta,
servicial, criticón.
c. Conmigo
mismo:
a')deber: obediencia, trabajo. Todo bien
hecho»
b') pureza: miradas, deseos, palabras,
obras.
c') genio: iracundo, chinche.
Perdóname, Señor. Me pesa haberte ofendido.
Para repararte te prometo...
3.- Qué cosas buenas he dejado de hacer» (PENSAR
UN MINUTO) Te prometo, Señor, no perder otra vez la ocasión de hacer el
bien.
Señor, a pesar de todo, te quiero y te prometo ser mejor. Madre mía,
ayúdame.
(Tres Avemarías)
(613) - Primera Carta de San Juan, 4:19
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(614) - Evangelio de San Juan, 14:21
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(615) - Primera Carta de San Juan, 5:3
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(616) - Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2115
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(617) - DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 804. Ed.
Herder. Barcelona
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(618) - CÁNDIDO POZO, S.I.: La fe, VI. EDAPOR. Madrid,
1986
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(619) - Acta Apostolicae Sedis: 2-VII-49, pg. 334
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(620) - ANTONIO ROYO MARÍN,O.P.: Teología Moral para
seglares,1º,2ª,I,nº317,2º.Ed.BAC.
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