EL SER HUMANO, ANIMAL RITUAL


por Juan José Tamayo-Acosta


"Los ritos son necesarios», le dice el zorro al principito
En el bello libro de A. Saint Exupéry El principito, el zorro y el 
principito entablan un curioso y nada intrascendente diálogo sobre 
los ritos. El zorro asevera solemnemente: «Los ritos son 
necesarios». El principito, con el espíritu inquiridor que le 
caracteriza, pregunta: «¿Qué es un rito?». A lo que el zorro 
responde de esta guisa:

Es lo que hace que un día sea distinto de los otros días; una hora, de 
las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves 
bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día 
maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran 
en día fijo, todos los días se parecerían, y yo no tendría vacaciones .


El diálogo precedente expresa diáfanamente la necesidad e 
importancia de los ritos, así como su fundamentación 
antropológica.
H/ANIMAL-RITUAL: Muchas han sido las definiciones que se han 
dado del ser humano: animal político, animal utópico, homo faber, 
homo sapiens, animal simbólico, animal libre, animal racional. 
También se le ha definido, y con razón, como «animal ritual» o 
«ceremonial». El ser humano siempre se ha comportado 
ritualmente, hasta el punto de que no resulta exagerado afirmar que 
el rito es un elemento constitutivo de la existencia humana.
El ser humano, social como es, necesita manifestaciones externas 
para relacionarse con el mundo y sus semejantes. 
A través de los ritos, el ser humano guía su existencia y pone 
orden en su vida, con frecuencia desordenada, y en la relación con 
los demás, con frecuencia turbulenta. Los ritos constituyen un 
importante cauce para superar o, al menos, desdramatizar las 
tensiones entre los miembros del mismo grupo humano.
RITOS/NECESIDAD: Los ritos constituyen una defensa instintiva 
del ser humano frente al desarrollo unilateral de la inteligencia y su 
influjo antisocial. Son una respuesta a la angustia que produce en el 
ser humano la realidad amenazadora que se le impone y no siempre 
puede controlar. Representan, a su vez, un buen antídoto frente a 
la rutina de la vida, al romper la uniformidad y monotonía en que se 
desarrolla la existencia humana. A esta ruptura del tedio que 
impone la pesada cotidianidad se refiere el zorro cuando dice que el 
rito es lo que hace que no todos los días y todas las horas sean 
iguales.
La esencial ritualidad del ser humano se asienta en cuatro bases 
fundamentales. La primera consiste en la no-coincidencia del ser 
humano consigo mismo ni con la realidad que le rodea, y en la 
tendencia a trascenderse a sí mismo y al mundo2. Éste es un dato 
de toda antropología no reduccionista, sea filosófica o teológica. El 
principio de trascendencia del ser humano respecto a sí mismo y a 
lo que le circunda se inscribe en su propia dimensión espiritual. La 
segunda razón consiste en que los ritos nos ayudan a ser nosotros 
mismos, a realizar nuestro ser, acercarnos al cosmos para 
realizarlo, comprenderlo y «representar» su sentido. La tercera 
consiste en el carácter corporal y temporal del ser humano. Éste no 
puede comunicarse en directo y verticalmente con el misterio, con la 
trascendencia, con lo sobrenatural; entra en comunicación con la 
realidad o las realidades que le trascienden a través del cuerpo.
La cuarta base o raíz del rito está en la necesidad que el ser 
humano tiene de encontrar una explicación última de la realidad, a 
la que confiar toda su persona -mente, cuerpo, sentimientos-, y una 
ética que regule su vida.
El ser. humano no se queda en la satisfacción de las necesidades 
materiales, como comer, vestirse, protegerse de los climas 
adversos. Busca comprender el mundo en que vive y celebrar 
ritualmente los acontecimientos más importantes de la vida. La 
acción humana no se agota en las actividades mercantiles, ni en 
sus conocimientos científicos, ni en sus habilidades técnicas.
La fundamentación antropológica de los ritos constituye un buen 
antídoto frente a la frívola desvalorización de los mismos, tan 
extendida hoy en ambientes influidos por el pragmatismo y la 
técnica.

Los ritos de la vida
RITOS/V: V/RITOS: El ser humano tiende a configurar su 
existencia por vía ritual. Los momentos principales de la vida suelen 
ser celebrados en todas las culturas a través de ritos: el nacimiento, 
la pubertad, la madurez, el matrimonio, la jubilación, la muerte. 
También se celebran ritualmente las diferentes etapas del año y las 
distintas fases de la naturaleza: fiestas del año nuevo, de la 
primavera, de la siembra, de la cosecha. Objeto de celebración 
ritual son los acontecimientos más importantes de una colectividad 
(tribu, familia, pueblo, nación, estado, etc.): la fiesta del patrono y/o 
de la patrona de la ciudad o del pueblo, la liberación o 
independencia de un pueblo. Envuelta en ritualidad se encuentra la 
celebración de acontecimientos como sellar la paz entre los 
pueblos, la toma de posesión de cargos de responsabilidad, el 
homenaje a personalidades que han destacado en su profesión, 
etc.
La ritualidad caracteriza importantes fenómenos lúdicos de la vida 
humana, como las corridas de toros, los partidos de fútbol, los 
conciertos musicales. En todos los casos hay una manera ritual de 
vestir (traje de luces en el toreo, uniforme en un concierto), de 
colocarse en escena, de moverse, de saludar, de despedirse, de 
actuar. La transgresión de alguna de las reglas del juego en 
cualquiera de los ejemplos referidos comporta irresponsabilidad e 
irreverencia para con el público y para con la profesión.
De entre los múltiples ritos celebrados por las comunidades 
humanas, religiosas o no, nos fijamos, siguiendo a Widengren, en 
tres: de nacimiento, de iniciación y ritos anuales.
Los ritos de nacimiento comprenden el acto de dar nombre al 
recién nacido y de incorporarlo a una determinada comunidad 
humana y/o religiosa. En la religión semítica era la circuncisión; en 
el cristianismo, el bautismo.
Los ritos de iniciación celebran el paso de la infancia a la adultez 
, acentuando a vece s la madurez sexual y la incorporación plena a 
la comunidad. La persona rompe los lazos con la etapa anterior y 
entra en una nueva vida. El paso de una etapa a otra es 
representado por una serie de pruebas físicas y psíquicas, a veces 
muy duras, como ayunos, aislamiento, ejercicios de resistencia.
La iniciación tiene que ver con el nuevo nacimiento: muerte a la 
vi da anterior y resurrección a una nueva vida . Ése es el sentido 
que da Pablo al bautismo cristiano:
¿Ignoráis acaso que todos a quienes el bautismo ha vinculado a Cristo 
hemos sido vinculados a su muerte? En efecto por el bautismo hemos 
sido sepultados con Cristo quedando vinculados a su muerte, para que así 
como Cristo ha resucitado de entre los muertos por el poder del Padre, así 
también nosotros llevemos una vida nueva (Rom 6, 34).

Los ritos anuales. Las culturas agrícolas entendían y vivían el 
tiempo cíclicamente. Su vida se regía por los ciclos de la naturaleza. 
Prestaban especial atención desde el punto de vista ritual a la 
sementera y a la recolección.
En el Próximo Oriente, la fiesta del Año Nuevo era el 
acontecimiento ritual más importante del año. La celebración 
consistía en un drama ritual cuyo núcleo central era la lid que tenían 
que salvar los poderes malignos con el dios supremo. El drama se 
desarrollaba en dos momentos: el primero se centraba en la lucha, 
pasión y muerte del dios; el segundo giraba en torno a su 
resurrección y posterior matrimonio sagrado.
Hay también ritos de purificación, de sangre, funerarios, 
exorcismos, de acción de gracias por los favores recibidos, de 
expiación por los pecados, de consagración de lugares o personas 
sagradas.

¿Qué son los ritos?
RITOS/QUE-SON: Tras esta primera aproximación a los ritos, 
podemos proceder ya a una definición más precisa de los mismos, 
centrándonos en los ritos religiosos. Los ritos son acciones 
simbólicas que tienen que ver con lo sagrado, son realizadas 
generalmente en un contexto grupal, conforme a unas normas y 
rúbricas previamente establecidas y debidamente aplicadas, 
repetidas con cierta periodicidad, con la intención de hacer 
presente el mundo trascendente que se quiere simbolizar, e 
intercalando las acciones con las palabras 3.

Los ritos, religión en acción
La primera característica de los ritos es que son acciones. 
Remiten, por tanto, a la dimensión activa, dinámica, de la persona y 
de la existencia humana. El ser humano no es una momia, ni una 
estatua de sal, sino persona en acción. La acción, una de las 
categorías aristotélicas, se ha convertido en categoría 
antropológica central gracias a diferentes tradiciones filosóficas y 
culturales de distinto signo: el marxismo, el pragmatismo, Bergson, 
Sorel, el existencialismo, la teología política, la teología de la 
liberación, etc. 4.
Aristóteles distingue entre acción (praxis) y producción (poiesis). 
El filósofo griego entiende la acción como el proceso y el resultado 
de actuar. Plotino opone la acción a la contemplación, privilegiando 
ésta y considerándola como la culminación de la existencia humana. 
Marx distingue entre interpretación y transformación del mundo; con 
él se inicia una tendencia a considerar la acción («praxis») como un 
(o «el») componente fundamental. «Hasta ahora -afirma en su 
conocida Tesis Xl sobre Feuerbach- los filósofos se han dedicado a 
interpretar el mundo. De lo que se trata es de transformarlo». 
Blondel no opone el ser a la acción, sino que busca la constitución 
del ser a través de la acción.
En el rito el significante es la acción humana. A través de ella se 
ponen en juego todas las potencialidades del ser humano: las 
mentales y las corporales. Los ritos no se mueven en el nivel del 
discurso religioso; son la religión en acción. Constituyen una de 
principales mediaciones de lo sagrado.

HACIA LA COMUNIDAD 3
Los sacramentos, liturgia del prójimo
EDITORIAL TROTTA MADRID-1995.Págs. 66-71