Artesanos de reconciliación en el mundo actual

Alocución del Papa al Movimiento de Vida Cristiana, lunes 6 de diciembre

El Movimiento de Vida Cristiana, fundado en Lima en el año 1985 por Luis Fernando Figari, y reconocido por la Santa Sede, a través del Consejo pontificio para los laicos como asociación internacional de fieles el 23 de marzo de 1994, celebró en Roma su primera asamblea plenaria los primeros días de diciembre. De esta manera quiso demostrar su fidelidad a la Iglesia y su filial adhesión al Romano Pontífice. El objetivo principal de esta asamblea fue examinar a la luz del Espíritu la marcha del Movimiento y elaborar las líneas generales de servicio apostólico de cara al comienzo del tercer milenio; otro de los aspectos que se estudiaron fue cómo servir mejor a las Iglesias locales. El lunes 6 de diciembre, en la sala Clementina, el Papa Juan Pablo II recibió a los doscientos delegados de diversas naciones de América y Europa en las que trabaja y está establecido el Movimiento (trece naciones), que participaban en la asamblea, y les dirigió en castellano el discurso que ofrecemos a continuación, en el que les exhortó a ser artífices de reconciliación en el mundo actual y a prepararse para recibir la misericordia de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, miembros del Movimiento y del Sodalicio de Vida Cristiana:

Os saludo con afecto en esta visita que me hacéis con ocasión de vuestra primera asamblea plenaria, que estáis celebrando en Roma para orar y reflexionar junto a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo. Dirigís vuestra mirada hacia el mundo desde el centro de la catolicidad, meditando en el significado de la universalidad del Evangelio, que no puede excluir ninguna cultura, ninguna región de la tierra, ningún sector de la sociedad. Al mismo tiempo, renováis vuestra plena adhesión al Sucesor de Pedro, encargado por Cristo de confirmar en la fe a sus hermanos (Lc 22, 32).

Nacido en tierras peruanas en 1985 con una proyección eminentemente evangelizadora, el Movimiento de Vida Cristiana se ha extendido ya por numerosos paises americanos y ha traspasado también los confines del continente, englobando, además del Sodalicio, otros grupos y asociaciones comprometidas, desde las diversas dvocaciones y estados de vida, en proclamar a Cristo como salvador del género humano.

Ante la inminencia del gran jubileo, os aliento a preparar vuestros corazones para recibir la misericordia de Dios y favorecer un espíritu de vida cristiana coherente y profunda en vuestros ambientes y actividades apostólicas. Haced que en la formación de la juventud el espíritu de iniciativa se aúne con la fidelidad al Evangelio, que la cultura se abra al sentido de la trascendencia y la pobreza, en todas sus manifestaciones, y reciba de la caridad y solidaridad efectiva un rayo de esperanza. De este modo seréis verdaderos artesanos de reconciliación en el mundo actual.

Mientras confío a la Virgen María los frutos de esta primera asamblea plenaria, para que vivifiquen el compromiso cristiano y el empuje evangelizador de vuestras comunidades y grupos, os imparto de corazón la bendición apostólica, que hago gustoso extensiva a todos los miembros del Movimiento de Vida Cristiana.