Lucas y su Iglesia

 


1. Un enfoque catequético  

2. El retraso de la Parusía   

3. Finalidad apologética  

4. El factor tiempo       

5. Experiencia de pecado      

6. Llamada a la conversión   

7. Quejas comunitarias

 

1. Un enfoque catequético

   La Iglesia de Lucas se ha ido distanciando de los sucesos que la fundaron. Los lazos con la Iglesia primera van siendo cada vez más débiles. Está constituida mayormente por cristianos de origen gentil que encontraban difícil entender sus orígenes judíos. Viven fuera de Palestina en un mundo religioso y cultural diferente. La tensa esperanza de la segunda venida se ha ido relajando a medida que pasan los años. Hay tensiones originadas por la apostasía y el relajamiento. Lucas en su enseñanza tiene que aplicar las palabras de Jesús a un nuevo Sitz im Leben, de manera que cobren nueva vida. Teófilo ya había sido instruido pero Lucas cree que necesita una segunda instrucción más profunda.

Se ha discutido mucho sobre quién pudo haber sido Teófilo. El título de kravtis­to" sugiere que era una persona de cierta relevancia. Aunque este título se usaba para los gobernadores, no significa que Teófilo fuera gobernador o funcionario romano. Hasta el siglo III no hay constancia de un cristiano que se dirija a otro con este título. En los primeros siglos predomina un trato fraternal sin títulos honoríficos. Pero el hecho de que no tengamos constancia del uso de este título entre cristianos no es un argumento positivo, y puede deberse simplemente al hecho de que no ha sobrevivido ningún libro del siglo II del mismo tipo que la obra de Lucas.

Esta obra no es ciertamente una apología al estilo de los Padres apologistas que escribía para los paganos. Lucas da por supuestas demasiadas cosas para estarse dirigiendo a un pagano. Lucas introduce al lector en un clima de Antiguo Testamento, al que cita continuamente sin dar explicaciones. Como dice A. D. Nock, “si el libro hubiera llegado a un pagano, no lo habría podido entender a menos que estuviese ya medio convertido”.[1] No sólo supone Lucas en su lector un profundo conocimiento del Antiguo Testamento, sino también un sólido conocimiento de cristianismo y sus enseñanzas más esotéricas.

¿Era cristiano Teófilo? ¿Era miembro de la comunidad a la que pertenecía Lucas? ¿Era el Mecenas que había subvencionado el trabajo de Lucas?[2]  El prólogo nos dice que Teófilo ya había sido “catequizado? ¿Qué significa esta palabra? A partir del siglo II significa la instrucción formal acerca de la doctrina cristiana (2 Clem 17,1), pero ya antes podemos encontrar este sentido de algún modo en Pablo (Ga 6,6; 1 Co 14,19; Rm 2,18, y en Hch 18,25 al hablar de Apolo). Lucas usa también este término en el sentido de “recibir una información desfavorable” (Hch 21,21.24). Y puede tener un sentido general de “recibir una información cualquiera”.

Lo que el evangelio pretende es dar a Teófilo seguridad en las informaciones que ya ha recibido. Si se tratara de un magistrado romano, Lucas pretendería corregir informaciones negativas que tuviese sobre los cristianos. Si se tratase de un cristiano, Lucas intentaría corregir determinada formación inadecuada o herética, o simplemente fortalecer la fe de Teófilo que se encontraba pasando por un momento de crisis. Esta última es nuestra suposición mejor fundada. Teófilo era un cristiano devoto, pero necesitado de un “revival” en su fe y una radicalización en su vida espiritual. Teófilo es sin duda un cristiano helenista, de clase alta, a quien Lucas respeta quizás como bienhechor. Esto explica la deferencia para con él, que refleja un cierto grado de mundanización. Pero a pesar de la deferencia con que Lucas le trata, le va a invitar a tomar una actitud más radical en el seguimiento de Jesús.

 

    2. El retraso de la Parusía

El debilitamiento de la tensión escatológica dio paso a una expectación menos viva, y a un enfriamiento del fervor inicial. Para el tiempo en que Lucas escribió los Hechos la Parusía no había tenido lugar. En realidad Lucas no trata sistemáticamente este tema, y para conocer su punto de vista dependemos de algunos dichos sueltos aquí y allí, alusiones veladas, operaciones redaccionales de su material tradicional. Jesús no ha hecho su gloriosa aparición en el cielo, y no ha tenido lugar el cambio de era. El peligro ahora es la somnolencia, la flojera, la falta de fervor. La tentación es volver a la vida mundana. ¿Qué sucede cuando el maestro tarda en volver? (Lc 12,45).

A pesar de que en su obra falta la expectativa urgente de un final próximo, como la que podemos encontrar en Pablo, Hay dichos en Lucas que reflejan todavía la escatología tradicional. Lucas es fiel a sus fuentes, que rezumaban este tipo de escatología inmediata. (“Hay algunos aquí que no gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios” 9,25; “Esta generación no pasará hasta que estas cosas hayan ocurrido” 21, 32; 12,40; 17,24.30; 18,8; Hch 1,11). ¿Por qué no eliminó estos dichos sobre el final inminente que resultaban ya un tanto embarazosos? ¿Seguía Lucas esperando su cumplimiento inmediato? ¿O los mantuvo por pura fidelidad a las palabras tradicionales de Jesús que había encontrado en sus fuentes?

Aunque Lucas mantuvo estos dichos sobre la inminente venida de Jesús, hay muchas indicaciones de que no esperaba que fuera a tener lugar durante su vida. En Hechos, donde no está tan condicionado por las palabras de Jesús, se respira un clima diferente de parusía aplazada. En algunas ocasiones parece indicar incluso que la parusía ya ha tenido lugar, y que las personas que han muerto ya han alcanzado su estado definitivo. Lázaro ya está en el seno de Abrahán (Lc 16,23). El ladrón entra en el paraíso ese mismo día (Lc 23,43). Esteban ve los cielos abiertos en el momento de su muerte (Hch 7,56).

Su propia interpretación de los dichos de escatología inminente da a entender en ocasiones que ya han sido cumplidos anteriormente. Por ejemplo puede entenderse que los dichos a propósito del reino donde los apóstoles se sentarán a comer y beber, y se sentarán sobre tronos, ya han sido cumplidos durante los días después de la resurrección (22,16-18; 28-30).

Lucas más bien proyecta el final hacia un futuro distante, y adelanta la Ascensión como una sustitución de la venida inminente. El precedente de profetas arrebatados al cielo le ofrece una analogía de cómo la promesa de Jesús aguarda su consumación. Los cuarenta días de instrucción del Resucitado preparan para una larga ausencia. La Iglesia no vive en un vacío que ha escapado al control de Dios. El período intermedio ha sido planeado por Dios y tiene una finalidad específica: la misión a todo el mundo.

En cualquier caso, la parusía inminente no es el tema central en Lucas. El cuenta con un largo tiempo entre la ascensión de Jesús y la consumación final de los tiempos.

Esta falta de expectación inminente le lleva a Lucas a hablar de la Iglesia y de sus ministerios como una organización que está aquí para durar. Es lo que algunos han llamado Protocatolicismo. Lucas separa los acontecimientos de su tiempo (persecuciones, falsos Mesías, caída de Jerusalén) de la consumación escatológica. El final no está ahí ya al alcance de la mano; el dueño de la viña ha viajado fuera (Lc 21,9). Es lo que se llama Cristología de ausencia. Pero el Señor exaltado ha derramado su Espíritu, y hay una conexión entre la glorificación de Jesús y el don del Espíritu.

 

    3. Finalidad apologética

El prólogo del evangelio nos proporciona algunas claves importantes sobre la intención de san Lucas. Teófilo ya había sido instruido en la fe, ¿por qué necesita otra instrucción? Lucas quiere darle seguridad, ajsfavleia, en su doctrina, para evitar que la distancia respecto al pasado proyecte una sombra negativa. Dios ha cumplido sus promesas. Los acontecimientos que han sucedido tenían un sentido. Podemos descubrir el orden interno, la secuencia -kaqexh'"- de los acontecimientos. El gran obstáculo para esta seguridad es el retraso de la parusía y el rechazo del evangelio por parte de los judíos.

Ya hemos visto cómo Lucas da razón del retraso de la Parusía como un tiempo de gracia y un tiempo del Espíritu. Veamos ahora su modo enfrentarse con el hecho de que los judíos rechazaron mayoritariamente el evangelio.

Si las promesas hechas a Israel no se han cumplido, Dios no ha demostrado su fidelidad. ¿Cómo pueden los Gentiles confiar en él? Lucas, lo mismo que Pablo en su carta a los Romanos (9-11), trata de defender la obra y la palabra divina en la historia, mostrando que hay en ella un diseño, un orden interno, una dinámica. Dios ha cumplido sus promesas a Israel, y sólo entonces extendió sus bendiciones a los gentiles. Esta coherencia de Dios consigo mismo es la que nos posibilita que tengamos asfaleia, seguridad para el futuro.

Hay un plan de salvación de Dios, un diseño o boulhv (Lc 7,30; Hch 2,23, 4,28; 13,36; 20,27). Todo había estado determinado por Dios (Lc 22,22; 10,42; 17,26,31). La ejecución de este plan se describe en términos de cumplimiento. El cumplimiento de las profecías es un tema frecuente en Mateo y en Juan. Pero en Lucas este concepto se aplica a la historia de salvación. En el prólogo habla de los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros: plhroforei'n”: Lc 24,29 (BJ 18,31). Lucas a menudo hace notar que la pasión fue predicha por los profetas (Lc 24,25 27.44; Hch 2,23+, 3,18.24+; 8,32-35; 13,27; 26,22). En general insiste en el hecho de que todo sucede según lo habían predicho las Escrituras (Lc 18,31; Hch 13,29; 10,43). La palabra plhrou'n aparece en Lc 1,20; 4,21; 9,31; 21,14; 24,44. Sumplerou'n en 9,51. Telei'n puede tener esta connotación (Lc 8,31; 22,37). A menudo Lucas interpreta textos que no son proféticos como si lo fueran (Lc 22,37 compartió la suerte de los criminales; Lc 24,44 las cosas escritas en los Salmos). De un modo más general usa la palabra dei: era necesario. Esta palabra aparece sólo 4 veces en Marcos, y de ellas sólo una aplicada a Jesús (Lc 8,31). En Lucas, en cambio, aparece 28 veces = 11 + 17.

Para Lucas es obvio que el Cristianismo tiene sus raíces en el Judaísmo. Esta parcialidad a favor de Israel se ve clara en el evangelio de la Infancia. Juan tiene que convertir a Dios a muchos hijos de Israel y preparar un pueblo bien dispuesto. Dios recuerda su misericordia y sus favores a Abrahán y a su descendencia para siempre (cf. ficha 13-2). Jesús ha nacido para ser la consolación de Israel; muchos en Israel se levantarán gracias a él. Pedro y Pablo transmiten a los gentiles la salvación realizada por Jesús, que había sido prometida al pueblo de Israel. Lucas subraya la continuación entre Cristianismo y Judaísmo, citando la Biblia hebrea que ha tenido su cumplimiento en el ministerio de Jesús y en sus secuelas. La dinámica lucana es de Promesa y cumplimiento.

Algunos han buscado otro motivo apologético en la obra de Lucas. Según ellos, cuando Lucas insiste en que el Cristianismo está enraizado en el Judaísmo por el nacimiento de su fundador de unos padres judíos y por su circuncisión, lo que está buscando en el fondo es que el Cristianismo sea aceptado en Roma como religio licita, como un vástago del Judaísmo. Los Hechos llaman al Cristianismo secta, hairesis, una más entre las sectas que existían en el Judaísmo. Al ser una rama del Judaísmo, el Cristianismo puede detentar el estatus de religio licita, y ser aceptado en el Imperio romano.

Pero hoy día no es claro que existiese un concepto técnico de “religio licita” y menos una lista oficial de religiones lícitas. Esta expresión sólo aparece una vez en la apología de Tertuliano (21,1) y no pretende ser un término técnico. Los romanos se mostraron en general tolerantes con las religiones de los pueblos sometidos, y no había necesidad de una legalización oficial de las religiones. Además, no olvidemos, que la obra de Lucas no estaba pensada para ser leída por un administrador romano. Como dice C.K. Barrett, “Ningún funcionario romano habría filtrado tanto de lo que a sus ojos tenía que parecer basura teológica y eclesiástica, para obtener un pequeño grano sustancioso de apología”.[3]

Lo que sí parece evidente es que Lucas trata de subrayar en su evangelio la triple declaración de inocencia de Jesús por parte de Pilato (Lc 23,4.14.22). Esta declaración de inocencia del gobernador romano tiene su paralelo en las múltiples declaraciones de inocencia de Pablo en labios de administrativos romanos y judíos (Hch 23,29; 25,25; 26,30-32; 28,21; cf. también ficha 5-13). Lucas quiere atenuar la odiosidad de que el fundador de su Iglesia hubiese sido condenado como un rebelde contra Roma.

     4. El factor tiempo

La Iglesia de Lucas se aproxima al siglo segundo. Cincuenta años de historia dejan una señal. No es fácil mantenerse fiel tantos años; la monotonía y la rutina de la vida diaria tienen un efecto desmoralizador. Uno se cansa de repetir una y otra vez determinados hábitos y tiene que dar sentido al tiempo y descubrir la historia como un desafío. Lucas va a descubrir el sentido del paso del tiempo en la urgencia de la misión a los gentiles.

Discuten algunos sobre si la Iglesia de Lucas estaba pasando por un período de persecuciones. No es claro si las estaba sufriendo en el mismo momento en que se escribe el evangelio, pero quizás sí las había sufrido en un pasado no muy distante. Más que fortalecer a sus lectores en el momento de la prueba presente, Lucas quiere hacerles caer en la cuenta de que Dios les ha ayudado en el pasado, y la Iglesia no sólo ha sobrevivido la persecución, sino que incluso ha florecido y se ha multiplicado, a pesar de los días malos de la guerra judía, o de la persecución de Nerón. Pero el peligro de pruebas y persecuciones está siempre acechando y podría desanimar a los miembros que están acomodados a una vida fácil y no quieren po­nerla en peligro.

Es importante para ellos dar un significado a este tiempo que se alarga, mostrándoles cómo es ahora, en el presente, cuando uno puede conseguir la salvación. La parusía que se retrasa viene substituida por la experiencia del Espíritu que ya está presente en la Iglesia. Éste es el tiempo de la Iglesia, que a través de sus signos y prodigios hace ya presente el Reino que Jesús había predicho.

 

5. La experiencia de pecado

Algunas de las parábolas de Lucas son un acto penitencial y una catequesis penitencial. El lector tiene que responder a la pregunta ¿cómo tratar al hermano pecador? ¿Es posible tener una segunda conversión? El pecado se ha convertido en parte de la experiencia diaria de la comunidad. La santidad es un ideal remoto. El pecado se hace visible por todas partes. Dándo­nos una visión ideal de la primera Iglesia, Lucas trató de espolear a su comunidad para que volviesen a la tensión inicial de fervor y pureza, e intenta analizar la realidad presente de pecado a la luz del amor especial que Jesús sentía por los pecadores.

Y con todo Lucas no es un zelota fanático que quiere reformar una Iglesia decadente. Mantiene una actitud positiva y no piensa que la Iglesia haya perdido el rumbo hacia la salvación. Lucas nunca asume el papel de un reformador amargo. Su actitud es serena y estimulante.

 

    6. La llamada a la conversión

El verbo “metanoei'n” no es frecuente en Pablo, y está totalmente ausente en Juan. En Marcos aparece dos veces, y 5 en Mateo. En Lucas aparece 10 veces + 5 en Hechos. Y siempre en la sección del viaje, en textos lucanos (Lc 13,3.5; 15,7.10; 16,30) o en textos Q en los cuales Mateo no usa la palabra (Lc 11,32; 17,3.4). El nombre metanoiva aparece 1 en Mc, 2 en Mt, 5 en Lc + 6 in Hechos.

Abundan los textos explícitos de Lucas sobre la conversión. Pedro se confiesa pecador (aJmartolo") en el relato de la pesca milagrosa (Lc 5,8) y es el único que recibe el encargo de ser pescador de hombres. “Pecador”, “aJmartolov"” es una palabra típica de Lucas. (18 veces comparada con las 6 de Marcos, las 5 de Mateo, las 4 de Juan y 1 de Pablo.). De estas 18 menciones, 2 son comunes con Marcos (Lc 5,30.37), 1 con Mt (Lc 7,34). 3 veces aparece la palabra en textos Q en los que Mateo no la ha utilizado (6,32.33.34), 12 veces en pasajes lucanos: Lc 5,8; 7,37.39; 13,2; 15,1.2.7.10; 18,13; 19,7; 24,7.

Entre los textos más importantes sobre la conversión recordemos el pasaje de la mujer pecadora y Simón el fariseo, el pecador Zaqueo, las tres parábolas del acto penitencial, la falta de conversión de los hermanos del rico Epulón. Algunos logia sobre la conversión aparecen sólo en Lucas, como el de la higuera (Lc 13,6-7), los Galileos asesinados por Pilato (13,1), las obras de penitencia citadas en el discurso del Bautista (Lc 3,10-14), el sermón penitencial de Pedro el día de Pentecostés y la pregunta de la gente: “¿Qué tenemos que hacer?” (Hch 2,37-38). El arrepentimiento de Pedro tras su negación es predicho por Jesús en términos de conversión (Lc 22,32 ejpistrevfein), y prueba de este arrepentimiento son sus lágrimas cuando Jesús le mira (Lc 22,61-62). Uno de los significados más importantes de las lágrimas en Lucas es precisamente el del arrepentimiento (cf. ficha 3-2)

 La conversión del buen ladrón y la conversión de la multitud son escenas exclusivamente lucanas (Lc 23,48). Nunca es demasiado tarde para el arrepentimiento, parece decir Lucas a su Iglesia. La conversión de los discípulos de Emaús le permite a Lucas escenificar la parábola del buen pastor que sale en busca de la oveja perdida. El anuncio de la conversión y el perdón de los pecados forman parte del último mensaje de Jesús resucitado antes de partir (Lc 24,47).

Los pecadores a quienes Lucas se dirige en su evangelio están dentro de la Iglesia. La Iglesia se descubre pecadora. Pero Lucas no se escandaliza de ello. Conoce la fragilidad de la naturaleza humana, y las dificultades que se presentan en el camino cristiano. El evangelista no es un censor severo. Su denuncia es clara y sincera pero no crea traumas ni culpabilidades morbosas. Sus textos sobre los pecadores se cuentan entre los más bellos de su evangelio. Jesús ama a los pecadores, pero es importante que ellos se reconozcan como tales y confiesen su pecado, como el publicano en Templo, la pecadora en casa de Simón o el buen ladrón en la cruz.

 

    7. ¿Cuáles son las quejas de Lucas contra su comunidad?

a.- Un debilitamiento de la fe. “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lc 18,8). ¿Seguirán gritando día y noche? (Lc 18,7). Lucas se da cuenta del poco papel que juega la oración en la vida de su comunidad y quiere animarles a orar más y a orar mejor.

b.- Un relajamiento de la tensión del entusiasmo. Los hijos de la luz hacen un papelón muy desairado comparados con los hijos de las tinieblas (Lc 16,8).

c.- Falta de consistencia. No son conscientes de las demandas del Evangelio. No se dan cuenta de lo que está implicado en el seguimiento de Jesús. Se sientan a planear la edificación de una torre sin evaluar los costes (Lc 14,28-32). No se enfrentan con las pruebas y las contradicciones que trae consigo el ser un verdadero discípulo.

d.- Algunos miembros han sido atraídos por Satanás, o por la seducción del paganismo, y han dado su la espalda a Dios y al Evangelio; se han dejado seducir especialmente por las riquezas y placeres del mundo (Lc 8,14).

e.- Falta de responsabilidad de los líderes, negligencia de los siervos cuando el amo tarda en volver (Lc 12,45). Han bajado la guardia en su celo y su vigilancia.


[1] “The Book of Acts”, Essays on Religion and the Ancient World, vol. 2, p. 825.

[2] R. Maddox, The Purpose of Luke-Acts, Edinburgh 1982, p. 12.

[3] Luke the Historian in Recent Study, Londres 1961, 63; sobre este tema cf. capítulo 4 del libro de Maddox.