Crónica de la 
CATEQUESIS DEL PAPA 
Audiencia general del miércoles 23 de agosto

La audiencia general del miércoles 23 de agosto tuvo lugar a las diez de la mañana en la plaza de San Pedro, donde se habían reunido alrededor de cuarenta mil peregrinos procedentes de todo el mundo.

El encuentro comenzó con una breve lectura bíblica tomada del evangelio de san Juan, capítulo 6, versículos 47 y 51. Juan Pablo II se refirió en su catequesis a la XV Jornada mundial de la juventud, que acababa de celebrarse en Roma. Primero la leyó en italiano, y luego la resumió en francés, inglés, alemán, español, portugués y polaco.

Entre los peregrinos de lengua hispana que asistieron a esta audiencia se hallaban, de, España: fieles de las parroquias San Juan, de Oviedo (25); San Vicente, de Sarriá (60); Santo Tomás Apóstol, de Madrid (54); Nuestra Señora de los Ángeles, de Serra (20); San Miguel de Soternes, de Mislata (55); La Asunción, de Pont de Suert (50); Sagrada Familia, de Murcia (100); Arenas de Iguña (57); y «Lega do Balio» (53); peregrinos de las diócesis de Tortosa (104) y Tuy-Vigo (46); y miembros de la cofradía de San Ezequiel Moreno, de Alfaro (25), y de la hermandad de la Santísima y Vera Cruz, de Alpera (55). De Uruguay: comunidad misionera de Cristo Resucitado (100); de Chile: fieles de la parroquia San Maximiliano, de Panquehue (20), y un grupo de estudiantes de Santiago (55); de Venezuela: un grupo de Maracaibo (35). También participaron distintos grupos de peregrinos de México, Panamá, Guatemala y Argentina.

El Santo Padre, después de leerles en castellano el resumen de su catequesis, añadió:

Doy mi bienvenida a los peregrinos de lengua española. De modo especial a los miembros de la comunidad misionera de Cristo Resucitado del Uruguay y a las parroquias y grupos procedentes de España, México, Chile, Panamá, Venezuela, Guatemala, Argentina y de otros países de Latinoamérica. A todos os deseo una profunda renovación personal a través de la peregrinación jubilar.

Juan Pablo II saludó, en sus lenguas respectivas, a los peregrinos de Holanda, Bélgica, Turkmenistán, Lituania, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Croacia.

A los fieles neerlandeses y belgas, les deseó que su peregrinación a las tumbas de los Apóstoles sea una invitación a seguir a Cristo tras las huellas de san Pedro y san Pablo.

«Quiera Dios -dijo a los peregrinos de Turkmenistán-que vuestra peregrinación jubilar os ayude a fortalecer vuestro compromiso de testimonio cristiano»:

A los peregrinos lituanos los exhortó a salir al encuentro de Cristo, en este año de gozo y gracia divina, con la coherencia de la fe testimoniada en la vida diaria.

Dirigiéndose a los fieles checos les recordó que la Virgen María está cerca de nosotros y nos ayuda a servir fielmente al Señor, para que, como ella, alcancemos la gloria del cielo.

En eslovaco afirmó que el Año jubilar destaca la redención realizada por Cristo mediante su muerte y resurrección, y que el Señor sale al encuentro de todos, con la gracia de su misericordia, para que quienes han sido reconciliados también sean «salvados por su vida» (Rm 5, 10).

Animó a los peregrinos croatas a reanudar con mayor vigor su camino hacia el futuro, iluminado por el misterio de la Encarnación y de la Pascua de Jesucristo.

Por último, en italiano, dijo:

Saludo a los jóvenes, que han venido en gran número...

Os saludo, por último a vosotros, queridos enfermos, y os pido que ofrezcáis al Señor vuestros sufrimientos, a veces muy grandes, para que las nuevas generaciones perseveren en el seguimiento del Señor; y a vosotros, queridos recién casados, os pido que mostréis a cuantos se preparan para el matrimonio la belleza que significa vivir juntos cristianamente.

Antes de despedirse, el Vicario de Cristo invitó a todos los presentes a orar por los 118 tripulantes, la mayor parte jóvenes, del submarino ruso «Kursk», que se hundió la semana pasada en el mar de Barents.

La audiencia terminó con el canto del paternóster y la bendición apostólica, impartida colegialmente por el Santo Padre y los obispos presentes.