TEXTOS BÍBLICOS, REFLEXIONES
Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


"Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6)

 

Gn 33,1-12:

"Pongámonos en marcha"

Sal 133 (132):

Qué bien vivir los hermanos (y hermanas) unidos

Hch 10,19-25:

Vete sin dudar

Jn 17,20-33:

Para que el mundo crea

 

Comentario

            El Señor ha despertado en los cristianos un profundo deseo de unidad. Nos ha hecho ver que este deseo se halla en los cristianos de diferentes tradiciones, y que es un signo de que el Espíritu Santo ha actuado en todos nosotros, estimulándonos a reconocer que debemos obedecer su voluntad. Cuando levantamos los ojos, en seguida vemos a los hermanos y a las hermanas, de otras comunidades cristianas, que nos ofrecen los dones como frutos de la gracia.

            Con trabajo, a menudo y lentamente, hemos reconocido todo lo que ya nos une mediante el bautismo en Cristo y la fe que confesamos. Con duda, pero cada vez con más confianza, nos hemos dicho unos a otros: no quedemos solo en esto, "caminemos, que yo voy a tu lado". La oración del Señor está en disposición de acogida: nos abrió el camino por su sangre y por su Espíritu, nos acompaña a lo largo de este camino. Su más precioso don será cuando nosotros permanezcamos verdaderamente juntos en la unidad. Hemos pasado el punto del no retorno. Esta ruta conduce a la plenitud de la comunión de unos con los otros y con la Santa Trinidad. Animémonos mutuamente a perseverar en esta búsqueda de la unidad plena y visible de los cristianos. Tal unidad de fe y de vida hará posible un testimonio común en profundidad, no alterado por las divisiones, discordias y rivalidades. Si hay una sola comunión de cristianos que viven verdaderamente su curación y su reconciliación, el mundo verá la verdad de nuestras palabras que proclaman a Jesucristo como el enviado del Padre, Señor nuestro y de ellos.

            "Él es fiel en sus promesas", por lo que podemos afirmar nuestra esperanza sin ninguna duda, incluso cuando el mismo Señor nos ha revelado lo que ya compartimos, nos ha animado a ir hasta el final del camino con él, de estar plenamente unidos en su verdad y en su vida con el Padre y el Espíritu Santo. Con razón nos podemos sentir responsables de los otros puesto que nos consideramos como hermanos y hermanas. Podemos animarnos, orar juntos, analizar nuestras diferencias y trabajar por su nivelación, nos ayudamos los unos a los otros en el amor y para entender el nuevo llamamiento hacia una conversión más profunda.

Oración

Padre, la noche en que tu Hijo ofreció para siempre el único sacrificio por nuestros pecados oró para que nosotros y todos los que creen en él sean uno, como tú estás en él y él en ti. Apresura el día cuando tu voluntad se cumpla y cuando seamos totalmente uno a fin de que el mundo crea en Jesucristo tu enviado. Para que cada mujer y cada hombre sepa que tú les amas tanto como amas a tu único Hijo. Por tu Espíritu Santo ayúdanos a perseverar juntos con ánimo y confianza en este camino, en Jesucristo nuestro Señor. Amén.