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SEGUIMOS HABLANDO DEL
AMOR Y DE LA VIDA II Mujer,
familia y escándalo neomoralista Os
propongo para vuestro diálogo este tema de interés para los novios y,
fundamentalmente, para los matrimonios. Uno
de los rasgos fundamentales del integrista es que no admite matices. O se
afirma claramente la doctrina
o se pone nervioso, llegando a acusar al otro de
decir lo que no ha dicho y,
por supuesto, a colocarle el mote usual en cada
caso: hereje, infiel,
reaccionario. Y el integrismo se da con suma facilidad en
ideologías o en morales
inventadas deprisa con el fin de tranquilizar
conciencias
violentadas. Voy
a lo concreto, para que me entiendan. Me bastó un día decir que quizá
no
sea tan malo que una mujer se
dedique, a tiempo completo, a la familia, para
que inmediatamente alguien me
rotulase de "machista" y me atribuyera la especie
de que "la mujer es más
débil que el hombre", lo que por supuesto nunca dije
porque más bien pienso lo
contrario. Pero, en cambio, dice mucho de la
mentalidad de mi oponente el
que relacionase la atención al hogar con la
debilidad. Creo,
por supuesto, en la diferencia de los sexos. O más bien debería decir
que
la veo, pues para creer en eso
sólo hace falta un par de ojos. El hecho de que
sea la mujer la que conciba,
geste, alumbre y críe a los hijos ha de tener por
fuerza repercusiones en lo
psicológico y en lo social. Pero sería pueril
oponerse al trabajo de la
mujer fuera del hogar o apoyar la actitud egoísta del
varón que no pisa por casa más
que para comer y dormir. En realidad, yo había
tachado también de
"prejuicio" el recelo ante el trabajo femenino. Pero el
pudor igualitario de mi
oponente había sufrido ya tal agravio que pasó esto por
alto y me condenó sin
remedio: "rancio", "retrógrado",
"recalcitrante"... (la r
es
excelente para el insulto). Me
acusó también de no tener en cuenta otras formas de convivencia: madres
o
padres solteros, parejas
homosexuales... Pero tampoco es cierto. Hablé de ellas
y las llamé "patologías
de lo familiar". Pa-to-lo-gí-as. Era él quien,
limitando el número y la
especie, marginaba otras posibles realidades: tríos de
homosexuales, comunas de
lesbianas, señora con percherón... O aquel que
recomendaba la película
"Quédate a mi lado": marido, esposa y querida. Por
cierto, un brillante alegato
en pro del matrimonio, malogrado al final por su
sumisión
a la tiranía integrista de la nueva moral sustitutoria. Esa nueva moral que quiere censurar a mi querido Speedy González por "ofensivo para los mejicanos". No hago comentarios por no perder mi gravedad, pero mañana me compraré todos sus vídeos.
COMENTARIO
Lo que nos quiere decir nuestro amigo es, entre otras muchas cosas,
que la mujer es un ser magnífico, y que Dios la ha dotado para una serie
de misiones que nadie como ella sabe hacer, y algunas sólo ella puede
hacer. El defender el trabajo femenino dentro del hogar no es nada retrógrado,
sino todo lo contrario. Hoy, poco a poco, la mujer se va dando cuenta que
en el hogar hay una tarea inmensa por hacer a favor de una comunidad
humana llamada familia, y que exige mucho tiempo, mucho amor, muchos
detalles, y una entrega total. Naturalmente que no estamos en contra del
trabajo de la mujer fuera del hogar. En muchísimas ocasiones es
estrictamente necesario. Estamos defendiendo lo maravilloso y eficaz que
es el trabajo en el hogar que, social y económicamente, debería estar
mejor mirado. La mujer nunca debe sentirse frustrada si “solo” trabaja
en su casa. Bastante tiene entonces con mantener esa “empresa”
maravillosa en la que nacen y se forman los seres humanos que precisamos
un ambiente adecuado de amor y armonía, y tantas cosas más, para
aprender el difícil papel de ser hombre dispuesto a servir a la
humanidad. ME
GUSTARÍA
QUE DIALOGARAIS SOBRE ESTE PUNTO, Y QUE ENVIASEIS VUESTRAS CONCLUSIONES.
OS RECUERDO QUE PODÉIS ENVIAR VUESTRAS FOTOS PARA PUBLICARLAS A LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:
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