IV. OTROS RITOS LATINOS

 

 

No todos los ritos latinos han podido recorrer plenamente las tres fases necesarias para cerrar naturalmente el arco de su evolución y constitución.

 

I. EN LA IGLESIA AFRICANA. La liturgia que se celebraba en el Africa latina desde los tiempos de san Cipriano de Cartago quedó bloqueada por los acontecimientos políticos que provocaron el desenraizamiento total de aquellas iglesias, sumamente florecientes. Hubo una fase de gestación que habría podido desembocar en un rito local bien constituido. Residuos de la desaparecida liturgia arcaica de Africa han sobrevivido en las liturgias de las Galias y de España. Pero el rito afro-latino en cuanto tal no pudo pasar de la primera a la segunda fase, y obviamente no llegó nunca a la fase constitutiva.

 

2. EL RITO AMBROSIANO. El rito que tuvo a Milán como centro, a consecuencia del exilio voluntario del alto clero y de parte de la ciudadanía milanesa en Génova, vio alterada y perturbada su segunda fase (de creatividad): por mucho que en él influyera también el Oriente litúrgico, desde el principio el rito de Milán se encontró condicionado por modelos romanos mucho más de cuanto lo fueron los otros ritos latinos, en parte porque había sido el primero en erigirse después del romano en parte por la proximidad geográfica de Roma, con su ascendiente moral sobre Milán ascendiente que no se sentía en igual medida en las demás sedes mediterráneas.

 

Se discute sobre la génesis de la primera codificación, la verdaderamente autóctona, de los libros litúrgicos ambrosianos (tercera fase). Los que han llegado hasta nosotros fueron sistematizados, sobre la base de materiales preexistentes, durante el período carolingio, cuando ya no le era posible al rito local sustraerse a la liturgia franco-romana imperante.

 

3. EL RITO GALICANO. El rito galicano comenzó espléndidamente la segunda fase, pero se vio ahogado de repente por la penetración del rito romano, que acabó sustituyéndolo. Los diferentes intentos de codificación, de los que son testimonio sus libros litúrgicos, se vieron faltos de ese mínimo indispensable de centralización que. habría hecho posible una constitución más fuerte del mismo rito, dotándolo de una mayor resistencia frente a la invasión romana. Por eso los resultados de la codificación fueron muy dispares.

 

4. EL RITO CÉLTICO. El rito irlandés, en el que se pueden descubrir signos peculiares de una fase inicial, debió cerrarse precipitadamente en una tercera fase, sin haber tenido un período de creatividad autóctona. Los únicos textos propios dignos de atención son los himnos, cuyos autores se han beneficiado de una tradición poética local.

 

S. EL RITO HISPÁNICO. El único rito que, después del romano, pudo desarrollarse según el ritmo connatural de sus tiempos en las tres fases de su constitución fue el rito hispánico. Cuando se produjo la invasión de los árabes (711), el arco de su formación estaba ya cerrado. La ocupación árabe y el consiguiente bloqueo de la cultura eclesiástica en España contribuyeron más bien a impedir que la liturgia de la España visigótica se desarrollase de forma decadente.