MIÉRCOLES SANTO
Sobre la primera lectura: Isaías 50, 4-9

-Dios me ha dado el lenguaje de un hombre que se deja instruir: Para que, a mi vez, sepa reconfortar al que está muy abatido.

Palabras admirables de psicología humana.

Escuchar.

Capacidad de escuchar: Papel del Siervo de Dios... verdadero servicio entre hermanos...

Saber reconfortar.

Y para ello, ser uno mismo pobre, -dejarse instruir-. Dejarse reconfortar por Dios, para, a su vez, saber reconfortar. Saber lo que es el desaliento, la prueba.

Jesús, habiendo sido probado puede ayudar «a los que han agotado sus fuerzas».

En estos días mi oración se hace más ardiente en favor de «los que ya no pueden más».

Nombro a los que conozco, que están quizá cerca de mí y se encuentran en ese caso.

También pienso en los que están lejos, en todos esos innumerables pobres que hay por el mundo... los mal alimentados, los mal aposentados o sin hogar, los que no tienen el amor de nadie. Todos aquellos con los cuales Jesús ha venido a compartir su condición. Todos los que más se parecen a Jesús... ¡los que ya no pueden más!

-La «palabra» me despierta cada mañana, para que escuche. El Señor Dios me ha abierto el oído.

Jesús, escuchando al Padre.

Abre nuestros oídos, Señor, para que sepamos escuchar a Dios también... y escuchar a nuestros hermanos...

Haz que yo oiga, Señor, a todos mis hermanos que claman dirigiéndose a mí. Haz que oiga el gemido de los pobres, la llamada de los hermanos. Y ayúdame a responder.

Fidelidad. Oído abierto.

Sáname de mi «sordera» habitual.

-Y yo no me resistí, ni me hice atrás. Presenté mis espaldas a los que me golpeaban y mis mejillas a los que mesaban mi barba. No protegí mi rostro de los insultos y de los salivazos.

¡Cuánto paralelismo contigo Jesús!

«No protegí mi rostro»

El colmo de la afrenta: la bofetada dada a un adulto, el salivazo que mancilla el rostro.

Espectáculo insostenible, incluso en la pantalla de cine o de televisión. Jesús recibió salivazos en su rostro.

Perdón, Señor Dios nuestro.

Deberíamos avergonzarnos de nuestros pecados. "Si conocieses tus pecados, te invadiría el terror". B. Pascal.

Contemplo tu hermoso rostro, sucio, mancillado.

«¡Oh Dios santo, oh Dios fuerte, oh Dios inmortal! Ten piedad de nosotros».

-Pero el Señor viene en mi ayuda para que no me alcanzaran los insultos... Es el Señor mi defensor.

El tema de la «humillación» está vinculado al tema de la «exaltación». Jesús sabía que su muerte sería una victoria.

Hay que pensar que Jesús sacó de esos textos, que conocía bien, confortación y certidumbre.

La resurrección está presente ya en la cruz.

Pascua se perfila durante toda la semana dolorosa.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 3
PRIMERAS LECTURAS PARA ADVIENTO - NAVIDAD
CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983. Pág. 166 s.