Ordinario de la Misa

del Rito

Hispano-Mozárabe

 

 

RITOS INICIALES

1. El sacerdote y los ministros se dirigen al altar, mientras el coro canta el canto de entrada:

PRÆLEGENDUM

Se omite en las misas feriales de todo el año y también los domingos de Cuaresma.

2. El sacerdote, inclinado ante el altar, ora en silencio. Puede decir en secreto ésta u otra oración apropiada.

Me acerco a tu altar, Dios omnipotente y eterno,
para ofrecer este sacrificio a tu majestad,
suplicando tu misericordia
por mi salvación y la de todo el pueblo.

Dígnate aceptarlo benignamente
pues eres bueno y piadoso.

Concédeme penetrar el abismo de tu bondad
y presentar mi oración con tal fervor
por tu pueblo santo, que se vea colmado de tus dones.

Dame, Señor, una verdadera contrición y lágrimas
que consigan lavar mis propias culpas
y alcanzar tu gracia y tu misericordia.

3. El sacerdote besa el altar en silencio y se dirige a la sede con los ministros.

En las misas feriales de todo el año y también en los domingos de Cuaresma, se omite el «Gloria a Dios en el cielo» (n. 4) y su oración (n. 6). Después de besar el altar, y llegado a la sede, el sacerdote saluda al pueblo (n. 7), y a continuación se lee la primera lectura (n. 8).

4. A continuación se canta el himno:

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre,

tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;

porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.

5. En las solemnidades, después del «Gloria a Dios en el cielo», el coro canta el Trisagio según se indica en el Propio.

6. Después del «Gloria a Dios en el cielo» y del Trisagio, si se ha cantado, el sacerdote, con las manos extendidas, recita la oración después del Gloria.

ORATIO POST GLORIAM

Al final de la oración todos responden:

Amén.

Si en el Propio no se indica otra fórmula de conclusión, el sacerdote dice la siguiente:

Por tu misericordia, Dios nuestro,
que eres bendito y vives y todo lo gobiernas,
por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

7. El sacerdote saluda al pueblo diciendo:

El Señor esté siempre con vosotros.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

8. El lector lee la Profecía:

PROPHETIA

Lectura del libro...

R/. Demos gracias a Dios.

Al final de la lectura, todos responden:

Amén

En Cuaresma, tanto en las misas feriales como en las dominicales, en lugar de la Profecía se leen dos lecturas del Antiguo Testamento, una sapiencial y otra histórica. Los miércoles y viernes de Cuaresma, en lugar del «psallendum», se cantan los «threni».

9. El coro, terminada la Profecía, canta el responsorio:

PSALLENDUM

10. En las principales fiestas de los mártires puede leerse aquí la continuación de su «pasión» según se encuentra en el Pasionario y a continuación el cántico de Daniel, llamado «Bendiciones»:

BENEDICTIONES

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros Padres,
a ti gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Bendito tu nombre santo y glorioso,
a él gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria,
a ti gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos. Amén.

Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos. Amén.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos. Amén.

Porque el Señor nos sacó de la fosa,
nos libró de la muerte,

nos arranco de la llama ardiente
y nos libró del fuego.

Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Amén.

11. El lector lee el Apóstol:

APOSTOLUS

Lectura de la carta...

R/. Demos gracias a Dios.

Al final de la lectura, todos responden:

Amén.

12. El diácono se dirige al ambón, acompañado por los ministros con cirios encendidos e inciensario, si se usa, y, todos de pie, dice:

El Señor esté siempre con vosotros.

Todos responden:

Y con tu espíritu.

13. El diácono inciensa el libro y proclama el Evangelio:

EVANGELIUM

Lectura del santo Evangelio según...

R/. Gloria a ti, Señor.

Al final de la lectura todos responden:

Amén.

En la Vigilia Pascual la proclamación del Evangelio la hace el Obispo o bien el sacerdote que presida la celebración.

14. A continuación se tiene la homilía.

15. Terminada la homilía, canta el coro los «laudes».

LAUDES

PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS

16. El coro entona el «sacrificium». Si hay ofrenda de los fieles, éstos las llevan al altar.

SACRIFICIUM

17. El diácono extiende el corporal sobre el altar y coloca sobre él la patena con el pan. Echa vino y un poco de agua en el cáliz y lo coloca igualmente sobre el corporal.

El sacerdote puede decir en secreto la siguiente oración:

Mira con rostro complacido,
Dios omnipotente y eterno,
esta oblación de pan y vino
que nosotros, indignos siervos tuyos,
colocamos sobre tu altar;
y recibe nuestra propia vida
como sacrificio agradable a ti
para que, renovados por tu gracia,
te glorifiquemos con nuestras alabanzas.

18. El sacerdote puede incensar las ofrendas y el altar. Se lava las manos en silencio junto al altar y vuelve con el diácono a la sede.

INTERCESIONES SOLEMNES

19. El sacerdote de pie, desde la sede, exhorta al pueblo:

ORATIO ADMONITIONIS

Al final todos responden:

Amén.

Si en el Propio no se indica una fórmula especial, el sacerdote añade la siguiente conclusión:

Por la misericordia de Dios, nuestro Dios,
que es bendito y vive y todo lo gobierna
por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

20. El sacerdote exhorta el pueblo a la oración, diciendo:

Oremos.

Y aclama el coro:

Hágios, Hágios, Hágios,
Señor Dios, Rey eterno,
A ti nuestra alabanza;
a ti nuestra acción de gracias.

21. El diácono recita el Díptico por la Iglesia:

Tengamos presente en nuestras oraciones
a la Iglesia santa y católica:
el Señor la haga crecer
en la fe, la esperanza y la caridad.
R/. Concédelo Dios eterno y todopoderoso.

Recordemos a los pecadores,
los cautivos, los enfermos y los emigrantes:
el Señor los mire con bondad,
los libre, los sane y los conforte.
R/. Concédelo Dios eterno y todopoderoso.

22. El sacerdote dice la Oración entre los Dípticos:

ALIA

Al final todos responden:

Amén.

El sacerdote añade esta conclusión invariable:

Por tu misericordia, Dios nuestro,
en cuya presencia recitamos los nombres
de los santos Apóstoles y Mártires,
Confesores y Vírgenes.

R/. Amén.

23. Prosigue el diácono:

Ofrecen este sacrificio al Señor Dios,
nuestros sacerdotes:
N. el Papa de Roma y todos los demás Obispos,
por sí mismos y por todo el clero,
por las Iglesias que tienen encomendadas,
y por la Iglesia universal.
R/. Lo ofrecen por sí mismos y por toda la Iglesia universal.

Lo ofrecen igualmente todos los presbíteros,
diáconos y clérigos, y los fieles presentes,
en honor de los Santos, por sí mismos y por los suyos.
R/. Lo ofrecen por sí mismos y por la Iglesia universal.

En memoria de los santos apóstoles y mártires,
de la gloriosa siempre Virgen María,
de Zacarías, Juan, los Inocentes, Esteban,
Pedro y Pablo, Juan, Santiago, Andrés,
Acisclo, Torcuato, Fructuoso,
Félix, Vicente, Eulogio, Justo y Pastor,
Justa y Rufina, Eulalia, la otra Eulalia, Leocadia.

R/. Y de todos los Mártires.

Pueden añadirse otros nombres de Mártires.

En memoria igualmente de los confesores:
Hilario, Atanasio, Martín,
Ambrosio, Agustín, Fulgencio,
Leandro, Isidoro, Braulio,
Eugenio, Ildefonso, Julián.
R/. Y de todos los Confesores.

Pueden añadirse otros nombres de Santos.

Lo ofrece la Iglesia de Dios, santa y católica,
por las almas de todos los fieles difuntos:
que Dios se digne en su bondad
admitirlos en el coro de los elegidos.
R/. Concédelo Dios eterno y todopoderoso.

24. Concluye el sacerdote con la Oración después de los Dípticos.

POST NOMINA

Al final todos responden:

Amén.

El sacerdote añade esta conclusión invariable:

Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.

RITO DE LA PAZ

25. El sacerdote dice la oración.

AD PACEM

Al final todos responden:

Amén.

Si en el Propio no se indica otra fórmula de conclusión, el sacerdote dice la siguiente:

Porque tú eres nuestra paz verdadera,
caridad indivisible;
tú, que vives contigo mismo y reinas con tu Hijo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

26. El sacerdote extiende las manos sobre el pueblo y dice:

La gracia de Dios, Padre todopoderoso,
la paz y el amor de nuestro Señor Jesucristo
y la comunión con el Espíritu Santo
esté siempre con todos vosotros.
R/. Y con los hombres de buena voluntad.

27. El diácono se dirige al pueblo y dice:

Daos la paz los unos a los otros.

28. Mientras el sacerdote con los ministros y los fieles entre sí se dan el saludo de la paz, entona el coro el canto de la paz:

CANTUS AD PACEM

Mi paz os dejo, mi paz os doy.

V/. No os doy la paz como la da el mundo.

R/. Mi paz os dejo, mi paz os doy.

V/. Un mandamiento nuevo os doy,
que os améis unos a otros.

R/. Mi paz os dejo, mi paz os doy.

V/. Gloria y honor al Padre, al Hijo,
y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amén.

R/. Mi paz os dejo, mi paz os doy.

Algunas fiestas tienen un canto de paz propio, tal como se indica en la parte correspondiente del Misal.

PLEGARIA EUCARÍSTICA

29. El sacerdote se acerca al altar y dice:

Me acercaré al altar de Dios.

Todos responden:

A Dios que es nuestra alegría.

El diácono dice:

Oídos atentos al Señor.

Todos responden:

Toda nuestra atención hacia el Señor.

El sacerdote, extendiendo las manos, prosigue:

Levantemos el corazón.

Todos responden:

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote dice:

A Dios y a nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios,
que está en el cielo,
demos debidas gracias y alabanzas.

Todos responden:

Es justo y necesario.

30. El sacerdote, con las manos extendidas, dice o canta:

ILLATIO

31. Todos cantan:

Santo, Santo, Santo,
Señor Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu majestad gloriosa.
Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Hágios, Hágios, Hágios, Kýrie o Theós.

32. El sacerdote, con las manos extendidas, dice o canta la oración.

POST SANCTUS

33. En inmediata conexión con su final prosigue:

El cual, la víspera de su pasión,
tomó pan

Toma la patena con el pan y, elevando los ojos, continúa:

dio gracias, pronunció la bendición,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomad y comed:
Este es mi Cuerpo
que será entregado por vosotros.
Cuantas veces lo comáis,
hacedlo en memoria mía.

Todos responden:

Amén.

Deja la patena sobre el altar. Toma el cáliz y prosigue:

Lo mismo hizo con el cáliz al final de la cena, diciendo:

Éste es el cáliz
de la nueva alianza en mi Sangre,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
en remisión de los pecados.
Cuantas veces lo bebáis,
hacedlo en memoria mía.

Todos responden:

Amén.

Deja el cáliz sobre el altar y con las manos extendidas dice:

Cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz,
anunciaréis la muerte del Señor
hasta que venga glorioso desde el cielo.

Todos aclaman:

Así lo creemos, Señor Jesús.

34. El sacerdote, con las manos extendidas, dice o canta la oración.

POST PRIDIE

Al final todos responden:

Amén.

35. El sacerdote junta las manos. Si en el Propio no se indica una fórmula especial, concluye con la siguiente doxología:

Concédelo, Señor santo,
pues creas todas estas cosas
para nosotros, indignos siervos tuyos,
y las haces tan buenas,
las santificas, las llenas
X de vida,

Al decir «las llenas de vida», hace la señal de la cruz sobre los dones sagrados.

las bendices y nos las das,
así bendecidas por ti, Dios nuestro,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN

36. El sacerdote exhorta al pueblo, diciendo:

Profesemos con los labios, la fe que llevamos
en el corazón.

Todos proclaman:

Creemos en un solo Dios Padre todopoderoso,
hacedor del cielo y de la tierra,
creador de todo lo visible y lo invisible.

Y en un solo Señor nuestro Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos.
Dios de Dios, Luz de luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
nacido, no hecho, omoúsion con el Padre,
es decir, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho,
en el cielo y en la tierra.
Que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue sepultado, resucitó al tercer día,
subió al cielo,
está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
ha de ser adorado y glorificado,
y que habló por los profetas.

Y en la Iglesia
que es una, santa, católica y apostólica.
Confesamos que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados,
esperamos la resurrección de los muertos,
y la vida del mundo futuro.

Amén.

37. El coro entona:

CANTUS AD CONFRACTIONEM

Si en el Propio no se indica un texto especial, se canta una de las siguientes antífonas:

Acepta, Señor, en tu presencia nuestro sacrificio,
y sea de tu agrado.

O bien:

Danos, Señor, la comida a su tiempo, abre tu mano,
y sacia nuestras almas con tus bendiciones.

O bien:

Descienda sobre nosotros, Señor, tu misericordia,
como lo esperamos de ti.

O bien:

Cristo, acuérdate de nosotros en tu reino,
y haznos dignos de tu resurrección.

En la Vigilia pascual y en el tiempo de Resurrección del Señor:

Venció el león de la tribu de Judá,
la raíz de David, aleluya.

Durante el canto, el sacerdote parte el pan consagrado y, mientras coloca las partículas en forma de cruz sobre la patena, va evocando los misterios de Cristo que se celebran en el año litúrgico.

  1. Encarnación  
6. Muerte 2. Nacimiento 7. Resurrección
  3. Circuncisión 8. Gloria
  4. Aparición 9. Reino
  5. Pasión  

38. El sacerdote dice con las manos juntas:

Oremos.

A continuación recita la introducción al Padre nuestro

AD ORATIONEM DOMINICAM

39. Prosigue sin interrupción, con las manos extendidas:

Padre nuestro que estás en el cielo
R/. Amén.

Santificado sea tu nombre
R/. Amén.

Venga a nosotros tu reino
R/. Amén.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
R/. Amén.

Danos hoy nuestro pan de cada día
R/. Amén.

Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

R/. Amén.

No nos dejes caer en la tentación
R/. Amén.

Y líbranos del mal
R/. Amén.

Libres del mal, confirmados siempre en el bien,
podamos servirte, Dios y Señor nuestro.
Pon término, Señor, a nuestros pecados,
alegra a los afligidos,
redime a los cautivos,
sana a los enfermos
y da el descanso a los difuntos.
Concede paz y seguridad a nuestros días,
quebranta la audacia de nuestros enemigos
y escucha, oh Dios, las oraciones de tus siervos,
de todos los fieles cristianos,
en este día y en todo tiempo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.

40. El sacerdote eleva un poco la patena y el cáliz, mostrándolos al pueblo, y dice:

Lo Santo para los santos.

41. Deposita sobre el altar la patena y el cáliz y, tomando la partícula —REGNUM—. la deja caer en el cáliz, diciendo en voz baja:

Y la conjunción del Cuerpo y la Sangre
de nuestro Señor Jesucristo
sea causa de perdón para nosotros,
que la tomamos y bebemos,
y de eterno descanso para los fieles difuntos.

42. El diácono se dirige al pueblo y dice:

Inclinaos para recibir la bendición.

Todos responden:

Demos gracias a Dios.

El sacerdote dice:

El Señor esté siempre con vosotros.

Todos responden:

Y con tu espíritu.

Y, extendiendo las manos sobre el pueblo, imparte la bendición:

BENEDICTIO

A cada una de las invocaciones de la bendición el pueblo responde: Amén Al final de ellas el sacerdote concluye con la siguiente fórmula, a no ser que en el Propio se indique una conclusión peculiar:

Por la misericordia de Dios, nuestro Dios,
que es bendito y vive y todo lo gobierna,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

43. Antes de comulgar, el sacerdote puede decir en secreto la siguiente oración:

La comunión de este sacramento, Señor,
limpie las manchas de mis pecados
y me haga digno de cumplir el ministerio
que tengo encomendado;
encuentre en él, ayudado por ti,
apoyo a mi debilidad, santidad de vida
y gozo perpetuo en la compañía de tus Santos.

Recibe el sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor y lo da a continuación al diácono.

44. El sacerdote distribuye a los fieles el sacramento del Cuerpo de! Señor, diciendo a cada uno:

El Cuerpo de Cristo sea tu salvación.

El diácono da a beber del cáliz diciendo:

La Sangre de Cristo permanezca contigo como verdadera redención.

Durante la distribución de la comunión, se canta «Ad accedentes» Si en el Propio no se indica una fórmula peculiar, se utiliza la siguiente:

CANTUS AD ACCEDENTES

Gustad y ved qué bueno es el Señor,
aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a El.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.Gloria y honor al Padre, al Hijo,
y al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

45. Terminada la distribución de la comunión, el coro entona la antífona después de la comunión:

ANTIPHONA POST COMMUNIONEM

Alimentados con el Cuerpo y la Sangre de Cristo,
te alabamos, Señor.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

Durante la Cuaresma, la antífona será:

Se ha llenado nuestra boca de gozo,
nuestra lengua de cantares.

46. El sacerdote, de pie, recita la oración final. Si en el Propio no se indica alguna particular, puede decirse una de las siguientes:

COMPLETURIÆ

Al libar el cáliz de la Pasión del Señor,
gustando la suavidad del cuerpo sacrosanto,
démosle las debidas alabanzas y gracias,
con la alegría desbordante que rezuma su casa.
R/. Amén.

Por la misericordia del mismo Cristo, Dios nuestro,
que con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios,
vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Nutridos con el Cuerpo de Cristo
y santificados con su Sangre
demos gracias a Dios, Padre todopoderoso,
para que en virtud de tal alimento,
perseveremos aquí en costumbres santas
y consigamos la gloria en el reino venidero.
R/. Amén.

Por la gracia y la misericordia
de aquél que es bendito por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Alimentados, hermanos, con este remedio sin par,
elevemos nuestras súplicas a nuestro Dios y Señor,
capaz de sanar nuestros cuerpos y nuestras almas:
El que nos mantiene seguros en la esperanza
y firmes en la fe,
alegrándonos con los esplendores de su creación,
nos mantenga también perpetuamente felices,
entre las demás criaturas, obra de sus manos.
R/. Amén.

Por la misericordia del mismo Dios nuestro,
que vive y todo lo gobierna,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Mientras gustamos, Señor,
la plenitud de tu suavidad y dulzura,
te pedimos que tu presencia realice en nosotros
el perdón de los pecados
y la salvación de nuestras almas.
R/. Amén.

Por tu misericordia, Dios nuestro,
que eres bendito y vives y todo lo gobiernas,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Colma, Señor, de alegría nuestros corazones,
ya que te has dignado darnos
la Eucaristía de tu sagrado Cuerpo;
de forma que así como somos reconfortados
por la recepción de los alimentos,
merezcamos también saciarnos de felicidad
con tus dones espirituales.
R/. Amén.

Por la dignación de tu misericordia, Dios nuestro,
que vives y lo señoreas todo
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Se ha llenado nuestra boca de gozo
y nuestra lengua de cantares.
El Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, Señor nuestro,
que acabamos de recibir
se adhieran a nuestras entrañas
y nos guarden para la vida eterna,
a fin de que toda nuestra vida aquí en la tierra
sea como un anticipo de la vida celestial.
R/. Amén.

Por tu inefable bondad, Dios nuestro,
que vives, y todo lo gobiernas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Demos gracias a la eterna Trinidad,
saciados por la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
cuya Sangre nos redimió a precio elevado.
Pedimos, pues, que por la fuerza de tus sacramentos,
salgamos ilesos de este mundo malvado.
R/. Amén.

Concédenoslo, Dios altísimo,
glorioso en la Trinidad,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Saciados por el Cuerpo y la Sangre de tu Cristo,
te damos gracias, Señor,
rogándote con humildad y devoción
que merezcamos tenerte siempre propicio,
ya que tú eres el médico y el sustento de las almas.
R/. Amén.

Porque eres Dios piadoso y rico en misericordia,
y vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Te rogamos, Señor Jesucristo,
concluidos los misterios de este sacrificio,
que los que ahora hemos recibido
el alimento de la vida espiritual
que dimana de tu Encarnación,
seamos saciados de inefables delicias
cuando vuelvas glorioso.
R/. Amén.

Porque tuyo es el imperio, Dios bendito,
que todo lo gobiernas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Dios, que alimentas a todo viviente
con el sustento material,
aliméntanos con los manjares espirituales
y líbranos de todas nuestras culpas.
R/. Amén.

Con el amparo de tu sumo poder, Dios Padre,
que con el Hijo y el Espíritu Santo, un solo Dios,
vives en gloria por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Dios, salvación eterna de los bienaventurados
y su dicha inestimable,
concede, te rogamos,
a quienes por tu gracia inefable
han recibido dones tan santos y gozosos,
quedar afirmados en santidad y gozo.
R/. Amén.

Porque tuya es la gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Dios, que por tu piedad guardas lo que has dado,
y guardándolo lo acrecientas:
concédenos la protección
y el patrocinio de tus Santos,
y la alegría que brota, por tu gracia,
de la participación en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
R/. Amén.

Protegiéndonos tu misericordia,
oh Dios nuestro,
que vives y todo lo gobiernas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Después de la comunión de tus sacramentos, Señor,
sea efectiva entre nosotros la remisión de los pecados;
para que donde han penetrado
estos puros y santos sacramentos,
no quede rastro alguno de culpa.
R/. Amén.

Ayúdenos en ello tu diestra poderosa, Dios nuestro,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Te damos gracias, Dios todopoderoso,
de quien hemos recibido el pan celestial
y el cáliz de salvación:
imploramos de tu clemencia
que esta santa comunión que hemos recibido
nos procure los remedios eternos.
R/. Amén.

Por la dignación de tu divina misericordia,
Dios único en Trinidad,
que vives y todo lo gobiernas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Derrama, Señor, en nuestro interior
el Espíritu que procede de Ti y de tu Hijo;
así, purificado el vaso de nuestras almas,
te resultará agradable para morar en él,
Trinidad santa, de manera permanente.
R/. Amén.

Por tu dignación misericordiosa,
tú, que vives en gloria con el Hijo
y el Espíritu Santo, un solo Dios,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Dios, que otorgas a tus fieles los dones celestiales,
conserva en nosotros la gracia que nos diste.
Florezca en nosotros el don recibido,
y el alimento espiritual aproveche a nuestras almas
y al cuerpo que las alberga.
R/. Amén.

Que nos lo conceda así tu clemencia,
Dios piadoso y admirable,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Te rogamos, Señor, que nosotros tus siervos
que en este siglo somos llamadosa participar sobre esta mesa de tu Cuerpo y Sangre,
no quedemos excluidos de tu reino,
sino que al menos como cachorrillos
podamos participar de las migajas
que caen de la mesa de tu gloria.
R/. Amén.

Tú que vives y reinas con el Padre
y el Espíritu Santo, un solo Dios,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Dios, que penetras los corazones,
examinas las intenciones,
conoces los pensamientos y salvas las almas:
concede que tu Cuerpo forme en nosotros
un espíritu recto,
que tu Sangre halle nuestro interior
dispuesto a la verdad,
para que, si bebemos el cáliz de la salvación,
no tengamos que beber el cáliz de la ira.

R/. Amén.

Por tu gracia misericordiosa, oh Dios, cuyo reino y poder perdura triunfante por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

CONCLUSIÓN

47. El sacerdote saluda al pueblo diciendo:

El Señor esté siempre con vosotros.

Todos responden:

Y con tu espíritu.

El diácono dice:

Nuestra celebración ha terminado.
En nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Dios acepte nuestros deseos y plegarias en paz.

Todos responden:

Demos gracias a Dios.

El sacerdote besa el altar y, hecha la debida reverencia con los ministros, se retira.