E) ESCOLÁSTICA TARDÍA

 

La e.t. se vio ante numerosas y dispares tareas, que ella resolvió con habilidad muy diversa en cada caso y con abundancia de sentencias en torno a los problemas. En muchos aspectos puso en marcha la evolución del futuro.

1. Sistemas de escuela

La formación de grandes sistemas en el siglo xiii significa el punto culminante y fin de un proceso. Pero los sistemas encerraban grandes problemas. Sus presupuestos tenían que ser sometidos a comprobación crítica, algunas de sus partes debían elaborarse y pulirse. Finalmente fue necesario esquematizar la masa de material para los principiantes. La e.t. se sintió vinculada especialmente a los sistemas de Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham, pero también a la teología de Agustín, de Buenaventura, de Alberto Magno y del Pseudo-Dionisio, teología que ella estudió mediante el esfuerzo comunitario de «escuelas» enteras.

No pueden trazarse límites rigurosos ni entre la alta escolástica y la e.t., ni entre los sistemas de las diversas escuelas. Esencialmente se pueden distinguir (con B. GEYER, Ueberweg II 583) tres sistemas de escuela: el -+ tomismo, el -3 escotismo y el ->nominalismo de Ockham. Pero también cabe (con M. GRABMANN, G 95ss) citar un número mayor de escuelas, así, además de las mencionadas: la --> escuela agustiniana (->agustinismo, B), la escuela de los carmelitas y la escuela de los cistercienses. Algunas figuras de la baja edad media, como Nicolás de Cusa y Dionisio el Cartujo, no pueden ordenarse en ninguna de las escuelas citadas (GRABMANN, G 119). Entre las escuelas se produjeron apasionados combates. La pugna se convirtió en antagonismo entre la vía antigua (en la que estaban incluidos el tomismo y el escotismo) y la vía moderna (Ockham). Aunque el sistema de Ockham fue prohibido al principio, sin embargo él llegó a predominar con rapidez, especialmente en las universidades (GEYER, ibid. 583).

En la e.t. junto al aristotelismo se mantuvo también la línea neoplatónica, la cual influyó particularmente en la mística especulativa de los siglos xiv y xv, así, p. ej., en el sistema del maestro Eckhart, que configuró esencialmente la mística de toda esta época (GEYER, ibid. 531).

No hemos de olvidar que en todos los sistemas de escuela se comentó celosamente, por un lado la sagrada Escritura y, por otro, el libro de las Sentencias, de Pedro Lombardo.

2. Tendencias fundamentales

Las tareas que condujeron a la formación de escuelas, promovieron tendencias fundamentales que repercutieron de manera peculiar en cada sistema de escuela. Se llegó a la formación de escuelas sobre todo por el hecho de que un bando impugnó a un maestro y, como reacción, salió en defensa suya una orden religiosa (y en el caso del ockhamismo también salieron en defensa suya las universidades). Por tanto la formación de escuelas estaba de antemano bajo el signo de la crítica y de la defensa. Así se desarrollaron tendencias críticas y tendencias a la afirmación del sistema que dominaron decisivamente toda la época (GEYER, ibid. 583).

Los esfuerzos críticos del tiempo se referían tanto al campo histórico como al lógico. Fue un óbice para el desarrollo de la crítica histórica el hecho de que, a partir de Alberto Magno y Tomás de Aquino, el pensamiento medieval tuviera una «orientación esencialmente aristotélica» (GEYER, ibid. 551). Pues, en efecto, el aristotelismo por su teoría de la ciencia niega que la historia pueda ser objeto de una ciencia (H. MEYER, Die Wissenschaftlehre des Thomas von Aquin: PhJ 47 [1934] 189). Dentro de la dirección histórico-crítica son representativos los teólogos agustinos, los cuales no estaban tan fuertemente bajo la influencia de Aristóteles. De todos modos, en los teólogos de este tiempo hallamos con frecuencia un dominio sorprendente de las fuentes patrísticas y escolásticas (D. TRAP1, Augustinian Theology of the 14th Century, en «Augustiniana» 6 [1956] 185). En la confusión política y eclesiástica de finales de la edad media se perdió este núcleo de saber histórico (J. Kocx, Scholastik, RGG3 V, 1498).

La tendencia lógico-crítica alcanzó de tal modo el predominio frente a la históricocrítica, que en gran parte ella marcó el sello característico en la escolástica de finales de la edad media. Para esta evolución revistió especial importancia el sistema de Guillermo de Ockham (GEYER, ibid. 583).

3. Ockhamismo

En su actitud crítica Ockham va más lejos que Juan Duns Escoto. Éste había reducido el núcleo de los principios que Tomás de Aquino consideraba demostrables por la mera razón. Ockham no reconoció en absoluto ese núcleo. También la existencia, la unidad y la infinitud de Dios se convierten en meros artículos de fe (GEYER, ibid. 571).

Como punto de decisiva discusión entre los moderni y los antiqui podría considerarse el problema de los universales. La solución dada a este problema tiene hondas consecuencias para la filosofía de la naturaleza, la metafísica y la teología (GEYER, ibid. 586). Dentro del ockhamismo los teólogos moderados alcanzaron la preponderancia frente a los extremistas.

4. Eclesiología

La fuerza teológica de la e.t. en buena parte se vio impedida por las grandes conmociones políticas y eclesiásticas en la baja -a edad media. En este tiempo se escribieron gran número de tratados eclesiológicos. Ciertamente los problemas eclesiásticos del momento encauzaron la discusión en una determinada dirección (p. ej., las discusiones entre papalistas, episcopalistas y conciliaristas: -> conciliarismo), pero en parte se argumentó también con notable profundidad dogmática. Frecuentemente se trataba de justificar posiciones totalmente concretas, p. ej., en los tratados de Ockham sobre política eclesiástica. Pero los grandes eclesiólogos de la época guiaron una y otra vez hacia la cuestión de la esencia (Juan de Segovia, Nicolás de Cusa, Juan de Torquemada).

5. Concepción de la teología

La refinada elaboración de los medios lógicos -especialmente por parte del ockhamismo - y su aplicación a la teología centró la atención en el carácter científico de la teología. Pero la acentuación del carácter lógico-formal de ciencia hizo que retrocediera la importancia decisiva de las preguntas existenciales. Así pudo extenderse el conocido afán escolástico de disputas. Pero ya en la baja edad media se produjo una fuerte reacción en contra. Eckhart resaltó que es más importante ser «maestro de vida» que «maestro de lectura» (Meister Eckhart, editado por F. PFEIFPER, en «Deutsche Mystiker des 14. Jh.» [Go 31914, nueva edición Aalen 1962] 599).

Se perdió en gran parte la concentración de la teología en sus temas decisivos. En el ockhamismo incluso se socavó teoréticamente la unidad de la teología y de su primer sujeto. Como contrapartida frente a estas tendencias disolutivas, se abrió paso un nuevo preguntar acerca del núcleo de la revelación y de la teología. Especialmente en la devotio moderna y en la mística, la cruz de Cristo y la situación existencial del hombre pasaron a constituir el centro de las meditaciones.

6. Esfuerzos pastorales

Del gran interés pastoral de la baja edad media dan un elocuente testimonio las colecciones sumamente numerosas de sermones que proceden de esta época. Entre los sermones de la baja edad media abundan los compuestos en forma escolástica. El momento escolástico y docente repercute allí en manera poco satisfactoria. La falta de impulso kerygmático, la desmembración externa de los puntos de predicación, la pérdida de un fundamental móvil directivo y la fría erudición son demasiado frecuentes. Ciertamente no podemos ignorar que junto a muestras de poco valor hay también magníficos ejemplares de un sencillo y sabio arte de predicar. No es posible emitir aquí un juicio acabado porque la literatura relativa a la predicación en la escolástica tardía todavía está menos investigada que la teología de esa época.

En la baja edad media siguió desarrollándose un género literario que había surgido ya en la época anterior y que tenía la finalidad de proporcionar a los simples sacerdotes los necesarios conocimientos teológicos y canónicos para sus tareas pastorales, especialmente para la administración del sacramento de la penitencia (J. ZIEGLER, Die Ehelehre der Pónitentialsummen von 1200 bis 1350, en «Studien zur Geschichte der kath. Moraltheologie» 4 [Rb 1956] 4). A diferencia, p. ej., de la literatura de consolación en la baja edad media y de muchos escritos compuestos según el espíritu de la devotio moderna, estas obras se hallan cercanas a la escolástica. En parte se trata de «sumas» voluminosas, en parte de tratados más pequeños (P. MICHAUD-QUANTIN, Sommes de casuistique et manuels de confession au moyen age [XII siécle], en «Analecta Mediaevalia Namurcensia» 13 [Lv 1962] 9s). Entre ellas la obra clásica fue durante largo tiempo (1338-1444) la Summa de casibus conscientiae, de Bartolomé de Pisa (ZIEGLER, ibid. 14s).

La crítica de Lutero a la escolástica tardía se dirigió no sólo contra el ockhamismo y el aristotelismo de la misma, sino en parte muy considerable también contra las obras pastorales redactadas a la manera escolástica.

BIBLIOGRAFIA: K. Werner, Die Scholastik des spateren MA, 5 vols. (W 1881-87); G. Ritter, Studien zur Spatscholastik, 3 vols. (Hei 1921-27); F. Ehrle Der Sentenzenkommentar Peters von Candia (Mr 1925); R. Stadelmann, Vom Geist des ausgehenden MA (Hl 1929, reimpr. St 1966); Grabmann M 92143; P. Vignaux, Nominalisme au XIV' si6cle (Montreal 1948); A. Maier, Studien zur Naturphilosophie der Spatscholastik, 5 vols. (R 1949-58); Meyer A W 1112 297-362; B. Geyer, Die patristische und scholastische Philosophie: Ueberweg II 528587; D. Trapp, Augustinian Theology of the 14th Century: Augustiniana 6 (1956) 146-247; M. de Gandillac, Ockham et la «Via moderna»: FlicheMartin XIII (1956) 449-512; P. Michaud-Quantin, Sommes de casuistique et manuels de confession au moyen Age (XII-XVI sibcle): Analecta Mediaevalia Namurcensia 13 (Lv 1962); H. Junghan, Ockham im Lichte der neueren Forschung. Dargestellt an Hand der Arbeiten des Franziskaners Philotheus Báhner und seiner GesprAchspartner (L 1964); A. Zumkeller, Die Augustinerschule des Mittelalters. Vertreter und philosophisch-theologische Lehre. Übersicht nach dem heutigen Stand der Forschung: AAug 27 (1964) 164-262; H. A. Oberman, SpAtscholastik und Reformation, I: Der Herbst der mittelalterlichen Theologie (Z 1965); idem, Theologie des spAten Mittelalters. Stand und Aufgaben der Forschung: ThLZ 91 (1966) 401-416.

Reinhold Weier