ECOLOGIA, PAZ Y ORACION

(Hacia un nuevo estilo de vida)

Jorge Danielidn, ofm. cap.

 

"Lo que le ocurra a la Tierra, le ocurrirá a los hijos de la Tierra".

Es necesario que el hombre moderno ‑sin negar el aspecto positivo del progreso y de la técnica‑ vuelva a ser el hombre "arcaico" en su actitud respetuosa y reverencial hacia la naturaleza y la creación. Una relación fraterna, familiar y convivencial, como la viven muchas culturas indígenas.

Motivación y objetivo

La lectura de dos textos romanos ‑procedentes de Roma a fines de 1989‑ con referencias explícitas a san Francisco, me movieron a poner tales referencias en su contexto y pretexto, a completarlas y profundizarlas en sus acentos franciscanos.

El primer texto es de J. Ratzinger, o mejor, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo título es "Carta sobre algunos aspectos de la meditación cristiana", de fecha 15 de octubre de 1989. Y el segundo texto está contenido en el Mensaje de Juan Pablo 11 para la jornada Mundial de la Paz, que lleva fecha 8 de diciembre de 1989: "Paz con el Creador, paz con la creación".

La lectura de estos textos me brindaron y nos brindan la oportunidad de recordar ‑tal vez‑ y de reavivar en nosotros las relaciones que existen entre los tres valores del título de esta nota. La ecología, solicitud y respeto por la creación como condición y fruto de la paz del hombre con Dios y con los demás hombres. Y una vez repuesta esta paz entre la creación y el hombre, aquélla (la creación) puede convertirse en un espacio significativo de oración contemplativa, mística y fraterna.

Esta visión religiosa de la creación y del munido la van sintiendo algunos científicos modernos: "La nueva física nos descubre la realidad del mundo tal como la han percibido y vivido los místicos. Ya la humanidad actual no podrá superar su crisis ‑tampoco la faceta ecológica de esa crisis‑ si no se supera y elimina el subproducto cartesiano de la ciencia materialista positivista y si no se abre paso la visión espiritual transcendente del mundo" (F. Capra). Junto con este famoso científico, otros muchos importantes físicos actuales sostienen que la crisis ecológica tiene su más honda raíz en el abandono de la visión religiosa de la realidad del mundo universo.

Sólo así, con esta visión, las ciencias y la técnica pueden dejar de ser instrumento de dominación y depredación de la naturaleza y ponerse al servicio del hombre a través de un profundo respeto y reverencia por la creación.

I. LOS TEXTOS:

SU CONTEXTO, PRETEXTO Y SINTEXTO

El de la Congregación para la Doctrina de la Fe está en nota, al pie de página y suena así:

"El sentido cristiano del "vaciamiento" de las creaturas resplandece de forma ejemplar en el Pobrecito de Asís. San Francisco, precisament? porque ha renunciado a ellas por amor al Señor, las ve llenas de su presencia y resplandecientes en su dignidad de creaturas de Dios y entona la secreta melodía de su ser en el Cántico de las creaturas (cf Esser, Opuscula sancti Patris Francisci Assisiensis, Ed. Ad Claras aquas, Grottaferrata (Roma) 1978, pp. 83‑86; en castellano puede encontrarse en: San Francisco de Asís. Escritos completos y biografías primitivas, La Editorial Católica (Madrid) 1956, p. 71). En el mismo sentido escribe en la "Carta a todos los fieles": "Toda creatura que hay en el cielo y en la tierra, en el mar y los abismos (Hech 5, 13), rinda a Dios alabanza, gloria, honor y bendición, pues él es nuestra virtud y fortaleza; él solo es bueno (Lc 18, 19), él solo altísimo, omnipotente, admirable, glorioso; sólo él santo, digno de ser alabado y bendecido por los siglos de los siglos. Amén" (Ibid. Opuscula, p. 124).

"San Buenaventura hace notar cómo Francisco percibía en cada creatura la huella de Dios y derramaba su alma en el gran himno del reconocimiento y la alabanza (cf Legenda Sa. Francisci, cap. 9, n. 1, en Opera Omnia, ed. Quarachi, 1898, vol. VIII, p. 530: traducción al castellano en: San Francisco... p. 586). (Congregación para la Doctrina de la Fe: Carta... p. 19, nota 23: Ed. Paulinas, Bs. As. 1990).

El contexto, pretexto y sintexto

El contexto y el pretexto es todo aquello que, de alguna manera, condiciona, motiva y matiza la elaboración, lectura y comprensión de un texto. Estos condicionamientos pueden estar fuera de nosotros como, sobre todo, dentro de nuestros esquemas mentales. Siempre ‑querámoslo o no‑ nos acercamos a un texto o a un acontecimiento condicionados por elementos objetivos y subjetivos.

El "sin‑texto" es ‑para mí‑ el mensaje que dejan el texto y las palabras. Analizado y viviseccionado el texto y sacudidas las palabras, queda el mensaje que se descubre y expresa más por intuición que con palabras. Los verdaderos sabios y la gente sencilla descubren como por intuición el "sintexto" o mensaje. Tal vez la respuesta de Cristo a Pedro: "Feliz, porque ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre que está en el cielo" (Mt 16, 17; cf Mt 11, 25) esté en esta línea intuitiva en la que se capta mejor el "sintexto" de las cosas.

El pretexto es la referencia explícita al error de los "mesalianos" (s. IV) renovado ahora, según Ratzinger, en ciertas corrientes modernas de espiritualidad. Efectivamente, hace unos años preocupa a la jerarquía romana la existencia de algunos movimientos de oración que buscan integrar métodos y contenidos de espiritualidades orientales, como el "Zen", la "meditación transcendental" y el "Yoga".

Los "mesalianos", monjes del s. IV, identificaban la gracia del Espíritu Santo con la experiencia sicológica de su presencia en el alma y buscaban prescindir de toda meditación material para la unión directa con Dios, incluso el propio yo y la Humanidad de Cristo. Tentación esta última ‑prescindir de la Humanidad de Cristo‑ que, mal aconsejada, sufrió y logró superar santa Teresa, como ella misma narra en bellas páginas de su Vida (cf Vida, 12, 5; y 22, 1‑5).

A lo largo de la historia de la Iglesia siempre hubo aproximaciones a este error de los mesalianos. Hace unos pocos años Juan Pablo 11, en una homilía en honor de santa Teresa, recordaba que "el grito de la santa en favor de una oración enteramente centrada en Cristo vale también en nuestros días contra algunas técnicas de oración que no se inspiran en el Evangelio y que prácticamente tienden a prescindir de Cristo, en favor de un vacío mental que dentro del cristianismo no tiene sentido. Toda técnica de oración es válida en cuanto se inspira en Cristo y conduce a Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida" (citado en "Carta..." p. 13, n. 12).

a) Contexto inmediato

El contexto inmediato está en el discurso que el documento hace sobre la triple vía, ya clásica en los maestros de espiritualidad: purificación, iluminación y unión.

La búsqueda de Dios mediante la oración exige ascesis, esfuerzo y purificación. Purificación de los propios pecados y errores, de las tendencias egoístas de las pasiones que, en sí mismas, son buenas. Hay que vaciar el espíritu de todas las tendencias egoístas. El vacío que Dios necesita es la renuncia al propio egoísmo, no necesariamente renuncia a las cosas creadas que Dios hizo buenas, que nos ha dado y entre las cuales nos ha colocado.

El contexto más inmediato es una reflexión de san Agustín, maestro en la búsqueda de Dios. "Si quieres encontrar a Dios, abandona el mundo y entra en ti mismo. Pero no te quedes allí, sube por encima de ti mismo porque tú no eres Dios. Empujado hacia él (Dios) a través de las cosas creadas, he intentado conocer sus perfecciones invisibles" (San Agustín, citado en "Carta..." n. 19).

Y en este lugar y contexto el documento propone la forma ejemplar de Francisco en su relación con las creaturas: "precisamente porque (Francisco) renuncia a ellas por el Señor, las ve llenas de su presencia y entona la secreta melodía de su ser en el Cántico de las Creaturas". Y corrobora esta afirmación con un párrafo de la "Carta a todos los fieles" (n. 61 y 62) en el que invita a todas las creaturas a alabar y bendecir al Dios Altísimo, al solo Bueno. Y finalmente cita a san Buenaventura (LM. 9, 1) donde el santo destaca con énfasis el aspecto mediacional de las creaturas y el sentido contemplativo de Francisco.

b) El "sintexto" o mensaje

Lo constituye la absoluta necesidad de las creaturas, sobre todo de la Humanidad de Cristo, para cualquier encuentro, búsqueda o experiencia cristiana de Dios. Y lograr una actitud relacional, fraterna del hombre con ellas.

Ratzinger y, sobre todo, Juan Pablo II como enseguida veremos, ejemplarizan esta actitud fraterna con el estilo de vida inaugurado por el hermano Francisco.

La descripción y profundización de este nuevo estilo de vida las dejo para la última parte de esta nota.

c) El texto de Juan Pablo II

El texto del papa Juan Pablo II y su referencia a Francisco lo propone, como dijimos, en el Mensaje para la jornada Mundial de la Paz (1990). A1 final y como colofón y broche de oro de su reflexión sobre el aspecto ético de la crisis ecológica, se dirige a los hermanos y hermanas de la Iglesia católica y les dice en tono casi testimonial:

"San Francisco de Asís, al que he proclamado patrono celestial de los ecologistas en el año 1979 (cf Carta Apóstolica Inter Sanctos, AAS 71, 1979, p. 1509 ss) ofrece a los cristianos el ejemplo de un respeto auténtico y pleno por la integridad de la creación. Amigo de los pobres, amado por las creaturas de Dios, invita a todos ‑animales, plantas, fuerzas naturales, incluso al hermano Sol y a la hermana Luna‑ a honrar y alabar al Señor. El pobre de Asís nos da testimonio de que estando en paz con Dios podemos dedicarnos mejor a construir la paz con toda la creación, la cual es inseparable de la paz entre los pueblos".

"Deseo que su inspiración nos ayude a conservar siempre vivo el sentido de la `fraternidad' con todas las cosas ‑creadas bellas y buenas por Dios Todopoderoso‑ y nos recuerda el grave deber de respetarlas y custodiarlas con particular cuidado en el ámbito de la más amplia y más alta fraternidad humana" (Mensaje para la jornada Mundial de la Paz, n. 16).

d) Contexto y pretexto

El contexto y pretexto en que el Papa escribe su Mensaje están motivados por el tema de la Paz y marcados fuertemente por la conciencia de que el problema ecológico es fundamentalmente un problema moral.

He aquí algunas frases que señalan la reiterada convicción de esta conciencia:

ü    "La gravedad de la situación ecológica demuestra cuán profunda es la crisis moral del hombre" (Mensaje n. 13).

ü    "Algunos elementos de la presente crisis ecológica revelan de modo evidente su carácter moral" (n. 6).

ü    "Aun reconociendo la utilidad práctica de tales medios (uso menos irracional de los recursos de la tierra) parece necesario remontarse hasta los orígenes y afrontar en su conjunto la profunda crisis moral de la que el deterioro ambiental es uno de los aspectos más importantes" (n. 5).

ü    "En el universo existe un orden que debe respetarse; la persona humana dotada de la posibilidad de libre elección, tiene una grave responsabilidad en la conservación de este orden, incluso con miras al bienestar de las futuras generaciones. La crisis ecológica ‑repito una vez más‑ es un problema moral" (n. 15).

ü    "En nuestros días aumenta cada vez más la convicción de que la paz mundial está amenazada, además de la carrera armamentista, por los conflictos regionales y las injusticias aún existentes en los pueblos y entre las naciones, así como por la falta del debido respeto a la naturaleza, la explotación desordenada de sus recursos, el deterioro progresivo de la calidad de vida" (n. 1).

ü    "La crisis ecológica pone en evidencia la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad, especialmente en las relaciones entre los países en vías de desarrollo y los países altamente industrializados" (n. 10).

ü    "La sociedad actual no hallará solución al problema ecológico si no revisa seriamente su estilo de vida" (n. 13).

II. UN NUEVO ESTILO DE VIDA

Las soluciones coyunturales y técnicas a todos los problemas y consecuencias de crisis ecológica pueden ser útiles, pero no van a la raíz del problema. Se exige un nuevo estilo de vida. El Papa, en su mensaje, propone la "fraternidad" y Ratzinger "el sentido cristiano positivo del vaciamiento de las creaturas", del que Francisco es ejemplo y modelo.

Quisiera, en esta última parte, sugerir y delinear algunos elementos de este nuevo estilo de vida, especialmente con relación a la creación. El hermano Francisco lo vivió, inspirado en el Evangelio y en el alma "arcaica" del hombre en su relación directa y hermana con la naturaleza.

Hay una diferencia abismal entre el estilo del hombre moderno y técnico y el de Francisco en su relación con la creación. La actitud del hombre moderno con las cosas, con la creación e incluso con los hombres, es de dominio y de posesión. Está sobre las cosas, las manipula como simples objetos, las cosifica.

Entre los seguidores‑discípulos de Cristo no debe ser así (ef Mt 20, 25‑28). Por eso el hermano Francisco está junto a las creaturas, convive con ellas, no está sobre ellas, en una actitud de señorío y dominio. Tiene por ellas un sumo respeto porque las considera hermanas y las "personifica", las trata como personas con quienes simpatiza, dialoga y convive con ellas en la misma casa, el mundo de la creación.

1. Manifestaciones del nuevo estilo de vida

Esta actitud de respeto y de igualdad se manifestaba en Francisco de diversos modos, que describen profusamente los primeros biógrafos, en quienes hay una significativa coincidencia.

El respeto y la delicadeza hacia ellas, las creaturas, se expresaban en recomendaciones como éstas:

ü    prohibía a los hermanos que cortaran los árboles de raíz para que pudieran retoñar de nuevo;

ü    mandaba a los jardineros que dejaran un rinconcito libre para las hierbas dañinas, y a los hortelanos un lugar libre para las flores a fin de que también aquéllas y éstas "pregonen la hermosura del Padre de todas las cosas" y "evoquen la fragancia eterna" (2 Cel. 165; cf 1 Cel. 80.81; EP. 113; etc.);

ü    trata con las creaturas en forma tan familiar e íntima que dialoga con ellas y las invita a alabar a Dios (1 Cel. 80.81). Canta con la cigarra (2 Cel. 171) o con la hermana alondra (LM. 8, 9).

2. Motivaciones de esta actitud arcaica y fraterna de Francisco

Todas estas manifestaciones y gestos con la hermana creación no eran puro romanticismo o sólo fruto del alma poética de Francisco. Tenían sus profundas motivaciones teológicas.

La primera motivación que sugiere san Buenaventura (LM. 8, 1) tiene su fundamento bíblico en la afirmación del apóstol Pablo: las creaturas están esclavizadas por el pecado del hombre y sufre dolores de parto "hasta tener parte en la gloriosa libertad de los hijos de Dios" (Rom 8, 18‑23).

Ahora bien, en la medida en que el hombre se libera del pecado, libera también a las creaturas de su esclavitud y les devuelve su condición de hijas de Dios. Y siente una relación de hermandad con ellas.

Es lo que le sucedió a Francisco. Por eso dice acertadamente san Buenaventura: "Por la reconciliación universal con cada una de las creaturas, le retornaba al estado de inocencia" (LM. 8, 1).

a) Experiencia religiosa

Junto con esta explicación teológica el estilo fraterno de Francisco tiene su honda raíz en la experiencia religiosa de la paternidad universal de Dios, uno de los núcleos fundamentales en la vida y doctrina de Jesús.

Esta experiencia de la paternidad universal Francisco la vive en su dimensión vertical ‑todo lo creado lo eleva inmediatamente al Padre (cf 2, Cel. 165)‑ y proyecta esta experiencia, en su dimensión horizontal, a la fraternidad con todas las creaturas (ef LM. 8, 6).

b) Pobreza y minoridad

Pero no tocaríamos la raíz más profunda del estilo fraterno de Francisco si no llegamos a entender el sentido de su pobreza y minoridad, como camino rápido y expedito para la fraternidad.

Hay que superar un sentido "capitalista" de la pobreza. No consiste sólo ni principalmente en la carencia de las cosas, en no tener. La renuncia a la posesión es una consecuencia: se renuncia a las cosas en la medida en que separan y dividen, y ponen una barrera entre los hombres, entre los hombres y las mismas cosas.

La pobreza es algo más profundo: consiste en dejar que las cosas sean, respetarlas tal como son, renunciar al dominio y al sometimiento de ellas.

Este sentido y dimensión de la pobreza franciscana conduce, como de la mano, a estar‑con‑las cosas y no sobre ellas. Y en la mente y en el sentido de Francisco la pobreza se hace sinónimo de humildad: actitud por la que el hombre se coloca en el suelo (humus significa tierra). Por eso Francisco une y hermana frecuentemente en sus escritos estos dos valores evangélicos en una sola expresión: la pobreza y la humildad (cf 1 R. 9, 1; 2 R. 6, 2; 12, 4; Av. 14, 4). "Señora santa Pobreza, el Señor te salve con tu hermana la santa humildad" (Saludo a las Virtudes, n. 2).

La pobreza lleva a Francisco a obedecer y someterse a toda humana creatura y aun a toda creatura: "La santa obediencia (...) le sujeta y somete a todos los hombres que hay en el mundo; y no sólo a los hombres, sino aun a todas las bestias y fieras, para que, en cuanto el Señor se lo permita desde lo alto, puedan hacer de él lo que quieran" (Saludo a las Virtudes, 16‑18).

3. Cántico de las creaturas: oración y paz

Este estilo fraterno de vida con todas las creaturas Francisco lo vivió y lo expresó en el Cántico del Hermano Sol o Cántico de las creaturas. Alaba no tanto a través de ellas sino con ellas al Creador.

Sólo dos cosas quiero señalar con relación a este escrito de Francisco y al motivo de esta nota.

Compuesto hacia el final de su vida, es fruto de una purificación interior profunda y de un largo camino de ascesis y renuncia. Y concretamente, después de haber pasado una noche llena de tribulaciones por sus múltiples enfermedades, sintió compasión de sí mismo, recibió consolación del Señor. A la mañana siguiente dijo a sus hermanos: "Quiero componer para su gloria, para consuelo nuestro y edificación del prójimo una nueva alabanza del Señor". Se sentó, se concentró un momento y comenzó a decir: "Altísimo, omnipotente, buen Señor..." (LP. 83; cf EP. 119).

Esto significa que sólo quien ha hecho este despojamiento interior, como Francisco, puede entonar con autenticidad y verdad el Cántico de las Creaturas. Es difícil dar el título de "hermanas" a las enfermedades, dolores, angustias y, hasta a la misma muerte, si no ha precedido esa purificación interior.

Francisco era un hombre intuitivo y supo leer connaturalmente los dos primeros libros que Dios escribió al hombre para hablarle y ayudarlo a descubrirlo: la creación y los acontecimientos de la historia.

La creación se convierte para Francisco en un templo donde alaba a Dios. Más aún, se convierte en una fuente de oración en la que a través de las creaturas, o mejor, junto con ellas, en una profunda actitud fraterna, bendice y alaba a Dios.

El otro aspecto que quiero destacar es el hecho de haber empleado Francisco este Cántico como instrumento para poner paz entre el obispo y el podestá o alcalde de Asís.

Desde Dios y desde su interior pacificado hizo una lectura de este conflicto y del escándalo y consecuencias para la convivencia en su ciudad natal. Por sus enfermedades el Hermano de Asís no podía realizar estas gestiones de paz que anteriormente había llevado a cabo en reiteradas ocasiones entre ciudades, pueblos y grupos sociales. Llama a uno de sus hermanos y compañeros y le manda que reúna en el obispado al podestá, con los notables de la ciudad y toda la gente que pudiera concurrir. Y llamó también a otros dos compañeros para que en presencia del obispo, del podestá y de toda la concurrencia cantaran el Cántico del Hermano Sol, con la confianza de que "el Señor humillará sus corazones y, restablecida la paz, volverán a su anterior amistad y afecto" (LP. 84).

Y así, efectivamente, sucedió como presentía y esperaba Francisco. Todo terminó con el arrepentimiento, la reconciliación y el abrazo de ambos.

Para esa ocasión Francisco compuso y añadió al Cántico la estrofa relativa al perdón y a los que perdonan.

La fuerza decidora y reconciliadora de las estrofas que evocan la creación, y seguramente, las voces de los hermanos provocaron este desenlace feliz.

Es acertada la constatación que hace el Papa en el Mensaje: "El pobre de Asís nos da testimonio de que estando en paz con Dios podemos dedicarnos mejor a construir la paz con toda la creación, la cual es inseparable de la paz entre los pueblos" (Mensaje... n. 16).

CONCLUSIÓN

"Lo que le ocurra a la Tierra, le ocurrirá a los hijos de la Tierra".

Ojalá que los hombres comprendamos este nuevo estilo de vida y de relación con la "Madre‑Tierra": una relación fraterna, familiar, convivencial, como la viven muchas culturas aborígenes, por ejemplo los hermanos mapuches.

Es necesario que el hombre moderno –sin negar el aspecto positivo de su progreso y de su técnica‑ vuelva a ser el hombre "arcaico" en su actitud respetuosa y reverencial hacia la naturaleza y la creación.

El hermano Francisco, como muchos otros, nos ha mostrado el camino largo y difícil de la pobreza y fraternidad.

A nosotros nos toca descubrirlo, ensayar lo, recorrerlo y vivirlo sin miedos y con mucha esperanza.

 

Cuadernos Franciscanos, Chile, N° 25 1991