CASIODORO


CASIODORO, que murió hacia el 583, había nacido hacia el 490 de una familia noble de Calabria; fue cuestor, senador, cónsul, prefecto del pretorio y secretario particular de Teodorico; se retiró poco después del 540 a sus posesiones de Calabria, cerca de Esquilache, donde había fundado un monasterio en el que no se sabe si fue o no monje.

Sus obras tienen una orientación más bien práctica, y obedecen a circunstancias ambientales: de carácter histórico y político las de su época dedicada al servicio del estado, y para la instrucción de sus monjes en las ciencias profanas y teológicas las escritas en su retiro. Entre las primeras hay que contar la Crónica universal y la Historia de los godos, conocidas sólo en extractos, y las Cartas varias, una colección de más de 540 actas oficiales de gran valor histórico. Entre las segundas, una Historia eclesiástica en que refunde básicamente las obras de Sócrates y Sozomeno, que pasaron así al mundo medieval occidental; y las Instituciones de lecciones divinas y humanas, que son una introducción a la teología y un esquema para el estudio de las siete artes liberales.


Comentarios a los Salmos

La Eucaristía:

Aparejaste delante de mí una mesa contra mis perseguidores. Se cuenta el séptimo motivo de alegría cuando dice: Aparejaste delante de mí, esto es, predestinaste un altar santo, al cual contempla toda la Iglesia, al cual rodea el pueblo cristiano. Pues mesa ha sido llamada de mes, porque en un mismo día (del mes), según el rito de los gentiles, tenían lugar los banquetes. Mas la mesa de la Iglesia es dichoso convite, feliz banquete, hartura de fe y manjar celeste. Mas es claro que esa mesa está aparejada contra aquellos que, sumergidos en alguna perversidad, contristan gravemente con su error a la Iglesia de Dios; de los cuales dice el Apóstol: Quien come indignamente, come y bebe su propia condenación, por no hacer discernimiento del cuerpo del Señor, a saber, del cuerpo que se dio para remisión de los pecados y para que poseyéramos la vida eterna. Y acuérdate que mesa se toma en buen sentido y en malo; como dice el Apóstol: No podéis tener parte a la vez en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios.

(22, 6; BAC 118, 1108).

MOLINÉ