1. La fiesta de Navidad, quizá la más querida por la tradición popular, está llena de símbolos, ligados a las diferentes culturas. Entre todos, el más importante es ciertamente el portal de belén, como tuve la oportunidad de subrayar el domingo pasado.

2. Junto al portal de belén, como sucede en esta plaza de San Pedro, encontramos el tradicional «árbol de Navidad». Una costumbre asimismo antigua que exalta el valor de la vida pues, en invierno el abeto siempre verde se convierte en signo da la vida que no muere. Generalmente, en el árbol decorado y a sus pies se colocan los regalos de Navidad. El símbolo se hace elocuente también desde el punto de vista típicamente cristiano: recuerda al «árbol de la vida» (Cf. Génesis 2, 9), representación de Cristo, supremo don de Dios a la humanidad.

3. El mensaje del árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es «siempre verde» si se hace don: no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca.

¡Que María nos ayude a vivir la Navidad como una oportunidad para experimentar la alegría de entregarnos a los hermanos, especialmente a los más necesitados!