La Iglesia copta

Según la tradición san Marcos evangelista implantó el cristianismo en Egipto

 

El apelativo «copto» es un nombre que dieron los griegos al Egipto antiguo. Desde el siglo VII, con la llegada del islam, dejó de tener una connotación étnica y se hizo sinónimo de cristiano.

La fe cristiana llegó a Egipto con san Marcos evangelista, que, según la tradición, fue el primer patriarca de Alejandría. El cristianismo se difundió pronto, como lo atestiguan algunas copias del Nuevo Testamento y un fragmento del evangelio según san Juan en lengua copta, que se remontan al siglo II, y que fueron encontrados en diferentes partes del país.

En Alejandría, probablemente, se fundó la primera Escuela de catequesis de la cristiandad (en el año 190). En ella enseñaron Atenágoras, Clemente, Dídimo, el gran Orígenes, que escribió más de seis mil comentarios a la Biblia, e ilustres visitantes, como san Jerónimo. En la escuela no sólo se enseñaba la teología, sino también ciencias, matemáticas, literatura. Quince siglos antes del alfabeto Braille, allí se inventó un sistema de escritura para estudiosos ciegos, mediante incisiones en la madera. Esta escuela fue refundada en 1893 y tiene sedes hoy en El Cairo, Alejandría, Nueva Jersey, Los Ángeles..., donde se enseña teología, historia, lengua copta, canto, música, iconografía, elaboración de alfombras...

El monacato nació en el desierto de Egipto. San Antonio, primer monje, perteneció a la Iglesia copta, al igual que los demás Padres del desierto: san Pacomio, san Pablo, el primer ermitaño, san Macario... La Iglesia copta dio una notable contribución al cristianismo en los primeros cinco siglos mediante sus escritores -exegetas, filósofos y teólogos-, y sus patriarcas, confesores y doctores. El patriarcado de Alejandría era la segunda sede por orden de importancia, después de Roma.

En los meses de octubre y noviembre del año 451 se celebró el concilio de Calcedonia, convocado por el emperador de Constantinopla y luego aprobado por el Papa. Los padres conciliares condenaron el monofisismo, definiendo que existen en Cristo dos naturalezas perfectas, la divina y la humana, y destituyeron a Dióscoro, obispo de Alejandría, por sus errores monofisitas.

La lucha política que se libraba entonces entre Alejandría y Constantinopla, las dos capitales del Imperio romano de Oriente, se convirtió en rivalidad entre las dos metrópolis eclesiásticas. Como resultado, se creó una división en el patriarcado de Alejandría: la mayoría, rechazando el concilio de Calcedonia, siguió al depuesto patriarca Dióscoro; la minoría, fiel al Concilio, fue llamada «melquita». Los primeros formaron la Iglesia copta ortodoxa; los segundos, la Iglesia copta católica. Varios intentos de llegar a un acuerdo doctrinal fracasaron.

Cuando los árabes conquistaron Egipto, casi toda la población era cristiana. Al inicio, los coptos fueron tolerados. Progresivamente se fue aplicando la «sharía» islámica (con prohibición de construir templos, de reparar los existentes, de celebrar ritos coptos...). Ya en el siglo IX los cristianos dejaron de ser mayoría en el país.

La época de la dominación de los mamelucos (siglos XIII-XVI) fue muy dura para la Iglesia copta; lo mismo se puede decir de la sucesiva dominación otomana. Al inicio del siglo XIX la Iglesia copta se había reducido a 100.000 fieles.

La atención pastoral de los católicos de Egipto fue encomendada a los franciscanos de Tierra Santa, que iban a Egipto varias veces al año, hasta 1666, cuando la orden se estableció en el país. En 1741 el Papa Benedicto XIV nombró al obispo copto de Jerusalén, Atanasio, vicario apostólico para los coptos de Egipto. Por último, el Papa León XIII restableció, el 26 de noviembre de 1895, el patriarcado de Alejandría para los coptos.

El rito copto, llamado alejandrino, es el rito de lengua griega surgido en Egipto, concretamente en Alejandría. Después del concilio de Calcedonia, se transformó en la liturgia propia de los coptos.

La Iglesia copta católica es la más numerosa entre las comunidades católicas locales, cuenta con unos doscientos mil fieles y está estructurada de la siguiente manera: una sede patriarcal, que incluye El Cairo, Alejandría, la región del delta y la región del sur; y cinco diócesis sufragáneas: Minia, Licópolis, Sohag, Tebas-Luxor e Ismailía.

El patriarcado melquita católico: la comunidad católica de rito melquita (hoy son unos siete mil fieles) se remonta al siglo XVIII, con la emigración de Palestina, Siria y Líbano. Depende directamente del patriarca de Antioquía, que tiene el título personal de patriarca de Alejandría y de Jerusalén (se lo concedió el Papa Gregorio XVI en 1838). Actualmente el patriarca es Su Beatitud Máximos V Hakim, que reside en Damasco.

Diócesis maronita de El Cairo: la presencia documentada de los maronitas en Egipto se remonta al año 1639. La Santa Sede, en el siglo XVIII, nombró dos sacerdotes maronitas consejeros de los franciscanos que se dirigieron a Egipto desde la Custodia de Tierra Santa para evangelizarlo, porque «nadie conoce el país y la mentalidad de los coptos mejor que los maronitas». La comunidad maronita cuenta actualmente con veinte mil fieles. Su obispo es mons. Joseph Dergham. El patriarca, cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, reside en Bkerké (Líbano).

Diócesis siro-católica de El Cairo: la presencia organizada de los siro-católicos en Egipto data del siglo XVII. Hoy son sólo unos dos mil fieles. Su obispo es mons. Joseph Hannouche. El patriarca es Su Beatitud Ignace Moussa I Daoud, que reside en Beirut.

Diócesis armenio-católica de Alejandría para Egipto y Sudán: esta comunidad, que cuenta hoy con cerca de dos mil fieles, se estableció en Egipto en 1734. La sede episcopal se halla vacante en la actualidad, desde que su obispo, el 7 de octubre de 1999, fue elegido patriarca de Cilicia con el nombre de Nerses Bedros XIX Tarmouni. Los fieles de rito caldeo, que llegaron a Egipto a mediados del siglo XIX, son cerca de mil. Su obispo es mons. Yusuf Ibrahim Sarraf. El patriarca de Babilonia de los caldeos es Su Beatitud Raphael I Bidawid, que reside en Bagdad.

Vicariato apostólico de Alejandría, Heliópolis y Port-Said para los latinos: esta comunidad de rito latino se remonta al siglo XVIII, gracias a la obra de los franciscanos. Cuenta hoy con cerca de ocho mil fieles. Su obispo, mons. Egidio Sampieri, o.f.m., fue nombrado por el Papa Pablo VI el 29 de abril de 1978.