El Evangelio de Marcos

Carta de Juan Pablo II
con ocasión de la entrega del Evangelio de Marcos
a las familias de Roma


 

Queridísimo hermano, queridísima hermana, este Libro que te ha sido entregado es el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Lo ha escrito San Marcos, narrando la enseñanza oral del apóstol Pedro, de quien era "intérprete" en la ciudad de Roma y discípulo fiel.

En este Libro del Evangelio --palabra que deriva de la lengua griega y significa "Buena Noticia"-- encontrarás la predicación y los principales hechos de la vida de Jesús de Nazaret, desde el inicio de su misión en Galilea hacia el año treinta de la era cristiana hasta su muerte en la cruz, ocurrida tres años después, y su resurrección y ascensión al cielo.

Una pregunta constante recorre todo el Evangelio de Marcos: ¿Quién es Jesús de Nazaret? ¿Un gran profeta? ¿Un testigo de Dios que habla en su nombre? ¿Un taumaturgo que realiza obras sorprendentes?

La interrogante que los contemporáneos de Jesús y millones de hombres y mujeres se han hecho en estos dos mil años de historia, encuentra en el Evangelio de Marcos una clara y precisa respuesta: JESUCRISTO ES EL HIJO DE DIOS, HECHO HOMBRE, QUE RESUCITANDO HA VENCIDO A LA MUERTE Y DA A QUIEN CREE EN ÉL LA VIDA ETERNA.

Ninguna noticia es más sorprendente que ésta: Dios mismo ha venido a nuestro encuentro personalmente, se ha hecho uno de nosotros, ha sido crucificado y resucitado y llama a todos a participar en su misma vida por siempre.

En esta afirmación está contenida la profesión de fe de los cristianos, el anuncio que ha cambiado la existencia de tantísimas personas en todo tiempo y en todo lugar de la tierra.

Por testimoniar esta fe han muerto los mártires de los cuáles es rica la memoria de la ciudad de Roma; en nombre de esta fe han obrado los Santos de la Caridad que han gastado la propia vida por los hermanos más pobres y sufrientes. Por esta fe vivida con coherencia innumerables generaciones de cristianos han sacado la fuerza para testimoniar el amor por todo hombre, la esperanza inquebrantable en un futuro de justicia y de paz para toda la humanidad.

Al final del segundo milenio, en preparación al Año Santo del 2000 que celebrará el evento del nacimiento de Jesucristo, el misterio de su Encarnación, he convocado a una gran misión ciudadana.

Su finalidad es hacer que resuene en la conciencia y en la vida de todos los habitantes de Roma, en cada familia y ambiente, el mismo anuncio y la misma profesión de fe en Jesucristo que los Santos Apóstoles Pedro y Pablo han testimoniado en nuestra ciudad hasta el martirio.

La misión se desarrollará en tu parroquia durante la cuaresma de 1998. Pero ya este año se ha querido promover la iniciativa «El Evangelio en cada casa», para ofrecer a cada familia el Libro fundamental de la misión y predisponer a todos a acoger la buena noticia allí contenida, con espíritu de fe y de conversión.

Abre con confianza este Evangelio, hazlo objeto de atenta lectura y meditación, tú mismo personalmente o junto a tus seres queridos, en familia. Encontrarás en él paz interior y mucha esperanza y fuerza para afrontar cada día las diversas situaciones de la vida, también aquellas más pesadas y difíciles.

A medida que profundices en la fascinante historia de Jesús de Nazaret, descubrirás que Él no es un personaje del pasado. Sus palabras son la Palabra de Dios que también hoy puede iluminar el camino de tu vida; sus gestos son el signo del amor fuerte y paciente del Padre celeste en tus luchas. Así, paso a paso llegarás a creer y a profesar con conocimiento siempre más claro y gozoso que DIOS TE AMA, CRISTO HA VENIDO POR TI. PARA TI CRISTO ES CAMINO, VERDAD Y VIDA.

Vaticano, Natividad del Señor 1996.

 Juan Pablo II

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