MONOFISISMO
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El m. es la doctrina que afirma la existencia de «una sola naturaleza» en Cristo. Se desarrolló del siglo iv al vi, partiendo principalmente de presupuestos alejandrinos, en la discusión y reflexión sobre la relación entre la divinidad y la humanidad de Jesucristo. El punto de partida es aquí el kerygma sobre Jesús, Hijo único de Dios hecho hombre, o la confesión de la verdadera divinidad y de la verdadera humanidad del Cristo uno. La reflexión teológica quiere explicar el cómo de esta unidad en la diversidad. El m. resalta en general, y particularmente en oposición a Nestorio, la unidad en detrimento de la diversidad en Cristo.

I. Formas del monofisismo

1. -> Arrianismo y apolinarismo. El arrianismo (por lo menos el llamado de la segunda generación) y el apolinarismo interpretan a Cristo según el esquema rigurosamente entendido de logos-sarx, es decir, Cristo es logos y sarx (carne, cuerpo) sin alma humana, de forma que el Logos (entendido entre los arrianos como un ser superior, pero creado; y entre los apolinaristas como Dios en sentido estrictamente niceno) ocupa el lugar del «alma» y es principio vital de la carne de Cristo y fuente de todos sus actos espirituales y corporales. Logos y carne forman juntos «la única naturaleza (physis hypostasis) del Verbo encarnado» (fórmula principal de las llamadas falsificaciones apolinaristas).

Cirilo de Alejandría, en la polémica con Nestorio (-> nestorianismo), acepta esta fórmula apolinarista de la naturaleza una, pero la interpreta rectamente. Cirilo admite un alma humana y una verdadera naturaleza humana en Cristo. La unidad y diversidad en Cristo no se explican aún por medio de la distinción entre persona y naturaleza. De ahí que esta cristología se preste siempre a tergiversaciones monofisitas, como lo prueban Eutiques y la historia posterior de la -> cristología. Sin esta distinción, una unidad «esencial» o sustancial en Cristo sólo puede explicarse a la manera de una unidad de naturaleza en el mundo objetivo de las categorías. Eso dan a entender las comparaciones de los padres: La divinidad y la humanidad en Cristo son una sola cosa como el alma y el cuerpo en el hombre, se compenetran como el fuego y el hierro (o carbón) incandescente, o como el fuego y la leña en «la zarza ardiendo» (Cirilo) o bien se fusionan como una gota de vinagre con el mar (Gregorio Niceno). Teniendo en cuenta que tras estas comparaciones está la teoría estoica de la krasis (interpenetrabilidad), ellas garantizan la distinción entre divinidad y humanidad, pero son ambiguas.

2. Monofisismo clásico. Se forma en contraste con la cristologfa antioquena y luego con la de Calcedonia, que enseña la doctrina de las dos naturalezas. Su fórmula capital sigue siendo: «una sola naturaleza del Logos encarnado». a) Monofisismo real. Solamente de pocos teólogos cabe sospechar que admitan en Cristo una mezcla real de divinidad y humanidad para formar un tercer ser, o bien la eliminación de la divinidad en favor de la humanidad (o a la inversa). Por lo general los adversarios no entendieron bien sus fórmulas (p. ej., León i y los papas de los siglos v y vi). Vieron con mayor claridad la situación Vigilio de Tapso (PL 62, 110) y Juan Damasceno (PG 94, 741; cf. LThK vu 563s), b) Monofisismo verbal. Sus adictos son monofisitas tan sólo por sus palabras o fórmulas. Se quedan en el terreno de la cristología de Cirilo, anterior al concilio de Calcedonia. A la cabeza van entre otros Severo de Antioquía (severianos), Filoxeno de Mabbug, Timoteo Aelurus, Jacobo de Sarugh, Pedro Ibero. La insuficiente base precalcedónica conduce a nuevas escisiones (enumeradas en PG 83,53), así en la controversia sobre la pasibilidad (mortalidad natural) del cuerpo de Cristo, que es negada por Julián de Halicarnaso (aphthartodocetas»). Profesan este m. verbal hasta hoy las siguientes iglesias: la copta, la etiópica, la sirio-occidental (jacobistas) y la armenia, que después del Calcedonense se separaron de la Iglesia bizantina. Se han entablado diálogos de unión con la Iglesia ortodoxa griega.

II. Juicio

1. El m. arriano y apolinarista con su síntesis de divinidad y humanidad es una estricta violación de la trascendencia del Logos y una falsificación de la relación entre Dios y el mundo (Arrio se apoya en el esquema neoplatónico en-nous-pneuma-sómata).

2. Pero tampoco el m. verbal supera suficientemente el peligro de una falsa interpretación de la unidad de divinidad y humanidad en Cristo, como lo prueban el monenergismo y el monotelismo. Sólo la doctrina calcedonense de una sola persona (hipóstasis) y dos naturalezas (que también requiere una interpretación cada vez más profundizada) conduce más lejos. El «sin mezcla y sin separación» del Calcedonense debe prevenir también contra una mentalidad monofisita que a veces repercute en otros campos de la teología, a saber, cuando se trata de la cooperación entre Dios y el hombre y su interpretación amenaza con menoscabar la parte humana, p. ej., en la inteligencia de la -> Iglesia, de la -> inspiración (palabra de Dios en la palabra del hombre; inerrancia de la Escritura), de la -> gracia y la libertad, de la relación entre la -> Iglesia y el mundo (autonomía de lo profano), así como entre la historia sagrada y la profana. Pero igualmente debe evitarse una separación pseudonestoriana.

BIBLIOGRAFÍA: Fuerrres y aIBUoGRAFLA: Altaner-Stulber ff 115 s. — TsATADOS: J. Lebon, Le monophysisme sévérien (Lv 1909) (obra capital para enjuiciar ecuménicamente el m. verbal); Hem, La christologie du monophysisme syrien: Chalkedon I 425-580. — Chalkedon II 95-192 (M. und Kaiserpolitik) 193-314 (M. und Mönchtum) 697-733 (monophysitische Liturgien) 873-939 (M. und Scholastik); E. Bergstraßer, Philoxenus von Mabbug. Zur Frage einer monophysitischen Soteriologie (B 1955) 43-61; P. Krüger, Das Problem der Rechtgläubigkeit Jakobs von Serugh und seine Lösung: OstKSt 5 (1956) 158-176 225-242. — an4 uo-0RAFIA: Handbuch der Orientalistik I/8 Tl. 2 (Lei 1948) 215 s 266 ss 306 ss 318-324; Chalkedon 1II3 849-856 877 ss; A. Grlllmeter: LThK2 VII 563 ss.

Aloys Grillmeler