RESPUESTAS A ESTE TEMA 01

 

9

 

SEGUIMOS HABLANDO

DEL AMOR Y DE LA VIDA

III

 

Mujer, familia y escándalo neomoralista

 

Os propongo para vuestro diálogo este tema de interés para los novios y, fundamentalmente, para los matrimonios.

 

Uno de los rasgos fundamentales del integrista es que no admite matices. O se afirma claramente la doctrina o se pone nervioso, llegando a acusar al otro de decir lo que no ha dicho y, por supuesto, a colocarle el mote usual en cada caso: hereje, infiel, reaccionario. Y el integrismo se da con suma facilidad en ideologías o en morales inventadas deprisa con el fin de tranquilizar conciencias violentadas.

 

Voy a lo concreto, para que me entiendan. Me bastó un día decir que quizá no sea tan malo que una mujer se dedique, a tiempo completo, a la familia, para que inmediatamente alguien me rotulase de "machista" y me atribuyera la especie de que "la mujer es más débil que el hombre", lo que por supuesto nunca dije porque más bien pienso lo contrario. Pero, en cambio, dice mucho de la mentalidad de mi oponente el que relacionase la atención al hogar con la debilidad.

 

Creo, por supuesto, en la diferencia de los sexos. O más bien debería decir que la veo, pues para creer en eso sólo hace falta un par de ojos. El hecho de que sea la mujer la que conciba, geste, alumbre y críe a los hijos ha de tener por fuerza repercusiones en lo psicológico y en lo social. Pero sería pueril oponerse al trabajo de la mujer fuera del hogar o apoyar la actitud egoísta del varón que no pisa por casa más que para comer y dormir. En realidad, yo había tachado también de "prejuicio" el recelo ante el trabajo femenino. Pero el pudor igualitario de mi oponente había sufrido ya tal agravio que pasó esto por alto y me condenó sin remedio: "rancio", "retrógrado", "recalcitrante"... (la r es excelente para el insulto).

 

Me acusó también de no tener en cuenta otras formas de convivencia: madres o padres solteros, parejas homosexuales... Pero tampoco es cierto. Hablé de ellas y las llamé "patologías de lo familiar". Pa-to-lo-gí-as. Era él quien, limitando el número y la especie, marginaba otras posibles realidades: tríos de homosexuales, comunas de lesbianas, señora con percherón... O aquel que recomendaba la película "Quédate a mi lado": marido, esposa y querida. Por cierto, un brillante alegato en pro del matrimonio, malogrado al final por su sumisión a la tiranía integrista de la nueva moral sustitutoria.

 

Esa nueva moral que quiere censurar a mi querido Speedy González por "ofensivo para los mejicanos". No hago comentarios por no perder mi gravedad, pero mañana me compraré todos sus vídeos.


Jesús Sanz Rioja

 

COMENTARIO

 

       Lo que nos quiere decir nuestro amigo es, entre otras muchas cosas, que la mujer es un ser magnífico, y que Dios la ha dotado para una serie de misiones que nadie como ella sabe hacer, y algunas sólo ella puede hacer. El defender el trabajo femenino dentro del hogar no es nada retrógrado, sino todo lo contrario. Hoy, poco a poco, la mujer se va dando cuenta que en el hogar hay una tarea inmensa por hacer a favor de una comunidad humana llamada familia, y que exige mucho tiempo, mucho amor, muchos detalles, y una entrega total. Naturalmente que no estamos en contra del trabajo de la mujer fuera del hogar. En muchísimas ocasiones es estrictamente necesario. Estamos defendiendo lo maravilloso y eficaz que es el trabajo en el hogar que, social y económicamente, debería estar mejor mirado. La mujer nunca debe sentirse frustrada si “solo” trabaja en su casa. Bastante tiene entonces con mantener esa “empresa” maravillosa en la que nacen y se forman los seres humanos que precisamos un ambiente adecuado de amor y armonía, y tantas cosas más, para aprender el difícil papel de ser hombre dispuesto a servir a la humanidad.

 

ME GUSTARÍA QUE DIALOGARAIS SOBRE ESTE PUNTO, Y QUE ENVIASEIS VUESTRAS CONCLUSIONES.

 

 


PARA QUE MEDITES UN POCO EN ESTA
CURIOSA HISTORIA

Conserva tu tenedor...

   Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas "en orden".               

   Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

   La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella...

   - "Hay algo más", dijo ella exaltada.

   - "¿Qué es?", respondió el sacerdote.

   - "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha."

   El sacerdote se quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir.

   - "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer.

   - "Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.

   La mujer explicó: "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía...

   - "Quédate con tu tenedor". Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o pay de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: - "¿Qué onda con el tenedor?".

   Después quiero que usted les diga: "Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir".

   Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. El sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.

   En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.

   Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué onda con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió.

   Durante su mensaje el sacerdote les platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella.

   El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él.

   Estaba en lo correcto.

   Así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir...

   No esperes el mañana para soñar, y por ningún motivo dejes de decirle a una persona que le amas.

 

 PARA EL DIALOGO EN PAREJA

 Os invito a dialogar sobre los siguientes puntos:

 

  1. ¿Cuál es para ti el papel más importante de la mujer?

  2. ¿Es imprescindible el trabajo fuera de casa para realizarse la mujer?

  3. ¿Me gustaría que me dijeras lo que es para ti la vida? 

  4. ¿Qué piensas de la amistad, y que exige de ti la misma?

         Enviadme vuestras respuestas

 

 

OS RECUERDO QUE PODÉIS ENVIAR VUESTRAS FOTOS PARA PUBLICARLAS A LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:

 mercaba@ono.com

 

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